De península a continente, y tiro porque me lleva la corriente
Nos despertamos temprano para desayunar en cuanto abrieran el comedor, a eso de las 7:30. Había que coger fuerzas para afrontar el largo día que teníamos por delante:
• Olympia
• Lepanto
• Galaxidi
• Noche en Delfos
Desayuno tipo buffet bueno y variado, en un salón con multitud de mesas reservadas para los diferentes touroperadores. Curioso.
Aunque estábamos muy cerca del yacimiento, Google nos la lio de nuevo…
El problema es que sitúa tan mal la entrada al yacimiento que se inventa una vuelta de más de 15 minutos por carreteras que rodean pueblos limítrofes. Basta con cruzar el pueblo y hacer caso omiso a las “recomendaciones” de Google.
Si vais a usarlo, es muy importante marcar como destino la mejor zona cercana de aparcamiento que encontramos: goo.gl/maps/iRReV2Ff9TbgZHxUA
La diferencia es abismal, 5 vs 20 minutos, pues nos pareció tan raro el rodeo que rectificamos varias veces.
Si vais pronto encontraréis sitio fácilmente y os adelantaréis a la llegada masiva de turistas. Y quien avisa no es traidor.
Olimpia u Olympia es una de las ciudades más importantes de la Grecia clásica. Situada junto al monte Cronio, albergaba uno de los más importantes santuarios del mundo antiguo, el de Zeus Olímpico, y era sede de los conocidos Juegos Olímpicos. Por ende, de la más visitadas. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1989.
Google Maps: goo.gl/maps/fnzRJQ1KYTNYoffu7
Web oficial: odysseus.culture.gr/ ...bj_id=2358
Horario de verano: 8-20
Entrada: 12 €
Tiempo aproximado de visita: 2 horas el yacimiento, 1 hora el museo y unos 40 minutos el museo de los Juegos Olímpicos
Recomendaciones:
Llevar bastante agua, pues no hay fuentes y pasaréis muchas horas bajo un sol abrasador. Hay sombra donde cobijarse del sol, pero no tanta. Id pronto, antes de que llegue la marabunta
Extra: ni se os ocurra comprar en el quiosco que hay en el parque camino del museo (ιστορικό μπαρ μπαρ): goo.gl/maps/HNBBVTeYGnAdWxRY7
Primera y última vez en el viaje que compramos sin preguntar. Aunque el importe sea irrisorio, el propio acto del robo es lo que nos indignó. 3 € la botella de agua. La disfrutamos bien, casi a precio de vino de la casa.
Dificultad: baja
Comentarios:
Olimpia merece una visita tranquila, pues hay mucha información para procesar y entender.
Este fue nuestro recorrido aproximado: Filipeo (tholos o monumento circular de orden jónico rodeado de columnas, mandado a construir por Filipo II de Macedonia), Pritaneo (edificio donde residían los pritanos, las personas encargadas de la organización de los juegos), Templo de Hera o Hereo (edificio períptero hexástilo, con 6 columnas en los frentes, datado en el año 600 a. C.), Ninfeo de Heredoes, Altar de Hera (donde se enciende la llama olímpica), Metroo (pequeño santuario dórico) Zanes (lugar donde se erigían estatuas de bronce de Zeus costeadas con las sanciones económicas impuestas a los atletas tramposos), Estadio*, Octagon, Altar de Niké de Peonio, Casa de Nerón, Estoa sur (compuesta por 34 columnas dóricas), Bouleuterión (lugar donde se reunía el consejo o asamblea ciudadana), Templo de Zeus*, Leonideo (hospedería para atletas y visitantes distinguidos), Termas del Leonideo, Taller de Fidias (el escultor más importante de su época), construido sobre una antigua basílica paleocristiana, Teecoleón (residencia de los sacerdotes del santuario, o teócolos), Heroon, Baños griegos antiguos, Palestra (edificio abierto que hacía escuela de lucha) y Gimnasio.
Seguro que algo nos dejamos.
El Estadio, situado a los pies del monte Cronos, era el lugar donde se llevaban a cabo la mayoría de las pruebas deportivas en honor a Zeus. La pista tiene una longitud de más de 200 m y anchura de cerca de 30 metros, con un graderío con capacidad aproximada de 50.000 espectadores. Como curiosidad, en el año 2004 acogió algunas pruebas de los Juegos Olímpicos modernos celebrados en Atenas.
El Templo de Zeus albergó la que fue una de las siete maravillas del mundo antiguo, una colosal estatua elefantina (hecha de oro y marfil) de casi 12 metros del dios, realizada posiblemente por el citado Fidias. Lamentablemente no se conserva hoy en día, pero se atestigua por el testimonio de viajeros tales como el omnipresente Pausanias o por monedas acuñadas en esa época.
Construido por el arquitecto Libón de Élide en torno al año 460 a.C., hoy está prácticamente en ruinas. Pero en el museo podréis ver una reconstrucción muy interesante de algunos de sus elementos más destacados.
En el frontón este se representa la carrera de carruajes entre Pélope y Enómao, a fin de conseguir la mano de la hija del último (Hipodamía). Zeus ocupa el centro de la representación, mientras ejerce de juez de la carrera.
En el oeste, escenas de la recurrente centauromaquia, que representa la batalla entre centauros (rudos y salvajes) y lápitas (cívicos y educados), por no cumplir los primeros las sagradas normas de hospitalidad. Y mientras tanto, Apolo atento a la contienda.
En total, 42 estatuas de hermoso mármol de la isla de Paros. Ahí es nada.
En cada extremo del edificio, pronaos y opistódomo, había seis metopas (paneles situados en el friso, separados por triglifos), donde se representan los doce trabajos de Hércules. Están muy bien montadas en el museo, aunque sólo cuatro de ellas están realmente bien conservadas.
