Sacamos este viaje a la Isla Verde mediante la web de Abreu-Portugal, ya que con la web española salía por casi 300 € más.
Tras trasladarnos de Málaga a Lisboa en coche y pasar una noche en casa de nuestro amigo Ernesto, nos trasladamos al "centrico" aeropuerto de Lisboa, dejamos el coche en el parking de larga duración y nos trasladan a la minúscula terminal 2, desde donde partimos en hora con Sata Internacional.
LLegamos a la puesta de sol, nos recogen y trasladan a Ponta Delgada, al hotel Canadiano. Tras dejar las maletas (no hemos facturado por comodidad), salimos a buscar un sitio donde comer por la casi desierta ciudad.
Lo hacemos en una hamburguesería al lado de la iglesia matriz de San Sebastián.
Tras desayunar vamos hasta un rentacar vecino al cercano Museo Carlos Machado, cerrado por obras, en donde tenemos reservado un vehículo (70 €) para recorrer la isla.
Vamos hacia Sete Cidades, con paradas en los miradores de Pico do Carvao y el de Vista do Rey, que tiene unas grandes vistas sobre los hermosos lagos Azul y Verde, los cuales distinguimos entre nubes, tras haber logrado llegar a él después de atravesar una gran manada de vacas que ocupan toda la carretera.
Paramos un rato en Sete Cidades para visitar la iglesia de San Nicolás y seguimos hasta Mosteiros para tomar una cerveza y ver sus acantilados e iglesia.
Vamos por toda la costa haciendo diversas paradas hasta Rabo de Peixe, donde paramos para comer. Al no encontrar ningún sitio para ello seguimos hasta Ribeira Grande.
Almorzamos en los jardines del rio al lado de la camara municipal unas gambas y tras visitar la iglesia del Espíritu Santo (barroco del XVIII) nos vamos a la Caldeira Velha, un manantial de aguas ferruginosas con una cascada preparada para el baño (aunque la temperatura no invita).
Tras trasladarnos de Málaga a Lisboa en coche y pasar una noche en casa de nuestro amigo Ernesto, nos trasladamos al "centrico" aeropuerto de Lisboa, dejamos el coche en el parking de larga duración y nos trasladan a la minúscula terminal 2, desde donde partimos en hora con Sata Internacional.
LLegamos a la puesta de sol, nos recogen y trasladan a Ponta Delgada, al hotel Canadiano. Tras dejar las maletas (no hemos facturado por comodidad), salimos a buscar un sitio donde comer por la casi desierta ciudad.
Lo hacemos en una hamburguesería al lado de la iglesia matriz de San Sebastián.
Tras desayunar vamos hasta un rentacar vecino al cercano Museo Carlos Machado, cerrado por obras, en donde tenemos reservado un vehículo (70 €) para recorrer la isla.
Vamos hacia Sete Cidades, con paradas en los miradores de Pico do Carvao y el de Vista do Rey, que tiene unas grandes vistas sobre los hermosos lagos Azul y Verde, los cuales distinguimos entre nubes, tras haber logrado llegar a él después de atravesar una gran manada de vacas que ocupan toda la carretera.
Paramos un rato en Sete Cidades para visitar la iglesia de San Nicolás y seguimos hasta Mosteiros para tomar una cerveza y ver sus acantilados e iglesia.
Vamos por toda la costa haciendo diversas paradas hasta Rabo de Peixe, donde paramos para comer. Al no encontrar ningún sitio para ello seguimos hasta Ribeira Grande.
Almorzamos en los jardines del rio al lado de la camara municipal unas gambas y tras visitar la iglesia del Espíritu Santo (barroco del XVIII) nos vamos a la Caldeira Velha, un manantial de aguas ferruginosas con una cascada preparada para el baño (aunque la temperatura no invita).
Empezamos de nuevo a ascender hasta llegar al mirador de la laguna do Fogo sobre el crater de dicho nombre y vistas a las dos orillas de la isla. Como queda tiempo de sol decidimos después del descenso del lago ir hasta VilaFranca do Campo para subir hasta la ermita de N. Sra do Paz, que esta sobre una colina, desde la que se ve el islote de Villafranca (se puede acceder en barco para bañarse en su laguna).
Volvemos a Ponta Delgada para descanso, visita a un ciber y paseo por la, ya vacía, zona del puerto hasta encontrar un sitio donde cenar: lapas, tubarao, queso de la isla y un refrescante vinho verde.
Amanece lluvioso y con viento. Desayunamos y salimos hacia R. Grande y el mirador do Pico do Ferro, con parada previa en la factoria de te Gorreana, para degustación y visita (y compras). Desde el solitario mirador hay una gran vista de la laguna de Furnas, a donde descendemos.
En las afueras estan las caldeiras, con un gran olor a azufre, donde preparan el famoso cocido. Como es muy temprano nos quedaremos sin probarlo. Volvemos al pueblo para visitar el jardin botánico de Terra Nostra, en donde bajo la intensa lluvia me doy un baño en el anaranjado estanque con un agua con mas de 40º.
