08AGO.- Tan temprano como a las siete y media (porque teníamos que devolver el coche alquilado antes de las 9 y media) iniciamos los 110 km que nos separaban de Mérida (avisados que, aunque era domingo, podía haber mucho tráfico que nos retrasase en la devolución del coche).

Nada de eso. La carretera estaba limpia (sí que venía algún coche hacia la playa, lógico al ser festivo) y tardamos escasamente una hora en llegar a Mérida (incluida una niebla bastante cerrada durante unos 20 km), de forma que tuvimos tiempo de volver al Hotel “María José” a dejar el equipaje, llenar el depósito de gasolina y entrar por las puertas de la oficina de “Álamo” con tiempo suficiente para proceder a la comprobación del coche y cerrar la operación. El personal de “Álamo” muy atento y correcto, y con una perfecta disposición a resolver cualquier problema.
Como ya íbamos sin equipaje, una vez devuelto el coche comenzamos a visitar la ciudad, empezando por el afamado Paseo de Montejo, donde hay varias casonas dignas de visitar y algún museo que estaba abierto.

A mediodía tomamos la habitación, incluso algo mejor que la que nos dieron la primera vez (optamos por hacer un "up-grade" allí mismo), y marchamos hacia la Plaza de Armas, donde camino de ésta, y viendo que no había casi nadie en su interior, comimos en el restaurante “Casta Divina”, muy bien y por unos 700 MXN (propina aparte).
Mérida es una ciudad casi andaluza, con calles tiradas a cordel, perfectamente cuadriculada y sin una sola cuesta (su casco viejo, al menos). Todo son casonas con grandes portones, dinteles y ventanas con rejas y jardineras. Las que han pasado a ser hotelitos, restaurantes o negocios están perfectamente restauradas y pintadas a colores, mientras que otras, con menos fortuna, permanecen en mal estado o incluso en ruinas.
Hay numerosos puntos de interés para visitar, por lo que merece al menos 2 noches/3 días. Es fácil pasear por el centro (el hotel está muy cerca) si bien un taxi no costará más de 50-60 MXN por carrera.
Su Catedral es una de las más grandes y ricas de todo México y el Zócalo es todo un espectáculo de colores, donde, además de haber puestecillos de recuerdos, podremos tomar unos emblemáticos helados en la afamada Sorbetería Colón (concretamente de mamey colorado y de papaya).
A destacar que, al igual que en Campeche, la gran mayoría de gente llevaba la mascarilla por la calle y, por supuesto, dentro de cualquier local.

09AGO.- Todo el día en Mérida, visitando quintas y palacetes, museos e iglesias. A destacar las “marquesitas” que venden en la calle 62.



Aprovechamos para conocer los mercados de la ciudad (San Benito, artesanías de las calles 65 y 67, tiendas alrededor del antiguo Correos y Telégrafos…), donde fue fácil comprar recuerdos y artesanía a buenos precios (no vayáis al Mercado Maya de la calle 56: es una trampa para turistas con precios muy altos).