Nelson Lakes NP: Blue Lake Circuit (abril 2023) ✏️ Diarios de Viajes de Nueva Zelanda

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Nelson Lakes se ha convertido en una de nuestras zonas favoritas para hacer senderismo en NZ, junto con Mt Aspiring. Desde que hicimos la ruta a Lake Angelus hace un par de años le tenía ganas al Travers-Sabine circuit, pero lo que más llamaba la atención era un lago que técnicamente queda fuera del Travers-Sabine y se visita como day trip: Blue Lake o Rotomairewhenua, el lago con el agua más cristalina del mundo, con una visibilidad de entre 70 y 80 metros. Para visitarlo, hay que dedicar entre 5 y 7 días al Travers-Sabine, dependiendo de en qué punto empieces y si quieres coger algún water taxi para ganar tiempo. Este circuito es increíblemente popular, pero las cabañas no pueden reservarse. Como íbamos a hacerlo cerca de semana santa, nos daba un poco de miedo encontrarnos con cabañas llenas, y además 7 días me parecía demasiado así que buscamos una alternativa más corta para poder visitarlo.


Un ranger nos comentó una vez que la forma más rápida de visitar Blue Lake es cogiendo un water taxi desde Rotoroa hasta Sabine hut, subir el valle del río Sabine hasta West Sabine hut y luego el valle del West Sabine hasta Blue Lake hut, y volver por el mismo sitio. De esta forma se puede hacer en dos días, con noche en Blue Lake hut, pero es bastante intenso y tampoco queríamos recortar tanto. También nos dijo que si te molestas en llegar a Blue Lake, lo mejor es dedicarle algo de tiempo, y pasar un par de noches en esa cabaña para poder explorar la zona más allá del lago. Desde Blue Lake sale la ruta del Waiau Pass, que une Nelson Lakes NP con Lewis Pass más al sur. Es una travesía larga y dura, pero la primera parte, hasta la cima del Waiau Pass, es asequible como day trip desde Blue Lake para admirar el increíble lago Constance. Teníamos ya más o menos decidido que eso es lo que queríamos hacer, cuando me dio por mirar y vi que había una ruta hacia el oeste de Blue Lake, atravesando Moss Pass para luego bajar de vuelta al lago Rotoroa (y al taxi) por el valle del D’Urville. Y como eso de ir y volver por el mismo sitio me parece un poco aburrido, decidimos hacer el loop que os he puesto en rojo en el mapa: Sabine – Blue Lake – Waiau Pass – Moss Pass – D’Urville. Al final no era mucho más corto que el Travers-Sabine, porque nos habíamos propuesto hacerla en 5 días, pero tenía la ventaja de que Moss Pass y el D’Urville están infinitamente menos concurridos, y teníamos mucho menos riesgo de encontrarnos cabañas llenas. En el mapa también os he puesto el Travers-Sabine clásico, empezando y terminando en St Arnaud, pero hay muchísimas opciones para alargarlo (incluyendo Angelus o Blue Lake) o acortarlo (cogiendo taxis). Yo ya le tengo el ojo echado a una ruta que suba a Angelus, para luego cruzar desde Angelus a Hopeless hut, y luego enganchar el resto del Travers-Sabine…


Unos días antes de semana santa (abril 2023) cogimos el ferry desde Wellington con idea de hacer esta ruta y una más cortita en Kahurangi NP. La idea inicial era empezar con la ruta corta (y más sencilla), pero la previsión de buen tiempo para los primeros días nos hizo cambiar los planes a última hora para asegurarnos sol y cielo azul en Blue Lake y Lake Constance, que eran los principales motivos de hacer el viaje. Así que ese primer día pusimos rumbo a Murchison (el único sitio donde encontramos alojamiento disponible y asequible con tan poca antelación, porque St Arnaud es ridículamente caro) y nos preparamos para pasar los siguientes 5 días aislados del mundo exterior.



Día 1: Sabine hut a West Sabine hut. 16.25 km, 5.5 h.

