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DE JAIPUR A DELHI
DE JAIPUR A DELHI
Detalle de la fachada del templo Giriraj Dharan entre Jaipur y Delhi.
Miércoles, 4 de Diciembre, 2024
Una vez despertados, desayunados y arreglados, hicimos el check-out en la recepción del hotel y ahí estaba Vicki esperándonos puntual. Hoy tocaba día de trayecto entre Jaipur y Delhi de 290 kms (unas cuatro horas y media en coche), pero nos iba a llevar más tiempo porque a las afueras de Jaipur ibamos a visitar el........
Galta-Ji o Templo de los Monos.-
Esta situado a 10 kms de Jaipur por las colinas Aravelli. Mirando por la ventana me llamó la atención lo sucio que estaba el verde paisaje: Mucha vegetación y arbolado pero había basuras y plásticos por todas partes. Esquivamos unas cuantas vacas en medio de la sinuosa carretera. Cuando llegamos Vicki nos dijo:
- Id a vuestra bola. Aquí no hace falta guía. No miréis a los monos cara a cara: ignorarlos. Lo podéis visitar por vuestra cuenta. Yo os espero aquí.
Salimos. La primera impresión que recibimos del lugar es que era un bonito templo pero muy sucio. Había algunos turistas y muchos monos por doquier. Galta-Ji es en realidad un complejo monacal y centro de peregrinación. Pasamos la puerta de entrada y anduvimos por una amplia avenida con templos a uno y otro lado en cuyas verandas y balcones andaban los monos.
Hice amago de entrar en uno de ellos. Un "gurusanto" tirado en el suelo me hizo señal como diciendo "Entra, entra, no te cortes" pero había tanta porquería que me eché para atrás. Seguimos nuestro trayecto y comenzamos a subir unas escaleras.
El complejo se halla en el desfiladero de Gaita. En lo alto está el Templo de Surya. Ahí hay un manantial que fluye de una roca a partir del cual se encuentran, descendiendo, los distintos tanques sagrados. Había monos por aquí y monos por allá. En uno de los tanques encontramos un grupo de mujeres que estaba lavando ropa. También había unas cuantas personas bañándose en el tanque.
Seguimos subiendo hasta arriba hasta lo que supongo que era el Templo de Surya. Nos quitamos los zapatos y ahí estaba un gurú-santurrón que nos preguntó muy sonriente de dónde éramos. Nos dió una bendición a cada uno por la paz, la armonía y la salud al mismo tiempo que nos ató un cordelito en la muñeca y nos puso "el puntito" de vermellón en la frente para, acto seguido, señalar con su dedo índice a una palangana que tenía a su izquierda con dinero. Entiendo: Él aportó la bendición, la paz, la armonía y la salud y nosotros aportábamos la pasta. Puse un billete de ₹500 en la palangana y entonces -otra vez con el dedo índice- me indicó que esas ₹500 eran por mí, pero que Salus, que se había apartado un poco para admirar el templo también tenía que aportar sus ₹500. Entonces yo -también con el dedido índice- le dije que no. Que esas ₹500 eran por los dos... y salimos del lugar por patas ¡La codicia! ¡Qué mala es la codicia...!


Al bajar las escaleras nos cruzamos con un grupo de señoras que traían numerosos cestos llenos de ropa para lavar. Continuamos escaleras abajo y salimos haciendo el mismo recorrido que hicimos al entrar. El lugar es interesante pero tiene una necesidad imperiosa de mantenimiento y limpieza. Llegamos al coche y emprendimos el viaje hacia Delhi.
Regresamos a una de esas autovías hindúes de Krishna, llena de locos al volante, de motocarros con familias enteras a velocidad de vértigo y tocando la bocina, de cambios de sentido "a pelo", de adelantamientos "porque sí"... hasta que de pronto nos salimos para incorporarnos a la autopista Mumbai-Delhi -de pago, incluída en el precio que pagamos a la agencia- que es una autopista como Krishna manda: Con incorporaciones, sin carri-coches destartalados. Paramos a tomar un café en un impecable pero triste lugar, que además tenía una tienda de souvenirs también triste y llegamos al final de la autopista para incorporarnos de nuevo a la caótica autovía a la entrada de Delhi, que llevaba consigo "El Gran Atasco de Atascos", amenizado por un coro de bocinas "polifo-cacofónicas".
Delhi: La más prodigiosa ciudad del Universo

