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Nos levantamos temprano para dejar el apartamento y salir a buena hora, ya que nos esperaba uno de los días más intensos del viaje, tanto en recorrido como en cosas que ver. Pusimos dirección Bovec, pasando de largo por la cascada Boka que habíamos visto la tarde anterior. Nuestra primera parada del día iba a ser en la Velika korita Soče (garganta grande del Soča). No tenía muy claro su ubicación y llevaba apuntadas las indicaciones de ALFMA, pero al final paré en los dos sitios que estaban indicados en la carretera.
La verdad es que la velika korita es espectacular, la mires por donde la mires (y la admiramos por michos sitios). El primer sitio donde paramos (GPS: 46°20'17.7"N 13°38'46.4"E) fue junto a un puente, desde el que las vistas de la garganta son impresionantes a ambos lados. Cruzando y hacia la derecha se llega a una zona donde se ensancha el río, y desde la que se admira la garganta con otra perspectiva (y hay muchas truchas).
Hacia la izquierda del puente no hay sendero, pero se pueden bajar unas piedras (algo peligroso), para ver la garganta desde otro punto de vista.
Anduvimos unos metros en la carretera y encontramos otro “mirador”. La verdad es que aquí todo es un mirador. Yo estaba embelesada con la belleza del río.
De vuelta al coche y paramos unos kilómetros más adelante, donde vimos otra señal de la velika korita (GPS: 46°20'26.8"N 13°39'04.6"E). Igualmente las vistas desde el puente eran espectaculares, el cañón aquí es muy estrecho. Cruzamos y caminamos hacia la izquierda por un pequeño sendero, donde a veces la vegetación se abría para dejar ver la garganta desde una de las perspectivas más bonitas, desde un lateral y cayendo chorros de agua. No me cansé de hacer fotos que, por supuesto, no hacen justicia a la belleza del lugar.
Un poco más adelante vimos otro sitio donde pararnos y también nos bajamos. Había un puente, caminamos un poco hacia la izquierda y dimos con una zona muy bonita. Este valle es realmente espectacular.
Un poco más adelante, un puente de piedra desde el que se veía la garganta espectacular, y según he visto a la vuelta, es la Mala korita:
Nuestra siguiente parada, antes de afrontar el paso de Vršic, fue la garganta Milnarica. Dejamos el coche en un gran aparcamiento que hay a mano izquierda, antes de la curva nº 50, y nos metimos en un sendero que te lleva a esta garganta del río Milnarica, afluente del Soča. Se cruza el río y el sendero se divide en dos, hacia la derecha a la garganta, y hacia la izquierda al monumento al Dr. Julius Kugy. El paseo es muy corto, y te deja en un mirador a la zona encañonada del río. Es muy bonita. El agua cae a una cascada, que se puede ver bajando por un terraplén y cruzando el río por las piedras. Nosotros cruzamos, como buenas cabras que somos.
A la vuelta intentamos seguir el sendero que llevaba al monumento a Kugy, pero el sendero no era claro, parecía que por allí no había pasado nadie en mucho tiempo. Quizá nos equivocamos, y al final acabamos desistiendo, puesto que al monumento se llega también en coche.
Continuamos hacia el nacimiento del río Soča. En la curva nº 49 sale un desvío a la izquierda, una carretera asfaltada de poco más de un kilómetro que lleva a un restaurante. Allí paramos el coche, y justo detrás del restaurante está el sendero que lleva al nacimiento del Soča. Aquí decir que nos equivocamos y comenzamos a andar para otro sitio, hasta que nos dimos cuenta del error. Cuando por fin estuvimos en el sendero correcto, que es todo cuesta arriba y por piedras, tardamos poco en llegar a la cascada que se conoce como fuente del río Soča, son unos 500 metros.
Pero este no es el verdadero nacimiento del río, que está un poco más arriba. Hay un cartel que dice que a partir de aquí el sendero no es recomendable para niños y que se hace bajo la responsabilidad de cada uno. Es un sendero escarpado, por piedras, con un cable de acero para agarrarse. La dificultad viene cuando el sendero desaparece y hay que caminar por la roca que sobresale de la pared. Casi no hay sitio para poner los pies y el cable se convierte en tu mejor amigo. Pero si no hay mucha gente se hace bien, y hay algún sitio para poder dejar pasar si te cruzas con alguien. La mayor dificultar está al final, cuando hay que descender en vertical por la pared. Mi maridó bajó, y yo me quedé esperando, porque iba lesionada de un hombro y no me atrevía. Pero luego vimos que se podía bajar mucho más fácil andando por las piedras del lecho del río. Así pude ver la cueva en la que nace el río Soča. Y el espectáculo me quedó boquiabierta. Un pozo con agua de un color azul intenso, luminoso. Parecía que estuviera iluminado con luz artificial. A mí me pareció una visión mágica, hipnótica. Os aseguro que la imagen no tiene ningún retoque de luz ni de color.
Nos quedamos a comer sobre las piedras del río, justo antes de su caída por la cascada. Un escenario precioso para un picinic, con la montaña de frente y una cascada bajo nuestros pies.
