Por poner en contexto el título de la etapa, Michael Portillo es un antiguo ministro de la administración Thatcher que ha protagonizado varias series de documentales acerca de los viajes en ferrocarril a lo largo y ancho del mundo, poniendo siempre en valor lo buena que es la industria ferroviaria británica. Este día lo íbamos a comprobar…..
Y llegó el momento más esperado por fin tras la espera de medio año desde la reserva del viaje. Con las maletas preparadas, la ilusión a tope, las plegarias para que no hubiera contratiempos durante el viaje, ni en el mismo ni en España por la familia, pusimos rumbo al aeropuerto de Barajas (es más largo, pero nos entendemos
). El vuelo salía a las 15:00 y la hora prevista de llegada al aeropuerto de Gatwick era a las 16:25, hora de allí. Doy datos de horas por la relevancia que esto va a tener a lo largo del día….
La primera en la frente. Air Europa nos la vuelve a liar después de la que nos lío el año pasado en el vuelo a Tenerife y el vuelo sale con más de media hora de retraso. Ello ocasiona que llegamos más tarde de lo previsto a Londres y que comprometa el traslado posterior a Southampton dado que el tren que va a iniciar nuestro periplo parte de la estación de Gatwick a las 17:30. A partir de aquí me hago un Jack Bauer y al más puro estilo “24” prosigo:
. 17:10: Recogemos las maletas de la cinta de equipaje y nos encaminamos a la estación de ferrocarril.
.17:20: Llegamos a la estación de trenes y me dirijo a la zona de atención al cliente donde explico lo que ha sucedido y lo que me han indicado los de la empresa ferroviaria que hay que hacer (extender el billete) para poder llegar a destino, enseñando las respuestas de Twitter que me había impreso para que no hubiera lugar a dudas. La persona que me atiende frunce el entrecejo y me lleva a un supervisor que, a su vez, llama a otra compañera y se ponen a hablar entre ellos. Se masca la tragedia. Concluida la deliberación me dicen que lo van a mirar y hacen fotos a las respuestas impresas de Twitter porque, me indican, tienen que documentar la gestión y añadiendo que he tenido buena idea en traerlo en papel para justificar la respuesta de la compañía. El caso es que se ponen delante de la pantalla del ordenador para sacar la extensión de los billetes y vuelven a hablar porque no les cuadra que esta extensión sea de 20,70 libras, como rezaba la contestación de Southern. Se ponen a investigar y me dicen que hay una tarifa que por 3,20 libras permite hacer el añadido al destino, les doy las gracias por la gestión (mentalmente les meto prisa porque por el rabillo del ojo estoy viendo que nuestro tren está ya puesto en el panel de llegadas de la estación a las 17:30…) y generan los billetes de extensión que grapan a los originales.
[align=center]BILLETES EXTENDIDOS RUTA GATWICK-SOUTHAMPTON
Y llegó el momento más esperado por fin tras la espera de medio año desde la reserva del viaje. Con las maletas preparadas, la ilusión a tope, las plegarias para que no hubiera contratiempos durante el viaje, ni en el mismo ni en España por la familia, pusimos rumbo al aeropuerto de Barajas (es más largo, pero nos entendemos

La primera en la frente. Air Europa nos la vuelve a liar después de la que nos lío el año pasado en el vuelo a Tenerife y el vuelo sale con más de media hora de retraso. Ello ocasiona que llegamos más tarde de lo previsto a Londres y que comprometa el traslado posterior a Southampton dado que el tren que va a iniciar nuestro periplo parte de la estación de Gatwick a las 17:30. A partir de aquí me hago un Jack Bauer y al más puro estilo “24” prosigo:
. 17:10: Recogemos las maletas de la cinta de equipaje y nos encaminamos a la estación de ferrocarril.
.17:20: Llegamos a la estación de trenes y me dirijo a la zona de atención al cliente donde explico lo que ha sucedido y lo que me han indicado los de la empresa ferroviaria que hay que hacer (extender el billete) para poder llegar a destino, enseñando las respuestas de Twitter que me había impreso para que no hubiera lugar a dudas. La persona que me atiende frunce el entrecejo y me lleva a un supervisor que, a su vez, llama a otra compañera y se ponen a hablar entre ellos. Se masca la tragedia. Concluida la deliberación me dicen que lo van a mirar y hacen fotos a las respuestas impresas de Twitter porque, me indican, tienen que documentar la gestión y añadiendo que he tenido buena idea en traerlo en papel para justificar la respuesta de la compañía. El caso es que se ponen delante de la pantalla del ordenador para sacar la extensión de los billetes y vuelven a hablar porque no les cuadra que esta extensión sea de 20,70 libras, como rezaba la contestación de Southern. Se ponen a investigar y me dicen que hay una tarifa que por 3,20 libras permite hacer el añadido al destino, les doy las gracias por la gestión (mentalmente les meto prisa porque por el rabillo del ojo estoy viendo que nuestro tren está ya puesto en el panel de llegadas de la estación a las 17:30…) y generan los billetes de extensión que grapan a los originales.

