Elegí Castlemaine para nuestro alojamiento de esta pasada noche porque me pareció buen punto de partida para realizar el circuito panorámico de carretera conocido como Slea Head Drive, que vamos a hacer hoy. Nos hemos alojado en una casa particular en la que alquilan habitaciones a través de Booking. El establecimiento se llama Wild Atlantic Stays y no puedo decir que esté mal, pero tampoco repetiría. Como punto positivo, la dueña nos ha dejado cosas para desayunar, cuando no contábamos con ello. El punto negativo se lo lleva el mobiliario destartalado y viejuno, la tapa del inodoro que se cae cuando te sientas, la falta de limpieza en general…
SLEA HEAD DRIVE
La conocida como Slea Head Drive es una ruta escénica circular de unos 50 km a lo largo de la carretera R559 en la península de Dingle. Forma parte de la Wild Atlantic Way, que es la ruta costera que recorre todo el oeste de Irlanda, considerada la más larga y espectacular de Europa.
La Slea Head Drive va recorriendo todo el perímetro de la península de Dingle, con inicio y final en el pueblo del mismo nombre. A lo largo del recorrido hay diferentes puntos de interés, ya sean vistas panorámicas desde los acantilados, miradores, playas, restos arqueológicos, etc. Haciendo paradas cortas en algunos de los puntos de interés, se puede hacer la ruta en medio día. Si se quiere parar mucho rato en todos los sitios habrá que prever un día entero.


Con línea azul, la Slea Head Drive. En negro los puntos de interés
Había leído que los paisajes a lo largo de esta ruta son espectaculares y que es algo casi imprescindible en un viaje a Irlanda, así que llevamos las expectativas bastante altas. Salimos de Castlemaine y la primera parada que hacemos es antes de llegar a Dingle, en la playa de Inch. No forma parte de la Slea Head Drive, pero la dueña del alojamiento nos ha dicho que merece la pena. Efectivamente, es una idílica playa de arena blanca, inmensa y muy limpia. No hay prácticamente nadie; el agua debe de estar helada.

Inch Beach
Continuamos hacia Dingle y atravesamos este pequeño pueblo sin detenernos porque ya lo haremos a la vuelta. Iniciamos la ruta Slea Head Drive en sentido horario, es decir, comenzando por el sur. Es lo que se recomienda, porque es el sentido en el que, supuestamente, circulan los autobuses turísticos, y así evitas cruzarte con ellos en cualquier curva (la R559 es una carretera estrecha y muy sinuosa). Y digo “supuestamente” porque comprobamos que circula todo tipo de vehículos en ambos sentidos, así que esta recomendación es absurda.
La primera parada que hacemos es en Dunbeg Fort, un fuerte circular de piedra datado en la Edad del Hierro, construido en el mismo borde del acantilado. La península de Dingle está llena de yacimientos prehistóricos y restos arqueológicos, y este es uno de ellos. El acceso cuesta 3,50 €. Los tickets se compran en una caseta que hay junto a la carretera, al inicio del caminito que lleva al fuerte. El aparcamiento es gratis, al igual que en todas las paradas de la ruta.
El fuerte se conservaba casi intacto hasta que en 2014 parte de la construcción cayó al mar como consecuencia de unas grandes tormentas. A raíz de ello, todo el conjunto quedó un poco inestable, de modo que se valló todo alrededor para impedir que la gente se acercase demasiado.

Lo poco que se ve de Dunbeg Fort
Lamentablemente, el vallado no deja aproximarse lo suficiente como para poder hacerte una idea de cómo era el conjunto, ya que desde fuera se ve poco más que un montón de piedras. Más interesante nos resulta el audiovisual y la pequeña exposición que vienen incluidos con la entrada. El audiovisual se proyecta en una salita dentro de la tienda de souvenirs y dura unos 10 minutos.

