Benares ✏️ Diarios de Viajes de IndiaMistica, religiosa e increible Benares. Dinesh nos dejó en el aeropuerto. Despedidas, sobre con la propina y adiós. Con pena, eso sí. El aeropuerto de Khajuraho daba la impresión de ser muy nuevo, aunque date de finales de los años 70. Y tan nuevo...Diario: Colores, Olores, Emociones... Indescriptible India⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas: 8 Localización: IndiaDinesh nos dejó en el aeropuerto. Despedidas, sobre con la propina y adiós. Con pena, eso sí. El aeropuerto de Khajuraho daba la impresión de ser muy nuevo, aunque date de finales de los años 70. Y tan nuevo parece, que no existe ni una cafetería, ni una triste máquina de vending. Teóricamente estaba en obras de remodelación. Numerosos controles de seguridad, revisión exhaustiva de algunas maletas y hacia Benarés. En poco más de 1 hora llegamos a Benarés. Cambio de guía, y al hotel. Teníamos 10 minutos tan solo para hacer el chek-in, baño o cambiarnos de ropa. Luego debíamos dirigirnos rápidamente hacía el Ganges, para ver la ceremonia Aarti, que se realiza todos los días al atardecer. Benarés. Ciudad santa de Benarés, o Vanarasi en hindú. No sé lo que me imaginaba que sería Benarés. Que vería, que me transmitiría. Quizás estaba poniendo el listón muy alto y creándome unas expectativas muy altas. El Ganges, las ceremonias, los más de 200 templos que tiene la ciudad, los Ghats, las cremaciones, el misticismo que todo lo envolvía…Tenia una sensación que no sabría describir. La palabra que más se le acerca era emoción. El trayecto del aeropuerto al hotel, me proporcionó poca información. Tal como nos comentó en su día Dinesh, en la India se vivía en una burbuja. La auténtica India era Benarés. “vais a flipar” nos comentó en su día. El grupo estaba alojado en tres hoteles, uno al lado del otro. El nuestro era el The Amayaa. Nuestro guía se encargó de pedir unos tuc tucs para todo el grupo, y emprendimos la marcha hacia el Ganges. Callejeando con los tuc tucs, nada me parecía relevante como para sorprenderme. Era el mismo caos, las mismas bocinas, el mismo gentío que habíamos visto en otras ciudades. Claro que estábamos algo apartados de lo que era el centro de la ciudad. Los tuc tucs nos dejaron a unos 500 metros del Ganges, pues a esas horas ya no se permitían ni a coches ni a tuc tucs, acercarse más. Unas barreras impedían el paso a todo vehículo a motor, por la gran cantidad de gente que se agolpaba. Empezamos a caminar por las calles atestadas de gente. Había comercios de todas las grandes marcas que podríamos encontrar al lado de casa. Y muchas tiendas de ropa y souvenirs. Poco a poco, otro estereotipo de personas, se iban cruzando en nuestro camino. Santones, muchos ascetas que han dejado atrás la vida material, se iban cruzando en nuestro camino. Llamaban poderosamente la atención, al menos para nosotros. Casi siempre con túnicas anaranjadas, largas barbas, y la cara pintada de color blanco o a veces con mezcla de colores. Se paraban en medio de la calle, no sé si para que les fotografiaras y les dieras una donación, o porque estaban en algún momento místico para ellos. Casi siempre iban solos, aunque también vimos a un grupo de 6 de ellos, sentados en el suelo pidiendo. No es lo habitual. Los ascetas no piden; esperan que les des. Y gente, muchísima gente. Muchos occidentales que se mezclaban con los autóctonos. La luz del atardecer estaba ganado ya su espacio. Dejamos la calle principal y nos adentramos por unos callejones sin luz, y con el suelo encharcado. Íbamos siguiendo al guía. Primera desilusión. El Ganges estaba desbordado. La ciudad de Benarés estaba inundada en su rivera, y no podríamos ver la ceremonia Aarti sentados en unos escalones de la plaza tal como lo teníamos programado. El guía nos buscó