ღ PALENQUE ヅ
Un joven mexicano se tambalea y se le cae la lata de cerveza al suelo, se mantiene fijo, sin moverse, con los brazos y la cabeza caídos, intentando recuperar aliento para seguir caminando en la desértica calle de Guadalupe a las cuatro de la mañana. Vuelve a moverse, recupera con esfuerzo la lata, y se sienta en el borde de la acera, está totalmente perjudicado, la noche ha podido con él. Llevo media hora observándolo, el mismo tiempo que lleva de retraso el conductor que tiene que recogerme para llevarme a Palenque. Por fortuna, no es violento y si tiene un carácter violento hoy no podrá hacer gala de él.

Por fin, llega mi conductor, soy el último pasajero. Hoy me acompaña una joven alemana, una mexicana, una pareja mexicana residentes en Los Ángeles y otra mixta, la mujer mexicana y él americano y, además, repite la chica poblana.
Es una excursión larga desde San Bartolomé de las Casas, una paliza, hacerlo de ida y vuelta en un mismo día, pero la ventaja que no tendré que bregar muchas horas con el tiempo tropical, solo las horas que este visitando la zona arqueológica. La alemana y la mexicana que no es de Puebla se quedaran en Palenque.
Lonely Planet recomienda no hacer este trayecto de noche, la carretera 199 que pasa por Ocosingo, por posibles asaltos. Por el día, se ve bastante controles policiales y es más complicado que ocurra algo.

Almorzamos en el pequeño pueblo Arroyo Agua Azul y nos da nuestro conductor una hora para ver las cascadas escalonadas con nombre homónimo. Visito estos interesantes saltos de agua que hoy deberíamos llamar Agua Marrón. No siempre es azul, por lo visto; sin embargo, este pequeño impedimento no desluce el espectáculo.

Una hora más tarde, aproximadamente, llegamos a las cascadas de Misol- Ha, donde Schwarzenegger se las vio putas para sobrevivir contra el impecable cazador alienígena. Y es que aquí grabaron algunas escenas de Predator en los ochenta. Esta cascada tiene un salto de treinta metros que cae en una turbulenta poza que crea por el impacto permanente de agua una maravillosa neblina fotogénica. Me quedo enamorado de esta belleza, mucho más bonita que la Cascada de Agua Azul; pero para gustos, los colores.


En media hora estamos otra vez en ruta, somos como los relámpagos: ahora te veo, ahora ya no te veo, empiezo a recordar por qué nunca he sido muy partidario de los tours, donde se suele valorar más la cantidad que la calidad; mas en este viaje, contradiciendo mis principios o es que ya me hago mayor, he preferido sacrificar la “libertad” por la seguridad y la tranquilidad.

Los precios de los guías son fijos en Palenque, así que decidimos coger uno para todos excepto la chica alemana, que casi no habla español. Ciento noventa pesos por cabeza entre siete personas, es decir: 1330 pesos. La entrada está incluida en el paquete del tour. ¡Buah! Me coge desprevenido el escenario que contemplo, el verdor de la selva tropical lo abarca todo, excepto las ruinas arqueológicas. Es un escenario inigualable con los aullidos de los monos, eso sí, el calor aquí es pegajoso e insoportable, estamos a menos de 80 msnm. Lo primero que nos comenta el guía que la etimología de Palenque es un vocablo prestado del catalán; sin embargo, hay quienes defiende que procede del occitano. El caso, que Palenque no es su verdadero nombre, al menos no como lo conocieron los mayas. También nos dice que la mayoría (el 85%) de los edificios de esta ciudad del periodo clásico maya siguen ocultos entre la densa vegetación y los montículos de tierra, no se puede sacar a la luz porque el área está declarada como reserva natural y está protegida por su gran diversidad biológica, y me parece justo que así sea: la vida por encima de las piedras siempre que no puedan convivir juntas. Los edificios más interesantes rodean un claro con algún que otro hermoso ejemplar de ceiba u otro árbol. Entre los más destacados está el fotogénico Templo de las Inscripciones donde encontraron la tumba del rey Pakal que según dicen nada tiene que envidiar a las tumbas faraónicas en pomposidad, quienes algunos sostienen, donde la arqueólogos dan un razón más mundana, que lo que se ve en la lápida es una nave espacial conducida por un hombre, cerrada al público indefinidamente, esta vez no a causa del virus; El Palacio, el edificio más grande donde todavía observo trabajar a los arqueólogos o el Templo XIII donde reside los restos de la Reina Roja, asimismo terreno fructífero para teorías alternativas a la oficial, si no vean los capítulos sobre Palenque de la serie Alienígenas Ancestrales. A causa de la pandemia no se puede subir en los edificios como antaño. No entiendo muy bien esta norma estando los restos arqueológicos al aire libre, diferente si lo hicieran para preservarlos del desgaste que puede causar el trasiego incansable de turistas a los edificios. El americano casado con una mexicana, se queda esperando en el claro, su salud es frágil y solo habla inglés, mientras el guía nos lleva a otra plaza más pequeña con edificios con menos pomposidad. Sigue hablando, pero de los siete, solo tres seguimos escuchando atentamente sus explicaciones. El mexicano residente en EEUU está pensando más en la comida y en la bebida, su naturaleza juerguista no congenia bien con este escenario.

Por fin, nuestro amigo se siente feliz, estamos ya en el restaurante buffet, solo tenemos que pagar la bebida, la comida está incluida. Nos sentamos todos en una misma mesa redonda donde todos interactuamos, incluso la chica alemana y el americano. Los postres, al menos en los buffet que he visitado en mi estancia en México, suele haber poca variedad.
La vuelta se hace más pesada. Llego a San Cristóbal de las Casas a las 21:00h. Compro unas porciones de pizza y una coca cola y me voy al hotel. Estoy tan cansado que me cuesta hasta masticar la comida antes de irme a dormir.