Ruta senderista que atraviesa los acantilados de la Serra Gelada (Alicante), desde el Aparcamiento de L'Albir hasta la Cruz de Benidorm, pasando por el Alto del Gobernador. Ruta amarilla.
Detalle de panel informativo municipal de Benidorm sobre rutas senderistas en la Serra Gelada.


Habíamos visto esta ruta anunciada varias veces, tanto en Benidorm como en el Aparcamiento del Parque Natural de L'Albir, de camino al faro, que ya conocíamos de dos veces anteriores. Su objetivo es atravesar la Serra Gelada por los acantilados, subiendo hasta el Alto del Gobernado y desde allí continuar por las crestas hasta llegar a la Cruz de Benidorm. Se trata de una caminata longitudinal, de unos 8 kilómetros (solo ida) y que se puede hacer en ambos sentidos. Sin embargo, conviene examinar con antelación las opciones que hay, pues aunque la distancia parece escasa, el recorrido tiene tanta miga como exigencia, con lo cual lo mejor es evitar hacerla de ida y vuelta, para lo que viene de perlas el autobús nº 10, que une Banidorm con Altea, con una parada muy cercana al aparcamiento del Faro del Albir.



Moverse con el coche por Benidorm no resulta fácil, sobre todo en determinadas épocas del año, así que decidimos comenzar en la zona recreativa de L'albir, hacer la ruta hasta la Cruz y desde allí bajar a la Avenida del Mediterráneo de Benidorm, donde tiene parada el autobús nº 10, lo cual añade unos dos kilómetros al total de la caminata, pero por una calle del casco urbano, si bien bastante empinada. También existe la posibilidad de, una vez aparcado el coche, ir primero hasta el Faro, visitarlo y, después, enlazar con otro sendero que conduce igualmente al Alto del Gobernador para desde allí seguir la senda hasta la Cruz de Benidorm. En nuestro caso, preferimos ahorrarnos el paseo hasta el Faro, pues ya lo habíamos visto dos veces anteriormente. Por cierto que se trata de una caminata con unas vistas preciosas y muy sencilla, apta para todo el mundo, pues se utiliza la antigua carretera ahora en desuso y acondicionada para los peatones. Totalmente recomendable con la única precaución de evitar los momentos de mayor solanera, ya que puede apretar mucho el calor. A continuación os dejo el enlace de la ruta al Faro que tengo publicada en otra etapa de este diario.
En el siguiente panel informativo municipal de Benidorm, se aprecia en color rojo el sendero que va al faro y en color amarillo la senda que lleva primero al Alto del Gobernador y luego por los acantilados hasta la Cruz de Benidorm. También se ve en color rosa el camino desde la Cruz hasta la Avenida del Mediterráneo, donde se toma el autobús número 10 (unos 2 kilómetros). Asimismo, se aprecia otra ruta, de color azul, que va desde Benidorm hasta la Punta del Cavall y que publicaré en otra etapa de este diario.

En adelante, me voy a referir únicamente a la ruta protagonista de esta etapa: la Travesía de la Serra Gelada desde el parking del Faro del Albir, situado cerca de la Playa del Albir, muy bien acondicionado, incluyendo servicios.
El resumen de los datos de esta ruta es el siguiente:
- Longitud: 7,8 kilómetros desde el aparcamiento hasta la Cruz de Benidorm.
- Duración: 4 horas aproximadamente sin paradas.
- Desnivel de subida y bajada: 700 metros.
- Grado de dificultad: Media-Alta, ya que el recorrido incluye continuas subidas y bajadas con fuertes desniveles. Algunos senderos van muy cerca de los acantilados por lo que se debe extremar la precaución ante el riesgo de caídas. Evitar hacer esta ruta con mal tiempo, viento o nieblas.
- Señalización: blanca-amarilla.
Nuestra ruta.
- Básicamente, la general que he puesto más arriba, añadiendo los dos kilómetros desde la Cruz de Benidorm hasta la parada del autobús número 10 en la Avenida del Mediterráneo, lo cual supone unos 45 minutos más de recorrido y 190 metros de desnivel negativo.
- En total, tardamos unas seis horas, parando una media hora para tomar un bocata. Además, yo llevé un ritmo lento por los continuos desniveles, las piedras y... las muchas pausas para tomar fotos.
- En esta ocasión, no puedo poner los perfiles de mi habitual copia de wikiloc porque por causas que todavía ignoro me quedé sin batería al llegar al Alto del Gobernador.
- Ruta realizada a mediados de abril, en un día soleado, con unos 20 grados de temperatura y sin viento.
La Travesía.
De acuerdo con nuestra mala costumbre, no madrugamos demasiado, así que llegamos al Aparcamiento del Faro del Albir sobre las once de la mañana, después de un trayecto de unos 75 kilómetros desde Santa Pola, poco menos de una hora en el coche.
El Peñón de Ifach desde el aparcamiento del Faro del Albir.


Como ya he comentado, en esta ocasión dejamos a la izquierda el camino que conduce al faro y tomamos directamente el que asciende hasta el Alto del Gobernador, el primer objetivo de nuestro recorrido y punto más alto, con 435 metros. Enseguida nos encontramos con el primer indicador, señalando una distancia de 2,1 kilómetros hasta las antenas.

El pedregoso sendero asciende casi sin pausa entre la pinada, que proporcionaba a ratos una reconfortante sombra, pues el sol estaba empezando a picar con fuerza. Según íbamos ascendiendo, las panorámicas se volvían más espectaculares tanto hacia Altea y el Peñón de Ifach como hacia Benidorm, con la inconfundible sierra de la Campana y la grieta de su emblemático Puig, el punto más alto de la provincia de Alicante con 1.410 metros de altitud, que constituye también la montaña más alta de la Península Ibérica por proximidad a la costa (7,8 kilómetros en línea recta).

