Por fin llega el 16 de agosto, y directos desde las fiestas de nuestro pueblo, nos vamos casi sin dormir al aeropuerto de Madrid Barajas. El vuelo sale puntual rumbo a Doha, y tras 7 horas aterrizamos en su aeropuerto donde tenemos una escala de 50 minutos. Entre que bajamos del avión, pasamos el control de pasaportes y buscamos la nueva puerta de embarque, subimos al nuevo avión casi los últimos y en seguida despegamos rumbo a Colombo. Al ser vuelo nocturno conseguimos descansar algo, y tras cuatro horas aterrizamos a las 9,20 horas en el aeropuerto de Colombo. Pasamos el control de pasaportes tras rellenar unas tarjetas que hay en unos mostradores, y como habíamos pagado el visado a través de Internet, recogemos nuestras maletas y fuera ya nos espera nuestro conductor Wije. Desayunamos algo en el aeropuerto y nos vamos directos a nuestro hotel, el Ceilao Villas, donde nos reciben con un té frío con lima mientras hacemos el check in. Se trata de un hotel boutique muy pequeño y tranquilo que nos encantó, con dos pequeñas piscinas y unas habitaciones enormes y limpias.

Wije nos recomienda que descansemos un poco del vuelo y quedamos con él a las 3 de la tarde para recorrer un poco la ciudad, al menos eso es lo que hemos entendido, ya que alucinamos con el acento que tienen en este país y su pronunciación del inglés, no hay quien los entienda!!



A las tres en punto ya nos está esperando nuestro conductor, así que nos lleva en su furgoneta a recorrer los principales puntos de la ciudad. Empezamos a ver las estampas pintorescas y el caos absoluto del tráfico que nos acompañará durante todo el viaje, y cómo no, los primeros tuc tuc.

Paramos en un buda enorme que hay en una plaza y Wije nos explica las normas para hacer las fotos a estas estatuas, ya que es una gran ofensa dar la espalda a un buda para hacerte una foto.

Después vamos al templo más importante de la ciudad, donde podemos comprobar que estos templos, además de tener una enorme belleza, son una mezcla de edificios, estatuas, árboles sagrados, etc, un poco caóticos pero que los hacen aún más interesantes.


Más tarde vamos al templo hindú de Colombo, que nos deja con la boca abierta. Estos templos no tienen nada que ver con los templos budistas y más bien parecen una falla de Valencia llena de muñequitos de colorines


Después vamos a visitar Galle Face, la playa de Colombo, que nos encantó por el ambiente que tiene. Nos deja allí durante un rato y quedamos en que nos recoge más tarde para llevarnos a cenar, así que nos quedamos dando una vuelta por esta zona de Colombo donde al atardecer se reúnen las familias, las parejas, grupos de amigos y algunos turistas y que nos encantó.

Según va cayendo la tarde se va llenando de gente. Hay muchísimas cometas volando, tantas que a veces cuesta andar sin enredarte con ellas y vemos cómo las familias se meten en el agua vestidos completamente, pero sólo se quedan en la orilla jugando ya que hay bastantes olas.

A la hora acordada, Wije nos recoge y nos lleva a cenar a un restaurante que conoce, donde nos sientan en un reservado con la puerta cerrada y cenamos comida china bastante decente que no tiene nada que ver con lo que comemos en los restaurantes chinos de aquí. A pesar de que pedimos platos que no piquen, todos pican algo, aunque se puede aguantar, y están bastante buenos, y cenamos por unos 40€ los 8, eso sí, no tenían cerveza, así que nos tenemos que conformar con agua.
Ya bastante cansados, volvemos al hotel y quedamos para el día siguiente a las 8 ya que toca viaje largo. En general, Colombo no nos decepciona, ya que habíamos leído que es una ciudad bastante fea y poco interesante, pero como hemos visto los sitios más importantes y sobre todo hemos disfrutado muchísimo del paseo por Galle Face, nosotros nos vamos a dormir bastante contentos con todo lo que hemos visto en nuestro primer día en Sri Lanka.