DÍA 4. KYOTO ✏️ Diarios de Viajes de Japon

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DÍA 4. MARTES 30 DE JULIO DE 2019
Hoy el día se presentaba movidito, por lo que a las 6:30 de la mañana, ya estábamos de pie, para comenzar el día y tras desayunar en el hotel, cogimos un autobús que tras casi una hora, nos dejó a la entrada de Kinkakuji o Templo Dorado. Nosotros sabíamos que había que llegar temprano para evitar las hordas de turistas, pero cuando entramos al recinto a las 8:20, un simpático guarda nos indicó que abría a las 9. A esa hora ya hacía un calor terrible que presagiaba un día muy caluroso. A las 9 en punto, abría las puertas el pabellón dorado y a esas horas habíamos unas 50 personas. El templo dorado es una maravilla, se integra en el paisaje de tal manera que parece que flota en el lago.



Además los jardines que lo rodean son una preciosidad, y los vimos con muy poca gente, lo cual se agradece, ya que cuando salíamos del recinto una hora después, ya había una cola enorme en las taquillas.
Desde allí, nos fuimos caminando hacia el templo zen Ryoanji. A pesar de que es muy diferente a todos los demás, sobre todo por el jardín zen de piedras y arena, considero que no tiene nada de especial, aún así, merece la pena sólo por su jardín, ya que en el se hace el silencio para observar las piedras y se respira paz en su interior.



La siguiente parada que llevábamos anotada para ese día era el templo Ninna-ji, pero como no nos apetecía ver otro templo, y pensábamos que no nos iba a aportar nada nuevo, decidimos irnos para la zona de Arashiyama. Hasta allí nos fuimos en un tren local que nos costó un buen rato encontrar, pero gracias, en primer lugar a una señora que por señas nos indicó el lugar al que debíamos caminar, y luego a una señora mayor que nos indicó la entrada al tren ( que maravilla de japonesas tan simpáticas) conseguimos coger el tren que nos dejó en la estación de Arashiyama. Para llegar a Arashiyama desde la zona del templo Dorado, lo más rápido es hacerlo en el tren local, hay una estación en la calle que baja desde el templo Ninnaji, eso sí, debéis cogerlo al otro lado de las vías, por lo que debéis esperar a que suan las barreras para cruzar por las propias vías. Sobre las 10:30 llegamos a Arashiyama. Sólo la estación ya es preciosa. Llena de tiendas, restaurantes y mucha gente por todos lados. El primer lugar al que nos dirigimos fue el bosque de bambú, al que llegamos caminando por unas calles llenas de tiendas y puestos preciosos, donde aprovechamos para comprar un helado, de te macha, por supuesto, jaja.



A esas horas, el bosque, ya estaba a reventar de gente, lo que hacía que perdiese mucho de su encanto, aún así, paseamos por todo el bosque haciendo mil fotos, visitamos los templos Tenryu-ji y Nissoni, que están dentro del propio bosque y además son gratuitos. En cuanto al bosque de bambú, es un lugar que sin duda merece la pena, aunque no es un bosque en sí, sino una pasarela entre bambús enormes y a reventar de gente.

En mi caso, esperaba encontrar algo parecido a los salvajes bosques de bambú que hacía dos años había visto en Indonesia, creo que por eso me sentí un poco defraudado. De cualquier forma, fue una visita genial, la disfrutamos mucho y las imágenes de la luz entrando por los bambús, de esos coches tirados por jóvenes japoneses y cargados con gente vestida de manera tradicional…eso se quedará para siempre en mi retina.

Desde allí, nos dirigimos a la zona del río, y por casualidad pasamos por una zona de comida callejera muy tradicional, de manera, que como eran las 12 y pico del mediodía, comimos allí mismo un Okonomiyaki delicioso que nos preparó una señora muy simpática en una plancha y que nos comimos allí mismo en unos bancos situados a la sombra de unos árboles y rodeados por familias locales que pasaban el día junto al río. Sin ninguna duda, la zona del río de Arahiyama, es en mi opinión una de las zonas más bonitas de Kyoto.



