Nos levantamos pronto para ir a primera hora al
Coconut tree Hill que aun no habíamos ido y lo teníamos a menos de 5 minutos andando del hotel. Pero habíamos pensado que sería buena idea verlo a primera hora, que no habría gente... pues, efectivamente, lo que habíamos pensado nosotros lo pensó mucha más gente jejeje y aunque no había tanta como vimos los dos días anteriores durante el atardecer mientras nosotros lo veíamos tranquilamente en nuestro bar de confianza con las cervezas, había, así que nada, nos hicimos unas fotos y de vuelta al hotel para desayunar y ya marchar a nuestro siguiente destino.
El hotel de las dos noches en Mirissa fue Esprit d’Ici Hotel y aunque las instalaciones estaban bien y en el lobby podías jugar a diferentes juegos (billar, ajedrez, ping pong...), tenía piscina y la ubicación era muy buena, no lo recomendaríamos porque en nuestra opinión las habitaciones necesitan un lavado de cara importante. Aunque no están mal y son amplias, el aire acondicionado de la habitación hacía mucho ruido, la puerta de la terraza no cerraba bien, un grifo de la ducha no funcionaba, nos aparecieron varias cucarachas.... Nos pareció caro (25.425 rps. dos noches) en comparación con otros hoteles anteriores.
Como era muy pronto, decidimos darnos unos
masajes de Ayurveda en un local justo al lado del hotel. El precio de dos masajes de 45 minutos (espalda y brazos) fue de 6.000 rps. Nos metieron en una cabina juntos y nos lo hicieron a la vez y la verdad que, aunque son masajes fuertes, fue un gustazo y un momento de relax.
Tras el masaje relajante, cogimos un
bus local dirección Ahangama donde pasaríamos la siguiente noche. No entraba dentro de nuestros planes iniciales hacer una noche en Ahangama, pero como ya habíamos visto toda la zona más cercana a Mirissa, decidimos cambiar de aires e ir a otra zona más cercana a Galle (donde pasaríamos la última noche antes de volver a España) para explorar más zonas de la costa.
El bus desde Mirissa a Ahangama nos costó solo 400 rps (los dos) y el trayecto duró una media hora. Nos dejó muy cerca del que sería nuestro hotel para esa noche:
Crystal Oceanic. El precio del hotel fue de 8.257 rps y tomamos ahí el mejor y más abundante desayuno de todo el viaje, una pasada!!! Además, el personal es super atento y estuvimos solos con un único huésped.
El hotel está situado al lado de
Kabalana beach, que es una playa larguísima y espectacular y de palos de pescadores zancudos que te insisten para que les pagues y así hacerte una foto. Paseamos un poco por la playa, pero como estábamos solos, decidimos ir más hacia el centro de Ahangama, pensando que habría zonas con más ambiente. Pues bien, o no encontramos las playas con más ambiente o no las hay porque en todas estuvimos solos... la verdad es que nos esperábamos mucho más ambiente de Ahangama al tener tanta fama surfera, pero es cierto que la temporada en la que fuimos no era la adecuada y había muchos locales cerrados....
Se hizo la hora de comer y decidimos ir a
Manori’s kitchen que, curiosamente, estaba a 5 minutos de la playa en la que estábamos. Habíamos visto el sitio recomendado por Instagram y fue un acierto total. Comes en el jardín de una casa particular y el menú que te hacen es alucinante... todo riquísimo!!! Además, te invitan a limonada muy rica!!! El precio fue increíblemente barato... 3.400 rps, pero como nos había gustado tantísimo, nos parecía “mal” pagar tan poco por esa pedazo de comida, así que le dejamos 1.600 rps de propina. De verdad, sitio muy muy recomendado si vais a Ahangama, una pasada lo rico que estaba todo.
Tras la copiosa comida, pusimos rumbo de nuevo a la zona más céntrica de Ahangama a ver si encontrábamos algo de ambiente... y vimos un hotel con muy buena pinta, al que el portero nos invitó a entrar. El hotel se llama
Dreamsea Surf Camp y es muy bonito, tiene una piscina que prácticamente da a la playa y un bar en la piscina, así que decidimos tomar unos cafés allí y nos dijeron que podíamos usar la piscina todo el rato que quisiéramos. Ahí ya se veía un poco más de “ambiente”, el problema fue que a la media hora de estar por allí, empezó a llover así que la piscina no la pudimos aprovechar mucho y recogimos nuestras cosas y decidimos ir hacia nuestro hotel paseando por el pueblo.
Como el tiempo no acompañaba, acabamos la tarde en la habitación del hotel descansando (que la verdad también apetecía estar tranquilamente en la cama leyendo o con el móvil). Tanto que nos empezó a dar pereza volvernos a vestir para salir a cenar y como no teníamos hambre, nos planteamos quedarnos en la habitación... pero como era nuestra penúltima noche, nos animamos y decidimos salir a cenar para aprovechar todo el tiempo!!!
Fuimos a cenar al
restaurante Crust, que habíamos leído por Instagram que era uno de los locales de moda (otros que buscamos estaban cerrados por no ser temporada alta) y la verdad es que la cena estuvo bien, es más de snacks, pizzas, etc. así que nos decidimos por una pizza y unos tacos, con 4 cervezas. El sitio es guay porque cenamos en unos bancos sofás muy cómodos mirando al mar y el precio fue de 7.800 rps.