A primera hora nos fuimos directos a Rotoroa, el diminuto asentamiento en la orilla del lago del mismo nombre. Rotoiti es el lago más turístico de Nelson Lakes, pero Rotoroa es el más grande. Habíamos reservado el taxi con Rotoroa Water Taxi saliendo el 2 de abril a las 10 de la mañana y recogiéndonos el 6 de abril a las 16:30. El taxi te lleva hasta el otro extremo del lago en unos 25 minutos, y te puede dejar junto a cualquiera de las dos cabañas que hay (Sabine y D’Urville). Nosotros empezamos en Sabine y terminaríamos en D’Urville. En el taxi iban también un par de hombres bastante mayores que iban a hacer la versión corta de Blue Lake (yendo y volviendo por el mismo sitio).


El camino del primer día va siguiendo el curso del río Sabine, la mayor parte del tiempo metido en bosque pero asomando a algún claro de vez en cuando. El día estaba algo nublado pero no llegó a llover. Lo más interesante que vimos ese día fueron montones de setas. Nunca habíamos hecho rutas tan metidos en otoño, y la explosión de hongos de todos los colores y tamaños que vimos en el bosque nos encantó, quizás por no estar acostumbrados. El camino estaba bastante bien en general, pero había zonas con mucha raíz y algún que otro derrumbe que nos ralentizaron un poco.



Llegamos a la cabaña poco antes de las 5, todavía de día pero justo ese domingo era el primer día de horario de invierno, y se notaba mucho esa hora de diferencia. West Sabine hut es una cabaña muy normalita pero con un tráfico descomunal, y no me sorprendería que estén ya pensando en remodelarla y agrandarla un poco, porque suele estar llena. El motivo es que es que en ella confluye el muy popular Travers-Sabine, con el famoso Te Araroa, la ruta que cruza NZ de norte a sur. En general, cualquier cabaña que coincida con el TA suele significar mucha gente, pero es que en esta además se juntan todos los que quieren visitar Blue Lake como day trip del Travers-Sabine y que por eso hacen dos noches, para no ir cargados con la mochila. Nosotros llevábamos una tienda de campaña de emergencia pero no nos hizo falta, porque afortunadamente llegamos a tiempo de coger cama. Es una cabaña de 30 camas pero he oído historias de noches con otras 30 personas en el suelo en pleno verano (si no tienes tienda puedes dormir en el suelo, pero no es ni cómodo ni agradable, obviamente). La verdad es que no entiendo por qué no la meten en el sistema de reservas…


Esa noche, después de la charla de la ranger, nos dimos cuenta de que los dos hombres que habían cruzado en el taxi con nosotros no habían llegado todavía, a pesar de haber salido a la vez que nosotros y de habernos comentado que su intención era dormir en West Sabine para subir a Blue Lake al día siguiente. Se lo comentamos a la ranger porque estábamos algo preocupados, y después de consultar con DOC nos dijo que si no habían llegado a la mañana siguiente, mandarían un equipo de rescate a buscarlos. La esperanza era que si habían tenido problemas quizás habían retrocedido hasta Sabine hut para pasar la noche. Nos fuimos a la cama (pronto, porque en estos sitios sin luz y sin nada que hacer lo normal es acostarse muy temprano) y a eso de las 11 de la noche nos despertaron unos ruidos. Resulta que eran los dos hombres que acababan de llegar… A la mañana siguiente hablamos con ellos y nos contaron que les había costado muchísimo más de lo que pensaban, y en lugar de darse la vuelta habían decidido seguir adelante (¿¿¿???). Tardaron 12 horas en recorrer un camino que el DOC dice que se tardan 5. Ni que decir tiene que abandonaron los planes de llegar a Blue Lake porque no se veían con fuerzas…


Día 2: West Sabine hut a Blue Lake hut. 8.13 km, 3.5 h.


Este tramo no es muy largo y lo podíamos haber hecho el día anterior, pero entre que yo había estado mala del estómago esa semana y estaba todavía recuperándome, y que con el cambio de hora sabíamos que tendríamos menos tiempo de luz de lo normal, decidimos dedicarle otro día, y fue un acierto. El camino desde West Sabine hut hasta Blue Lake sigue el valle del West Sabine río arriba, primero metido en el bosque y luego, según te acercas al final, atravesando varios claros y antiguos desprendimientos. El ascenso total son 585 metros, que aunque no es mucho y es bastante constante durante todo el camino, se puede hacer un poco pesado, sobre todo en la última parte cuando el valle se estrecha y el camino se convierte en rocas enormes.