Después de la comida volvimos a la carretera y nos dispusimos a hacer el paso de Vršic, una carretera de montaña que atraviesa los Alpes Julianos. Tiene 50 curvas numeradas, y sin numerar algunas más.
En la curva 48 está el monumento al Dr. Julius Kugy, un montañero y escritor que fue el primero en coronar algunas de las cimas de los Alpes Julianos. Tengo que decir que finalmente no vimos a Kugy. Nos despistamos, creíamos que habría un aparcamiento y en realidad hay sitio para un par de coches, así que seguimos para adelante sin parar allí. Paramos unas curvas más adelante para admirar el paisaje.
En la curva 25 está el punto más alto del paso de Vršic. Paramos allí, junto a la carretera. Había leído que el aparcamiento era de pago, pero nadie nos dijo nada. Hay una plataforma, desde la que hay unas vistas preciosas, además de un kiosko de bebidas y recuerdos. Junto al kiosko sale un sendero que lleva a un restaurante, que si seguimos más adelante nos llevará a ver el rostro esculpido en la montaña de Ajdovska Deklica.
Os pongo aquí la leyenda tal cual se cuenta en la Wikipedia:
“Existe una leyenda de cómo Ajdovska Deklica (Muchacha Pagana) terminó grabada en el acantilado. Se han conservado pocos escritos de esta leyenda. Uno de ellos, del libro Babica pripoveduje (‘cuenta la abuela’), trata de una ninfa de buen corazón que vivía bajo las paredes salientes del monte Prisojnik y guiaba a los viajeros por la nieve arremolinada desde el paso de Vršič hasta Trenta. Cuando los viajeros regresaban le dejaban comida bajo el Prisank, así que nunca tenía sed o hambre. También era profetisa. Visitaba a las madres jóvenes y predecía a los recién nacidos su futuro.
Una noche la ninfa visitó a una vaquera alpina en Trenta, que acababa de tener un hijo. Como la madre dormía, la muchacha pagana se acercó silenciosamente al niño y le predijo que llegaría a ser el cazador que dispararía a Zlatorog, con cuyos cuernos ganaría una riqueza fabulosa. Cuando sus hermanas ninfas oyeron esta profecía, la maldijeron por predecir la muerte del Zlatorog, el guardián de los Alpes Eslovenos.”
A partir de este punto la carretera es en descenso. Hicimos varias paradas, la más significativa en la capilla rusa (curva 8). El Paso de Vršic los construyeron prisioneros rusos en la Primera Guerra Mundial y esta capilla se construyó como homenaje a los soldados rusos que murieron en esta tarea. Es una construcción curiosa y el lugar es bonito, muy tranquilo.
La carretera acaba en Kranjska Gora y hay una parada obligatoria antes de llegar: el Lago Jasna. Son dos pequeños lagos interconectados, preciosos, con una vista increíble de las montañas. Por todo el lago había gente practicando deporte o simplemente tirados en el césped, niños jugando, paseando,... Vimos un pequeño bar con unas hamacas a orillas del lago y nos sentamos allí un rato tomando una cerveza con vistas idílicas. Una de las cervezas que mejor me sentó del viaje.
A orillas del lago hay una estatua del Zlatorog, la gamuza de los cuernos de oro que guarda los tesoros de los Alpes Julianos. Quería hacer una foto de la estatua con el lago de fondo, y no había manera porque los niños jugaban a subirse y bajarse de ella. Esperé pacientemente, pero cuando se fueron, además de la foto paisajística, no me pude resistir a subirme también yo a la estatua. Quedó una foto muy maja, que no voy a poner aquí.
Estábamos genial allí, pero aún nos quedaba una hora hasta nuestro alojamiento en Stara Fuzina y no queríamos que se nos hiciese de noche. La llegada fue un poco caótica. Nuestro alojamiento para las 3 siguientes noches era el Apartamento Cesar, según las indicaciones en el número 184 de Stara Fuzina. Pero los números no coincidían, nadie nos sabía decir, y las calles del pueblo eran muy estrechas. Nos rendimos y llamamos al dueño, que nos fue a buscar en un momento. Después nos explicó cómo llegar más fácilmente, y realmente no tenía ninguna complicación.
El apartamento es totalmente recomendable, con vistas a las montañas, muy limpio y cuidado, y en una situación muy buena, cerca del Lago Bohinj. Los dueños fueron muy amables y nos explicaron qué hacer por la zona, nos dieron folletos,… Además, tienen bicicletas a disposición de los huéspedes.
Había sido un día muy intenso y estábamos agotados, pero teníamos que cenar, así que bajamos al único restaurante que hay en el pueblo, la Gostilna Mihovc, a pocos metros del apartamento. Pedimos una sopa de setas y una sopa del día (creo recordar que era de ajo), un goulash y una salchicha ahumada (Kranjska Klobasa, con denominación de origen) con chucrut. Estaba todo muy bueno, con varias copas de vino la cuenta fue de 27 euros.
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