Quien piense que un crucero es relajado es que no ha estado en ninguno. A las 7:00 toca la alarma del móvil, a las 7:45 empieza el desayuno, sin turnos, y a las 9:00 tenemos que estar en el muelle, con la audio guía, preparados para la excursión por Colonia.
En el desayuno conocemos a la otra pareja con la compartiremos mesa. Son de Barcelona, como nosotros, y llegaron la noche anterior, pasadas las 23:00, cuando nosotros ya estábamos plácidamente dormidos.
Pues sí, a las 9:00, después de recoger nuestro plano de Colonia en el mostrador de recepción, nos dirigimos al muelle para realizar la visita de la ciudad. Nuestro grupo para las excursiones es el amarillo y hoy nuestra guía es Ari. De forma excepcional, nos espera un autocar para acercarnos al centro.
Y ahora sí que sí: ¡EMPIEZA LA AVENTURA!
Durante nuestro paseo descubrimos a Tünnes y Shäl, unas esculturas de bronce que están ubicadas en un patio interior, camino de Gross St. Martin. Nacieron en el Teatro de Títeres de Colonia y “toda semejanza con la realidad es pura coincidencia”.



Tünnes, gordito y pelirrojo, es un campesino simplón que tarda en reaccionar, pero que si hace algo mal es por desconocimiento. Si te dicen “¡eres un Tünnes!” te están llamando tonto. Tocar su nariz trae suerte, de ahí lo reluciente que está. Schäl, delgado y refinado, viste un impecable traje y lleva sombrero. Le gusta usar palabras rebuscadas del lenguaje y es astuto, aunque un poco insidioso. Es el típico hombre de ciudad. Su nombre significa bizco, pero también truhán, falso.
Volvemos a pasar por Gross St. Martin y Fischmarkt, dos de los lugares más emblemáticos y de más historia de la ciudad.
En Alter Markt nos encontramos con el monumento dedicado a Jan von Werth, general héroe de la Guerra de los 30 Años. Y ya ha llegado el momento de explicar su historia. Los relieves muestran la historia de Jan von Werth y Griet. El joven Jan estaba enamorado de Griet, pero ésta le rechazó porque era un simple campesino sin dinero. Abatido se enroló en el ejército, donde fue ascendiendo hasta llegar a general. Cuando regresó a Colonia, victorioso, vio a Griet, vieja y arrugada y, todavía soltera. Las esculturas son Kölner Bauer y Kölner Jungfrau, que representan el valor y la pureza.


Ari nos hace dirigir la mirada hacia la cornisa de la casa del número 24, que nosotros ya conocemos, donde se puede ver la escultura de bronce de un hombre con los pantalones bajados, el Kallendresser, que ya habíamos visto. Pero, al parecer, este no es el único trasero que aparece representado en un edificio de la ciudad. Para descubrir otro, deberemos ir a la Rathausplatz.
Pues sí, en la Rathausturm que está decorada con un serie de esculturas que representan a personajes que han nacido o vivido en Colonia, también se ve un culo. Una de las figuras es Konrad Von Hochstaden, Arzobispo de Colonia, que al parecer fue un “trepa”. En la lucha entre el emperador y el Papa Gregorio IX cambiaba sus apoyos dependiendo de quién iba ganando. Justo debajo del clérigo se ve la imagen grotesca de un hombre haciéndose una felación. Al parecer esta es la venganza de la ciudad, porque para financiar las obras de la Catedral hizo subir los impuestos sobre el lúpulo, uno de los componentes de la cerveza. ¡LA CERVEZA NO SE TOCA!”.

En la plaza del Ayuntamiento está el Museo del Perfume de la Casa Farina, donde Juan Maria Farina ideó en 1709 la famosa Eau de Cologne, por lo que está considerado como la fábrica de fragancias más antigua del mundo. Su símbolo es un tulipán rojo, signo de distinción y exclusividad entre la clase alta. Y es que el Agua de Colonia revolucionó la forma la forma de asearse de la nobleza. En aquella época, el agua se utilizaba más bien poco, debido a que era fuente de epidemias. En su lugar se utilizaban fuertes perfumes, por lo que la mezcla de olores era… Y llegó el Eau de Cologne, una fragancia muy fresca, debido a los aceites diluidos en alcohol muy concentrado.


