La etapa de hoy nos llevaría desde la idílica Vik hasta Hella, una localidad sin mucho interés aunque es una buena base para visitar gran parte de los atractivos del triángulo de oro y sobre todo para visitar Landmannalaugar.
La ruta fue muy relajada ya que íbamos a hacer una caminata por Valahnúkur que finalmente la dejamos en el tintero. Desde Vik regresaríamos a la playa de Reynisfjara para visitar el faro de Dyrhólaey y de ahí iniciaríamos la ruta de las cascadas del día donde visitaríamos Skógafoss, Kvernufoss y Seljalandsfoss. De ahí pusimos rumbo hasta a Hella donde visitamos la localidad histórica de Keldur.
La ruta fue muy relajada ya que íbamos a hacer una caminata por Valahnúkur que finalmente la dejamos en el tintero. Desde Vik regresaríamos a la playa de Reynisfjara para visitar el faro de Dyrhólaey y de ahí iniciaríamos la ruta de las cascadas del día donde visitaríamos Skógafoss, Kvernufoss y Seljalandsfoss. De ahí pusimos rumbo hasta a Hella donde visitamos la localidad histórica de Keldur.
Ruta del día:
Ruta del día
Importante:
En la etapa nos dejamos varias cosas por ver, entre ellas una ruta por la zona de Valahnúkur o la cascada Gljufrafoss a la que se va desde Seljalandsfoss, esta por despisto dejamos de verla. Son cosas que si vais con tiempo podréis hacerlas sin problema. Nosotros nos tomamos la etapa con calma ya que los días comenzaban a pasar y al día siguiente tocaba una larga caminata.
Nos dirigimos al Faro de Dyrhólaey y fuimos directamente hasta el aparcamiento que se sitúa en la cima del acantilado y que se llega por una carretera sin asfaltar y bastante empinada, cuidado si no se va con un coche todo-terreno.
Nos dirigimos al Faro de Dyrhólaey y fuimos directamente hasta el aparcamiento que se sitúa en la cima del acantilado y que se llega por una carretera sin asfaltar y bastante empinada, cuidado si no se va con un coche todo-terreno.
Faro de Dyrhólaey
El faro se construyó a principios del siglo XX y cuenta con 13 metros de altura. Es distinto al resto de faros naranjas tan comunes en Islandia, ya que en realidad es una gran mole cuadrada de hormigón. Su peculiaridad radica en su extraordinaria ubicación y que hasta cierto momento, era un alojamiento donde uno se podía quedar a dormir, en la actualidad creo que ya no es posible.
Desde el faro si miramos al este encontramos una increíble playa de arena negra, una de las más curiosas del mundo.
Desde el faro si miramos al este encontramos una increíble playa de arena negra, una de las más curiosas del mundo.
Playa de Reynisfjara
La playa le debe su color negro a su origen volcánico y las rocas que se encuentran en ella son columnas de basalto negro. Los arcos que hacen tan famoso y reconocible a la formación natural de Dyrhólaey, se han creado de forma natural fruto de la erosión.
Dyrhólaey
Si miramos en dirección oeste del faro encontramos otra gran playa de arena negra, más abrupta y con más oleaje que Reynisfjara, aunque igual de espectacular. Carteles en la zona avisan de la peligrosidad de estas aguas y principalmente de sus grandes olas que rompen más lejos de las olas normales bien entrada la playa y puede arrastrar personas al océano.
Playa de arena negra
Acantilados de Dyrhólaey
Desde Reynisfjara pusimos rumba a la pequeña localidad de Skogar, un cruce de caminos famoso por sus cascadas cercanas y por ser el punto más cercano al inicio de una de las excursiones más conocidas de Islandia, la ruta desde la cascada Skógafoss hasta Þórsmörk, de aproximadamente 25 kilómetros. Esta ruta sin duda la haremos si volvemos a Islandia algún día.
Skógafoss es una de las cascadas más impresionantes de Islandia, creo que esto ya lo he dicho más de una vez, pero es cierto. La cascada tiene una caída de 62 metros y se puede visitar desde la explanada inferior, donde os pondréis chorreando con las cortinas de agua que proceden de la cascada y también podéis ascender por una empinada escalera. Como en muchas otras cascadas del país esta también tiene leyenda y cuenta que un colono escondió un cofre de oro detrás de la cascada.
Skógafoss es una de las cascadas más impresionantes de Islandia, creo que esto ya lo he dicho más de una vez, pero es cierto. La cascada tiene una caída de 62 metros y se puede visitar desde la explanada inferior, donde os pondréis chorreando con las cortinas de agua que proceden de la cascada y también podéis ascender por una empinada escalera. Como en muchas otras cascadas del país esta también tiene leyenda y cuenta que un colono escondió un cofre de oro detrás de la cascada.
Skógafoss
Desde el aparcamiento de Skógafoss, que por cierto es gratuito, debéis coger de nuevo el coche en dirección al museo de las tradiciones de Skógar donde podéis dejar el coche para visitar la cascada Kvernufoss en un breve paseo.
La cascada está retirada y alejada del bullicio turístico de Skógafoss por lo que su localización y el poder visitarla solos le aportan un encanto especial.
La cascada está retirada y alejada del bullicio turístico de Skógafoss por lo que su localización y el poder visitarla solos le aportan un encanto especial.
Ruta a Kvernufoss
Kvernufoss
Después de comer algo en Skógar, continuamos por la carretera de circunvalación Ring Road hasta que nos encontramos con la cascada Seljalandfoss, una de las más visitadas y reconocibles de Islandia, por su caída de 60 metros y sobre todo por el resbaladizo sendero que permite recorrer la cascada por su parte trasera. Por cierto el aparcamiento de Seljalandfoss es de pago, nos costó 700 ISK.
Seljalandfoss
Como llegamos a nuestro alojamiento en Hellnar nos acercamos a Keldur, un asentamiento donde se pueden encontrar algunas de las granjas con techos de turba más antiguos del país. La mayor parte de las construcciones datan del siglo XIX. Los habitantes de Keldur aparecen en numerosas sagas, historias mezcladas con leyendas que ocurren durante el poblamiento de Islandia en los siglos X y comienzos del XI.
Actualmente no hay habitantes en ella y forma parte de la Colección de Edificios Históricos del Museo Nacional.
Actualmente no hay habitantes en ella y forma parte de la Colección de Edificios Históricos del Museo Nacional.
Keldur
Pusimos rumbo a nuestro alojamiento donde cenamos y descansamos. Mañana tocaba uno de los puntos fuertes del viaje, Landmannalaugar
.Alojamiento:
Nos alojamos en el Hotel Stracta. Sin lugar a dudas el peor de todo el viaje debido por un lado a su desorbitado precio nada acorde a lo que ofrece y por otro lado a sus habitaciones más parecidas a barracones militares que a un hotel que se supone tiene cuatro estrellas y es de lo mejor de la zona. No nos quedó buen recuerdo de este alojamiento.
Lo mejor del alojamiento fue el personal y la comida del bar del hotel.
Lo mejor del alojamiento fue el personal y la comida del bar del hotel.