La vista de los rascacielos de Benidorm nos acompañaría durante todo el recorrido, cada vez más próximos. Si bien es cierto que el panorama hacia nuestra derecha era casi urbano por el gran número de pueblos y urbanizaciones que copan el terreno, el brillo azul del cielo y del Mediterráneo ponían el perfecto contrapunto y un halo de belleza incuestionable.


Al cabo de una hora, aproximadamente, alcanzamos la pista asfaltada que llega hasta las antenas de comunicaciones, junto a las cuales se encuentra el hito geodésico del Alto del Gobernador (L’Alt del Governador en valenciano).

En los alrededores, hay un par de miradores muy chulos, que nos ofrecieron un panorama fantástico de la Serra Gelada y de lo que nos quedaba por caminar: una sucesión de cuestas que conforman los acantilados que caen en picado hacia el mar. Allí, vimos un indicador que marcaba 4,6 kilómetros hasta la Creu de Benidorm.

Dejamos las antenas atrás y, siguiendo las marcas amarilla-blanca del sendero, continuamos durante 700 metros por la pista asfaltada en sentido descendente, dejando a nuestra espalda el punto más alto del itinerario. Y esa fue la única tregua que nos dio una ruta que se convirtió en un auténtico rompepiernas en cuanto retomamos la senda, que prosigue por la izquierda, hacia los acantilados, mientras que la pista asfaltada se desvía por el interior. Nos faltaban 3,6 kilómetros hasta la Cruz, pero ¡qué 3,6 kilómetros! No lo sabíamos bien
.

Empezamos entonces una verdadera hoja de sierra en un terreno mayormente pedregoso, muy incómodo para caminar. Hay varias sendas posibles, que ascienden y descienden por los acantilados; normalmente, todas suben y bajan, juntándose en los mismos sitios, pero resulta muy conveniente fijarse en las marcas de la ruta que aparecían de vez en cuando para no correr el riesgo de equivocarse.

La senda señalizada siempre va a una distancia prudente del borde del acantilado, de modo que no tiene por qué resultar peligrosa, salvo que haya niebla o que se cometan imprudencias. No obstante, es posible acercarse al abismo para contemplar los riscos y su imponente encuentro en picado con el mar, abajo, muy abajo. Las panorámicas eran espectaculares y los colores, preciosos.


Picaba el sol y hacía calor, pero también corría una brisita agradable, que se percibía sobre todo cuando pillábamos alguna sombra y, precisamente, paramos a tomar nuestros bocatas bajo el cobijo de un gran pino, uno de esos escasos árboles que mi marido es especialista en encontrar donde casi no existen. Mirando hacia atrás, aparecían las antenas del Alto del Gobernador y, a su lado, la estampa del Peñón de Ifach.


Hacia adelante, nos esperaban más crestas, en realidad no sabíamos cuántas. Entretanto, las imágenes se repetían hacia atrás y hacia adelante, con los rascacielos de Benidorm a la derecha e imponentes abismos a la izquierda, donde empezamos a vislumbrar la Illeta Penyes d’Arabi.



La ruta cada vez parecía ir a peor y en vez de faltar menos, parecía que nos faltaba más. Tuvimos que hacer un par de destrepes, que no eran difíciles, pero que yo bajé “a culo”, claro está. Pero lo peor era que en cuanto terminábamos de bajar, sin un metro de tregua, había que empezar a subir otra de aquellas interminables crestas, plagadas de piedras, algunas erosionadas, donde había que ir muy pendiente de no meter el pie en algún agujero.


Mirando hacia el acantilado, localizamos cuevas, un manantial, calas imposibles, rocas blancas, amarillas, marrones y negras, colores verdes y turquesas. Muy bonito. Pero nos quedaban por delante… ¿cuántas cuestas? ¿Y dónde estaba la Creu?





Un millón de pasos para arriba y para abajo después, divisamos la última cresta y, por fin, la Cruz. La verdad es que nos quedamos un poco perplejos al darnos cuenta de lo altos que estábamos aún al ver la cruz, el mirador más famoso de las alturas de Benidorm, allá abajo, diminuta, casi a nuestros pies.


Ya “solo” nos faltaba llegar allí, un camino que preveíamos de fácil descenso. Pero ni hablar. La bajada tiene la misma pendiente y resulta incomodísima por las constantes piedras que confirman la definición de esta ruta como un verdadero rompepiernas.
Última parte del sendero visto desde abajo, ya en las proximidades de la Cruz.


En vez de llegar hasta la base de la Cruz, pues habíamos estado allí años atrás, unos cien metros antes, tomamos un sendero paralelo que nos llevó hasta la carretera que desciende hacia la Avenida del Mediterráneo, unos dos kilómetros en total. Allí, tomamos el autobús número 10, que nos llevó (tras casi tres cuartos de hora de espera en la parada) hasta las proximidades del parking donde habíamos dejado el coche en el Albir.

En resumen, una ruta no muy larga pero bastante exigente por los desniveles y las continuas subidas y bajadas por un terreno abrupto y pedregoso que castiga mucho las piernas y las rodillas, por lo que no resulta recomendable para personas que no tengan experiencia en la montaña.

Con buen tiempo y sin cometer imprudencias, no nos pareció una caminata peligrosa, si bien hay que ir atentos para no meter los pies en algún agujero. Hay zonas de destrepe, aunque no son demasiado complicadas. En cuanto a las panorámicas, resultan fantásticas.

Te mando 5***** y 5 abrazos. 
