Hoy nos levantamos algo mas tarde pero nos ponemos en marcha mas rápidamente. A las 8.40 salimos del hotel y en cinco minutos llegamos a nuestro punto de encuentro. ¡Hoy nos toca el recomendadísimo tour de contrastes!
Nos arriesgamos a contratarlo con la empresa Metro Contrastes, que en el momento que la contratamos tenía bastante poca fama, pero muy buen precio, 29.99$ por persona, en minivan de máximo 13 personas. Ahora creo que lo han subido y está por 39.99$, sigue siendo un buen precio al lado de otras empresas como civitatis y similares. Se paga una señal (30%) al reservar y el resto debe pagarse en efectivo antes de empezar el tour.
No voy a centrarme en el tour porque todos sabemos de que se trata, y si no lo sabéis, mejor disfrutarlo en persona sin que nadie os lo destripe.
Recorremos Harlem, el Bronx, Brooklyn y Queens. Vemos judíos ortodoxos, visitamos el estadio de los Yankees, bailamos en las recientemente famosas escaleras de El Joker, ojeamos murales de raperos, casas de gente bien y nos hacemos fotos frente al Manhattan Bridge con el Empire State enmarcado entre sus patas.
Nuestro guía y conductor, Victor, es todo un personaje. Tan pronto canta como pone vídeos en el móvil o cambia la banda sonora dependiendo por donde pasemos. Ya os digo que el volante lo toca mas bien poco
Nos da la opción de dejarnos en DUMBO o seguir hasta el otro lado del río y como ya teníamos local fichado para comer, decidimos cruzar con él el puente de Manhattan y despedirnos en Chinatown.
Es ya mediodía así que vamos directos a comer. El elegido es Joe's Shangai conocido por sus dumplings de sopa. No se como era el local antes, yo me esperaba un local de mala muerte por lo que había oído hablar, pero por lo visto lo han reformado recientemente y esta bastante bien, con mesas separadas, limpio, luminoso... al menos la zona de comedor.
Nada mas sentarnos nos preguntan si vamos a querer dumplings de sopa, así de famosos son. Obviamente decimos que si y mientras nos sirven agua bien fría echamos un vistazo a la carta, decidiéndonos por un plato de fideos fritos con pollo y un salteado de ternera con verduras para compartir entre los cuatro.
Los dumplings están increíbles, pero lo demás no se queda atrás. En un principio todos nos decantamos por la ternera, pero contra mas probamos los fideos mas terreno van ganando y al final todos coincidíamos en que era mejor el plato de fideos que el de ternera. Aun así, todo riquísimo y las barrigas bien llenas, salimos rodando de allí.
La cuenta asciende a 65.78$ con una propina del 18% ya incluida en el ticket. Solo aceptan pago en efectivo, pero es algo que ya sabíamos desde casa.
Cogemos al salir un par de caramelos de estos que tienen allí en caja y nos arrepentimos de no haber cogido unos pocos mas. ¡Qué ricos!
Ahora si, con la tripa llena y las piernas descansadas, nos aventuramos por la curiosa Chinatown y sus calles llenas de farolillos. El cielo amenaza con lluvia, así que no le quitamos ojo, por si acaso.
Aprovechamos a comprar algún que otro souvenir (el precio no muy distinto de otras tiendas de la ciudad, pero encontramos alguna excepción que nos sirve) y a cotillear algunas tiendas de la zona. Nos resulta curioso ver insectos y crustáceos secos en las tiendas de chucherías. Vemos también una heladería que habíamos oído recomendar, pero el olor dentro era como a pescadería así que no nos atrevimos a coger helado. Además todavía estábamos llenos de la comida.
Callejeando llegamos hasta Columbus Park. Esta lleno de pérgolas portátiles para evitar un poco el calor agobiante que hace. Nada mas entrar, hay una señora con un altavoz enorme y un micrófono cantando a viva voz lo que suponemos son canciones chinas, aunque de vez en cuando canta también alguna popular. Sinceramente, canta fatal. Un gato al que le pisan la cola suena mas agradable al oído.
Unos metros mas adelante, bajo las pérgolas, hay docenas de chinos ancianos apostando a distintos juegos. Algunos sólo juegan y no apuestan (al menos no públicamente) pero otros tienen los billetes sobre la mesa tan ricamente. Excepto unos que estaban jugando al póker, el resto no hemos identificado el juego. Pensaba que era mahojong al principio, pero las piezas eran distintas. Luego, investigando un poco en google, creo que debía ser ajedrez chino o xiangqi. Era el mas popular en la zona, sin lugar a dudas.
No queremos interrumpir demasiado y somos los únicos extranjeros por la zona, así que no quise hacer demasiadas fotos para no incomodar. Además aparecieron en un rincón un grupo de hombres que tampoco eran de la zona que empezaron a gritarse unos a otros y decidimos salir de ahí mas pronto que tarde. No nos dio buena espina.