Nuestro hotel -otro de la cadena Sarovar Portico- está por la zona del Aeropuerto. Vicki iba dando instrucciones de voz a Google con su móvil pero no reconocía la dirección, así que yo busqué la dirección en Google Maps y comencé a darle instrucciones sobre cómo llegar ahí en medio la locura de circulación.
Estábamos ya muy cerca cuando teníamos que hacer un cambio de sentido ¿cómo, si tenemos en cuenta que en ésta ciudad no hay rotondas ni nada que se le parezca? Pues a la brava (o sea: a la hindú): Vimos una abertura en la mediana y allá que se fué. Una vez hecha la maniobra, un policía hizo una señal indicando que parásemos en un sitio muy poco seguro. Aparecieron otros 5 o 6 guardias y le dijeron a Vicki que saliera del vehículo. ¿Cómo era posible que le pusieran una multa, cuando absolutamente todo el mundo en esa ciudad está cometiendo infracciones? Pues simplemente porque le había tocado. Al cabo de 5-10 minutos regresó Vicki al coche. Me pareció que estuvo muy comedido en sus comentarios, teniendo en cuenta las circunstancias. Fundamentalmente nos dijo lo que sospechábamos: Tuvo que sobornarlos.
Vicki es un currela: Nos contó que él tuvo su propio negocio de tours pero que con la pandemia tuvo que dejarlo y ahora trabaja para Crystal Holidays. Nos llamó la atención que Crystal no le buscaba alojamiento en las ciudades por las que pasábamos: Se tenía que buscar él la vida. También nos contó que el coche -que era nuevo y muy cómodo- tenía un tope de velocidad -lo cual agradecí, aunque Vicki me pareció muy buen conductor para los estándares hindúes. Es además una persona educada. Nos contó que no vive en Delhi, si no en el Norte de la India con su mujer, su madre, su hija y otra hija adoptiva que tiene.
De los tres hoteles de la cadena Sarovar que estuvimos alojados este fue el peor. Está en BP-11 West Patel Nagar, New Delhi- 110008. Muy mediano pero, bueno, nos sirvió. Como eran todavía las 4 de la tarde y de día, decidimos dar una vuelta por nuestra cuenta por los alrededores del hotel, que tiene salida a la carretera general (que es el Main Patel Road). El ruido del tráfico es terrible, así que en cuanto pudimos torcimos a la derecha para meternos en una bocacalle llamada Vinay Gulati Marg, donde había bastante gente y muchos tenderetes y comercios. Llegamos a otro cruce con varios carricoches aparcados a la espera de clientes: Dentro los conductores de tuc-tuc veían videos de Tik-tok en sus móviles mientras esperaban. Más tenderetes y comercios. Motos por doquier. Muchos hombres y pocas mujeres. Cruzar la calle era una aventura. Torcimos de nuevo a la izquierda: Más comercio. Casas de pisos, suciedad, polvo, bocinas. No entramos a ningún sitio a tomar nada. No eran muy atractivos. Una zona bastante anodina aunque Vicki nos dijo que Patel Nagar está considerada como una buena zona de Nueva Delhi. Dejo unas fotos.


Empezaba a anochecer. Regresamos al hotel que, por cierto, la distribución de las habitaciones es un tanto extraña: Tiene un aire a prisión. Todas las habitaciones de todos los pisos dan a un patio interior en la primera planta. Muy raro. Descansamos un ratillo y a eso de las 8 fuimos al restaurante a cenar. Cenamos solos. Decidimos no explorar: Ensalada César y un plato de pasta por ₹915 (unos 11 €). Nos fuimos a dormir ya que al día siguiente teníamos que darnos un madrugón para ir al Aeropuerto. Pero esto lo cuento en la etapa siguiente.