Maqueta de Dunbeg Fort
Nos detenemos un poco más adelante en Beehive Forts, otro conjunto de construcciones de piedra prehistóricas con cabañas, menhires, etc. Vemos que el acceso tampoco es gratuito: cuesta 4 €. Tras la decepción de Dunbeg Fort decidimos no entrar, así que no sabemos si nos hemos perdido algo tremendamente interesante. ¡No pensábamos que fueramos a tener que desembolsar dinero en cada parada!
Continuamos la ruta y paramos un kilómetro más allá, en el extremo suroccidental de la península. Es un mirador llamado Slea Head, desde el que se supone que están las vistas más espectaculares de toda la ruta. Esto ya sí es gratis


Vistas desde el mirador Slea Head hacia la derecha

Vistas desde el mirador Slea Head hacia la izquierda
No quiero ser negativa pero, sinceramente, no me parecen unas vistas espectaculares. Creo que a veces la gente exagera con los calificativos (fascinantes paisajes costeros, vistas que dejan sin aliento…) y crea unas expectativas que sólo sirven para decepcionar a quien va con toda la ilusión esperando algo más.
Siguiente parada en Coumeenoole Beach. Aparcamos en un apartadero de la carretera y vemos la playa desde arriba. Es una pequeña cala de arena con formaciones rocosas que dan para alguna foto un poco más dramática.


Coumeenoole Beach
En todas estas paradas que hacemos al borde de los acantilados hace mucho viento. Ahora mismo hace buen tiempo, pero con temporal tiene que ser impresionante. No es de extrañar que en esta zona y, en general, en toda la costa oeste de Irlanda, naufragaran tantos barcos de la Armada Invencible en 1588 por culpa de los temporales. De hecho, hay un memorial junto a la carretera, un poco más adelante, que recuerda el desastre de la “Spanish Armada”.
Seguimos ruta y paramos en Dunquin Pier. Es otro mirador, también con vistas a las islas Blasket. Bajamos por un caminito pavimentado que desciende serpenteando hacia el nivel del mar, esperando encontrar algo interesante abajo, pero tampoco hay nada de particular. Las vistas del mar siempre son bonitas por definición, pero esperaba algo más especial.


Dunquin Pier
Pasamos de largo el mirador de Clogher Head porque hay que subir a un promontorio desde donde se deja el coche, y nos está dando la sensación de que las vistas van a ser más de lo mismo, sólo que desde un poco más arriba.
A partir de aquí, la ruta deja de bordear la costa y se adentra en la península, de modo que los puntos de interés dejan de ser vistas panorámicas del océano y van a consistir en yacimientos arqueológicos o restos históricos.
Como ya es hora de comer, paramos unos kilómetros más adelante, en Ballyferriter. De entre los tres o cuatro restaurantes que hay en este pequeño pueblo elegimos uno llamado Murphys Bar. No comemos nada mal y nada caro. Cuatro platos, una cerveza y dos postres son 61 €.
Siguiente parada: Asentamiento monástico de Reask. Al poco de pasar Ballyferriter hay que salirse de la R559 a mano derecha por una carreterita muy estrecha y enseguida se llega al emplazamiento. El acceso es totalmente libre y no hay nadie controlando ni cobrando entrada. En este momento ni siquiera hay otros visitantes; estamos absolutamente solos. Además, a diferencia de Dunbeg Fort, se puede caminar por entre las ruinas y verlas perfectamente, por lo que nos gusta mucho más. Te haces mejor idea de cómo fue aquello, de cómo estaba configurado el asentamiento. Realmente sólo quedan los arranques de los muros de las edificaciones, pero se observa claramente cómo el monasterio estaba rodeado por una muralla, se ven los restos de chozas de piedra circulares, se intuye dónde estaban las puertas, etc. En su día hubo una iglesia, un oratorio, un cementerio, talleres donde elaboraban objetos de hierro, bronce y vidrio, un horno…


Asentamiento monástico de Reask
El elemento más singular que se ha conservado íntegro es la Piedra de Reask, que es una enorme losa de casi 1,70 metros de altura con curiosas inscripciones grabadas.