La parte final del camino es la más dura pero también la más bonita, porque sales del bosque y puedes ver el fondo del valle, con las montañas que lo cierran, y Moss Pass, el paso por el que cruzaríamos a D’Urville Valley un par de días después. Sabíamos que detrás de esas montañas estaba Blue Lake, y un poco más allá, Lake Constance, pero desde ahí abajo no podíamos verlos.



Llegamos a Blue Lake hut sobre las 12:30. Elegimos cama para las dos siguientes noches y aprovechamos para comer tranquilos, ya que la cabaña estaba vacía. Después de comer nos fuimos a explorar la zona. Teníamos todo el día siguiente para ir a Waiau Pass y ver el lago Constance, pero no pudimos resistir la tentación de echar un ojo esa tarde. Blue Lake está muy cerquita de la cabaña así que nos acercamos a hacer alguna foto y luego subimos hasta el mirador que hay entre los dos lagos.

Blue Lake es precioso. Pequeñito y a la sombra de la montaña casi todo el día, pero espectacular. Había merecido la pena el esfuerzo. Su nombre Maori, Rotomairewhenua, significa lago de tierras tranquilas, y el lago es sagrado para las tribus de la zona, de forma que está prohibidísimo bañarse o incluso tocar el agua. Pero hay otro motivo para que esté tan protegido: el agua es extremadamente pura, ya que viene del lago Constance más arriba y es filtrada por el terreno, lo que hace que sea increíblemente cristalina, y quieren evitar a toda costa la introducción de algas o cualquier otro organismo que pueda ensuciar el agua. Como el lago está tan alto, a casi 1200 metros, el agua está fría todo el año, entre 5 y 8 °C. El agua tiene un color que va del azul al violeta pasando por el verde, según desde dónde mires y cómo le esté dando el sol, pero en cualquier caso es enormemente transparente y puedes ver el fondo como si no hubiera agua.

Después de un rato recorriendo toda la orilla del lago que se puede recorrer y de hacer montones de fotos, subimos hasta el mirador que hay entre los dos lagos. Constance está a 1338 metros de altura, y para llegar hay que seguir un camino que sube por el bosque primero para después salir de la línea de árboles, ascendiendo hasta 1370 metros antes de bajar hacia el otro lado y llegar al lago, de forma que desde el mirador puedes ver ambos lagos, uno a cada lado. El mirador no está en el camino sino que hay que desviarse un poco, pero está marcado con cairns o montoncitos de piedras. En cuanto sales del bosque tienes una vista estupenda de Blue Lake, que desde allí arriba se ve mucho más oscuro, y puedes observar su curiosa forma de boomerang.



Las vistas hacia Constance estaban mucho más nubladas y cruzamos los dedos para que la previsión del tiempo se cumpliera y tuviéramos sol radiante al día siguiente. Después de un rato admirando las vistas volvimos a la cabaña (en total habíamos hecho otros 3 km con la tontería), donde nos encontramos con varias personas que habían ido llegando. Esa noche dormimos con varias personas que estaban haciendo el TA, y alguno más que había venido desde West Sabine. Es fascinante hablar con alguien que lleva meses haciendo el TA, y te cuenta historias de lo que ha visto, dónde ha estado y cómo se las apañan para ducharse, avituallarse, conectar con el mundo de vez en cuando… Es admirable, y yo la verdad es que no me veo capaz. Creo que mi límite está en una semana, más de eso lo veo muy chungo!


Día 3: Lake Constance y Waiau Pass. 12 km, 5.5 h.



Este era nuestro día “extra” para explorar la zona más allá de Blue Lake. Teníamos todo el día porque volveríamos a dormir en Blue Lake hut, así que no teníamos que cargar con mochilón. Amaneció un día espectacular y nos alegramos muchísimo de haber cambiado los planes, porque este era uno de los días más importantes del viaje. A las 9 de la mañana nos pusimos en marcha, repitiendo el camino que habíamos hecho el día anterior hasta el mirador. En el vídeo podéis ver muy bien cómo es el terreno, muchísimo mejor que en las fotos o con mis explicaciones. Tardamos una media hora en subir hasta lo que en el vídeo llaman “Constance plateau”, que es básicamente el promontorio desde donde se ven ambos lagos y que ya habíamos visitado el día anterior. Desde ahí, el camino sigue subiendo durante otra media hora, ya en la ladera sobre el lago Constance que se ve muy bien en el vídeo, antes de empezar el descenso hacia el otro extremo del lago. Durante todo el camino se tienen unas vistas increíbles del lago, y si Blue Lake era bonito, Constance no se queda atrás. Es mucho más grande y no tiene el agua tan cristalina, pero el color es precioso y al estar tan rodeado de montañas es increíblemente fotogénico. En invierno, con nieve, debe ser espectacular. El camino es durillo porque hay mucha roca suelta y en algunos tramos el camino desaparece para convertirse en una pared de rocas enormes que hay que bajar (y luego subir, que fue peor) agarrándose con las manos.