otra opción y tenía ya unas sillas reservadas en una terraza, donde tendríamos una vista lateral de la ceremonia. Hoy la ceremonia Aarti se celebraba en la terraza exterior de una casa particular. En un espacio muy reducido, se agolpaban los monjes, los músicos y algún turista muy privilegiado. A nuestros pies, los Ghats, y los pequeños templos inundados de agua. Las barcas se balanceaban constantemente por el movimiento de las aguas. La naturaleza no se puede ni comprar ni contratar. Y hoy el agua, tomaba todo el protagonismo. Tuvimos suerte de sentarnos en la primera fila, y ver la ceremonia, desde lejos, pero con algo más de nitidez que los que estaban en las filas traseras. El guía nos explicó lo que veríamos, como los monjes novicios, son los encargados de hacer estas ceremonias. En ellas se da las gracias al amanecer por el nuevo día, y al atardecer se da las gracias por el día vivido. Ceremonia de fuego, de flores, de música. Ceremonia donde los monjes perfectamente coordinados, y con unas lámparas de aceite, van realizando movimientos y dando las gracias al Ganges, al rio sagrado. Todo ello acompañado por una música que es interpretada en vivo. A veces eran tonos de campanas, otras veces una canción. Las lámparas de aceite dejan paso al incienso, al humo y después al fuego. Los monjes iban ejecutando unas maniobras muy coordinadas, y se dirigían a cada uno de los cuatro lados. 30 minutos de canticos, movimientos, luces e incienso a los pies del Ganges. Estoy seguro que esta ceremonia en el lugar inicialmente previsto, hubiera sido infinitamente mejor que la que vimos. Pero hoy nos quedamos con un mal sabor de boca. Nuestro nuevo guía, no se parecía en nada a Dinesh. Por así decirlo tenía una imagen de mafiosillo, que en varias ocasiones comprobamos. Mientras estábamos sentados esperando al inicio de la ceremonia, nos “presentó” a dos chicos muy jóvenes, que eran unos supuestos estudiantes de español, y que vendían souvenirs a muy buen precio y con garantía. En otro momento comprobamos que el guía decidía quien podía vender a sus turistas y quién no. En la misma terraza un santón con su túnica blanca característica nos pedía 300 rupias si queríamos hacernos una foto con él. Fue el único que nos pidió dinero por hacernos una foto. En septiembre 2019 el cambio oficial oscilaba sobre las 78 rupias por euro. Terminó la ceremonia y debíamos regresar al hotel. Además de los vendedores “autorizados” otros se nos acercaban y nos seguían para que les comprásemos. El gentío en la calle, era muchísimo mayor que antes. Costaba caminar en medio de tanta gente. Y además las motos se incorporaban al trayecto. Estábamos caminando por una especie de boulevard lleno de tiendas a ambos lados, con imágenes de dioses hindús en sus terrazas, acosados por vendedores de agua, de postales o de collares, sorteando a pie de calle los puestos de flores y de comida, observados por cientos de ojos y con todos los sentidos a flor de piel, para tratar de atrapar todo lo que veíamos o sentíamos. Y eso solo fue un ligero aperitivo del día de mañana. Los tuc tucs nos llevaron al hotel. Cenar y disfrutar de la típica tarta que en todos los hoteles nos ponían por la luna de miel, y a dormir. Mañana sí que teníamos un madrugón de campeonato. Pero antes de acostarnos, llamaron a la puerta de la habitación. Era un chico del personal del hotel con un spray, y diciéndonos “mosquit”. Entró, pulsó un par de veces el spray, del que supuestamente salía mata mosquitos y se fue a la puerta. Se quedó quieto en ella mirándonos. Esperaba su propina!!!!. A las 5 de la madrugada, nos recogió el guía. Esta vez iríamos en autobús al Ganges. Nuestro plan inicial era realizar un recorrido en barca por el Ganges, viendo amanecer. Y tampoco pudo ser. El caudal del rio hacía