Tras la visita al yacimiento nos acercamos al museo, parando un momento para comprar agua fresca y produciéndose el “robo” anteriormente comentado.
El museo es súper interesante, lo que nos obligó a pasar allí algo más de una hora. Sólo en la sala central, la que muestra los frontones y las metopas, podríamos pasar hora.
Por último, nos dirigimos al Museo de la Historia de los Juegos Olímpicos. No es especialmente interesante a nivel arqueológico, pues sólo han sacado algunas piezas del otro museo relacionadas con el deporte y han añadido información de los juegos modernos. Aun así, merece la pena dedicarle al menos media hora.
Nos habíamos dejado llevar sin mirar hora, y resulta que pasamos en Olimpia más de cuatro horas.
Analizamos la ruta prevista y, obviamente, tuvimos que eliminar la visita al Monasterio de Osiou Louka. Cerraba a las 15:30 y nos separaban 4 horas. No sabemos en qué momento llegamos a pensar que era posible llegar a tiempo, jejeje.
Con toda la tranquilidad del mundo hicimos un pequeño cambio para parar a almorzar/merendar en Lepanto, ciudad que nos recuerda inevitablemente a D. Miguel de Cervantes Saavedra.
Llegaríamos pasadas las 15 horas, momento en el que todo el mundo se encontraba merendando y tomando el café, salvo los españoles cansinos.
Buscamos aparcamiento, cosa complicada y nos dirigimos hacia la zona del puerto.
El día amenazaba con lluvia, pero nos respetó.
Almorzamos totalmente solos en Kouzina Loi (goo.gl/maps/MeuRZWAeqBT6JSV69), mientras que iban preparando mesas para la cena. Tardaron un poco porque la comida la hicieron sobre la marcha, lo que se agradece.
Comimos un plato muy bueno, aunque un poco “trampa” (por la cantidad). Cuando pedimos “cangrejos crujientes” esperamos una olla, no 6-8 cuerpos rebozados, jejeje. Aun así, mereció la pena probarlos por su gran y curioso sabor.
Seguimos con un plato que no puede ser menos tradicional, una hamburguesa de búfalo. Resultó ser una delicia, de las mejores carnes del viaje.
Allí probamos también uno de los mejores vinos de la casa, un tinto de la zona realizado con uva syrah. De los pocos en que nos interesamos por preguntas.
El precio fue aceptable.
Después dimos una vuelta por el puerto antiguo, que es encantador, contemplando con sorpresa una estatua en honor a Cervantes en relación con la batalla (que aunque todo el mundo conoce, merece la pena ahondar) en la que se quedó el hombre medio manco. Aunque financiada principalmente por entidades española (hay una placa con información), es un orgullo encontrarnos a un paisano tan ilustre por esos lares.
Más información: elgiroscopo.es/ ...cervantes/
Como curiosidad, en una de las torres de la muralla hay una estatua de una persona con una antorcha en la mano. Se trata del héroe griego Yorgos Anemogiannis, que murió intentando prender fuego a un barco turco durante la guerra de independencia de 1821.
Cruzando la muralla estaba la playa de guijarros finos, pero el tiempo no invitaba mucho al baño que digamos. Había algunos turistas y niños locales intentando pescar sin mucho éxito.
La vista de la muralla y el castillo son espectaculares desde allí. Este último se puede visitar, pero no teníamos el cuerpo para hacer la digestión allí arriba.
Se nos hacía tarde y teníamos que llegar a Delfos aún, que estaba a dos horas.
Empezó a llover con fuerza, y aprovechando que Galaxidi nos cogía de paso hicimos una parada.
Galaxidi es un bonito pueblo pesquero a 15 km de Delfos. No tiene gran interés, pero es muy pintoresco.
Aparcamos junto al puerto y nos tomamos unos ricos cafés, muy a gusto, mientras pasaba la tormenta. Bueno, cafés y un gofre gigante con miel y nueces recién hecho.
Creemos que fue en la cafetería The Kaffeneio (goo.gl/maps/DDgew5rXcXvnHY2F9).
Cuando paró la lluvia dimos un paseo por el puerto, nos hicimos algunas fotos y seguimos hacia Delfos disfrutando de un espectacular arco iris que nos anunciaba que la tormenta era historia, mientras el sol se iba escondiendo y pintaba el cielo de hermosos colores lilas y amarillos.
Llegamos a Delfos de noche y nos fuimos directamente a nuestro alojamiento.
Pan Hotel (goo.gl/maps/N1vPLheqYp9qELNJA) resultó ser un hotel bueno, bonito y barato. A sólo 3 minutos en coche del sitio arqueológico, nos salió la habitación por menos de 50 € la noche con desayuno, básico pero contundente, incluido.
Limpio, balcón con vistas lejanas al mar (era cierto lo que veíamos en las fotos) y buena cama. Dormimos con vistas y con un frescor súper agradable. RCP insuperable.
Aparcar en la zona se ve que es muy complicado, pero se nos apareció la Virgen, San Demetrio o quien fuera, y había un hueco libre frente al hotel. Menuda suerte.
Lo único reprochable es que nos vieron bajar la escalera con los maletones a cuestas (os recordamos que llevábamos más de 60 kilos repartidos en 4 maletas), y nos dicen al día siguiente que hay ascensor, que dónde íbamos subiendo por las escaleras, jajaja.
La verdad es que los dos hombres al frente del negocio eran más serios que un luto, por qué negarlo.
Entre que almorzamos tarde, la merienda de Galaxidi y que estábamos cansados, prescindimos de nuestra salida nocturna e hicimos ayuno hasta el desayuno. Nos despedimos con este bonito pareado...mañana más.