Toca volver a Lucerna desde Burgenstock, tenemos dos opciones con las que más o menos se tarda lo mismo una vez se coge el primero de los transportes. La primera opción es hacer el trayecto inverso al de la ida, es decir autobús 321 hasta Stansstad y allí coger el tren hasta Lucerna, son 42’ e igual que a la ida el cambio de transporte está sincronizado, son 7,80 CHF.
Pero nosotros queríamos variar y había una 2ª opción, era bajar desde Burgenstock en tren cremallera hasta la orilla del lago (estación Kehrsiten-Burgenstock) y allí coger un barco que te lleva directamente al puerto de Lucerna junto a la estación de tren, con esta opción se tardan 37’ y de la misma manera están sincronizados el tren cremallera y el barco, la única pega es que son 30 CHF, una diferencia considerable.
Pese a ello quisimos volver en barco para ver las vistas desde el lago.
El tren cremallera baja en unos 6’ y allí donde está en embarcadero prácticamente no hay otra cosa, y unos minutos más tarde atraca el barco. Es un barco moderno, cómodo, con zonas exteriores en la parte trasera y delantera, y zonas interiores donde se puede tomar algo y descansar tranquilamente. El trayecto se hace directamente sin paradas intermedias.
El resto del día lo pasamos descansando en el hotel, que al día siguiente tocaba hacer el maratón, salvo un pequeño paseo por el centro.
El domingo, 4º día de viaje, por la mañana fue el día de la carrera, ocasión de ver Lucerna y alrededores hasta la zona de Horw, pero a golpe de zapatilla. Después por la tarde descanso y paseo para relajar las piernas. Por la noche hicimos nuestra única comida del viaje en un restaurante, buscamos italianos por la zona anexa a la estación, y aunque no se veía mucho movimiento por las calles uno estaba cerrado, otro estaba lleno y al final entramos en el "Bellini Locanda" (Murbacherstrasse 4), comimos unos pizza y otros risotto, en general bien en cantidad, la pizza que es lo que yo comí era grande y no estaba mal, eché en falta algo más de variedad de pizzas, esto junto con una botella de vino para los cuatro, el más barato que vimos, nos salió a unos 40 CHF por cabeza. Decir que la organización no era buena y tardaron mucho en traer la comida, no sólo a nosotros, a otras mesas también.
Pero nosotros queríamos variar y había una 2ª opción, era bajar desde Burgenstock en tren cremallera hasta la orilla del lago (estación Kehrsiten-Burgenstock) y allí coger un barco que te lleva directamente al puerto de Lucerna junto a la estación de tren, con esta opción se tardan 37’ y de la misma manera están sincronizados el tren cremallera y el barco, la única pega es que son 30 CHF, una diferencia considerable.
Pese a ello quisimos volver en barco para ver las vistas desde el lago.
El tren cremallera baja en unos 6’ y allí donde está en embarcadero prácticamente no hay otra cosa, y unos minutos más tarde atraca el barco. Es un barco moderno, cómodo, con zonas exteriores en la parte trasera y delantera, y zonas interiores donde se puede tomar algo y descansar tranquilamente. El trayecto se hace directamente sin paradas intermedias.
El resto del día lo pasamos descansando en el hotel, que al día siguiente tocaba hacer el maratón, salvo un pequeño paseo por el centro.
El domingo, 4º día de viaje, por la mañana fue el día de la carrera, ocasión de ver Lucerna y alrededores hasta la zona de Horw, pero a golpe de zapatilla. Después por la tarde descanso y paseo para relajar las piernas. Por la noche hicimos nuestra única comida del viaje en un restaurante, buscamos italianos por la zona anexa a la estación, y aunque no se veía mucho movimiento por las calles uno estaba cerrado, otro estaba lleno y al final entramos en el "Bellini Locanda" (Murbacherstrasse 4), comimos unos pizza y otros risotto, en general bien en cantidad, la pizza que es lo que yo comí era grande y no estaba mal, eché en falta algo más de variedad de pizzas, esto junto con una botella de vino para los cuatro, el más barato que vimos, nos salió a unos 40 CHF por cabeza. Decir que la organización no era buena y tardaron mucho en traer la comida, no sólo a nosotros, a otras mesas también.