Se supone que estas islas cercanas a Cartagena de Indias son Parque Nacional, y lo que percibimos en esta excursión de un día fue una combinación de suciedad, desaliño, turistas maleducados, inseguridad, y falta de respeto.
Existen numerosas opciones de tours a las Islas del Rosario. En Cartagena los ofrecen por todas partes. Te vuelves un poco loco y no sabes cuál elegir. Algunas excursiones zarpan desde el Muelle Los Pegasos en el centro de Cartagena, mientras que otras realizan el trayecto hasta Barú en autobús. Ambas tienen desventajas. Dicen que soportar el oleaje de regreso en barco a Cartagena es duro en algunas épocas del año.
En el hotel me recomendaron la opción que consideraban más acorde a mis preferencias, asegurándome que se trataba de un grupo reducido y que se visitaban lugares alejados de la persecución de vendedores. Mentira. El tour resultó desastroso con la empresa Backpackers, aunque creo que el resultado no hubiera sido mejor con cualquier otra agencia.
Nuestra excursión realizaba el trayecto en autobús hasta la Isla Barú, donde se ubica Playa Blanca, por lo que, poco antes de las 7 am pasan a recogernos en el hotel. Feos paisajes nos acompañan durante más de una hora de trayecto por carretera. Todo es plano y seco en los alrededores de Cartagena.
Playa Blanca en Isla Barú
En Playa Blanca embarcamos apiñados en la lancha-patera con el guía pachanguero. Totalmente tercermundista. No éramos 15 personas como nos habían asegurado al contratar la excursión, sino más de 50. Es obligatorio usar chaleco salvavidas, pero no hay para todos. Añadamos un par de paradas del motor durante la travesía, quedándonos flotando a la deriva durante unos minutos ………...
Navegamos entre varios islotes de este supuesto Parque Nacional Islas del Rosario, la mayoría privados, hasta que fondeamos en el lugar designado para el snorkell.
No sólo los turistas gritones se ponen de pie sobre los corales y los pisotean……….también lo hace la propia tripulación. Si ellos mismos que viven de esto no lo cuidan………..en fin………….muy lamentable. Poco provecho obtenemos del snorkell, más que darnos un chapuzón en agua calentita. Apenas algunos peces y un fondo coralino bastante tristón……..
El bochorno se acrecienta cuando desembarcamos en el siguiente destino: Isla Cholón. Nos sentimos encerrados en este antro ruidoso. El reguetón suena a todo gas. Me irrita. La minúscula playa está repleta de precarios tenderetes en los que cocinan con escasas condiciones higiénicas. La basura se acumula entre los manglares.
Se supone que estamos en un Parque Nacional, y no es más que un estercolero lleno de suciedad y turistas maleducados que quieren beber, cantar a gritos y bailar. Los guías y las agencias colaboran en el despropósito con nula sensibilidad hacia el entorno. Podría ser una isla idílica de fina arena blanca, de cálidas aguas turquesas, de manglares abrazando el agua. Pero es todo lo contrario: un lugar insoportable donde se me hace interminable permanecer los 45 minutos establecidos. Yo me quiero marchar cuanto antes.
Isla Cholón
De nuevo como sardinas en lata emprendemos rumbo a Playa Azul, a la cual llegamos en pocos minutos. Al menos está más tranquila y no suena el insufrible reguetón a todo volumen. Chiringuitos, puestos de venta, sillas y hamacas apenas dejan espacio libre de arena. Nos ubican en unas sillas para servirnos fruta y un cóctel de mariscos. Estoy ya en estado “yomequieroir” y me parece muy cutre. Maldecimos haber caído en esta trampa. Este tipo de turismo no es para nosotros.
Playa Azul
Lo peor estaba por llegar. Es horrible el regreso a Barú (Playa Blanca) en la lancha que en otros países ya habrían desguazado. Las olas golpean en esta época del año entre enero y abril. Navegar cara a ellas es insufrible, y el respecto a la seguridad es nulo. Menudos descerebrados. No me quiero imaginar lo que tienen que pasar los que vuelven en lancha a Cartagena.
Desembarcamos en Playa Blanca para el almuerzo. El restaurante al borde del agua está reservado para nuestro grupo. La verdad es que se está bastante a gusto frente al Mar Caribe sintiendo la brisa suave, y la comida no ha estado mal, pero el cabreo ya no me lo quita nadie.
Playa Blanca es horrible. Apenas hay 3 ó 4 metros de anchura de arena y la gente de apiña en las tumbonas. Pasan lanchas, motos de agua y todo tipo de artefactos acuáticos. Parece que su único interés es hacer dinero rápido a costa de los turistas, sin pensar en el futuro. Vamos, que ha sido la peor excursión de mi vida. Pura grosería.
Mañana nos vamos a la Isla de San Andrés. Seguimos por el Caribe, pero aquello ya es otra cosa.
Playa Blanca