Hoy tocaba despedirse de Los Ángeles ya que a las 13.30 teníamos que recoger el coche de alquiler.
Después de desayunar fuimos a la playa de Santa Mónica con el objetivo de probar las aguas del Pacífico y de hacernos una foto en las míticas casetas de los vigilantes de la playa. Allí nos ocurrió la que esperemos que sea la única anécdota desagradable del viaje. Nos metimos en el agua y enseguida comprobamos que no estaba tan cálida como imaginábamos y que ese día el océano no hacía honor a su pacífico nombre, ya que había bastante oleaje. Una vez en la arena una de mis amigas se enteró que no tenía el móvil en el bolsillo por lo que deshicimos el camino andado por la arena pensando que nos había caído al descalzarnos...no encontramos nada. Llegamos a la conclusión de que probablemente se había caído al mar cuando saltamos en las olas. Por la noche, cuando revisamos las fotos y videos del día, descubrimos que en uno de nuestros videos haciendo el tonto se veía como el móvil caía del bolsillo de mi amiga al mar. Mejor en el fondo del mar que en las manos de cualquiera.
Después de este incidente cogimos el bus urbano para dirigirnos a la oficina de Avis en Beverly Hills y recoger el coche. Habíamos alquilado un Suv tipo Toyota Rav 4 o similar, finalmente nos dieron un Jeep Compass de color rojo...muy bonito!. Los 17 días de alquiler nos salieron por 711 € con recogida en Los Ángeles y devolución en San Francisco.
Ya en el que sería nuestro coche en los proximos dias fuimos hasta al Paseo de la Fama. Por recomendación de la guía Lonely Planet dejamos el coche en el aparcamiento del centro comercial Hollywood & Highland que cuesta 3$ durante las 2 primeras horas (si comes en alguno de sus restaurantes o compras en alguna tienda).
El archiconocido Paseo de la Fama, creado en 1958 con el objetivo de darle un lavado de cara a Hollywood, reconoce a personajes destacados dentro del mundo del espectáculo en cinco categorías (música, radio, televisión, teatro y cine). Debo reconocer que yo pensaba que solo había estrellas de actores . Inicialmente el paseo tenía 2500 estrellas en blanco y actualmente ya se otorgaron más de 2700. Nos entretuvimos un rato buscando y fotografiando las estrellas de nuestros personajes favoritos.
En el propio paseo se encuentran el Teatro Chino, que tiene las impresiones de las huellas de manos y pies de numerosos artistas pero que no pudimos ver porque estaba acordonado por algún evento, y el Teatro Dolby, lugar de entrega de los premios Oscar. De este último nos llamó la atención que estaba integrado dentro del centro comercial lo que le restaba algo de glamour y la presencia de una estrella en la pared de su entrada (es la de Muhammad Ali que no quería que su estrella estuviera en el suelo).
Nuestra última parada en Los Ángeles iba a ser el observatorio Griffith que está en el parque del mismo nombre, el cual es el parque urbano más grande de Estados Unidos (cinco veces más grande que Central Park). Para ir hay varias opciones de aparcamiento: el propio parking del observatorio (10$/hora ), el aparcamiento gratuito al lado Teatro Griego o en la carratera Fern Dell Drive. Esta opción fue la que elegimos, es gratuita pero hay que tener en cuenta que después hay que caminar 15-20 min hasta el observatorio y que cierra al atardecer.
El observatorio Griffith fue fundado fundado en 1935 con el dinero y los terrenos donados por el coronel Griffith para la construcción del mismo. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como lugar de entrenamiento en navegación astronómica para los pilotos de la Fuerza Aérea. La entrada es gratuita. Ofrece unas vistas excelentes al cartel de Hollywood y a la ciudad, que desde lo alto aún parece más inmensa, pero este tamaño se comprende al ver que la mayoría de las casas son unifamiliares (había alguna mansión subiendo al observatorio que no estaba nada mal ).
Al bajar del observatorio y salir de la ciudad paramos en el aparcamiento de una gasolinera para buscar hotel para esa noche. Elegimos una habitación cuádruple en un motel en Fontana, que nos quedaba de camino a nuestra siguiente parada, el parque nacional Joshua Tree y que nos costó aproximadamente 90 €.
