Blogs / Diarios 
Nueva jornada en Lovina, la última de nuestras vacaciones antes de regresar a España al día siguiente. ¡Hay que aprovechar al máximo!
Kutuk nos recoge y nos lleva al templo Pura Melanting, situado en el extremo oeste de la isla, cerca del mar. Tiene un aparcamiento inmenso que a nuestra llegada estaba vacío, era temprano y fuimos los primeros. El precio de la entrada es la voluntad, se nota que esta parte de Bali no es tan turística como el sur. Pareo y para adentro.
Este templo es muy conocido en la zona, se eleva sobre una colina a la que se accede por unas vistosas escaleras guardadas por dos dragones. Puertas balinesas, altares, sombrillas y telas decorativas rebosantes de color adornan el recinto. Hay diversas construcciones en diferentes niveles y a diferencia de otros lugares de la isla, se puede acceder a ellas aunque no vayas a rezar. Kutuk le pidió a un sacerdote que nos bendijera y éste nos roció el agua de unas ramas murmurando un rezo.
Poco a poco van llegando los fieles, familias que traen las ofrendas vestidas con las ropas típicas por ser días de fiesta. Nos miran con curiosidad y nos sonríen, somos bienvenidos.
Como sucede en otros templos, aquí también hay muchos monos, pero a diferencia del de Ulluwatu, los sacerdotes/cuidadores del templo estaban atentos y los espantan cuando llegan los fieles a rezar. Los animales no se acercan a la gente, por lo que no hay sensación de peligro y no molestan. Estábamos tan a gusto que se nos pasó una hora sin darnos cuenta. Si van al norte no pueden perderse este templo, es una visita imprescindible.
Nos montamos en el coche y seguimos la ruta, ahora vamos al templo Pura Teluk Terima. Suerte que nos llevaron, porque no se ve desde la carretera.
Se accede por una larga escalera de peldaños bajos que se eleva por una colina, rodeada de árboles que apenas dejan pasar la luz, y salpicada de pequeños altares de cuando en cuando. El silencio y la penumbra de los árboles dan una sensación de túnel. Los grupos de monos nos vigilan atentos por si cae algo pero no se acercan, tienen actitud tranquila. Kutuk abre camino pertrechado con un paraguas, no hizo falta, pero nunca se sabe. Los mosquitos se dan un festín en mis piernas.
Como éste no es un sitio turístico, no hay taquilla para la entrada ni pareos para el visitante. Un sacerdote nos indica que podemos dejar la voluntad y nos ata un paño a la cintura. Vamos en pantalón corto, pero no nos ponen reparos.
Finaliza nuestra visita en este templo y nos dirigimos a las aguas termales de Banyuwedang (Banyuwedang Hotspring), probablemente, uno de los sitios más curiosos que hemos visitado nunca.
A la entrada del recinto hay un restaurante y un pequeño templo. El sendero te lleva a una única piscina grande y a su alrededor se reparte una zona de duchas al aire libre, los vestuarios y aseos, unas taquillas y un kiosco de bebida y aperitivos. Está en un manglar y se ven las barcas cerca.
Contratamos una taquilla porque nos habían advertido que los monos podían sustraernos las cosas, aunque en realidad no vimos ninguno. El lugar estaba lleno de familias locales que se bañan vestidos, somos los únicos turistas y a mi me da reparto ser la única en bikini y me dejo puesto el blusón de playa.
Vemos que mucha gente se sienta y mete los pies, pocos se bañan. Después entendimos por qué: ¡el agua está muy caliente!. Un grupo de señoras nos miran divertidas y expectantes, sabedoras de nuestra reacción de sorpresa cuando comprobemos la temperatura del agua. Después pidieron hacerse fotos con nosotros.
A Mr. R le encanta el agua se baña hasta en los charcos, pero yo no tengo tanto valor y apenas logré aguantar el agua hasta la rodilla. Dicen que el agua está a 40 grados, yo diría que más. Está muy limpia y es cien por cien natural con su azufre, sin tratar ni mezclar.
No exagero si digo que está muy caliente, he cocido pasta en menos. Las ronchas de las picaduras de mosquitos del templo anterior desaparecieron y me quedaron las piernas como planchadas.
Hay carteles en el sitio que recomiendan no estar más de 20 minutos en el agua porque podrías acabar deshidratado. Damos fe de que así es, porque a Mr. R le brotaban goterones por la piel del contraste cuando salió. Compramos una botella de agua por si acaso. Aún así, como es un valiente, se baño tres veces.
Eché de menos unas duchas de agua fría para compensar, pero aquí todo es agua caliente. Fue una experiencia increíble, un lugar curioso y muy recomendable si vienen al norte.
Comemos en un restaurante cercano y emprendemos el viaje de regreso al hotel, pagamos por esta excursión 700.000 rupias. Quedamos muy agradecidos a Kutuk por sus servicios y a Putu (Putu Adnyana, +62 821-4594-0933), que cada día nos escribía para saber cómo nos iba. Pasamos la tarde en la piscina sin hacer gran cosa y cenamos de nuevo en el Ganesh Restaurante, justo al lado de nuestro hotel.
Toca hacer la maleta porque mañana volvemos a España.
Etapa anterior
Últimos comentarios al diario: 
Tema: 
Ir a tema del foro