El lago Constance también es sagrado y tampoco puedes tocar el agua ni mucho menos bañarte. Cuando llegamos por fin abajo del todo paramos un rato a descansar y comer algo en la orilla antes de afrontar la subida a Waiau Pass, que visto desde el fondo del valle es imponente. La subida es bastante dura, aunque poquito a poco y parando a respirar de vez en cuando se hace más llevadero. No llegamos hasta la cima del paso, sólo subimos unos 300 metros, lo suficiente para tener una vista increíble del lago desde arriba. Luego me arrepentí un poco de no haber llegado hasta arriba… pero tampoco creo que hubiéramos ganado mucho. En total, algo menos de 3 horas desde la cabaña hasta ese punto.



Emprendimos el camino de vuelta, negociando primero la bajada por la pendiente de roca suelta, que se las trae. Después de desandar el camino a lo largo del valle y la orilla del lago, llegamos a la subida por la pared de roca que nos había costado bajar antes, y no sé qué es peor, si bajar o subir… Pero merece la pena el esfuerzo, y a la vuelta hicimos muchas más fotos que a la ida. Es un sitio mágico.


Al llegar a la cabaña no pudimos resistirnos a parar de nuevo en la orilla de Blue Lake para hacer alguna foto más. Es curioso cómo cambia el agua según la hora del día y lo nublado que esté. Nos acercamos hasta el otro extremo del lago, desde donde puedes ver cómo emana el agua que viene desde más arriba, desde Constance, después de atravesar todos los sedimentos y restos de desprendimientos que en su día embalsaron el lago y que hoy en día lo separan de Blue Lake y filtran el agua de forma tan efectiva.


Esa noche, nuestra segunda en Blue Lake hut, tuvimos también compañía. De nuevo, varias personas que estaban haciendo el TA, y alguno más que venía a ver el lago desde el Travers-Sabine. Hacía bastante frío y nos costó horrores encender la chimenea porque la leña estaba muy mojada. Esa noche nos pasó algo curioso, y que yo había considerado impensable hasta ese momento. A eso de las 10 de la noche, cuando estábamos ya todos dormidos, por lo visto llegó un chico que venía de Moss Pass, a donde nos dirigiríamos nosotros al día siguiente. Digo por lo visto porque no despertó a nadie, y eso que obviamente tuvo que sacar su saco de la mochila, se hizo la cena, etc. Bueno pues cuando al día siguiente me levanto y veo a un tipo allí que no estaba la noche anterior, aluciné. Nos contó que había salido de Sabine hut la mañana anterior, y había hecho todo el valle del D’Urville para luego cruzar Moss Pass (lo que nosotros íbamos a hacer en dos días, más el tramo desde Sabine hasta D’Urville hut), pero que en la cima del paso se le había hecho de noche y además se le había metido la nube y no podía ver por dónde iba el camino, así que tuvo que esperar, solo y muerto de frío, hasta que pasara la nube para poder ver por dónde bajar. Yo alucinaba, ya no solo por la paliza y la kilometrada, sino porque estar ahí arriba solo sin saber si vas a tener que pasar la noche ahí tiene que ser duro. Se le veía muy preparado, eso sí, y claramente tenía mucha experiencia en no hacer ruido. Un tipo muy majo, que cuando le contamos que nos había costado horrores encender el fuego, nos regaló pastillas de encendido a cada uno para que no nos volviera a pasar (y en mi caso, han pasado a ser parte fundamental del kit para futuras rutas). Nos dijo que el camino ene el D’Urville estaba más o menos bien, pero no tenía nada que ver con el del Sabine, que era una autovía en comparación. Y tenía razón, vaya si tenía razón…


Día 4: Blue Lake hut a Morgan hut, atravesando Moss Pass. 18.5 km, 8h 45m.


