Después de todas las vuelta a las maletas, al itinerario, a la previsión del clima que da un frío tremendo para la segunda semana, y no vamos a negarlo, de algún ¿Por qué nos meteremos en estos berenjenales?, ¡llegó el gran día!

Una de las mejores cosas de ir al aeropuerto con bebé es que te saltas todas las colas, así que una vez allí todos los trámites son súper rápidos.
Solo tenemos una preocupación, hace unos días KLM nos ha modificado la escala, cambiando una cómoda escala de 2 horas por una apretada de 1 hora y además la asignación de asientos ha sido en la cola del avión. Yo desde casa pensaba que seguro que en el mostrador de facturación nos cambiaban para delante, pero nos indican que no nos pueden cambiar y que se lo digamos a la tripulación.
Ya en el avión, detrás nuestra una pareja de coreanos está en la misma situación, pero a pesar de todo ni nos cambian de asientos ni pueden dar un aviso al vuelo a Seúl para que nos esperen. Nos dicen que siempre da tiempo y que además el aterrizaje está previsto para unos 15 minutos antes así que no tendremos problema.
Durante el vuelo entablamos conversación con la pareja de coreanos, que ya está haciéndole carantoñas a nuestra hija, nos dan algunos consejos sobre el país, están muy sorprendidos de que viajemos allí y les llama la atención que llevemos una mochila con banderas incluida la de Corea del Sur jeje. También se muestran muy preocupados por el frío, insisten en que tengamos cuidado que Corea es muy fría (esto será una constante en todo el viaje)
Cuando por fin aterrizamos la espera a que salgan todos los pasajeros se nos hace eterna y empezamos a ponernos de los nervios.
En cuanto salimos del avión los 4 empezamos a correr por todo el aeropuerto en lo que se convertiría en nuestra carrera más larga y rápida por un aeropuerto, porque encima la puerta está en el lado opuesto de la terminal. La pareja de coreanos nos ayuda llevándonos la maleta de cabina ya que además tenemos la silla y a la niña, que por cierto, va en mis brazos partiéndose de risa durante la agónica carrera. Pasamos por inmigración como si los 5 fuéramos familiares y allí nos dicen que nos relajemos, que ya está la puerta cerca, creo que nunca había sudado tantísimo en tan poco tiempo. Al final la mujer me dio su número de teléfono y me dijo que la llamara si tenía cualquier problema, la verdad es no sé si hubiéramos llegado si no hubiera sido por ellos

Cuando nos subimos en el avión a Seúl, por fin nos relajamos de verdad, ahora sí que está todo hecho y solo queda disfrutar.
Las 11 horas de vuelo se pasan bastante bien, la niña va durmiendo a ratos casi todo el tiempo entre mis brazos y el asiento que tenemos libre entre los dos, nosotros dormimos menos pero bueno, el vuelo en general discurre bastante bien y ni siquiera tenemos que usar todo el arsenal de juguetes que traemos.
La comida de KLM no está entre las mejores pero tampoco es mala, pero sí que nos dan cada poco tiempo unos pastelitos riquísimos, y nos dan también algún potito que finalmente acabaremos comiéndonos nosotros mientras ella además de la teta, va dando cuenta de la fruta y las tortitas que le hemos traído de casa, esto también forma parte del entretenimiento de bebés a bordo, llevad varios snacks saludables que es una buena manera de mantenerlos entretenidos. También le regalan un babero, un porta pasaporte y unas pinturas.

Aterrizamos en Seúl por fin, cansados pero bastante contentos de cómo se ha portado la peque en vuelo. Cuando llegamos a los controles de inmigración es todo muy rápido, ya que una vez más pasamos por otra cola, la verdad es que estas cosas se agradecen mucho, si ya uno está cansado después de un vuelo largo, le sumamos un bebé o un niño y las esperas se vuelven interminables.
Nuestra maleta también sale enseguida, y nos despedimos de nuestros amigos coreanos.
Ahora sí empieza la aventura, tenemos situados todos los lugares del aeropuerto, y lo primero es sacar dinero para pagar las T-Money, pero como os dije en la primera etapa, teníamos un problema con el pin de la Revolut y el resto de las tarjetas no nos funcionan, así que tenemos que cambiar en la casa de cambio y no es demasiado bueno.
Lo siguiente es comprar las T-Money, y ya vemos que el precio no tiene nada que ver con el que llevábamos apuntado, la verdad es que entre lo de la tarjeta y esto tenemos la sensación de ser unos novatos jeje, además evidentemente la niña no está tranquila pero al menos vamos cumpliendo objetivos.
Allí mismo está el mostrador para coger el pocket wifi y esto si ya lo conseguimos sin problema.
Nos dirigimos después a la entrada del tren Arex, y si lleváis como nosotros los billetes de Klook, solo hay que escanear el código QR de la aplicación en las máquinas de la entrada, es todo muy sencillo.
Después de 50 min de tren, llegamos a la estación de Seúl y aún nos toca coger el metro hasta Myeongdong. Hacer este trayecto agotados, con la niña despierta y agotada y acarreando todo el equipaje, encima en un tramo con escaleras normales hace mucha mella en nosotros. Son sobre las 18 de la tarde cuando llegamos al hotel pero el cansancio es extremo.
El hotel está bastante bien, aunque con la típica ducha de Corea que no está separada, al menos está no sale directamente del lavamanos, cosa que vi en muchos alojamientos.
Hacemos un esfuerzo por intentar adaptarnos al horario y nos ponemos la niña en la mochila para dar nuestro primer paseo por Myeongdong.

Según llegamos a la zona peatonal ya empezamos a alucinar con el ambiente, los puestos, los neones…



En el vuelo de KLM nos dieron mucha comida, así que decidimos cenar alguna cosa de los puestos mientras paseamos.
Nos estrenamos con dos platos muy típicos de la comida callejera coreana, Tteokbokki, 5000 wones son como una especie de macarrones cerrados de arroz con salsa muy picante, y Hotteok, 2000 wones que es una especie de pancake frito relleno de frutos secos que está espectacular.


Yo cuando llego a un lugar la verdad es que se me pasa el cansancio de golpe y quiero explorarlo todo, pero en este caso nuestra hija está agotada y no queremos que se nos duerma antes así que decidimos comprar algo más para comer en el hotel en un combini y descansar, nos queda mucho viaje por delante.