MARTES 29 DE JULIO
El trayecto desde Kosice hasta Poprad lo he hecho en un tren intercity (iba hasta Praga). Es de algo más de 100 kilómetros y ha tardado unos 75 minutos (5'40€).
En Poprad he reservado 3 noches en un albergue a un kilómetro de la estación de trenes y autobuses. A razón de 10€/noche. Por este precio, si veo que me apetece quedarme más tiempo, no lo dudo.
No tiene recepción (hay que pedir la llave para entrar en el restaurante de al lado), pero tiene wifi y cocina. Está lleno de tíos (ya echo en falta a la ucraniana) y además ninguno habla inglés.
Esta parada en Poprad suele ser estratégica si te quieres acercar a los altos tatras. Sin embargo, en mi caso, que no voy a andar por ellos, la he hecho (además de por el precio del albergue y la dificultad de encontrar en otras zonas) porque está muy bien comunicada con dos zonas que quiero visitar: la región de Spiss y, sobre todo, el Paraíso Eslovaco.
La idea es aprovechar el día de hoy para acercarme a la región de Spiss y los otros dos días para hacer senderismo por Slovensky raj. Se verá, porque casualidad tiene que ser que hay amenaza de lluvias estos días. Sí, ya sé, nunca estoy contento con el tiempo.
El plan de hoy, martes, es dejar los bártulos y coger el bus que me llevará a Spisske Podhradie (50', 2'5€). La localidad no tiene gran cosa. Lo importante es que es el punto más próximo (en transporte público) al célebre Castillo Fortaleza de Spiss.
En efecto, ya desde el pueblo se ve majestuoso, en su promontorio, las ruinas de este inmenso castillo. Es una imagen difícil de olvidar.
Para llegar no hay pérdida, porque lo ves durante todo el tiempo de aproximación. Éste lleva unos 50-55 minutos. Si se va en coche, hay un parking al lado (5 minutos de subida andando).
El problema ha sido que al de unos 20 minutos de caminata ha empezado a chispear (tampoco es para quejarse), pero es que en unos minutitos se ha convertido en un chaparrón de verano. Como no hay nada en el camino, he tenido que refugiarme bajo el tronco de un árbol enorme que había en la carretera. He estado en esta situación humillante casi una hora: me ha dado tiempo a escuchar el podcast de "Hoy por hoy" con Haimar y Macarena de ayer.
Como no terminaba de escampar, cuando ha dejado de llover de manera torrencial he decidido arriesgarme y seguir subiendo. Menos mal que ha ido disminuyendo la intensidad de la lluvia y he podido llegar arriba entero.
La entrada al castillo cuesta 5€. Tienen audioguía, pero yo no he cogido. Es inmenso y el hecho de estar en ruinas le da un plus, en mi opinión. No está muy adaptado al turismo de masas. De hecho, sólo han actualizado la cocina-comedor y el dormitorio del Señor.
Si alguien no está gordo, no tiene vértigo y tampoco claustrofobia, puede subir a la torre Kruchová, el punto más elevado del Castillo. No obstante, las vistas son
magníficas desde cualquier punto que te coloques.
Vistas de Spisske Podhradie y Spisska Kapítula, al fondo
Para los aficionados a las armaduras, hay un pequeño museo con una colección de armas y armaduras, así como alguna exposición sobre arqueología e historia del Castillo.
También llama la atención o bien cuidada que está la capilla del Castillo.
La vuelta hasta Spisske Podhradie (40 minutos, porque es cuesta abajo) no me ha llovido. Al lado, como si de un barrio se tratara, está Spisská Kapitula, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, en su complementariedad con el Castillo de Spiss. No se tarda en llegar andando 15 minutos. Es una pequeñita ciudad amurallada, sede del obispo de turno y capital eclesiástica de la región. Hay hasta un seminario. En principio destaca su Catedral de San Martín, si bien a mí no me ha dicho gran cosa. Es como si hubieran restaurado una parte y no hubieran tenido dinero para terminarla.
Con el problema del retraso de una hora de la lluvia, he perdido la conexión que tenía pensada para acercarme al siguiente destino. Menos mal que apunté varias opciones (estoy sorprendido de cómo se me ocurrió, con lo despistado que soy). Total que después de comer un par de yogures y tomar un café grandote, cojo el autobús que me llevará a otra ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad: Levoca (20', 1€)
Por desgracia no tenía mucho tiempo para visitarla, y algunos de los edificios estaban ya cerrados. No obstante, lo que he visto me ha recordado mucho a Kosice.
Levoca también cuenta con una calle-plaza enorme rodeada de edificios públicos y privados preciosos. Tal vez una diferencia es que aquí no están tan bien cuidados como en Kosice.
Un buen ejemplo es la Iglesia de Santiago, con una torre preciosamente restaurada, pero el resto un poco triste.
De todos los edificios, el más bonito con diferencia es el Ayuntamiento, con sus hileras de arquerías formando dos galerías tan llamativas.
Está tan bien cuidado que se llegan a apreciar en detalle los murales renacentistas de las Virtudes.
Curiosa, al menos yo no había visto hasta la fecha ninguna, la jaula de la vergüenza, en la que, al parecer, se encerraba a las mujeres que habían cometido delitos menores para exponerlas al excarnio público. Vamos como la historia de la Letra Escarlata, pero a lo bestia y sin la música preciosa de John Barry.
La vuelta desde Levoca (35', 1'10€) la he hecho directo hasta Poprad. Ya he dicho que esta ciudad estaba muy bien comunicada (también por tren) con muchos destinos interesantes.