No había salido el sol todavía cuando nos levantamos y nos pusimos en marcha a las 7:45. Nos esperaba un día largo. En un principio el plan era simplemente cruzar Moss Pass y pasar la noche en la primera cabaña del otro valle, George Lyon hut, pero nos enteramos de que esa cabaña estaba temporalmente sin chimenea y, además, sabíamos que venía lluvia al día siguiente, así que cuanto menos tuviéramos que andar hasta la recogida del taxi, mejor. Todo esto nos hizo decidir que intentaríamos llegar hasta Morgan hut, alargando este día y acortando el siguiente, y así no nos moriríamos de frío sin chimenea por la noche.


La subida empieza sin contemplaciones, prácticamente desde la cabaña, y es más camino de cabras que sendero propiamente dicho. Hay que ir buscando los marcadores naranjas, y en una parte vas subiendo por las rocas, con pies y manos, siguiendo el curso de un riachuelo que con lluvia debe convertirse en cascada. Menos mal que hacía buen día… Nos alegramos de haber empezado pronto y quitarnos esa parte de encima porque con sol y calor hubiera sido bastante duro. Lo mejor de esta primera parte son las vistas de Blue Lake, que a esa hora estaba todavía muy en la sombra de la montaña pero según íbamos ascendiendo e iba saliendo el sol, íbamos viendo cómo empezaba a llegar la luz al lago.


El camino llega a una especie de plateau desde donde se ven unos bonitos tarns o lagos alpinos, y que, según mis cálculos, estaba más o menos encima de la cascada que desemboca al West Sabine Valley y que habíamos visto desde abajo un par de días antes. Este mini respiro dura poco, porque enseguida ves lo que te falta por subir, que es todo atravesando antiguos desprendimientos, es decir, roca suelta donde por cada dos pasos hacia adelante, das uno hacia atrás.


Una de las curiosidades de la zona, que ya habíamos visto en nuestra visita a Angelus hut, es la cantidad de Haastia Pulvinaris que se ven. Es una planta endémica de Nelson y Marlborough que crece en zonas alpinas y que desde lejos parecen ovejitas, de ahí su nombre común de “vegetable sheep”. Me hacen mucha gracia porque parecen florecitas hechas de trapo o de lana.


La última parte del ascenso es atravesando una especie de pasillo estrecho entre las rocas, con mucha pendiente y mucha grava suelta. Es difícil de captar en fotos pero quien ha hecho esta ruta recuerda perfectamente esta parte…



Después de dos horas y 600 metros de intensa subida en 2.3 km llegamos por fin a la cima, a 1800 metros. Se notaba el viento y el fresquito, así que no paramos mucho tiempo, lo suficiente para comer algo y disfrutar del momento. Me acordaba del chico de la noche anterior, y lo que tuvo que ser encontrarse ahí arriba solo, a oscuras, helado y sin saber por dónde iba el camino. Y no me extraña, porque los marcadores son difíciles de ver si las condiciones no son buenas.


La bajada desde la cima hasta la línea de árboles nos llevó una hora. Es relativamente sencilla, sin camino definido pero siguiendo los marcadores, y hay mucha roca y hay que tener cuidado con dónde se pisa. Por el camino se tienen muy buenas vistas del D’Urville Valley y algunos tarns más.


Cuando llegas a la línea de árboles y te metes en el bosque empieza la peor parte del día, con diferencia. La bajada por el bosque hasta el fondo del valle son 2 km infernales, con un desnivel de casi 600 metros por un camino prácticamente inexistente y lleno de raíces, hojas, rocas y riachuelos. Todo, absolutamente todo lo que pisas resbala, y si a eso le sumas la pendiente, vas completamente en tensión para no romperte el cuello, agarrándote a ramas y troncos de árboles como puedes. Supongo que por eso se llama Moss Pass… El caso es que fue solo hora y cuarto pero se nos hizo eterno, y nos alegramos muchísimo cuando por fin llegamos al fondo del valle y vimos el puente que nos cruzaría al otro lado del D’Urville, por donde discurriría el resto del camino hasta el lago Rotoroa. Lo único bueno de esta parte es que por lo menos está muy bien señalizada, así que puedes concentrarte en no caerte sin preocuparte demasiado de no perderte.