Piedra de Reask
Francamente, de todo lo que hemos visto en la ruta Slea Head Drive, el Asentamiento de Reask es lo que más me ha gustado.
Pasamos de largo el desvío al Gallarus Oratory porque realmente estamos un poco cansados de hacer paradas y también se nos está haciendo tarde. Sin embargo, creo que también me habría gustado verlo. Es otro resto de unos 1.000 años de antigüedad, una especie de pequeño oratorio circular de piedra que se conserva prácticamente intacto. Me voy a conformar con las fotos que vi en Internet.

Para ser sincera, de la ruta de Slea Head Drive me han gustado más los restos arqueológicos que los paisajes. Estos no me han parecido nada del otro mundo y creo que los hay mucho más espectaculares en muchas zonas de la costa cantábrica en España, sin ir más lejos.
Finalizamos la ruta en el pueblo de Dingle, donde aparcamos para visitarlo brevemente. Es una pequeña localidad pesquera situada en una bahía, por lo que las aguas de su puerto son tranquilas. También tiene casitas de colores (como ya vamos viendo que es habitual en muchos pueblos de Irlanda) y bastante ambiente.

La calle principal de Dingle

El puerto de Dingle

Una fachada en Dingle

En Dingle también tienen su Paseo de la Fama
ADARE
Abandonamos Dingle a media tarde para partir hacia Limerick, donde pernoctaremos hoy. Son unos 150 km por carretera nacional. Poco antes de llegar a Limerick paramos en Adare, uno de los pueblos que más me han gustado de todos los que hemos visto en Irlanda.
Lo más característico de Adare son sus casas con tejado de paja, que parecen sacadas de un cuento de hadas. A la entrada del pueblo viniendo desde el sur vemos un par de ellas, pero las más bonitas las encontramos al final de la travesía Main Street, pasado el parque de Adare Town.


Casas con tejado de paja en Adare
Las casas con tejado de paja en origen eran viviendas de trabajadores, pero actualmente casi todas están reconvertidas en tiendas de artesanía, alojamientos o restaurantes.
Justo enfrente de este conjunto de casitas está la bonita abadía de los Trinitarios, Trinitarian Abbey, del S. XIII.

Trinitarian Abbey
También damos un breve paseo por el Adare Town Park, que resulta muy apacible y agradable.


Momentos de relax en Adare Town Park
A la salida de Adare hacia el norte hubiéramos querido parar en el Agustinian Friary y en el Castillo Desmond, pero en este viaje ha sido una constante el ir cortos de tiempo y se tienen que quedar en el tintero.

LIMERICK
Llegamos a Limerick a última hora de la tarde. No entramos en la ciudad porque no es nuestra intención visitarla. Por lo que he leído, no tiene gran interés. Simplemente nos alojamos aquí por logística.
El hotel se llama Castletroy Park y está a las afueras de Limerick. Nos sorprende muy gratamente en todos los aspectos. Hasta tiene una piscina cubierta, aunque no vamos a tener tiempo de disfrutarla. Reservé a través de su propia web, porque quería una habitación cuádruple y Booking no la ofrecía. La cuádruple en la web del hotel (237 € con desayuno buffet incluido) fue muchísimo más barata que dos dobles en Booking.
Nada más tomar posesión de la habitación bajamos al restaurante del hotel a cenar. Hemos visto la carta y es ligeramente más caro que la media, pero tiene muy buena pinta, y la comodidad de no salir a buscar otro sitio resulta ganadora frente al dolor del bolsillo, que a estas alturas ya ni siente. Los platos que elegimos están buenísimos (mi pasta “mediterránea”, una delicia) y además la cena está amenizada por un estupendo cantante de música irlandesa/country en vivo.

Vistas del jardín del hotel desde nuestra habitación
Y fin del día 6 de nuestro viaje por Irlanda.