Una de las visitas imprescindibles de todo viaje a Rumanía son los monasterios pintados de Bucovina, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1993, y estos eran nuestro destino, además coincidió que era 15 de agosto, festividad de la Virgen, con lo que en todos los monasterios había celebraciones y la gente asistía a las misas vestidos con sus mejores galas, lo que les daba un ambiente fantástico.
Los monasterios se caracterizan por tener sus fachadas totalmente pintadas y en cada uno de ellos destaca un color predominante. Sus interiores también están totalmente decorados como es costumbre en la religión ortrodoxa, en el exterior se pueden realizar fotos sin problemas, no así en los interiores que no está permitido en casi ninguno caso.
Comenzamos por el Monasterio de Humor, fundado en 1530, en su fachada destacan el Sitio de Constantinopla y el Juicio final, su color característico es el marrón rojizo.
Normalmente la entrada es de pago, pero como llegamos en plena celebración la persona de la puerta nos indicó que pasáramos, en el resto si pagamos la entrada, si no recuerdo más eran como 8-10 lei.
En el jardín estaban en plena misa y realmente impresionaba el fervor de los asistentes tanto gente joven como mayor
Continúanos por el Monasterio de Voronet, fundado en 1488 está considerado como el más importante llegando a llamársele la Capilla Sixtina del este, su muro del juicio final es impresionante, y su color es el azul, de hecho es una tonalidad que se conoce como azul de Voronet.
Parada para comer, descansar un rato y continuar
La siguiente parada fue el Monasterio de Moldovita fue fundado en 1532, caracterizado por sus tres arcos y predominando el color amarillo dorado en sus pinturas que siguen el modelo del de Humor.
Continuamos hasta el Monasterio de Sucevita, lo primero que llama la atención es la fuerte muralla que lo rodea , una ver que se pasa la puerta de entrada te encuentras con el monasterio que probablemente tiene más pinturas bien conservadas, destacando la Escalera del Paraiso, el color predominante es el rojo.
En todos los monasterios hay zonas de aparcamiento en las cercanías, no recuerdo que ninguna fuera de pago.
Ya un tanto cansados regresamos al hotel y decidimos cenar allí y no bajar a la ciudad que era nuestra idea inicial.