Amanece un nuevo día. Por la ventana podemos apreciar que está nublado y hace oleaje. Tiene pinta de que ha bajado sensiblemente la temperatura exterior. El planning general del día lo tenemos más o menos hecho: desayunar con tranquilidad, ir al gimnasio un buen rato, relajarnos en la piscina cubierta o el solarium, dependiendo de la disponibilidad o no de hamacas, comer, siesta o lo que se tercie, merendar, ir a los coches de choque porque hoy están en funcionamiento, cenar, ir al teatro a ver el espectáculo “The Gift” y, por último, ratito de baile donde nos dejen. Entre medias, improvisación sobre la marcha.
Nos vamos al bufé a desayunar. Quiero comentar antes que nada el cómo nos hemos planteado los horarios de comidas. Normalmente solemos ir a la contra dependiendo de dónde estemos y quiénes sean los que nos rodean con el fin de evitar las aglomeraciones, siempre que ello sea posible: si en el destino vacacional somos los españoles los mayoritarios, adoptamos horario europeo y hacemos las comidas más bien temprano teniendo en cuenta la tendencia hispana de comer y cenar tarde. Si, por el contrario, los mayoritarios son otros europeos, intentamos retrasar los horarios para no coincidir con ellos. Esto no es exacto cien por cien pero nos suele funcionar. En esta semana hemos optado por ir tarde y, aunque siempre nos hemos encontrado bastante gente, quiero creer que habiendo ido antes habría habido más gente aún. También hay que adaptarse a las horas de escala, como en etapas posteriores señalaré.
Entramos al Windjammer buffet, hacemos el “washy, washy” (todavía hay incívicos que se saltan la limpieza de manos y les da lo mismo) y tras unos minutos dando vueltas conseguimos mesa por lo que cogemos cubiertos, llenamos vasos, los dejamos en la misma para que no nos la quiten y nos acercamos a ver qué echan de comer.


A diferencia de otros barcos y navieras donde la comida está en pasillos lineales donde hay que ir haciendo cola, en los cruceros que hemos probado en Royal Caribbean la comida está dispuesta en islas gemelas de manera que no tienes que hacer cola desde el principio para coger un plato que esté al final del todo. Nada más entrar tienes la zona de panes (rebanadas de pan normal y bollitos tipo brioche) y bollería (donuts de diferentes tipos, croissants, rollitos de canela, bizcochos, muffins, napolitanas, etc) junto a la barra de cafés y bebidas de pago, además de pequeños vasitos con gelatinas, mermeladas, mantequilla de cacahuete o mantequilla a secas, amén de una persona tostando pan para tostadas para autoservirse y, a continuación, las islas gemelas de cada tipo. Es decir, hay dos islas, una enfrente de otra, con los mismos alimentos para que vayas a una u otra dependiendo de la gente que haya por lo que las aglomeraciones se gestionan mejor. Las islas en cuestión y a grandes rasgos son:
1. Fruta por un lado: manzanas, peras, naranjas, higos, bananas, piña, pomelos, melones y sandías y, por el otro, medios bagels de queso crema, salmón ahumado y alcaparras, hechos allí mismo, lonchas de salmón a voluntad y recipientes para servirse con queso crema, queso cottage y otros complementos que no me acuerdo. A su lado, bandejas de fiambre y queso en lonchas (suizo y cheddar, comunmente) y, algunos días, arenque ahumado.
2. Por un lado tostas de aguacate con jamón, tiras de cangrejo (que sería surimi, fijo), cebolla morada o salmón ahumado por encima hechos allí mismo (había allí una persona untando el aguacate y poniendo lo de encima) y copas de muesli y granola con yogurt y frutos rojos y por el otro lado leches de varios tipos, cereales tipo corn flakes y cheerios, porridge, smoothies de banana y una olla con avena de desayuno.
3. Por un lado huevos revueltos, hashbrowns, salchichas, judías, bacon o champiñones salteados y por el otro, otro tipo de salchichas, una especie de morcilla, verduras salteadas, corned beef, tomates al horno o algún plato de origen indio. Desayuno inglés, puro y duro.
Al fondo, a lo largo hay varias estaciones más:
. Estación de huevos a la plancha y tortillas. En el caso de las tortillas hacías la cola, le decías al cocinero los ingredientes y te daban un “busca”. Cuando la tortilla estaba lista te sonaba el aparato e ibas allí a por ella. También tenían tortillas ya hechas para coger directamente.
. Estación de comida india. No tuve el gusto.
. Estación de tostadas francesas, gofres belgas, pancakes de diferentes tipos y flores de hojaldre con acompañamiento para servirse de crema batida y salsa de chocolate. En esto ya vi descenso respecto a otros cruceros porque, en primer lugar, lo que ponía que eran tostadas francesas (similar a nuestras torrijas) eran rebanadas secas de pan de molde y no lo que yo recordaba que era esa rebanada gruesa, esponjosa y dulce, todo un placer para los sentidos. En cuanto al acompañamiento también faltaban, por ejemplo, la salsa de frutos rojos o los chips de chocolate. Yo, que pensaba darme este viaje un atracón de tostadas francesas, me quedé con las ganas (parece, por testimonios de otros viajeros que he visto a la vuelta, que las auténticas tostadas francesas sí las ponían en los desayunos del comedor principal, grrrrrr!!!).
Por último, hay varias estaciones con máquinas de bebida autoservicio: hielo y agua, zumo industrial de naranja, manzana, kiwi o mango, café normal y descafeinado, leche fría, agua caliente y sobres con infusiones y colacao (de otra marca).
2. Por un lado tostas de aguacate con jamón, tiras de cangrejo (que sería surimi, fijo), cebolla morada o salmón ahumado por encima hechos allí mismo (había allí una persona untando el aguacate y poniendo lo de encima) y copas de muesli y granola con yogurt y frutos rojos y por el otro lado leches de varios tipos, cereales tipo corn flakes y cheerios, porridge, smoothies de banana y una olla con avena de desayuno.
3. Por un lado huevos revueltos, hashbrowns, salchichas, judías, bacon o champiñones salteados y por el otro, otro tipo de salchichas, una especie de morcilla, verduras salteadas, corned beef, tomates al horno o algún plato de origen indio. Desayuno inglés, puro y duro.
Al fondo, a lo largo hay varias estaciones más:
. Estación de huevos a la plancha y tortillas. En el caso de las tortillas hacías la cola, le decías al cocinero los ingredientes y te daban un “busca”. Cuando la tortilla estaba lista te sonaba el aparato e ibas allí a por ella. También tenían tortillas ya hechas para coger directamente.
. Estación de comida india. No tuve el gusto.
. Estación de tostadas francesas, gofres belgas, pancakes de diferentes tipos y flores de hojaldre con acompañamiento para servirse de crema batida y salsa de chocolate. En esto ya vi descenso respecto a otros cruceros porque, en primer lugar, lo que ponía que eran tostadas francesas (similar a nuestras torrijas) eran rebanadas secas de pan de molde y no lo que yo recordaba que era esa rebanada gruesa, esponjosa y dulce, todo un placer para los sentidos. En cuanto al acompañamiento también faltaban, por ejemplo, la salsa de frutos rojos o los chips de chocolate. Yo, que pensaba darme este viaje un atracón de tostadas francesas, me quedé con las ganas (parece, por testimonios de otros viajeros que he visto a la vuelta, que las auténticas tostadas francesas sí las ponían en los desayunos del comedor principal, grrrrrr!!!).
Por último, hay varias estaciones con máquinas de bebida autoservicio: hielo y agua, zumo industrial de naranja, manzana, kiwi o mango, café normal y descafeinado, leche fría, agua caliente y sobres con infusiones y colacao (de otra marca).

