CAIRNS ✏️ Diarios de Viajes de AustraliaMiércoles, 7 de Octubre de 2009: CAIRNS. Nuevo día de traslado. Después de desayunar, hicimos las maletas y nos dirigimos a recepción para el check-out y dejamos las maletas en el espacio habilitado para ello ya que nuestro vuelo con destino...Diario: TRIBULACIONES DE UNA PAREJA DE ESPAÑOLITOS EN AUSTRALIA⭐ Puntos: 4.8 (10 Votos) Etapas: 19 Localización: AustraliaMiércoles, 7 de Octubre de 2009: CAIRNS Nuevo día de traslado. Después de desayunar, hicimos las maletas y nos dirigimos a recepción para el check-out y dejamos las maletas en el espacio habilitado para ello ya que nuestro vuelo con destino Cairns no salía hasta las 14:30 y la recogida estaba prevista a la una. Habíamos descartado la opción de la piscina para no andar a última hora deshaciendo la maleta y para no llevar en ella los bañadores y las toallas mojadas, así que nos entretuvimos recorriendo por última vez el recinto del Resort. Subimos a lo alto de la duna donde habían instalado una mesa y unos bancos y desde donde se disfrutaba de una completa visión del Resort y sus hoteles. Por supuesto el horizonte estaba dominado, a un lado por el Uluru y al otro por Kata Tjuta. El pequeño aeropuerto de Ayers Rock dispone de una zona de espera con un mostrador donde sirven bebidas y comidas y una única tienda en la que comprobamos que los precios eran más baratos que en el resto de aeropuertos y que en muchas de las tiendas de las ciudades. El recorrido hasta Cairns resultó tan espectacular como el que nos había traído desde Perth. El problema era que desde nuestra ventanilla se contemplaba una perfecta visión del ala y del motor y un rectangulito por el que se veía el paisaje. De todas formas pude atisbar Alice Springs, el desierto en sus multiples facetas y al final los bosques tropicales. Retrasamos el reloj otra media hora y a las 17:30, hora local y según el horario previsto, nos encontrábamos esperando las maletas. ¡Qué distinto es todo cuando se sabe lo que hay que hacer! Salimos a la calle y localizamos al momento el autobús que nos tenía que llevar hasta el Rydges Tradewins Hotel. El conductor nos indicó un pequeño detalle: previamente debíamos canjear nuestro bono por el billete para el autobús en la taquilla habilitada a tal efecto en el vestíbulo del aeropuerto. En cinco minutos realicé el tramite y regresé para, ahora sí, subir al autobús. Llegamos al hotel, hicimos el check-in y subimos a la habitación. A la llegada a cada hotel tenemos la costumbre de filmar la habitación justo antes de abrir las maletas y empezar a dejar cosas por todas partes. Como siempre, dejamos las maletas en un rincón y me dispuse a coger la cámara para grabar. Creí que me moría, la cámara no estaba en su lugar. Siempre la llevo encima, guardada en la mochila que va con nosotros a todas partes, pero no estaba en su lugar. De inmediato supe lo que había pasado: al igual que hice en el trayecto hasta Ayers Rock me había entretenido grabando alguno de los paisajes que se observaban desde el avión. En el momento en que inició el descenso y se encendió la luz para que nos abrocháramos los cinturones, la apagué, tal como establecen las normas, y la guardé en su funda para dejarla a mi lado sobre el asiento. Allí se había quedado. No recordaba haberla cogido de nuevo y mucho menos haberla depositado en la mochila. Lo sentía por la cámara, pero mucho más por las imágenes que contenía que no íbamos a poder repetir. Pero mucho peor hubiera sido que me la hubieran robado o que la hubiera olvidado en algún lugar publico. Si había quedado en el asiento del avión era probable recuperarla. Había que volver rápidamente al aeropuerto. Bajamos a recepción con la intención de pedir un taxi. Mientras esperábamos a que nos atendieran Marga sugirió que le contara al empleado nuestro problema para ver si él podía hacer una llamada al aeropuerto para informar de la pérdida. Así lo hice. El empleado no sabía a que número llamar y pidió ayuda a una chica. Le dije el número de nuestro vuelo y el asiento ocupado por mí. La chica buscó un número y lo marcó. Entendí prácticamente toda su