Tras estar buena parte de la mañana en Sukhothai, emprendimos viaje hacia nuestro alojamiento de la jornada en Chiang Rai, parando previamente en el Lago Phayao. En total, unos 370 kilómetros y varias horas en ruta.


Una parte del itinerario lo hicimos por una carretera de montaña con paisajes muy bonitos, algunos tramos entre campos de cultivo con fondo de montañas y otros rodeados de frondosa vegetación.



Hice fotos, pero había poca luz y no me salieron bien; ni mucho menos reflejan lo que veía. Aunque son malas, pondré una selección aunque solo sea para que aquellas panorámicas no se me borren de la mente y queden también en el relato.



Me llamó la atención que, además de divisar sus estatuas en una tienda (las figuras de animales se venden en todas partes), localicé varias vacas de raza tailandesa koh samui, con cuernos prominentes, que estaban pastando tranquilamente.



Almorzamos en un restaurante, cuyo comedor estaba en una estructura de madera solo cubierta en el tejado. A su alrededor, había cultivos de plataneras y otros árboles frutales.

Según nos aproximábamos a Chiang Rai, el cielo se fue oscureciendo y aparecieron nubes bajas, si bien en ningún momento dio la sensación de que pudiera empezar a llover. Entre tanto, íbamos a buena velocidad, sobrepasando bosques, aldeas y templos.
Lago Phayao.
Situada a unos cien kilómetros de Chiang Rai, esta zona lacustre de 19 km2 era hasta hace unas décadas una extensa llanura atravesada por el río Ing, con arrozales, granjas y templos de estilo Lanna, que pescadores y agricultores explotaban por turnos. En la época de lluvias, abundaba la pesca; en la estación seca, el nivel del agua bajaba lo suficiente para cultivar arroz y alimentar al ganado en los pastizales.

En los años treinta del siglo pasado, el número de peces comenzó a disminuir drásticamente por la sobreexplotación agrícola y ganadera, de modo que en 1939 se aprobó un plan para crear una zona de pesca permanente mediante la construcción de una compuerta de inundación, que, en 1941, dio lugar a la formación del mayor lago de agua dulce del norte de Tailandia y el cuarto del país, el lago Phayao, bajo cuyas aguas quedaron sumergidos campos, granjas y templos. Con una profundidad media de 1,5 metros, a él desembocan los 18 afluentes del río Ing.

Actualmente, se calcula que cerca de dieciséis mil hogares rurales viven directa o indirectamente del lago, tanto de la pesca como por el creciente turismo, pues están proliferando hoteles, restaurantes y actividades de recreo. Más de cincuenta especies de peces viven en el lago, que cuenta, además, con una hermosa flora marina compuesta por algas, jacintos de agua, lotos azules y blancos, una variada gama de nenúfaresque que florecen en julio y agosto, durante la época de lluvias.


Bajo el lago se hallan los restos de un antiguo templo, Wat Tilok Aram, construido a finales del siglo XIV. Encima del templo hay un santuario y una estatua de Buda en una pequeña isla a la que se puede llegar en barco.


Aunque lo visitamos en una tarde bastante nublada, que nos estropeó la puesta de un sol ausente, el lago y su entorno mostraban un aspecto bonito y bucólico, mientras los jardines repletos de cuidadas flores le daban un toque de color. Si bien no se puede considerar un destino top en Tailandia, a mí, particularmente, me pareció una parada agradable para estirar las piernas y tomar unas cuantas fotos bastante resultonas.
