15 de octubre. Mi último día en Shiraz. El día anterior había contactado con el guía Shahram Rafiei, de Step to Iran, para hacer una excursión de medio día por Shiraz para visitar diferentes jardines, mezquitas y mausoleos. El precio era de 30€.
Sobre las 9 de la mañana me recogió y empezamos el itinerario. Le comenté la ruta que estaba haciendo y me preguntó que dónde me había alojado en Kerman. Le dije que en el hotel Akhavan, pero que no había hecho a través del hotel todas las excursiones, cosa que no le había sentado muy bien a uno de los dueños. Me dijo que ya no solía recomendar a nadie ese hotel, porque los dueños eran bastante acaparadores con el negocio de las excursiones y no dejaban hueco para el resto de operadores.
Empezamos por la Masjed-e Nasir-al-Molk o también conocida como mezquita Rosa. Atrae el mayor número de visitantes por la mañana, cuando la luz del sol atraviesa los vitrales de la sala de oración de invierno y se iluminan en diferentes tonalidades las alfombras y columnas.
Sobre las 9 de la mañana me recogió y empezamos el itinerario. Le comenté la ruta que estaba haciendo y me preguntó que dónde me había alojado en Kerman. Le dije que en el hotel Akhavan, pero que no había hecho a través del hotel todas las excursiones, cosa que no le había sentado muy bien a uno de los dueños. Me dijo que ya no solía recomendar a nadie ese hotel, porque los dueños eran bastante acaparadores con el negocio de las excursiones y no dejaban hueco para el resto de operadores.
Empezamos por la Masjed-e Nasir-al-Molk o también conocida como mezquita Rosa. Atrae el mayor número de visitantes por la mañana, cuando la luz del sol atraviesa los vitrales de la sala de oración de invierno y se iluminan en diferentes tonalidades las alfombras y columnas.
La experiencia será casi religiosa en una situación de cuasi soledad, pero con la sala atiborrada de todos los turistas que allí estábamos, pierde bastante encanto, espiritualidad o como se quiera decir.
No me queda claro que merezca la pena visitarla más a esa hora que en cualquier otro momento del día, durante el cual seguro que se disfrutaría de mayores niveles de paz y tranquilidad.
No me queda claro que merezca la pena visitarla más a esa hora que en cualquier otro momento del día, durante el cual seguro que se disfrutaría de mayores niveles de paz y tranquilidad.
La decoración de los iwans y galerías de la mezquita era bastante similar a la de la mezquita Vakil.
En la sala de oración opuesta hay un acceso al pozo de la Vaca, donde las vacas subían el agua del qanat subterráneo.
En la sala de oración opuesta hay un acceso al pozo de la Vaca, donde las vacas subían el agua del qanat subterráneo.
En la tienda de la mezquita compré una cajita tallada en hueso de camello.
Por cierto, para visitar la mezquita tuve que pagar una entrada de 200000 IRR.
El siguiente lugar al que fuimos correspondió al jardín Narenjestan-e Qavam. Otros 200000 IRR de entrada. El nombre le viene de los naranjos que hay en el patio central.
Por cierto, para visitar la mezquita tuve que pagar una entrada de 200000 IRR.
El siguiente lugar al que fuimos correspondió al jardín Narenjestan-e Qavam. Otros 200000 IRR de entrada. El nombre le viene de los naranjos que hay en el patio central.
Dentro del recinto del jardín hay un pabellón en el que destaca la decoración con vitrales y espejos.
Seguidamente fuimos a la tumba de Sa’di, uno de los poetas clásicos más celebrados en Irán, que vivió durante el siglo XIII. La entrada cuesta 200000 IRR.
A continuación llegó el turno de la visita a la tumba de Hafez, el poeta clásico por excelencia de Irán, que vivió durante el siglo XIV. Se dice que cualquier iraní debe tener al menos un ejemplar del Corán y de alguna de las obras de Hafez. La gente aplica a su vida diaria las moralejas de los relatos escritos por este poeta.
La tumba se encuentra en un pabellón octogonal de mármol.
La entrada a la tumba de Hafez cuesta 200000 IRR.
De nuevo en marcha, fuimos hasta el santuario Ali Ibn Hamzeh, construido en el siglo XIX sobre la tumba del emir Ali, que murió aquí cuando acudía a Jorasán en ayuda del imán Reza. En el exterior destaca la cúpula y en el interior la decoración con espejos.
De nuevo en marcha, fuimos hasta el santuario Ali Ibn Hamzeh, construido en el siglo XIX sobre la tumba del emir Ali, que murió aquí cuando acudía a Jorasán en ayuda del imán Reza. En el exterior destaca la cúpula y en el interior la decoración con espejos.
La última visita del tour era para ir al jardín Eram. La entrada cuesta de nuevo otros 200000 IRR. Es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y cuenta con los elementos típicos de un jardín persa, como son los cipreses, el agua y un palacete. El palacete, de la época Kayar, no se puede visitar. Sin embargo, si algo destaca en este jardín, son los rosales.
Después de la excursión y tras dejarme el guía en el hotel, fui a comer a Haft Khan, un edificio moderno en el que hay restaurantes de diferente clase (tradicional, buffet, comida rápida, etc…). En taxi me costó 100000 IRR por ir y volver desde el hotel. De los restaurantes del complejo, seleccioné el tradicional, situado en la planta -1. Es un restaurante bastante moderno en el que los asientos son en las típicas camas persas en las que para subirse hay que quitarse el calzado.
Pedí lo siguiente:
- Ensalada Shiraz
- Zumo de granada
- Fesenghan
Pagué 648000 IRR (4’3€) y la comida estuvo bastante bien. Como anécdota, al preguntarme de qué país era y contestar que de España, me pusieron a continuación sobre la cama un banderín de España
www.tripadvisor.es/ ...vince.html
www.haftkhanco.com/ ...Restaurant
La tarde la desaproveché bastante. Había todavía algunos lugares que podía visitar, pero no me encontraba bien, así que me quedé en el hotel tomando algo, comprando algunas cosillas en la tienda de recuerdos, haciendo tiempo hasta la hora de marcharme hacia la estación de autobuses.
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La tarde la desaproveché bastante. Había todavía algunos lugares que podía visitar, pero no me encontraba bien, así que me quedé en el hotel tomando algo, comprando algunas cosillas en la tienda de recuerdos, haciendo tiempo hasta la hora de marcharme hacia la estación de autobuses.