conversación. En un momento su cambio de expresión me indicó que la cámara estaba localizada. Efectivamente la habían encontrado y estaba depositada en la oficina de equipajes perdidos de la terminal del aeropuerto. De nuevo una sensación de alivio nos invadió. Me preguntó como quería recuperar la cámara. No pensé en ninguna otra opción, iríamos en ese momento a por ella. No pregunté si se podía hacer llegar de alguna manera al hotel, pensé que era mejor recuperarla cuanto antes. La chica anotó un número en una hoja de papel y nos lo entregó informando que con esa referencia localizarían nuestra cámara de inmediato, pero sin perder tiempo ya que la oficina cerraba a las 7. Acto seguido nos pidió un taxi. A las 7 menos cuarto el taxi nos dejaba en la terminal de salidas del aeropuerto nacional. Yo le había indicado que quería ir a la de llegadas, pero o no me entendió o se equivocó. La cuestión era que debido a las obras que se estaban realizando en el aeropuerto desde la terminal de salidas no nos podía llevar a la de llegadas, o era más fácil ir andando, no se bien lo que dijo pero señaló la dirección en que estaba la terminal buscada. No podíamos ir por el exterior porque unas vallas lo impedían. Entramos en el vestíbulo que se encontraba prácticamente desierto y nos encaminamos en la dirección indicada, Al poco nos tropezamos con un control policial y como no sabía si debíamos pasarlo o no y no tenía claro si ese camino llevaba solo a la zona de embarque, le expuse a la gigantesca policía del control nuestro problema. Al mencionar que habíamos volado con Qantas nos dijo que en el vestíbulo de donde veníamos había un mostrador de la compañía aérea donde nos podrían informar sobre el lugar donde se encontraba la cámara. Retrocedimos y el empleado de la compañía nos indicó que atravesáramos el control y continuáramos adelante siguiendo los indicadores de “Bagages” hasta llegar al vestíbulo de llegadas donde se encontraba la oficina de equipajes perdidos. Volvimos al control, lo atravesamos previa explicación a la policía de la información recibida y recorrimos pasillos durante unos interminables minutos hasta llegar a una zona que reconocimos por haber pasado por ella una hora y media antes. El empleado de la oficina reaccionó de inmediato al ver el número que le mostré, se dirigió a un cuarto anexo y salió a los 10 segundos con mi preciada cámara. Para confirmar que la entregaba a la persona adecuada me solicitó el pasaporte o la tarjeta de embarque, le mostré la tarjeta, me hizo firmar en un libro y nos despedimos. Hasta ese momento no me había atrevido a mirar directamente a los ojos de Marga, lo hice con expresión de satisfacción. La mirada que me devolvió lo dijo todo sin una palabra: “¡Mira qué eres burro! ¡Olvidar uno de tus bienes más preciado! ¡La de vueltas que me has hecho dar!” Pero bueno, en realidad los dos estábamos contentos. Había que regresar al hotel y para ello disponíamos de dos medios: taxi o autobús. Suponiendo que el autobús sería más barato y ahora que ya dominábamos el tema escogimos este último. Compré los billetes en el sitio donde antes había canjeado el boucher y nos dirigimos hacia el punto que nos indicaron. Unos minutos después llegó el autobús. Se trataba del mismo chofer que nos había llevado a nuestra llegada. Mientras recogía los billetes, nos miró con cara de “esto ya ha pasado” y nos preguntó sorprendido que qué hacíamos allí si ya nos había llevado a nuestro hotel. Le expliqué lo de la cámara y se mostró satisfecho al saber que la había recuperado y tranquilo al descubrir que no se trataba de un “déjà vu”. En este nuevo traslado coincidimos con una chica gallega que viajaba sola. Quería celebrar su llegada a la cuarentena (con un poco de antelación, nos dijo) y para ello ¿qué mejor que un viaje a Australia? El único problema era que no había encontrado a nadie que la acompañara y como no quería renunciar a su deseo, hacía el viaje sola. Nos preguntó si sabíamos la hora que era en Cairns ya que venía de Melbourne y andaba un poco loca con tanto cambio horario. Le dije que tenía que ser la misma hora tanto en Cairns como