A estas alturas estábamos ya algo cansados, y sabíamos que nos quedaban más de 12 km hasta Morgan hut, donde queríamos pasar la noche. Nos pusimos como objetivo llegar primero a George Lyon para comer, descansar, y comprobar que efectivamente no había chimenea (se la habían llevado para cambiarla por una nueva). Después de comer decidimos que lo mejor era seguir, y nos pusimos en marcha. El camino va más o menos paralelo al río y metido en el bosque de hayas prácticamente todo el rato, pero no tiene nada que ver con el camino que habíamos visto en Sabine Valley, como ya nos habían comentado. Esta ruta es muchísimo menos frecuentada y el camino aparece y desaparece, como el Guadiana. Teníamos que ir buscando marcadores, comprobando el mapa, y a veces tuvimos que retroceder porque nos habíamos colado. Había muchísimos árboles caídos, troncos enormes que había que salvar como buenamente podíamos, zonas donde la vegetación estaba salvaje y echamos en falta un buen machete, trozos del camino que iban demasiado pegados a la orilla del río y se habían erosionado y directamente desaparecido en alguna tormenta… Yo acabé con rasguños en la cara y los brazos porque había zonas donde tenías que meterte entre los arbustos para seguir el “camino”… En fin, toda una aventura que nos hizo ir mucho más lentos de lo que hubiéramos pensado, ya que el camino es llano y sobre el mapa aparentemente sencillo. Lo recuerdo como uno de los días más cansados que hemos hecho hasta ahora.


Finalmente, pasadas las 5 de la tarde y después de más de 9 horas y 18.5 km casi sin descanso, llegamos a Morgan hut, que está un poco apartada del camino, en un precioso claro en el bosque, y afortunadamente estaba vacía. De hecho, nos dimos cuenta de que no habíamos visto un alma desde que abandonamos Blue Lake hut. El D’Urville suele estar frecuentado por cazadores porque es zona de ciervo, y oyes historias de cabañas ocupadas por cazadores que a veces son muy majos, y a veces no. De hecho, en la cabaña (y alrededores) había signos claros de que no hacía mucho había habido cazadores allí. Nos sorprendió un poco que no hubiera nadie esa noche, pero nos encantó la experiencia de pasar la noche solos en una cabaña tan mona (y con chimenea!) y en un sitio tan espectacular. Dormimos como benditos, sobre todo sabiendo que el día siguiente sería más light.



Día 5: Morgan hut a D’Urville hut. 11.6 km, 4h.

Amaneció nublado pero sin lluvia, y a las 8:45 nos pusimos en marcha para llegar cuando antes al lago porque sabíamos que en la última cabaña hay una radio desde donde podíamos llamar a los del taxi para pedir que nos recogieran si llegábamos antes de lo previsto. Teníamos el taxi reservado a las 4:30 pero como habíamos avanzado tanto el día anterior, esperábamos poder terminar mucho antes.


El camino desde Morgan hut a D’Urville hut fue muy parecido a lo que habíamos visto el día anterior: más troncos, más arbustos, más raíces, más erosión, y ni un alma. Fueron casi 12 km bastante lentos por el bosque, saliendo de vez en cuando a claros desde donde se podía ver el río. Tal y como decía la previsión, se puso a llover casi al final, lo suficiente para mojarnos pero tampoco algo terrible. Finalmente, antes de la 1 habíamos llegamos a D’Urville hut, donde tuvimos que resguardarnos de las sandflies, que en esta zona son temibles. Por cierto, Nelson Lakes también es zona de mucha avispa en verano, pero en abril ya prácticamente no había ninguna. En la cabaña, que estaba vacía, aprovechamos para ponernos ropa seca, comer y llamar al taxi, que nos confirmó que podía recogernos a eso de las 2 porque tenía a otra pareja para recoger en Sabine hut.


En total, fueron casi 70 km recorriendo una de las zonas más espectaculares de Nelson Lakes, y visitando dos de los lagos más bonitos que hay en NZ. No es una ruta técnicamente complicada pero es larga y cansada. Yo personalmente la disfruté muchísimo, incluso la bajada del infierno desde Moss Pass y el camino inexistente en D’Urville, aunque en ese momento jurara en arameo. Me lo pasé pipa. Lo de no ver a nadie en dos días, desde que dejamos Blue Lake hut hasta que nos recogió el del taxi, era algo nuevo que no nos había pasado nunca. La experiencia de dormir solos en la cabaña en medio de la nada también fue curiosa. Está, sin duda, un escalón por encima de los Great Walks en cuanto a exigencia, y si buscas aventura y algo diferente, es una opción genial.

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