El día siguiente amaneció frío, gris, húmedo y lluvioso. Me quedaba una noche en Dublín. La vuelta, por la autopista, incluyó un par de paradas, un tanto cutres, para ver:
Athenry. Junto a la autopista de Galway a Dublín, se puede parar, si hay tiempo de sobra, a ver un castillo (4€, gratis con tarjeta, pero no vale la pena por dentro, no tiene nada) y enfrente otras ruinas de una gran iglesia.
Athlone. También junto a la autopista, tiene un castillo, pero no merece la pena, más bien es una fortaleza bastante plana.
Debí haber cambiado esta última, o ambas, por Clonmacnoise, del que hablan bien y parece más interesante, pero la desviación es mayor y ya estaba bastante quemado por las decepciones con lugares muy alabados que luego son poco más que una mierda pinchada en un palo. En las conclusiones haré una muy profunda reflexión sobre esto.
Me dio tiempo a conocer el Jardín Botánico de Dublín, en las afueras de la ciudad, entrada libre, qué rabia no poder amortizar más la tarjeta. Bueno, si pasas varios días en Dublín, lo que yo no haría ni loco, y quieres ver naturaleza, pues está bonito. Puedes venir aquí a dormir la mona después de jartarte de cervezas, también hay bastante ambiente si el día está bueno.
Busqué otro palacete de las afueras cuya visita se incluía en la tarjeta, pero al llegar, tras bastante vuelta, estaba cerrado. En fin, una más…
Camino del alojamiento, milagrosamente, salió el sol, al principio quedé muy desconcertado, no sabía qué era aquello, me deslumbró y me pareció algo nuevo y maravilloso, hacía que todo fuera mucho más bonito y brillante. Una lástima...en fin… El B&B estaba en Swords, que tiene un castillito en ruinas. Elegí esa zona por proximidad al aeropuerto y para hacer una visita a Malahide al día siguiente antes de coger el avión, que, lógicamente, salía del aeropuerto, como casi siempre.
El Evergreen B&B es un chalet en el campo, muy tranquilo y muy bien puesto, estupenda habitación con puerta al jardín y magnífico desayuno, total 59 euros, con Booking.com, como todos los demás. Muy buena opción para quedarse cerca del aeropuerto.
El día siguiente amaneció frío, gris, húmedo y lluvioso, casi me alegré, sería una burla que viniera un tiempo maravilloso cuando ya me iba. Además, así, el viaje quedaba homogeneizado, esto le daba unidad y sentido con uniformidad climatológica. En 9 días solo vi el sol en 3 momentos, que sumarían unas 3-4 horas en total, de las aproximadamente 125 totales posibles de sol. No solo fue la ausencia de luz solar, fue el frío, con máximas de 6-8 grados los primeros días, demasiado bajas incluso para Irlanda la primera semana de Abril. Y no solo eso, también el viento fuerte varios días que, unido a las bajas temperaturas, la falta de sol y la alta humedad, la sensación térmica era muy desagradable en bastantes momentos. Y quiero aclarar que no soy canario, sino gallego, así que estoy muy acostumbrado al clima oceánico.
Como despedida, otro de los platos fuertes en los alrededores de Dublín, nada más y nada menos que el castillo y jardines de Malahide. Lloviznaba a ratos, el parque está abierto y se puede ver el edificio libremente por fuera. Pero aunque a algunos les parece precioso, es bastante decepcionante, una vez más. Apenas conserva partes originales, y la mayor parte es ¡¡¡de cemento!!!, en fin, muchos no tienen ojos en la cara y creen que es oro todo lo que reluce. No pagué por visitar el interior, que también me imagino poco interesante. Los jardines exteriores, son, fundamentalmente, una pradera de hierba y poco más. Si está un buen día, resulta agradable venir a pasear por aquí, nada más. Bueno, sí, sirve también para traer al perrito y que eche una meadita.
