Solo pensar en que había llegado el día en el que desembarcaría en la enigmática ciudad de Pyramiden me producía ansiedad.
¿Qué pasó realmente allí? ¿ porque los habitantes la abandonaron de la noche a la mañana?
Dicen que la industria minera había dejado de ser rentable. Que se estropeó la calefacción. Ya...la versión oficial después de visitarla no es fácil de creer.
Pyramiden descansa al pie del fiordo de Billefjorden, en la isla de Spitsbergen frente al glaciar Nordenskjøldbree.
Recibió su nombre por la montaña con forma de pirámide que se encuentra junto a la ciudad.
Propiedad de una compañía minera rusa fue el hogar en el pasado de más de 1000 habitantes. En marzo del 98 se realizó la última extracción de carbón de la mina y los últimos residentes abandonaron el asentamiento el 10 de Octubre de ese mismo año.
Hay muchas maneras de llegar por mar a Pyramiden desde Longyearbyen. Aunque lo más frecuente es hacerlo en un tour de un día con el barco Polar Girl o bien con el barco Henningsen. Nosotros elegimos el segundo porque normalmente es mas caro pero había una oferta para el sábado que salía más económico incluso que con Polar Girl. Los barcos no salen cada día, así que conviene adaptarse a los días zarpan para asegurar que no nos quedemos sin ir.
Suelen recogerte en el hotel sobre las 8.30h y te devuelven sobre las 19.30 (son unas 11 horas de tour)
Si hay mucha gente, cuando te recogen te dicen un número que debes memorizar para cuando llegues al barco. Es tu mesa y tu sillón a cubierto.
De camino está la gente muy activa prismático en mano a la caza de la ballenas.
El barco hace una parada técnica. Bajan una zodiac. Se montan dos personas, con cajas y equipaje y los dejan en una remota cabaña perdida en una playa ártica. Incomunicados. A saber que irán ha hacer allí....
La siguiente parada es el Glaciar Nordenskjøldbree. A pesar de que hay mucha niebla y no podemos divisar con claridad las montañas de fondo, luce simplemente espectacular.
Hay kayakistas que navegan frente al glaciar. De postal.

Aquí hay una enorme probabilidad de fotografiar osos polares, pero no estuvimos de suerte ese día.
Nos montan una barbacoa en el barco y comemos frente al glaciar.

Y después, ponemos rumbo a Pyramiden. Cuando atracamos en el puerto nos distribuyen en 3 grupos. Cada uno con su guía armado con fusil.

Nos cuentan que actualmente viven 10 personas allí. En uno de los edificios. Son guías y personal de mantenimiento.
La primera impresión es que te encuentras en una ciudad Apocalíptica.


El guía nos va explicando la historia de cada edificio y luego nos deja entrar a explorarlos por dentro.
A mi me impacta un edificio alto de viviendas donde ahora solo viven las gaviotas. Con las ventanas atestadas de nidos. Con un follón de graznidos realmente ensordecedor en medio del silencio absoluto de la ciudad deshabitada.

Me sorprende la decrepitud de la cantina, de un lugar que en su momento debió ser lujoso.




Y la piscina. La piscina sin agua. Y la pista de básquet en perfecto estado de conservación.


Muy curioso todo. Muy sorprendente. Enigmático a más no poder.
Finalmente accedemos a un local donde venden recuerdos y puedes tomarte hasta un vodka ruso si te apetece.
Estos parajes nos recuerdan a la película "21 días de oscuridad". Donde los vampiros aprovechaban los periodos de noche Polar para sobrevivir y como no, en nuestra enferma cabeza florece la loca idea de que está ciudad era de vampiros.
Y si siguen aquí?
El empleado que nos cobra la taza que hemos comprado en la tienda de recuerdos es alto, delgado, con la tez lívida y tiene los ojos más extraños que hemos visto en nuestra vida. De color gris claro. Jordi me dice que le ha dado miedo. A mí también. Y no nos atrevemos a hacerle una foto por si cuando la miramos no sale nadie.
La mujer que nos sirve el vodka es igual. Nos lo bebemos de un trago y salimos cagando leches no sea que no salgamos vivos de allí.