Nosotros llegamos hasta el rio por una serie de calles comerciales repletas de gente y cruzamos por el puente Togetsukyo al otro lado. Desde allí, se puede subir hacia un templo en el que hay monos (nosotros no subimos) o pasear junto al rio, que fue nuestra opción. Subimos un poco por la montaña como si fuésemos al templo de los monos y luego bajamos hacia el rio y seguimos por su orilla un buen rato. Fue un paseo muy agradable, ya que era a la sombra y junto al rio por lo que la temperatura era, soportable.

Para terminar nuestra visita a Arashiyama, volvimos por las calles repletas de tiendas, probamos unos mochis de té que no nos hicieron mucha gracia, un pan de higos que tampoco nos gustó mucho, y terminamos en la estación donde nos tomamos unas cervezas y compramos un recuerdo. Además, allí tuvimos uno de los momentos del viaje, ya que tiene una zona muy chula, como un pasillo de columnas de mil colores, en el que la gente vestida con yukatas, van a hacerse fotos, pues allí nos encontramos unas chichas muy jóvenes con las que nos hicimos unas fotos mientras se partían de risa y nos hacían mil fotos con sus superteléfonos (seguro que estaremos en mil redes sociales japonesas, jaja).



Sobre las 5 de la tarde, y tras haber conocido una parte fascinante de Kyoto, volvimos al hotel, de nuevo en tren, para descansar un rato del calor asfixiante que a esa hora caía a plomo. Tras una siesta, una ducha y un par de horas de aire acondicionado, salimos caminando en dirección a la zona de Gión.

Gión, es la zona más tradicional de Kyoto, sus calles son un espectáculo al anochecer, llenas de casas tradicionales, farolillos, y si tenéis suerte, alguna geisha.

Nosotros estuvimos perdidos por esas calles, fascinados por tanta belleza un buen rato, para llegar, casi sin querer hasta el Santuario Yasaka. Aunque ya lo habíamos visto el día anterior de día, de noche es una pasada, con todas las linternas y los farolillos encendidos y sobre todo, con mucha menos gente. Estábamos empezando a pensar que Japón de noche era aún más autentico, y nos encantaba.



Volvimos a bajar por la Calle Omiya, de nuevo hasta Gión y por casualidad encontramos un sitio de Gyozas, había una lista de espera enorme, de casi una hora, pero mereció la pena, además, en esa espera conocimos a un grupo de catalanes muy simpáticos, dos chicas y dos chicos que tenían nada más y nada menos que un mes por delante para conocer Japón, por lo que la espera se hizo muy amena, además, mientras esperábamos, una geisha se bajó de un coche justo delante de nosotros y caminó por un callejón hasta desaparecer dentro de un local.

El restaurante no tiene nombre en español, y como gión es un laberinto maravilloso, no sabría decir exactamente donde está, pero la comida era realmente barata. Las gyozas no estaban mal, pero las probamos después mucho mejores.

Lo mejor, sin duda, es que, como en muchos sitios en Japón, se come en la barra, cosa que nos encanta porque conoces a mucha gente. Pues allí conocimos a dos japonesas muy simpáticas, yo creo que estaban intentando ligar con nosotros hasta que les dijimos que éramos pareja. Estuvimos toda la cena charlando con ellas y nos dio la impresión de que a pesar de lo rectos que parecen los japoneses, en cuanto se toman dos cervezas se vuelven unos cachondos. Tras un paseo junto al rio, volvimos al hotel, haciendo nuestra parada nocturna en Family Mart para comprar galletas, donde llegamos sobre la 1 de la mañana, el día había sido completo hasta el final.
GASTOS DEL DÍA
- Almuerzo (Okonomiyaki + cocacola)______400 Y
- Cena ( Gyozas + 4 cervezas)______ 3700 Y
- Mochi ______ 150 Y
- Pan de higo ______ 270 Y
- Helado ______ 350 Y
- Bus ______2 x 230 ______ 460 Y
- Tren ______ 4 x 220 ______ 880 Y
- Cervezas ______ 2 x 200 ______ 400 Y
- Imán ______ 450 Y
- Templo Dorado__________ 2 x 400______ 800 Y
- Templo zen Ryoan-ji______ 2 x 500 ______ 1000 y
- Agua ______ 112 Y
- Galletas______ 350 Y
TOTAL ______9322 yenes___ 79,44 Euros

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