Nos acercamos hasta Little Italy y damos un paseo por ella, pero salta bastante a la vista que allí de Italia ya queda poco. La única calle que han conseguido que no sea absorbida por Chinatown es puramente turista, con restaurantes y locales para visitante, no queda nada de la original. En Chinatown eramos curiosos entre sus negocios, en Little Italy eres un pez rodeado de pescadores en busca de tu cartera.
Justo a mitad de la calle empezó a llover, así que viendo que no había mucho mas de lo que disfrutar allí nos metimos en el metro y cruzamos el East River para conocer algo mas a fondo la zona de DUMBO. La idea era cruzar el puente, pero entre el calor y la lluvia agradecimos llevar preparada la opción B, ver DUMBO primero y cruzarlo de vuelta después. Fue un acierto, porque cuando salimos del metro ya en Brooklyn, no hay ni una nube en el cielo y vuelve a brillar el sol.
Iniciamos el recorrido en el cruce entre Washington St. y Water St. (donde la famosa foto entre edificios, con el puente de Manhattan de fondo y si sabéis colocarlo bien, podéis sacar también el Empire State enmarcado entre las patas del puente) y de ahí bajamos hasta Main Street Park, el pequeño recorrido que pasa por debajo de ambos puentes en un agradable paseo que se hace corto.
Nos sentamos un ratito en Peeble Beach, donde los valientes pueden remojarse los pies en el East River y desde donde hay unas vistas increíbles también si buscáis un buen sitio para ver el atardecer o incluso el skyline nocturno.
Continuamos en dirección al puente de Brooklyn y paramos en el Time Out market, tanto como para tomar algo como para subir a su terraza y disfrutar de las vistas. Creo que la mejor limonada que tomamos en todo el viaje la conseguimos en este mercado, lástima no recordar exactamente en cual de los puestos y tampoco hacerle foto. Pero iba en una botella rectangular y pequeña, de unos 300/400ml máximo.
El cansancio del día empieza a pesar, la temperatura no ha ayudado y la lluvia nos ha acabado de rematar, así que estamos 50/50 entre quedarnos a hacer algo mas de tiempo y cenar en un par de puestos del mercado que nos han llamado la atención o aventurarnos a cruzar el puente y ya encontraremos donde cenar. Terminamos eligiendo la segunda opción así que... Brooklyn Bridge, ¡allá vamos!
Como si lo hubiésemos hecho a propósito, a los pocos minutos de empezar a cruzar el puente, el cielo se tiñe de naranja y conforme avanzamos, el skyline de Manhattan va iluminándose frente a nuestros ojos. Hay muchísima gente, sobretodo desde las puntas hasta las torres. Nos queda claro que mucha gente no cruza el puente, sólo llega hasta las torres y se da la vuelta, pero aun así, hay bastante gente en todo momento. Eso no nos impide disfrutar del momento y (spoiler) es tan grande el momento que cuando al final del viaje decidamos cada uno las dos mejores visitas de todo el viaje, los cuatro coincidimos en colocar el puente de Brooklyn en primer o segundo lugar. Si hicieramos una lista grupal, la media de puntos lo situaría en primer lugar
Una vez de vuelta en Manhattan ya completamente de noche, decidimos volver al metro y encaminarnos hacia el hotel, pues la primera noche al volver habíamos visto una calle con bastante movimiento y sitios interesantes para cenar y la intención es ir hasta allí.
Pero Google Maps quería darnos una sorpresa mas, porque la parada de metro que nos resulta mas conveniente nos deja con esta interesante vista nocturna que no esperabamos.
Aprovechamos el wifi del metro para ojear los locales disponibles desde la parada del metro hasta nuestro hotel (gracias, TripAdvisor, otra herramienta indispensable cuando se va de viaje) y al salir, terminamos decidiendo cenar en el Barking Dog.
Tomamos un par de platos de Fish&Chips, una ensalada César y un sandwich de salmón y aguacate por un total de 96.85$, propina incluida. Nada mal para lo riquísimo que estaba el fish&chips. Como anécdota, nos petó un bote de ketchup, así que salimos de allí con ketchup en ropa, mochilas, piel y hasta en el pelo. El estallido fue tal que alguno no se atrevió a abrir los ojos hasta que le limpiamos la cara, porque literal estaba bañado en ketchup
Para rematar la noche, casi llegábamos al hotel cuando oímos las sirenas (no se si sólo es cosa nuestra pero las sirenas estadounidenses -bomberos, ambulancias, polícia, etc...- son bastante mas ruidosas que las nuestras) y justo tras nosotros aparcan dos camiones de bomberos, y empiezan a salir de ahí un bombero tras otro, despliegan la escalera del techo, se ponen casco, sacan hachas... el show completo, vamos. No nos quedamos mas de un par de minutos, pero parecía que alguien se había encerrado en su casa.
Recorrido del día: 21.174 pasos. 14.1 kilómetros.
Nota grupal del día: 8 sobre 10
Visitas favoritas: El puente de Brooklyn es el ganador indiscutible. 4/4.