Como podrá apreciar el lector había variedad y cantidad pero hay que tener en cuenta que es la misma variedad y cantidad durante toda la semana casi al cien por cien por lo que, si los primeros días ya lo has probado todo, al final de la semana se te hace repetitivo. Nosotros nos habíamos mentalizado sobre el particular y, haciendo de tripas corazón, intentamos no comer cada día de todo con el fin de que no nos llegara a cansar y, la verdad, lo hemos conseguido.
Volviendo al relato, se nota que es el primer desayuno y la gente anda con bastante ansia. Se ven platos repletos a dos manos danzando por todo el buffet. En un momento dado, me acerco a la zona del salmón ahumado y allí está un jovenzuelo, británico por el aspecto, con la pinza de las lonchas, enredando por allí sin terminar de decidirse sobre qué loncha o lonchas escoger. Puesto que nos encontramos los dos solos en ese momento en esa isla y la paciencia tiene un límite, paso a utilizar la técnica que usaba mi abuelo paterno, pastor manchego de los de antes, con los perros pastores del rebaño de ovejas que tenía cuando éstos se ponían especialmente cansinos. Me aproximo al jovenzuelo y en voz baja con voz gutural le suelto un “¡¡¡¡¡tuuuuuuuusoooooo!!!!!” cerca del oído. La reacción es inmediata: el chavalito pone cara de susto, suelta la pinza y huye como alma que lleva el diablo lo que me deja el campo expedito para hacerme un plato generoso de lonchas de salmón ahumado, mientras la parte traviesa de mi conciencia, cual bruja Avería que todos llevamos dentro, me dice “¡¡qué malo soy!!….. Reflexión segundos después: qué bien que me lo he pasado, qué enseñanza se ha llevado el pobre chaval para lo que queda de semana y vamos a hacer un rápido y discreto mutis por el foro no vaya a ser que aparezca un padre cabreado, tipo armario empotrao, con ganas de venganza…..
Volviendo al relato, se nota que es el primer desayuno y la gente anda con bastante ansia. Se ven platos repletos a dos manos danzando por todo el buffet. En un momento dado, me acerco a la zona del salmón ahumado y allí está un jovenzuelo, británico por el aspecto, con la pinza de las lonchas, enredando por allí sin terminar de decidirse sobre qué loncha o lonchas escoger. Puesto que nos encontramos los dos solos en ese momento en esa isla y la paciencia tiene un límite, paso a utilizar la técnica que usaba mi abuelo paterno, pastor manchego de los de antes, con los perros pastores del rebaño de ovejas que tenía cuando éstos se ponían especialmente cansinos. Me aproximo al jovenzuelo y en voz baja con voz gutural le suelto un “¡¡¡¡¡tuuuuuuuusoooooo!!!!!” cerca del oído. La reacción es inmediata: el chavalito pone cara de susto, suelta la pinza y huye como alma que lleva el diablo lo que me deja el campo expedito para hacerme un plato generoso de lonchas de salmón ahumado, mientras la parte traviesa de mi conciencia, cual bruja Avería que todos llevamos dentro, me dice “¡¡qué malo soy!!….. Reflexión segundos después: qué bien que me lo he pasado, qué enseñanza se ha llevado el pobre chaval para lo que queda de semana y vamos a hacer un rápido y discreto mutis por el foro no vaya a ser que aparezca un padre cabreado, tipo armario empotrao, con ganas de venganza…..

