Nos despertamos sobre las 6:00. Habíamos pasado hasta calor de lo alta que pusimos la calefacción.
Mi mujer bajó primero a desayunar mientras yo me quedaba con las niñas que aún dormían.
Mientras se despertaban, yo iba recogiendo las cosas.
Poco después se despertaron las niñas y nos unimos a mi mujer en el desayuno.
El desayuno estuvo bastante bien. Comida variada. Cafés con leche, tostadas, bollería, fiambres....
Aprovechamos para hacernos unos sándwiches, ya que teníamos excursión contratada para ver ballenas en Reikiavik a las 13:00 e íbamos a llegar con el tiempo justo.
Después, nos subimos a la habitación y sonó el teléfono avisándonos de que el taxi ya nos estaba esperando abajo.
Muy amablemente y gratis, nos llevó al aeropuerto para recoger la caravana en la sucursal.
Habíamos contratado con la compañía Campervan Iceland y en un principio nos costó encontrarla, ya que pensábamos que estaba dentro del aeropuerto.
Al final la encontramos y fuimos a recoger la caravana.
Firmamos los papeles necesarios y como pudimos entendimos las explicaciones que nos dieron sobre el funcionamiento de la caravana.
Familiarizándonos con la conducción fuimos dirección al hotel para recoger las cosas e iniciar la marcha. Todo esto con nervios encima ya que todavía no habíamos recibido el mensaje para confirmar el resultado de la prueba.
Llegamos al hotel, recogimos los bártulos, hicimos el check out y comenzamos la aventura.
Nada más arrancar, siendo las 10:28, suena mi teléfono y....mensaje Covid19 negativo Medio minuto después el de mi mujer....bufff qué descanso.
La primera parada fue en el supermercado Bonus para hacer la compra de los productos necesarios que no traíamos de casa (habíamos traído cosas sobre todo sin gluten de España en la maleta)
Ya cargados pusimos rumbo al puerto de Reykiavic para realizar la excursión para ver ballenas.
Llegamos a las 12:15 y visto que teníamos tiempo, aprovechamos para ver la catedral.
Estuvimos un rato haciéndonos unas fotos y volvimos al puerto.
Cuando llegamos ya estaban todos a bordo del barco.
Subimos, nos acomodamos y poco después comimos ya que las niñas tenían hambre.
Al principio no veíamos nada.
Al cabo de un buen rato conseguí ver una ballena.
Fue un visto y no visto.
Luego pudimos ver otra, pero de la misma manera. Una décima de segundo.
Después de alguna hora, el sueño pudo con las niñas y se quedaron durmiendo.
Ya casi al final de la excursión, cuando regresábamos vimos una bandada de pájaros sobrevolando cerca del barco, lo cual indicaba que en esa zona había una ballena.
Esa sí que la pudimos contemplar muy bien y durante mucho rato.
Una pasada.
El guía comentó que era una ballena Minke.
Cuando venía una ola se podía ver toda su longitud.
Sinceramente, de no ser por esta última ballena, la excursión hubiera sido decepcionante.
Lo que sí vimos fueron muchos pufins. Eso sí volando tan rápido que era casi imposible diferenciarlos del resto de aves.
Volvimos y pusimos rumbo a Blue Lagoon.
Precioso.
Había leído que muchas personas decían que, por muy bonito que era, no valía la pena ya que la aglomeración de gente le quitaba la gracia.
La verdad que estábamos comprobando como el turismo mundial había bajado de forma tan descomunal.
No había mucha gente. Se estaba muy cómodo. Nos lo pasamos genial.
Máscaras rejuvenecedoras en la cara, bebidas y a disfrutar de las aguas termales.
Cuando nos cansamos nos duchamos y nos fuimos en dirección al primer camping en Keflavic.
No llevábamos nada reservado. Lo íbamos decidiendo sobre la marcha. Así que cogimos un mapa de campings de internet y decidimos ir al Campsite Grindavik - Tjaldsvaedi.
Llegamos, conectamos la electricidad, cenamos una sopita caliente, salchichas para las niñas y nachos con guacamole para nosotros.