Enfrente está la Fastnachtsbrunnen, símbolo del Carnaval en Colonia. Tiene una pila de forma cilíndrica rodeada con parejas bailando y besándose. En el centro hay un poste alto coronado por un bebé regordete con un tambor y un platillo. Hay una inscripción de Goethe que dice más o menos “loable es un buen afán si es breve y con sentido”, que avisa de los desenfrenos del Carnaval.


Seguimos nuestro paseo hasta llegar a Glockengasse, donde se encuentra otra fábrica de agua de Colonia, 4711. Existe la disputa de quién fue el primero en fabricar el Agua de Colonia, si Farina o Mülhens. Pero fuese quien fuese, lo cierto es que aquí hay una fabrica de colonia que toma el nombre del número de la finca en la época de ocupación napoleónica.
En el interior, además de las múltiples botellas de perfume, hay una fuente que no deja de manar colonia de esta marca. Los que paséis por allí podéis llenar vuestro vaporizador. Ni que dudar tiene que todos pasamos la mano por allí y nos perfumamos bien perfumados. Afortunadamente, tiene una fragancia muy agradable. Por cierto, para quien quiera probarla, en España se vende en unos grandes almacenes donde la primavera llega antes que a ningún sitio.


En las proximidades está el Adolf Kolping Denkmal, dedicado al sacerdote Adolf Kolping que fue aprendiz de zapatero durante su juventud. Quedó conmocionado por las condiciones de vida de la mayoría de los ciudadanos. Fundó la “Congregación Pequeños Artesanos Católicos de San José de Colonia” y dedicó su vida a la preservación de la dignidad del trabajo y el cuidado de los jóvenes trabajadores.

Enseguida llegamos a Am Hof, donde encontramos la Heinzelmaennchenbrunnen o fuente de los Duendecillos. Según la leyenda, por la noche, los duendecillos realizaban el trabajo de los habitantes de Colonia mientras duermen. Pero si se les observa trabajando, desaparecen para siempre. La fuente representa a la mujer del sastre bajando por la escalera con una linterna en la mano, iluminando a los duendecillos que se están cayendo de las escaleras, mirándola. Debajo de la mujer en el pilar del centro está escrita en una cinta la sentencia del poema de Kopisch “curiosa era la mujer del sastre”. En el lado izquierdo y derecho de la fuente se presentan los trabajos que realizaban los duendes.


Junto a la fuente está la cervecería más antigua de Colonia: Früh. En esta Cervecería empezó la tradición de vender las salchichas por metros.
Desde aquí, a la Catedral de Colonia. Aquí empieza el tiempo libre y, aunque nosotros ya la hemos visitado, decidimos volver a entrar. Y ¡sorpresa!: se abre la verja que cierra el altar mayor, el coro y el cofre de los reyes Magos, y allí que entramos. Una vez dentro nos damos cuenta de que nos hemos infiltrado en una visita guiada (¡tierra trágame!)


Por la tarde, mientras la gente ha ido de excursión a Düsseldorf, nosotros nos decidimos por ir a visitar el Römisch-Germanisches Museum, pero, por los pelos no pudimos entrar, ya que cuando llegamos faltaba menos de media hora para el cierre. Buenos, pues vamos a subir a la torre de la catedral.



¡Ah! Y también fuimos a comprar “agua de Colonia”, nunca mejor dicho, para nuestra travesía, aunque esta marca es francesa.

Después, al barco, que tenemos cóctel de bienvenida en el Salón Panorámico. Javier toma la palabra y nos presenta al equipo de Politours, Ari, Roser y Gabriel, y al capitán del Swiss Pearl, el segundo de abordo, las recepcionistas, la maitre...