Esta última visita representa gran parte de lo que es Irlanda, un quiero y no puedo o un antes pude pero ya no. Salvo muy contadas excepciones, o ninguna, todo se queda en un interés, un valor, bastante discreto, de no pasar de un 6,5 sobre 10. No he visto ni un paisaje espectacular, ni un pueblo realmente bonito, no hay ni un solo conjunto urbano notable, como en casi todos los países europeos. No hay un solo edificio religioso destacado. No hay ni un solo monasterio importante. Ni un solo palacio de gran nivel como en toda Europa. No voy a comparar Irlanda con países como España, Francia o Italia, es absurdo. Ni siquiera con Portugal, que ha tenido un gran imperio y se nota en sus monumentos. Pero de todas formas, se queda en un muy discreto puesto en su interés turístico. A la cabeza parece que van los pubs y las cervezas, luego los paisajes, que decepcionan si uno ha viajado algo, y luego los castillos y monasterios en ruinas, que me han parecido de lo mejor…
Irlanda, como casi todos los países, tiene su interés y encanto. Y a pesar de lo mal que me salió prácticamente todo, incluso recomiendo conocerla, vale la pena, es original y con fuerte personalidad, pero siempre pensando que la mayor parte consiste en visitas discretas y, muchas de ellas, decepcionantes. Mejor, por tanto, viajar a este destino con bajas expectativas y ser conscientes del inconveniente en cuanto al clima, que te puede fastidiar mucho, demasiado, todo el recorrido.
Este diario debería ser obra de lectura obligada para todo aquel que quiera conocer el país pero siempre después de haber comprado los vuelos, para que no le entren dudas y vaya de todas formas. Cumple su función, ya que todo el mundo pone este destino en los cuernos de la Luna, y yo no he leído más que alabanzas exageradas de todos los lugares. Totalmente incomprensible que visitas como Connemara, Kylemore o Glendalough causen tal fascinación en los viajeros, salvo que se haya visto muy poco por el mundo. Sin duda, antes que Irlanda se deberían conocer muchos otros países. Ya solo en Europa, considero que unos 20 ofrecen bastante más. Y no digamos en el mundo.
Athenry. Junto a la autopista de Galway a Dublín, se puede parar, si hay tiempo de sobra, a ver un castillo (4€, gratis con tarjeta, pero no vale la pena por dentro, no tiene nada) y enfrente otras ruinas de una gran iglesia.
Athlone. También junto a la autopista, tiene un castillo, pero no merece la pena, más bien es una fortaleza bastante plana.
Debí haber cambiado esta última, o ambas, por Clonmacnoise, del que hablan bien y parece más interesante, pero la desviación es mayor y ya estaba bastante quemado por las decepciones con lugares muy alabados que luego son poco más que una mierda pinchada en un palo. En las conclusiones haré una muy profunda reflexión sobre esto.
Me dio tiempo a conocer el Jardín Botánico de Dublín, en las afueras de la ciudad, entrada libre, qué rabia no poder amortizar más la tarjeta. Bueno, si pasas varios días en Dublín, lo que yo no haría ni loco, y quieres ver naturaleza, pues está bonito. Puedes venir aquí a dormir la mona después de jartarte de cervezas, también hay bastante ambiente si el día está bueno.
Busqué otro palacete de las afueras cuya visita se incluía en la tarjeta, pero al llegar, tras bastante vuelta, estaba cerrado. En fin, una más…
Camino del alojamiento, milagrosamente, salió el sol, al principio quedé muy desconcertado, no sabía qué era aquello, me deslumbró y me pareció algo nuevo y maravilloso, hacía que todo fuera mucho más bonito y brillante. Una lástima...en fin… El B&B estaba en Swords, que tiene un castillito en ruinas. Elegí esa zona por proximidad al aeropuerto y para hacer una visita a Malahide al día siguiente antes de coger el avión, que, lógicamente, salía del aeropuerto, como casi siempre.
