Inicialmente, según mi plan de ruta...pensábamos visitar el museo arqueológico de Kernavé. Kernavé fue la primera capital lituana conocida como tal. En teoría salía un autobús a las 8:30 de la mañana así que aprovechando que aún estábamos frescos al inicio del viaje, a las 7h ya estábamos arriba. Desayunamos algo que habíamos comprado en el súper la noche anterior y fuimos andando hasta la estación de autobuses que estaba pegada a la de tren. Llegamos puntuales y esperamos. Esperamos. Esperamos, y el autobús no venía. ¿Nos habíamos equivocado de andén? ..Fuimos a información y en principio nos confirmó la señora que nos atendió, que salía el bus a las 8:30.
Volvimos al andén, y llegó un autobús. Preguntamos al conductor, que no sabía inglés y se metió rápidamente en el bus. Pensé que era antipático pero al poco salió y no sindicó con un papel que ese día hasta las 14h no había otro y que ese bus o furgoneta, iba a un pueblo a medio camino entre Kernavé y Vilnius.
Agradecí la ayuda aunque, en verdad estaba un poco nerviosa. Era un viaje que había organizado muy concienzudamente y, tuve el primer fallo ya el primer día. Aún así cambiamos los planes y como teníamos tiempo, fuimos a la estación de tren para sacar los billetes a Klaipeda (menos mal porque solo quedaban los de 1a clase) y luego fuimos hacia el ayuntamiento para reunirnos con el grupo del free tour.
Nuestra guía era joven y muy simpática. Nos contó algunas pinceladas de la ciudad de Vilnius. Me pareció interesante el movimiento pro pagano que está comenzando a resurgir (Lituania fue el último país en Europa en convertirse al cristianismo, antes eran paganos), y el problema de la emigración que tienen muy presente jóvenes y mayores (mi guía volvió finalmente al país y hacía unos años que residía de nuevo en Lituania).
Ahora, unas pinceladas de historia antes de seguir el relato:
Capital desde el siglo XIV (Gediminas fue quien movió la capital desde Trakai) cuando ya Lituania perteneció al Estado de las Dos Naciones. Una suerte de Commonwealth entre Polonia y Lituania para que esta no desapareciera. El ducado de Lituania se extendió por Bielorrusia, Ucrania , países bálticos entre otros, pero perdió poder rápidamente. Finalmente Polonia era la clara dominante de los dos Países, por potencia militar y económica pero nunca hubo intento de invasión ni nada por el estilo por parte de los polacos. Si bien tras la 1 GM fue relevante que no pocos polacos se alegraban de que "Wilno volvía a ser polaca".
Los diferentes gobernantes a lo largo de los siglos desde su fundación, hicieron lo posible para atraer a gentes de otras regiones tales como judíos (No en vano se le llama la Jerusalén del Norte), rusos, polacos, alemanes...siendo el precursor de todo , el rey Segismundo II de Polonia. Con el desarrollo del comercio y la cultura se fundó en el siglo XVI la Universidad de Vilnius, por parte de jesuitas españoles junto con otro rey Polaco: Esteban I.
En el grupo, había gente de varios países, entre otros un grupo de Valencianas. No encontraríamos a más españoles a lo largo del país por esas fechas. Fuimos por el casco antiguo, el barrio judío (población exterminada en su mayor parte tras la conquista nazi), la calle de al literatura, la catedral de Santa Ana junto con San Bernardino, , el barrio de Uzupis y finalmente, regreso al sitio donde terminaba el tour, la Catedral. A pesar de que al principio nos cayeron algunos copos de nieve , más tarde salió el sol y pudimos disfrutar del un frío día otoñal. Me gustó el barrio de Uzupis,es un lugar curioso. Pero de lo que me quedo en ese primer día es de la catedral de Santa Ana y la iglesia de San Bernardino. En los días posteriores, la capital lituana acabaría enamorándome del todo.






Estuvimos hablando un rato con la guía al final del tour, y nos recomendó algunos sitos para comer. Ese día fuimos a uno de ellos. Snekutis es una especie de franquicia y hay varios a lo largo de la ciudad, dan comida lituana. Francamente, no me dio muy buena espina los Cepelinai. Probé algo parecido que eran mini empanadillas de patata rellenas de carne, y una ensalada con habitas que fue lo que más me gusto. Junto con unas cervezas afrutadas y un plato más que no recuerdo (pedimos como 4 platos en total y sobró), 20e entre los dos. Referencia de restaurante barato y con comida lituana creo que típica.
Tras comer, fuimos a buscar las maletas a la consigna de la estación de tren (las habíamos dejado allí por la mañana) y luego ya, nos montamos en el tren a Klaipeda (4h de trayecto). No nos complicamos y cogimos un taxi al hotel.
El hotel de Klaipeda fue de los que recuerdo con más cariño en todo el viaje, El dueño era todo un caballero, siempre atento y muy agradable. Hotel Pirklio Namai (***). Muy recomendable.