Dicen que a veces cuanto menos planeas un viaje, mejor te sale y yo lo he comprobado con éste que les voy a contar.
De un día para el otro, sin pensarlo demasiado, casi como un impulso nos decidimos con mi mujer a hacer un viajecito relámpago a San Carlos de Bariloche en la Patagonia Argentina.
El día martes 19 de enero pasado estabamos sacando los pasajes y el jueves siguiente por la mañana ya estabamos en viaje!
Jueves 21 de enero (Dia 1)
El vuelo por Aerolineas Argentinas fue perfecto, tranquilo y sin demoras. Salimos del Aeroparque Jorge Newbery en Buenos Aires y en unas 2 horas de viaje aterrizábamos, cerca del mediodía, en el pequeño pero coqueto aeropuerto de San Carlos de Bariloche.
Que maravilla pasar de los sofocantes y húmedos treinta y pico de grados de Bs. As. a unos agradables 20 grados que habia alli!!
En una combi que formaba parte del “paquete” que habiamos contratado en Bs As, nos trasladamos los 11 kms que separan el aeropuerto del hotel en el centro de la ciudad.
Ya en ese trayecto pudimos disfrutar de las vistas y los colores que nos empezaba a regalar la ciudad. De un lado el imponente lago Nahuel Huapi con sus aguas azules, y del otro lado la ciudad, con pintorescas construcciones tipo “alpinas” y sus plazas, jardines y boulevares llenas de rosas y otras flores multicolores. Empezabamos a comprobar que Bariloche en verano es una maravilla!
Llegados al Hotel, consultamos al personal de allí qué podíamos hacer en ese medio día que teníamos por delante. Nos recomendaron ir al Cerro Campanario y luego al Cerro Catedral. El dia era claro, despejado, con agradable temperatura y nos dijeron que esos lugares iban muy bien para un dia así. Asi que hacia allí fuimos sin dudarlo!
Estabamos ansiosos así que pedimos un taxi casi en forma urgente y nuestro primer destino fue el Cerro Campanario que debe estar a unos 12 kms del centro, yendo siempre por un camino hermoso que bordea el lago y que está plagado de hostales, restaurantes, y pequeñas playas para tomar sol en la orilla del lago.
Al cerro se asciende por una aerosilla que te dá unas vistas geniales mientras dura el ascenso (unos 8 mins).
Al llegar a la cima hay una cafetería pequeña pero con ambiente y lo mejor, unas terrazas con unas panorámicas increíbles de todo el Nahuel Huapi, Lago Moreno, Isla Victoria y toda la Cordillera de los Andes!! Comimos un tentempié y como buen turista recién llegado, sacamos fotos hasta el hartazgo, pero la verdad que el paisaje valía bien la pena.

Vistas desde el Tronador
Luego de 45 mins descendimos y el Taxi que se había quedado esperándonos nos llevo a nuestro siguiente destino. El Cerro Catedral. Este cerro en invierno es el más importante centro de sky de Bariloche y cuenta en su base con una interesante infraestructura para los amantes de ese deporte, y en verano es ideal para realizar senderismo, trekking, ciclismo de montaña y otras actividades al aire libre.
Para subir a la cima, hay que hacerlo en 2 trayectos, primero en un teleférico cerrado que llega hasta un punto medio entre la base y la cima del cerro, y luego en aerosilla que te deposita a pasos de la cima. Realmente vale la pena! Respirar y sentir en la cara ese aire puro de montaña te renueva la vida, disfrutamos viendo volar a un cóndor, y nos dimos el lujo de ver, tocar y jugar con nieve allí en la cima, en pleno verano!!!!

Vistas desde la cima del Catedral
Luego de un buen rato bajamos y en la base del cerro tomamos un colectivo (autocar) que por solo $6 (Aprox 1,25 euros) nos dejó en 20 mins en el centro de la ciudad.
Ya en el centro de la ciudad y con cansancio a cuestas merendamos en un bar unas riquisimas tortas y licuados frutales y regresamos extenuados pero felices al hotel. El dia se aprovecha muy bien en verano ya que en estas latitudes oscurece cerca de las 21.30 hs!!!
Ya en el hotel nos dimos un chapuzón en la pileta climatizada y luego de un descansito de una hora en la habitación, salimos a cenar al centro (Trucha patagonica para mi mujer y un bife de chorizo para mi!

A todo esto ya se nos hizo como las 2 am asi que volvimos cansados pero felices al hotel. Al otro día había que madrugar para seguir descubriendo lugares!