Preparamos las camas y nos dormimos.
Mi mujer bajó primero a desayunar mientras yo me quedaba con las niñas que aún dormían.
Mientras se despertaban, yo iba recogiendo las cosas.
Poco después se despertaron las niñas y nos unimos a mi mujer en el desayuno.
El desayuno estuvo bastante bien. Comida variada. Cafés con leche, tostadas, bollería, fiambres....
Aprovechamos para hacernos unos sándwiches, ya que teníamos excursión contratada para ver ballenas en Reikiavik a las 13:00 e íbamos a llegar con el tiempo justo.
Después, nos subimos a la habitación y sonó el teléfono avisándonos de que el taxi ya nos estaba esperando abajo.
Muy amablemente y gratis, nos llevó al aeropuerto para recoger la caravana en la sucursal.
Habíamos contratado con la compañía Campervan Iceland y en un principio nos costó encontrarla, ya que pensábamos que estaba dentro del aeropuerto.
Al final la encontramos y fuimos a recoger la caravana.
Firmamos los papeles necesarios y como pudimos entendimos las explicaciones que nos dieron sobre el funcionamiento de la caravana.
Familiarizándonos con la conducción fuimos dirección al hotel para recoger las cosas e iniciar la marcha. Todo esto con nervios encima ya que todavía no habíamos recibido el mensaje para confirmar el resultado de la prueba.
Llegamos al hotel, recogimos los bártulos, hicimos el check out y comenzamos la aventura.
Nada más arrancar, siendo las 10:28, suena mi teléfono y....mensaje Covid19 negativo Medio minuto después el de mi mujer....bufff qué descanso.
La primera parada fue en el supermercado Bonus para hacer la compra de los productos necesarios que no traíamos de casa (habíamos traído cosas sobre todo sin gluten de España en la maleta)
Ya cargados pusimos rumbo al puerto de Reykiavic para realizar la excursión para ver ballenas.
Llegamos a las 12:15 y visto que teníamos tiempo, aprovechamos para ver la catedral.
Estuvimos un rato haciéndonos unas fotos y volvimos al puerto.
Cuando llegamos ya estaban todos a bordo del barco.
Subimos, nos acomodamos y poco después comimos ya que las niñas tenían hambre.
Al principio no veíamos nada.
Al cabo de un buen rato conseguí ver una ballena.
Fue un visto y no visto.
Luego pudimos ver otra, pero de la misma manera. Una décima de segundo.
Después de alguna hora, el sueño pudo con las niñas y se quedaron durmiendo.
Ya casi al final de la excursión, cuando regresábamos vimos una bandada de pájaros sobrevolando cerca del barco, lo cual indicaba que en esa zona había una ballena.
Esa sí que la pudimos contemplar muy bien y durante mucho rato.
Una pasada.
El guía comentó que era una ballena Minke.
Cuando venía una ola se podía ver toda su longitud.
Sinceramente, de no ser por esta última ballena, la excursión hubiera sido decepcionante.
Lo que sí vimos fueron muchos pufins. Eso sí volando tan rápido que era casi imposible diferenciarlos del resto de aves.
Volvimos y pusimos rumbo a Blue Lagoon.
Precioso.
Había leído que muchas personas decían que, por muy bonito que era, no valía la pena ya que la aglomeración de gente le quitaba la gracia.
La verdad que estábamos comprobando como el turismo mundial había bajado de forma tan descomunal.
No había mucha gente. Se estaba muy cómodo. Nos lo pasamos genial.
Máscaras rejuvenecedoras en la cara, bebidas y a disfrutar de las aguas termales.
Cuando nos cansamos nos duchamos y nos fuimos en dirección al primer camping en Keflavic.
No llevábamos nada reservado. Lo íbamos decidiendo sobre la marcha. Así que cogimos un mapa de campings de internet y decidimos ir al Campsite Grindavik - Tjaldsvaedi.
Llegamos, conectamos la electricidad, cenamos una sopita caliente, salchichas para las niñas y nachos con guacamole para nosotros.
Preparamos las camas y nos dormimos.