.17:27: En el datáfono de la taquilla se marca esta hora mientras paso la tarjeta para pagar las 3,20 libras de la extensión. Agarro los billetes y esprintamos hacia los tornos para ver si somos capaces de coger el tren. En los tornos hay personal de la estación que coge los billetes, los pasa por el lector del torno y franquea el paso a los viajeros. La persona que nos coge los billetes los mira extrañado y comienza a hablar pero el torno se ha abierto y salimos disparados al andén. En el inglés “a la carrera” y según nos vamos alejando me parece entenderle que no nos tendrían que haber cobrado añadido porque se trata de una jornada de huelga y con el billete original nos habría bastado para hacer el viaje pero no está la cosa para pensar mucho sobre ello en ese momento y bajamos las escaleras mecánicas completamente desesperados. A día de hoy prefiero no cavilar demasiado sobre el asunto porque probablemente le entendí mal y por 3,76 euros tampoco vamos a hacer un drama. Lo mismo pagamos el hecho de ser turistas pero también nos podrían haber cobrado las 20,70 libras que decía Southern y no lo hicieron.
.17:30: Alcanzo yo primero el andén y el tren ya ha llegado y está con las puertas abiertas. Desesperado agarro la maleta, pego un salto y me planto en la entrada a la espera de que mi mujer haga otro tanto pero dos personajes se han puesto en medio y no la permiten subir. A estas, suena un pitido y las puertas se empiezan a cerrar por lo que no se me ocurre otra cosa que plantar mi persona y la maleta en medio e impido que las puertas se cierren (pasado el rato, razoné que había sido bastante inconsciente pero en el momento reaccioné de esa forma). Así nos quedamos unos segundos y el maquinista debe ver lo que sucede y vuelve a abrir las puertas de manera que mi mujer puede subir con la maleta, se cierran las puertas y por segundos hemos conseguido acceder al tren previsto.
Pasados unos minutos llegamos a la estación de Clapham Junction donde tendríamos que hacer un trasbordo al siguiente tren que nos llevaría a Southampton con un intervalo de 15 minutos entre ambos trenes. Como no hay forma de entender los paneles pregunto por allí y nos indican el andén donde paran los trenes que van a Southampton (si no recuerdo mal, Clapham Junction tiene la friolera de 16 andenes). A todo esto, la estación es un hervidero: mucho trasiego de gente, despedidas de soltera, muchachada cantando y gritando….. Accedemos al andén en cuestión y nos encontramos el bonito panorama de que en todos los paneles aparece la temida palabra “delayed” (retrasado). Hay un pitote impresionante, gente yendo y viniendo sin saber qué hacer…, vamos, como para salir corriendo….
En el andén hay una trabajadora de la estación y me dirijo a ella para obtener información. Hablamos de una señora cercana a la jubilación, muy “british” ella, con muchos tiros pegaos y cuyo semblante me recordó a una de las últimas actrices que ha encarnado en la televisión a la Miss Marple de Agatha Christie. Me informa de que hay retrasos en todas las líneas, que no sabe lo que va a pasar y que esperemos en el andén a nueva información. Imagínese el lector el panorama para matar, remedando el título de la película.
El caso es que la buena mujer nos ve azorados, saca su teléfono móvil y empieza a investigar alternativas. Puesto que el tren que sale de Clapham Junction a las 18:12 con destino directo a Southampton ni está ni se le espera nos ofrece la alternativa de coger otro tren que viene sin retraso y que pasa a las 18:27, que nos llevaría a la estación de Basingstoke y allí haríamos trasbordo a otro tren que iría directo a Southampton. Aquí, mientras fotografío de mala manera la pantalla de su móvil para acordarme de los trasbordos, con toda su sorna y disfrutando del momento, empieza a corregir mi pronunciación inglesa de manera que Basingstoke no se pronuncia Basingstouk sino Beisingssstouuuk. Aunque no está el horno para bollos pero valoro que la mujer nos esté intentando ayudar le sigo el juego y seguimos con el prueba y error del nombre de la estación de manera que me voy a acordar toda la vida del nombre de este simpático pueblo del sur del Reino Unido. [/align]

Resignados a tener que hacer más cambios de trenes hasta poder llegar a Southampton a saber a qué hora, esperamos en el andén. ¿Qué pasará? Lo que aconteció será contado en la segunda parte de este día en la próxima etapa…..