imposible la navegación y otra de las actividades que más ilusión nos hacía, también se suspendía. Por lo cual el guía nos buscó alternativas. El autobús nos dejó más o menos en la misma zona que ayer los tuc tucs, y emprendimos una caminata hasta el lugar que el guía nos tenía preparado. Eran poco más de las 5 de la madrugada y lo que más me llamó la atención era la gran cantidad de gente que dormía en la calle. En cada puerta de lo que ayer eran tiendas, había una, dos o tres personas durmiendo sobre cartones. Era un sinfín de gente durmiendo, o viviendo en la calle. Lo habíamos visto anteriormente, pero en tanta cantidad, y concentrado en el mismo lugar no. El Ganges tenía un color gris, en la zona más alejada de nuestra vista, pero que se transformaba en un tono marrón, cerca de nosotros, donde las barcas reposaban. Nos dirigimos a una terraza muy cerca de la que habíamos estado anoche y el guía nos empezó a contar el porqué del misticismo del Ganges. Con la luz del día, se podían contemplar mejor los estragos del agua en la orilla, y como todos los lugares que eran accesibles a pie, ahora no se podían visitar. Empezaba a llover también. Los vendedores “autorizados” ya estaban a esas horas intentando que les compraras algo. Algún mono corría entre las barcas y se paraba como posando para una foto. En un momento dado, vimos algo flotando en el rio. Y era lo que nos imaginábamos. Un cadáver que el rio iba transportando aguas abajo. Algo que antaño se veía varias veces al día, ahora era algo esporádico entre semana. Entre las barcas, había quien entraba en el rio, y se bañaba. Otras personas seguían durmiendo en las barcas, o estaban sentadas mirando el día. Barcas humildes, con las maderas muy desgastadas y descoloridas. Como el plan inicial se había trastocado, el guía nos propuso llevarnos a la misma orilla del Ganges, a mezclarnos con la gente y a ver e intentar disfrutar de una experiencia increíble. Seguía lloviendo, no muy intensamente pero si con una lluvia que molestaba lo suficiente. Andamos por callejones que me sería imposible describir o encontrar una salida si me perdía en ellos. Eran poco más de las 6 de la mañana y ya había una actividad increíble. Casas por llamarlas de alguna manera con las puertas abiertas, (eso cuando tenían puertas) y mostrando todo lo que se podía mostrar. Sus habitantes sentados en el exterior en una piedra y con trozos de un periódico a modo de alfombra. Mujeres que vendían sentadas en el suelo frutas o verduras. Puestos de sopas callejeras, elaboradas en unos recipientes que mejor no mirar. Mayoritariamente las mujeres vendían verduras y los hombres frutas. Los hombres no estaban en el suelo. Tenían algo similar a un carrito donde las exponían. Puestos de flores y…peluquerías. En los aledaños ya más cercanos al Ganges, hay personas que cortan el pelo con navaja, a todos los que se lo piden. El pelo es ofrecido al Ganges. Un grupo de 10 personas con el pelo recién cortado, se juntan en un lateral y todos sentados en el suelo interpretan algo parecido a unos rezos. Santones. Los santones proliferan por los callejones limítrofes a la orilla del rio. Y como si fuera una acampada de algún espectáculo, grupos y grupos de personas, colapsaban sentados la callejuela que nos llevaba a la misma orilla. Unos comían una pasta blanca en unos platos de aluminio. Otros se cortaban el pelo los unos a los otros, y otros más, sencillamente estaban sentados observando o preparando velas para vender y ofrecer al Ganges. Todos los grupos eran de hombres, ataviados con túnicas blancas o semi desnudos. Llegamos a las escaleras que descendían hasta el mismo rio. El rio sagrado del hinduismo. La actividad en esta zona, aún era más intensa. Eran las 6 y media de la mañana, y las manadas de gente, básicamente