Erice es uno de los pueblos más bonitos de Sicilia. Ha conservado su aire medieval.
Más que visitarlo por sus monumentos, que los tiene, yo creo que vale la pena para pasear y dejarse atrapar por el encanto de sus calles empredradas. Y desde luego por las preciosas vistas, de las salinas de Trapani y las islas Egadi al fondo.
El pueblo está en lo alto, sobre el Monte San Giuliano, a 751 metros de altura surge Erice. Su nombre deriva del siculo-itálico "Eryx" que significa ‘Monte’.
El aparcamiento está en la Porta Trápani, de estilo normanda, pero sobre fortificaciones anteriores (seguramente púnicas).

Se toma la calle Vittorio Emanuelle II, que asciende hasta la Piazza Umberto. Esta plaza es el centro neurálgico de la ciudad. Nosotros íbamos en autobús así que no puedo dar muchos datos sobre ese aparcamiento.
A la izquierda, antes de la plaza, una callejuela nos lleva al Duomo o Chiesa Matrice, Santa María della Asunta, del siglo XIV, levantada bajo reinado de Federico de Aragón, de 1316 con piedras de construcciones más antiguas. Su campanario, separado de la iglesia, es una torre de vigilancia aragonesa de 1315. Tuvo que rehacerse completamente en el siglo XX. El maravilloso pórtico de la iglesia pese a ser gótico, data del 1426. Sin embargo el interior es fruto de una remodelación de 1852. La iglesia es bastante bonita. Entrar cuesta dinero, creo que unos 2,50 euros, pero nosotros no entramos porque estaba cerrada.

Seguimos subiendo y nos encontramos con el Giardini del Balio (que procede de la palabra “bajulo”, gobernador), jardines de estilo inglés que preceden a la entrada al castillo.
El lugar donde se alza el castillo de Venere fue lugar de culto y veneración de las diosas del amor y la fertilidad, Astarté para los fenicios, Afrodita para los griegos y Venus para los romanos. El castillo fue levantado por los normandos entre los siglos XII y XIII. La entrada es de pago (pero como muchas cosas ese día estaba cerrado).

Vemos torre medievales normandas (Erice conserva parte de sus imponente murallas) y si nos asomamos bien vemos la torreta Pepoli, un castillito que puede parecer medieval (pero de cuentos) que mandó construir el conde de Pepoli a finales del siglo XIX). La torre ahora es un museo.

En Erice hay muchas otras iglesias, un número elevado para un pueblo pequeño. Podemos destacar, por ejemplo,por algunas iglesias y monasterios, como el Monasterio de San Salvador o la Iglesia de San Martino. Es interesante la rosada iglesia de San Giuliano, edificada en el siglo XI por orden de Ruggero. Es la más antigua de la ciudad.

Y también pastelerías. Yo quiero destacar la de Maria Grammatico. Parece ser que esta señora era huérfana y se crió con las monjas, donde aprendió a hacer repostería. Ya sabemos la fama que tienen las monjas haciendo dulces... Maria ha herederado su buen hacer y una parada en su establecimiento es obligada. No solo es que los dulces sean buenísimos. Es también el buen aspecto que tienen. Tuvimos la suerte de ver expuestos en los escaparates la fruta martorana y es un deleite para los sentidos. Probamos la casattina, los cannoli y una especialidad de la casa, los genovesi. Exquisitos.

En el número 94 de la Via Vittorio Emanuele, está el «Balcón de Garibaldi«, desde donde el revolucionario arengó al pueblo de Erice a levantarse en armas contra la ocupación española. Hay una inscripción donde se conmemora este hecho.
A Erice se puede subir con un telecabina desde Trapani o en coche (hay muchas curvas). Según los datos que tengo, el telecabina cuesta unos 9 euros ida y vuelta y llega en unos 10 minutos.