Tras disfrutar del desayuno regresamos al camarote, nos ponemos la ropa de deporte y tranquilamente nos dirigimos a la cubierta 15 del barco para disfrutar de los parabienes que el ejercicio físico realiza en el cuerpo humano. Venimos de usar los gimnasios del Harmony y el Wonder y ello se nota en que este gimnasio, a escala del propio barco, es algo más pequeño que el de los barcos mencionados pero, aún así, lo suficientemente equipado y moderno para dar satisfacción a todo aquel que lo quiera utilizar. Hay muchas cintas para correr y andar frente a las cristaleras de proa, con lo cual las vistas son extraordinarias, muchas máquinas de fuerza, (algunas que no había visto en mi vida), pesas, una zona con esterillas y herramientas para hacer pilates o yoga y una zona de bicicletas y bicicletas elípticas. Muy completo y con más gente de lo que pensaba usándolo.

Nos ponemos con los ejercicios y en un momento dado mi mujer se pone a manipular una barra para hacer una rutina. Como le cuesta, porque tiene un brazo afectado por las secuelas de un cáncer de mama, un señor que anda por allí, muy amablemente, se ofrece a ayudarle. Mi mujer no habla inglés por lo que no puede responderle pero yo, que ya iba para allá para ayudarla, ya le informo de lo que sucede y se muestra interesado por el tipo de ejercicio que va a realizar estando en esas condiciones. El compañerismo de los “amigos de los hierros” sale a relucir, cruzamos algunas palabras más, le damos las gracias por haberse ofrecido a ayudar y nos despedimos para seguir con nuestras rutinas con lo típico ¿de dónde sois? De Madrid, España, a lo que él contesta, Arizona, USA. Quédese, lector, con este dato porque saldrá más adelante y formará parte de la siguiente concatenación de sucesos. La verdad es que el hombre en su aspecto y vestimenta daba todo la pega del típico yanqui deportista que sale en las películas.
Una vez quemado el desayuno a conciencia y habiendo realizado pesaje en la báscula a la entrada del gimnasio para realizar el antes y después de la semana de crucero en cuanto a kilos adquiridos se refiere, volvimos al camarote, pasamos por Atención al cliente a por un Cruise compass en papel, en inglés, nos cambiamos, nos pusimos la ropa de baño y nos fuimos a la caza de tumbonas para pasar el resto de mediodía y hasta la hora de comer. Como la temperatura exterior en cubierta era ya algo gélida fuimos a hacer una prospección a la piscina cubierta y al solarium. La primera pasada en ambos recintos fue infructuosa porque estaban las tumbonas ya cogidas, sea por persona física o por toalla interpuesta. Los anglosajones llaman a esto “chair hog” y se traduciría como aquel personaje que madruga, deja toalla u objeto en una tumbona, desaparece y luego ya, si eso, regresa a utilizarla. Como cuando en nuestras playas va la gente a primera hora de la mañana a dejar las sillas y las sombrillas en primera línea de playa, se vuelven y luego ya regresan con la familia y tienen el sitio cogido. Se supone que, pasada media hora, el personal de la limpieza debería retirar la toalla u objetos de aquellas tumbonas que sigan vacías pero no vimos a nadie haciéndolo. A la segunda pasada, en un rincón, vimos dos tumbonas sin ocupar junto a la piscina cubierta y allá que fuimos e hicimos posesión.

Seguidamente nos dimos un chapuzón en la piscina, cuya agua estaba calentita, y, pasado el rato, también vimos un hueco en uno de los jacuzzis y pasamos otro rato. Se estaba muy a gusto, la verdad, y allí estuvimos relajándonos. Como el buffet cerraba a las 15:00, un rato antes regresamos a la cabina, nos cambiamos y nos fuimos a comer. Tuvimos que hacer varias pasadas pero al final pillamos sitio porque había bastante gente. De la comida en el buffet para el almuerzo comentaré en profundidad en la etapa del segundo día de navegación porque está quedando muy larga la actual.
Lo que pasó en la segunda parte del día será contado en la próxima etapa.
Lo que pasó en la segunda parte del día será contado en la próxima etapa.