hindús, que bajaban por las escaleras para bañarse en el rio, era increíble. Las mujeres se introducían en el agua con sus saris, vestidas. Los hombres la mayoría entraban semidesnudos. Aquí los vendedores eran niñas que vendían velas con una flor, para ofrecer al rio y otras que vendían estuches de maquillajes de henna. Seguía lloviendo. Compramos una vela para depositarla en el Ganges en memoria de los familiares que ya no estaban entre nosotros. El agua se llevó las velas rio abajo, sorteando a las barcas y a los bañistas. Personas de todos los estamentos sociales, acudían cada día al Ganges para purificarse. En esta zona que estábamos, el agua tenía un color marrón nada atractivo. Era un lugar para quedarse largo tiempo observando, contemplando y recreándonos con el trasiego de personas que bajaban las escaleras para sumergirse en el Ganges, y las decenas de personas más que tan solo miraban o hablaban entre ellas. Una de las mejores fotos que me lleve en mi memora, fue ese momento. Tocaba regresar para irnos a otro lugar. Los puestos de ropa y de comida estaban a pleno funcionamiento. Y aun no eran ni las 7 de la mañana. Nuestro guía nos quería llevar a ver un crematorio. Pasamos de nuevo por calles indescriptibles, estrechas, con ventanas de algunas casas que se abrían al pasar y con personas que nos miraban desde su interior. Llegamos a un descampado donde comprobamos que para algunos hindús, en usencia de baños, levantarse la túnica y sentarse en el suelo, servía igual. El guía nos mostró un enorme descampado que debía reconvertirse en una avenida, para acceder al crematorio, pero que la presencia de numerosos pequeños templos, lo hacía muy difícil. El guía nos contó cómo cada vez más, muchas personas que tienen pocos recursos, utilizan un crematorio de gas que ha puesto el ayuntamiento, y solo las personas con más poder adquisitivo, utilizan la madera. No podíamos hacer fotos en el crematorio a riesgo de multa y de expulsarnos del sitio. Teníamos una mezcla de curiosidad y morbosidad para ver un crematorio. Aunque a todos nos hubiera gustado más ver los Ghats crematorios con madera que habíamos visto en miles de fotos, el agua, el Ganges nos lo impidió. Y solo pudimos entrar en este crematorio que al estar más elevado, podía seguir haciendo su función. El crematorio desde lejos era un enorme espacio abierto y con un techo que cubría toda la superficie y que hacía de chimenea. Situado al lado de numerosos edificios, templos y elevado del rio, entramos en el crematorio. Antes de entrar, en la misma puerta, hay montones de madera y una gran balanza. Algunos carros preparados y rebosantes de troncos de madera, esperan para hacer su función. Creo que es evidente que la visión de un crematorio no es lo más agradable. Había una pira de madera quemando donde se adivinada un esqueleto. Muchos restos de cenizas en varios lugares y camillas de madera, de troncos verdes con lazos amarillos, esperando ser utilizadas. Fuimos respetuosos y no hicimos fotos, tal como nos habían dicho. Salimos del crematorio pues la visita fue rápida, porque tampoco había mucho que ver y de nuevo nos disponíamos a callejear por la ciudad. Antes de abandonar las inmediaciones del horno, pasaron por delante nuestro 4 personas, que llevaban a hombros una camilla con un cuerpo tapado con una túnica anaranjada encima de ella. Su destino, era de donde nosotros veníamos. Un vendedor, un incansable vendedor nos seguía desde ayer por la noche, y durante todo el día de hoy, para que le comprásemos algo. Infatigable. Pasamos por delante de algún templo donde había colas de personas para entrar y llegamos al autobús que nos dejaba en el hotel para desayunar. Descansamos un poco, y de nuevo bus y a otra visita. Primero nos detuvimos cerca del hotel, en un taller de