Día intenso en Toronto. Nos levantamos temprano, llenamos el depósito en la gasolinera más próxima y vamos a entregar el coche a Avis, en Brookfield Place. Intentan cobrarnos porque dicen que no está lleno, insistimos en que acabamos de llenarlo y aunque nos cuesta discutir un poco acaban cediendo. No nos ha gustado nada este sitio, las reseñas de google nos confirman que no tratan bien a la gente.
Subimos por Yonge Street hacia el Eaton Centre, un centro comercial enorme por del que pasan más visitantes que por cualquier atracción turística de Toronto, impresionante la tienda de Zara!! Salimos por Queen Street para ver el Old City Hall, un precioso edificio de estilo neorománico que fue el Ayuntamiento de Toronto hasta 1965, época en que se construyó el Eaton Center y estuvo a punto de ser demolido. Pasamos un buen rato haciendo panorámicas a la plaza Nathan Philips Square desde el paso elevado, y contemplando los tres edificios del City Hall, obra de un arquitecto finlandés Viljo Revell, ganador del concurso de diseño para su construcción en 1961.


Seguimos por Dundas Street hasta la Galería de Arte de Ontario (AGO). El edificio ha sido ampliado y renovado varias veces, la última de ellas por Frank Gehry. En el parque que hay al lado nos quedamos un rato contemplando las ardillas y cogiendo fuerzas para visitar la galería. La AGO es muy interesante, inabarcable cuando vas de paso. Nos centramos en la AGO - colección de arte moderno. Impresionante la colección de esculturas de Henry Moore. También vimos una exposición temporal de cuadros de gran formato de la pareja Mitchell/Riopelle. Interesante y agotador. Para descansar un poco nos acercamos a Kensington Market, un barrio con mucho encanto, lleno de tiendas pequeñas de artesanía, ropa vintage, todo muy hippie, con muchos sitios para comer. Comimos muy bien en The Burgernator, un sitio muy agradable con una carta de hamburguesas original. Después seguimos caminando hasta el Royal Ontario Museum (ROM), el museo de historia natural más grande de Canadá; el edificio es espectacular pero nosotros ya no estamos en condiciones de visitar otro museo. Paseamos por Bloor Street, muy comercial, y subimos a la Casa Loma.


La Casa Loma es un castillo de los que hay por aquí, en realidad una gigantesca mansión que hizo un multimillonario a semejanza del palacio de Balmoral, los gastos de mantenimiento le arruinaron. En la actualidad pertenece a la ciudad de Toronto y se utiliza para organizar eventos. Nos pareció suficiente con verla por fuera y nos fuimos de regreso al hotel, en el metro. Habíamos sacado pase para un día y nos extrañó que nos dieran una tarjeta sin banda magnética, en la que rascan el día y que hay que enseñar a la persona que está vendiendo los billetes, bastante lento todo, nada de pasar rápido por el torno. Por la noche volvimos a la plaza del City Hall a hacer unas cuantas fotos con el letrero de Toronto, (las luces cambian de color


