Después de pasar nuestra tercera noche en Te Anau, tocaba cambiar de aires y dirigirnos a la parte central de la isla, para visitar el Parque Nacional Monte Cook y su entorno.
El Parque Nacional Monte Cook tiene una vertiente hacia el Este, con la ciudad de Twizel como punto estratégico para sus visitas y una vertiente Oeste que da al mar de Tasmania, con Franz Josef como núcleo de población más importante.
La distancia entre una parte y otra del parque accesibles con vehículo es de apenas 30 kilómetros en línea recta, pero se precisa dar un gran rodeo para pasar de una a otra, ya que están las grandes cumbres de los Alpes del Sur o Alpes Neozelandeses de por medio. Nosotros elegimos tomar el paso junto al lago Wanaka y subir por la carretera de la costa Oeste. En el itinerario del mapa, por tanto, el tramo entre las proximidades de la ciudad de Wanaka y Twizel lo tuvimos que hacer de ida y vuelta

Este fue la jornada más larga que hicimos en coche en toda nuestra estancia en Nueva Zelanda. Habíamos cogido alojamiento en Twizel y teníamos por delante 360 kilómetros, que tomaban más de cuatro horas sin paradas.
Una buena parte del camino era volver a Queenstown, donde paramos en el aeropuerto para devolver un GPS del coche que iba bastante peor que el navegador del móvil y también en un supermercado de las afueras porque habíamos determinado, en lo posible, de prescindir de los restaurantes.
Tomamos la carretera 8, con un paisaje más desértico hasta que, pasado el puerto de montaña de Lindis Pass, se entra en un terreno llano de tierras de cultivo, con bastantes viñedos y sus bodegas de venta de vinos.

En todo el itinerario que llevábamos, al igual que en todos los trayectos que habíamos hecho desde llegar a Nueva Zelanda, nos sorprendió la cantidad de hurones atropellados que había en la carretera. Dentro de los senderos que hicimos en el Fiorland, también vimos muchas trampas con un huevo dentro como cebo, algunas con un animal muerto atrapado en ellas. Nos explicaron después, que había una campaña de exterminio de las especies invasoras y los conductores no trataban de esquivar a estos animales cuando cruzaban las carreteras. Yo creo que, más bien, lanzaban sus coches contra ellos.
Después de este inciso, vuelvo al relato de la jornada.
Twizel es una pequeña ciudad a orillas del lago Ruataniwha, con numerosos hoteles ya que es un centro turístico tanto de verano como de invierno, por las pistas de esquí cercanas. Después de tomar alojamiento en unas cabañas bastante bien acondicionadas, nos fuimos a ver los alrededores.
Siguiendo la carretera 8, llegamos hasta los lagos Pukaki y Tekapo. El primero de ellos con agua de color azul celeste y vistas del Monte Cook en la lejanía.

En Nueva Zelanda son famosos los campos dedicados al cultivo de la lavanda, que atraen a bastante gente para hacerse fotos entre las flores. Cerca de Twizel vimos uno. Nosotros nos limitamos a tomar fotos desde la carretera.

Terminamos la jornada descansando un rato a la sombra en la orilla del lago Ruataniwha, donde había gente bañándose. Después de tocar el agua con las manos, nosotros desistimos.

La ciudad de Twizel estaba muy animada, fundamentalmente de turismo nacional de vacaciones estivales. Dedicamos un tiempo a recorrer las tiendas de souvenirs y tomarnos una cerveza antes de volver al hotel y planificar la jornada de senderismo del día siguiente.