telas, donde con telares muy primitivos realizaban alfombras de colores y relieves de tela de mil y un colores. Era la visita comercial del día. Después de mostrarnos como se hacían las telas, nos llevaron a una sala más enorme donde diferentes vendedores nos mostraban los saris, las alfombras y demás telas para comprar. Casi cada día teníamos la visita “cultural y económica” incluida. Al lado mismo del taller, una pared con excrementos de vaca “colgados” en ella. Se estaban secando para después venderse incluso por Amazon. Estos excrementos se venden para alimentar fuegos, cocinar o para rituales. Con el autobús recorrimos las calles del complejo que conforman la Universidad de Benarés. Algo que nos pareció totalmente prescindible pues no dejaban de ser unos edificios con sus consiguientes estancias de estudiantes a los lados. Nuestra siguiente parada fue en la localidad de Sarnath, a unos 13 kilómetros de Benarés; una de las cuatro ciudades santas del budismo y lugar donde Buda, predicó su primer sermón. La lluvia caía más intensamente, por lo cual la visita se deslució un poco, aun así, éramos lo suficientemente atractivos para que un grupo de jóvenes del lugar, se quisieran hacer fotos con nosotros. Poco queda de las construcciones originales. Las estatuas que algún día albergaba este complejo, ahora se pueden visitar en el museo arqueológico de Sarnath. El lugar está plagado de los soportes de dichas estatuas, rodeadas de un fino manto de césped verde y de campesinas trabajando las flores del lugar. Lo más interesante arqueológicamente hablando es la gran Stupa Dhamekh. Había una valla para que no pudieras acercarte a ella, ni intentar llevarte alguna piedra, de un lugar que para los Budistas es uno de los más importantes. Terminamos la visita, deteniéndonos en el museo Arqueológico, que es una gran sala llena lógicamente de imágenes de Buda y de alguna deidad hindú. Rápido de ver. Era tarde, más bien tarde para la comida del mediodía y el guía no encontraba ningún sitio que aconsejarnos. Al final, nos metimos en una pizzería muy local, donde la primera impresión era de irnos corriendo, pero al final las pizzas, no estaban del todo mal. Eso sí. Hubo quien creyó ver corretear entre sus piernas algún tipo de roedor…al lado de nuestro autobús, los inevitables puestos de artesanía y alguna vaca, que se empecinaba en acompañarnos. Hoy era el día del turismo, y nuestro guía nos ofreció un plan. Acompañarlo a él a una recepción que se daba cerca del hotel, y donde tendríamos la entrada gratis y un tentempié como agradecimiento. Nos enteramos que nuestro guía era el secretario de turismo de Benarés, y por lo cual había un acto y él nos había conseguido entrada. Otra opción era irse al hotel, descansar y pasear por un centro comercial al lado del hotel. Y eso hicimos. Nos juntamos con Pepe y Marina, nuestros ya inseparables amigos y nos dirigimos al centro comercial. Sobre todo nos apetecía entrar en un supermercado, ver los productos autóctonos a precios de mercado y comprar alguna cosa que en la calle nos pedían el doble, como incienso, o especias. Supongo que el supermercado recibirá más visitas occidentales, pero a cada esquina teníamos a personal de la tienda mirándonos, observándonos y riéndose. Notabas como hablaban de nosotros con sus compañeras, y no sé si vigilaban que no robásemos nada, o les picaba la curiosidad sobre qué productos nos interesaban. Compramos alguna cosilla, dimos una vuelta por el centro, comprobando que las grandes marcas tienen el mismo precio que en España, tomamos un café y nos fuimos cada uno a su hotel, a pasar la última noche en la ciudad. Al llegar al hotel, casualmente nos reencontramos con los compañeros con los que ayer nos habíamos separado. Cambiamos impresiones, comentamos las anécdotas