Después de desayunar fuimos a la playa de Santa Mónica con el objetivo de probar las aguas del Pacífico y de hacernos una foto en las míticas casetas de los vigilantes de la playa. Allí nos ocurrió la que esperemos que sea la única anécdota desagradable del viaje. Nos metimos en el agua y enseguida comprobamos que no estaba tan cálida como imaginábamos y que ese día el océano no hacía honor a su pacífico nombre, ya que había bastante oleaje. Una vez en la arena una de mis amigas se enteró que no tenía el móvil en el bolsillo por lo que deshicimos el camino andado por la arena pensando que nos había caído al descalzarnos...no encontramos nada. Llegamos a la conclusión de que probablemente se había caído al mar cuando saltamos en las olas. Por la noche, cuando revisamos las fotos y videos del día, descubrimos que en uno de nuestros videos haciendo el tonto se veía como el móvil caía del bolsillo de mi amiga al mar. Mejor en el fondo del mar que en las manos de cualquiera.
Después de este incidente cogimos el bus urbano para dirigirnos a la oficina de Avis en Beverly Hills y recoger el coche. Habíamos alquilado un Suv tipo Toyota Rav 4 o similar, finalmente nos dieron un Jeep Compass de color rojo...muy bonito!. Los 17 días de alquiler nos salieron por 711 € con recogida en Los Ángeles y devolución en San Francisco.
Ya en el que sería nuestro coche en los proximos dias fuimos hasta al Paseo de la Fama. Por recomendación de la guía Lonely Planet dejamos el coche en el aparcamiento del centro comercial Hollywood & Highland que cuesta 3$ durante las 2 primeras horas (si comes en alguno de sus restaurantes o compras en alguna tienda).
El archiconocido Paseo de la Fama, creado en 1958 con el objetivo de darle un lavado de cara a Hollywood, reconoce a personajes destacados dentro del mundo del espectáculo en cinco categorías (música, radio, televisión, teatro y cine). Debo reconocer que yo pensaba que solo había estrellas de actores . Inicialmente el paseo tenía 2500 estrellas en blanco y actualmente ya se otorgaron más de 2700. Nos entretuvimos un rato buscando y fotografiando las estrellas de nuestros personajes favoritos.
En el propio paseo se encuentran el Teatro Chino, que tiene las impresiones de las huellas de manos y pies de numerosos artistas pero que no pudimos ver porque estaba acordonado por algún evento, y el Teatro Dolby, lugar de entrega de los premios Oscar. De este último nos llamó la atención que estaba integrado dentro del centro comercial lo que le restaba algo de glamour y la presencia de una estrella en la pared de su entrada (es la de Muhammad Ali que no quería que su estrella estuviera en el suelo).
Nuestra última parada en Los Ángeles iba a ser el observatorio Griffith que está en el parque del mismo nombre, el cual es el parque urbano más grande de Estados Unidos (cinco veces más grande que Central Park). Para ir hay varias opciones de aparcamiento: el propio parking del observatorio (10$/hora ), el aparcamiento gratuito al lado Teatro Griego o en la carratera Fern Dell Drive. Esta opción fue la que elegimos, es gratuita pero hay que tener en cuenta que después hay que caminar 15-20 min hasta el observatorio y que cierra al atardecer.
El observatorio Griffith fue fundado fundado en 1935 con el dinero y los terrenos donados por el coronel Griffith para la construcción del mismo. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como lugar de entrenamiento en navegación astronómica para los pilotos de la Fuerza Aérea. La entrada es gratuita. Ofrece unas vistas excelentes al cartel de Hollywood y a la ciudad, que desde lo alto aún parece más inmensa, pero este tamaño se comprende al ver que la mayoría de las casas son unifamiliares (había alguna mansión subiendo al observatorio que no estaba nada mal ).
Al bajar del observatorio y salir de la ciudad paramos en el aparcamiento de una gasolinera para buscar hotel para esa noche. Elegimos una habitación cuádruple en un motel en Fontana, que nos quedaba de camino a nuestra siguiente parada, el parque nacional Joshua Tree y que nos costó aproximadamente 90 €.