A las 4 llegamos a Kitale y en la misma estación compramos el billete para Lodwar, que saldrá a las 7. Hasta que amanece es mejor no andar mucho por la calle, con lo que nos metemos en un café a tomar un buen té y a hacer tiempo. Cuando a las 6 salimos para volver a la estación nos encontramos con una ciudad bulliciosa. Muchos puestos ambulantes situados a ambos lados de la carretera atraen a cientos de personas y otros tantos de moteros.

El segundo tramo de matatu termina sin incidencias más allá de las frecuentes paradas y el calor cada vez más sofocante. Sobre las 13:30 llegamos a Lodwar, hago el checkin en el hotel (nada del otro mundo) y tras un rato de relax y una buena ducha salgo a patear la ciudad.
Voy a intentar describir Lodwar entre lo objetivo y lo subjetivo. Se trata de una pequeña ciudad lejos de la capital, lejos de la costa y lejos de cualquier ruta comercial importante, eso condiciona mucho. Tiene una carretera bien asfaltada que atraviesa la ciudad y ramificaciones en forma de anchas calles a los lados sin asfaltar, con lo que es bastante polvorienta. Todo el que puede se mueve en moto (boda-boda) y quien no, que son la mayoría, caminando. Suele haber gente en la calle yendo y viniendo, pero sin hacer nada. En general con buen humor y una sonrisa, aunque eso no quita que tengan hambre y te pidan dinero. Me sentí con la libertad suficiente para hacer fotos por la calle, lo cual en otros países africanos me había resultado difícil. Eso me dio pie a hablar con los locales. Teniendo en cuenta que el idioma oficial es el inglés era muy fácil comunicarse.


Así pasé la tarde, merodeando por el mercado y la calle principal hasta que Stewart vino a recogerme y a llevarme a la casa de su madre para presentarme a su familia y pasar una noche muy agradable con ellos. Estar sentados en el patio en unas sillas de plástico al fresco y charlando, sin más. No necesitamos farolas, ni teléfonos, ni piscina ni nada por el estilo, ¿para qué? Después me invitó a cenar en su casa un pescado del lago Turkana, pisto y ugali. Todo muy rico.
Después de dos noches sin pillar la cama me merezco un buen descanso.