con David y Carolina, y cada uno a su hotel. En la entrada de nuestro hotel, un gran mosaico hecho con flores, se hacía eco del día del turismo. Después de cenar, una copa en el bar del hotel, que presentaba un aspecto más desangelado que otra cosa. Se terminaba Benarés. Se terminaba la visita de una ciudad que no me dejo indiferente, y que me quedo con la sensación que algo me faltó de ver. Todo lo que vi, todo lo que me llevé en la memoria, todo lo que me asombré, ya formaba parte de mi viaje. El día de mañana iba a ser de transito total. No madrugamos pues teníamos la mañana libre, y nos apetecía descansar y esperar a que nos recogiera el bus para llevarnos al aeropuerto. Además llovía, y más fuerte que ayer, por lo cual quisimos recuperar sueño y dar por terminado Benarés. Fue lo mismo que hicieron todos los miembros del grupo. Era tan intensa la lluvia que caía, que el autobús tuvo problemas para recoger a los demás miembros del grupo, pues delante mismo de su hotel, una enorme charca casi impedía el salir del mismo, si no era mojándose completamente los pies. El autobús tuvo que hacer muchas maniobras, en un callejón estrecho y encharcado para poder recoger a los demás. De camino al aeropuerto nos dieron unas imágenes de Buda, que habían repartido la tarde anterior en el acto de turismo para todos los miembros del grupo. Los que habían ido, nos confirmaron lo pesado y aburrido del acto. Llegamos al aeropuerto, este mucho más grande que el anterior y lleno de tiendas y bares. Comimos algo, miramos tiendas y hacia Delhi. En poco más de 2 horas, llegamos a Delhi, y después de coger maletas, nos llevaron directamente al hotel, cerca del aeropuerto. Tardamos un buen rato, casi una hora en llegar al hotel y la situación que se nos presentaba era como poco curiosa. Llegamos. Nos dieron una habitación. Cenamos a las 9 de la noche, y después nos íbamos a dormir pues a las 3 de la madrugada se nos recogía para llevarnos al aeropuerto. Y desde ahí volar a Maldivas que era nuestro destino final. En resumen, que utilizamos una habitación para algo menos de 4 horas. Pero así estaba organizado. En la cena ya si nos despedimos de todo el grupo, excepto de nuestros amigos leoneses que también iban al mismo hotel de Maldivas que nosotros. Intercambio de móviles, de Instagram, y adiós India, adiós. La parte más interesante y cultural de nuestra luna de miel, tocaba a su fin. Maldivas, sería otra historia. Imagenes relacionadas Índice del Diario: Colores, Olores, Emociones... Indescriptible India
Total comentarios: 5 Visualizar todos los comentarios
📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
Últimos comentarios al diario: Colores, Olores, Emociones... Indescriptible India
Total comentarios: 5 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN LA ETAPA
Diarios relacionados Aventura por el Sur de la India con Niños Pequeños
Recorreremos las maravillas del Sur de India con dos enanos (7 y 5 años...
⭐ Puntos 4.89 (45 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 461
India: Un viaje esperado después de la pandemia
Rajastan, Agra, Varanasi y Delhi.
⭐ Puntos 4.87 (15 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 361
40 días en la India 2018, del Carnaval al HOLI
Delhi y Día de la República, Rajastan (Mandawa, Bikaner, Jaisalmer, Jodhpur...
⭐ Puntos 4.00 (4 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 291
Viaje de 20 días por India y Nepal, con breve escala en Abu Dhabi.
Tres países y un millón de sensaciones.
⭐ Puntos 5.00 (17 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 269
UN POQUITO DE INDIA Y UN POQUITO DE NEPAL
Este viaje comprende las ciudades de Delhi, Jaipur, Agra, Orchha, Khajuraho y Varanasi...
⭐ Puntos 4.82 (33 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 260
Galería de Fotos
|