en Melbourne y en ese momento eran las siete y minutos. Pero ella dijo que no, porque llevaba la hora de Melbourne y su reloj marcaba las ocho pasadas. Entonces aclaramos el embrollo y un enigma que me perseguía desde Perth. Mirando en Internet las diferencias horarias con España, antes de empezar el viaje, descubrí que con Perth había una diferencia de 6 horas, 7:30 con Ayers Rock y 8 con Cairns, Melbourne y Sydney. Sin embargo una nota informaba que el 4 de Octubre se cambiaba al horario de verano por lo que habría una hora más de diferencia. Estando en Perth y teniendo la excursión a los Pínnacles programada a las 7:20 del día 4 quise saber si era cierta mi información para no tener problemas y presentarme una hora después de la salida. El día antes busqué en las portadas de los periódicos y en las noticias el rato que vimos la tele pero nada hacia mención al cambio horario. Finalmente por la noche lo pregunté en recepción y me miraron con cara extraña diciendo que la hora no cambiaba. Comprobamos que era cierto el día 5 cuando bajamos a desayunar y vimos que los relojes marcaban la misma hora que teníamos nosotros. En realidad ese día sí había habido cambio de hora, pero no en todos los estados, es decir la diferencia horaria entre España y Melbourne y Sydney ahora era de 9 horas pero con Cairns seguía siendo de 8. Hablamos sobre los costes del viaje, los vuelos que nos habían llevado hasta el Continente, los hoteles elegidos, las excursiones programadas,... Hasta que al llegar a nuestro hotel nos despedimos con un : “¡A ver si nos encontramos de nuevo!” pero sin precisar ni donde ni cuando. Por fin pude grabar las imágenes de la habitación y acto seguido nos lanzamos a descubrir Cairns. Bueno no todo, solo la zona que iba desde el Hotel hasta la “Esplanade”. Aunque creo que allí estaba lo más interesante de la ciudad. Buscando un lugar para cenar, descubrimos un restaurante que mostraba la carta en varios idiomas y sorprendentemente, entre ellos, el español. Una pareja se detuvo junto a nosotros y al ver que se fijaban en la misma carta supusimos que eran españoles. Hace ilusión encontrar alguien que habla tu mismo idioma cuando llevas días pudiendo hablar solo con tu pareja. Eran de Burgos y estaban de luna de miel. Charlamos un rato y nos despedimos ya que andaban buscando un lugar donde alquilar una cámara de fotos subacuatica ya que al día siguiente iban a la barrera de coral a hacer submarinismo. Seguimos curioseando entre la oferta culinaria y al final regresamos al restaurante de la carta en español y nos dispusimos a cenar. Marga pidió barramundi, un pescado parecido a la perca y yo un plato que contenía un pincho de canguro y uno de cocodrilo. Me había quedado con las ganas de probarlo en Ayers Rock y no quise dejar pasar esta nueva oportunidad. El pescado estaba bueno pero resultó un timo: un inmenso plato de patatas fritas con un trocito de pescado sobre ellas. Mi plato no me defraudó, junto a patatas, verduras y setas un par de pinchos generosos que me permitieron degustar dos exóticas carnes que Marga no quiso ni probar ya que el canguro le daba pena y el cocodrilo asco. Por mi parte encontré el canguro parecido a la ternera pero algo más duro y el cocodrilo parecido al pollo pero más suave. De todas todas me quedo con el cocodrilo y así otra vez Marga solo sentirá asco y no pena al ver lo que como. Después de cenar estuvimos paseando. Aprovechamos para comprar unas latas de nuestro combinado preferido y llegamos hasta la inmensa piscina que aparece en todas las fotos de Cairns con sus estatuas metálicas de peces en el aire. Junto a ella, como no, una zona de mesas y barbacoas. Finalizando la jornada regresamos al hotel para cumplir con nuestra rutina nocturna. Índice del Diario: TRIBULACIONES DE UNA PAREJA DE ESPAÑOLITOS EN AUSTRALIA
01: Empieza la aventura.
02: PERTH
03: PERTH - City Tour y Fremantle
04: PERTH - Pínnacles.
05: AYERS ROCK
06: ULURU
07: CAIRNS
08: CAIRNS – Wooroonooran
09: CAIRNS - Michaelmas Cay
10: MELBOURNE
📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
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