El Evergreen B&B es un chalet en el campo, muy tranquilo y muy bien puesto, estupenda habitación con puerta al jardín y magnífico desayuno, total 59 euros, con Booking.com, como todos los demás. Muy buena opción para quedarse cerca del aeropuerto.
El día siguiente amaneció frío, gris, húmedo y lluvioso, casi me alegré, sería una burla que viniera un tiempo maravilloso cuando ya me iba. Además, así, el viaje quedaba homogeneizado, esto le daba unidad y sentido con uniformidad climatológica. En 9 días solo vi el sol en 3 momentos, que sumarían unas 3-4 horas en total, de las aproximadamente 125 totales posibles de sol. No solo fue la ausencia de luz solar, fue el frío, con máximas de 6-8 grados los primeros días, demasiado bajas incluso para Irlanda la primera semana de Abril. Y no solo eso, también el viento fuerte varios días que, unido a las bajas temperaturas, la falta de sol y la alta humedad, la sensación térmica era muy desagradable en bastantes momentos. Y quiero aclarar que no soy canario, sino gallego, así que estoy muy acostumbrado al clima oceánico.
Como despedida, otro de los platos fuertes en los alrededores de Dublín, nada más y nada menos que el castillo y jardines de Malahide. Lloviznaba a ratos, el parque está abierto y se puede ver el edificio libremente por fuera. Pero aunque a algunos les parece precioso, es bastante decepcionante, una vez más. Apenas conserva partes originales, y la mayor parte es ¡¡¡de cemento!!!, en fin, muchos no tienen ojos en la cara y creen que es oro todo lo que reluce. No pagué por visitar el interior, que también me imagino poco interesante. Los jardines exteriores, son, fundamentalmente, una pradera de hierba y poco más. Si está un buen día, resulta agradable venir a pasear por aquí, nada más. Bueno, sí, sirve también para traer al perrito y que eche una meadita.
Esta última visita representa gran parte de lo que es Irlanda, un quiero y no puedo o un antes pude pero ya no. Salvo muy contadas excepciones, o ninguna, todo se queda en un interés, un valor, bastante discreto, de no pasar de un 6,5 sobre 10. No he visto ni un paisaje espectacular, ni un pueblo realmente bonito, no hay ni un solo conjunto urbano notable, como en casi todos los países europeos. No hay un solo edificio religioso destacado. No hay ni un solo monasterio importante. Ni un solo palacio de gran nivel como en toda Europa. No voy a comparar Irlanda con países como España, Francia o Italia, es absurdo. Ni siquiera con Portugal, que ha tenido un gran imperio y se nota en sus monumentos. Pero de todas formas, se queda en un muy discreto puesto en su interés turístico. A la cabeza parece que van los pubs y las cervezas, luego los paisajes, que decepcionan si uno ha viajado algo, y luego los castillos y monasterios en ruinas, que me han parecido de lo mejor…
Irlanda, como casi todos los países, tiene su interés y encanto. Y a pesar de lo mal que me salió prácticamente todo, incluso recomiendo conocerla, vale la pena, es original y con fuerte personalidad, pero siempre pensando que la mayor parte consiste en visitas discretas y, muchas de ellas, decepcionantes. Mejor, por tanto, viajar a este destino con bajas expectativas y ser conscientes del inconveniente en cuanto al clima, que te puede fastidiar mucho, demasiado, todo el recorrido.
Este diario debería ser obra de lectura obligada para todo aquel que quiera conocer el país pero siempre después de haber comprado los vuelos, para que no le entren dudas y vaya de todas formas. Cumple su función, ya que todo el mundo pone este destino en los cuernos de la Luna, y yo no he leído más que alabanzas exageradas de todos los lugares. Totalmente incomprensible que visitas como Connemara, Kylemore o Glendalough causen tal fascinación en los viajeros, salvo que se haya visto muy poco por el mundo. Sin duda, antes que Irlanda se deberían conocer muchos otros países. Ya solo en Europa, considero que unos 20 ofrecen bastante más. Y no digamos en el mundo.