Tras parar un rato, bajo un gran chaparrón, en la salida del pueblo en la zona de fumarolas, seguimos por una solitaria carretera hasta Ribeira Quente, donde hacemos el amuerzo, nuevamente con lapas y pescado.
Como queda tiempo y la lluvia ha casi desaparecido, decidimos seguir hacia la zona este de la isla.
Vamos a Povoa¢ao, paramos en el bonito mirador de Ponta da Madrugada (desde donde en días claros se puede ver Sta María) y llegamos hasta Nordeste. Bajamos por un empinadisimo carril hasta su curioso faro de Ponta de Arnel.
Seguimos por la costa y una vez pasado Nordestinho encontramos un parque con molinos de agua, cascadas y fumarolas .
Nos desviamos por Lomba de Maia para, por el lago do Congro, salir a la altura de Vila Franca y proseguir hasta P.Delgada.
Devolvemos el C1 y después de un rato de asueto en el hotel salimos a pasear por las ya tranquilas calles: Pasamos por la ermita del Desterro, el Palacio da Concei¢ao y la Iglesia Matriz y hacemos la cena en una calle peatonal a base de pescado, nuevamente.
Volvemos a Ponta Delgada para descanso, visita a un ciber y paseo por la, ya vacía, zona del puerto hasta encontrar un sitio donde cenar: lapas, tubarao, queso de la isla y un refrescante vinho verde.
Amanece lluvioso y con viento. Desayunamos y salimos hacia R. Grande y el mirador do Pico do Ferro, con parada previa en la factoria de te Gorreana, para degustación y visita (y compras). Desde el solitario mirador hay una gran vista de la laguna de Furnas, a donde descendemos.
En las afueras estan las caldeiras, con un gran olor a azufre, donde preparan el famoso cocido. Como es muy temprano nos quedaremos sin probarlo. Volvemos al pueblo para visitar el jardin botánico de Terra Nostra, en donde bajo la intensa lluvia me doy un baño en el anaranjado estanque con un agua con mas de 40º.
Tras parar un rato, bajo un gran chaparrón, en la salida del pueblo en la zona de fumarolas, seguimos por una solitaria carretera hasta Ribeira Quente, donde hacemos el amuerzo, nuevamente con lapas y pescado.
Como queda tiempo y la lluvia ha casi desaparecido, decidimos seguir hacia la zona este de la isla.
Vamos a Povoa¢ao, paramos en el bonito mirador de Ponta da Madrugada (desde donde en días claros se puede ver Sta María) y llegamos hasta Nordeste. Bajamos por un empinadisimo carril hasta su curioso faro de Ponta de Arnel.
Seguimos por la costa y una vez pasado Nordestinho encontramos un parque con molinos de agua, cascadas y fumarolas .
Nos desviamos por Lomba de Maia para, por el lago do Congro, salir a la altura de Vila Franca y proseguir hasta P.Delgada.
Devolvemos el C1 y después de un rato de asueto en el hotel salimos a pasear por las ya tranquilas calles: Pasamos por la ermita del Desterro, el Palacio da Concei¢ao y la Iglesia Matriz y hacemos la cena en una calle peatonal a base de pescado, nuevamente.
Dedicamos el último día a pasear por las calles de Ponta Delgada. A diferencia de la noche, durante el día sí hay animación. Vamos primero a la Iglesia del Santo Cristo y Convento de Esperanza, en la Plaza de San Francisco, que estan adornando para las fiestas locales de la siguiente semana.
Compramos unos dedales y entramos en la Iglesia de San Jose para ir después al Fuerte de San Bras, en donde, resguardandonos de la lluvia, visitamos su museo militar en las murallas.
Pasamos por las puertas de la ciudad y, camino a la Marina, por una iglesia convertida en sala de exposiciones, el mercado municipal, donde compramos cerámicas y disfrutamos con la gran variedad de peces.
Como el restaurante del primer día estaba cerrado, entramos en un sitio muy de diseño (y muy lleno) para almorzar morcelas con ananas.
Tras una tarde de relax, y un paseo a la puesta de sol hacemos la cena frente el museo: un curioso plato de pasta y pescado y flan de té
Nos retiramos pronto ya que a las 6 nos tenemos que levantar para ir al aeropuerto.
mayo 2008
Compramos unos dedales y entramos en la Iglesia de San Jose para ir después al Fuerte de San Bras, en donde, resguardandonos de la lluvia, visitamos su museo militar en las murallas.
Pasamos por las puertas de la ciudad y, camino a la Marina, por una iglesia convertida en sala de exposiciones, el mercado municipal, donde compramos cerámicas y disfrutamos con la gran variedad de peces.
Como el restaurante del primer día estaba cerrado, entramos en un sitio muy de diseño (y muy lleno) para almorzar morcelas con ananas.
Tras una tarde de relax, y un paseo a la puesta de sol hacemos la cena frente el museo: un curioso plato de pasta y pescado y flan de té
Nos retiramos pronto ya que a las 6 nos tenemos que levantar para ir al aeropuerto.
mayo 2008
viajes enrique luis : Europa