Hoy toca madrugar. Marcelo nos acompaña al muelle a las 05:45. A las 06:00 nos esperan para la excursión a la Isla Bartolomé. Fausto nos lleva hasta el Canal de Itabaca en una furgoneta, donde nos espera su catamaran Adriana. El desayuno está servido cuando llegamos y zarpamos mientras nos ponemos cómodos. Como en todas las excursiones en barco que hemos realizado en Galápagos, hay un capitan de barco, un guía bilingüe (Fausto) con el que bucearemos además de disfrutar de sus explicaciones, un mecánico y un cocinero.
Hemos tenido una suerte increíble con el mar, está muy calmado y la navegación es una gozada. Además al tratarse de un catamarán grande, las vistas desde más arriba son increíbles y podemos avistar mejor a las mantas gigantes.
Pasamos entre las islas Daphne Mayor y Menor, parando la marcha para avistar fragatas con el pecho rojo hinchado. Todo un espectáculo ver como la hembra, con el pecho blanco, planea en busca del mejor macho, el más fuerte y el que mejor tiene situado el nido, mientras el macho hincha su buché para llamar su atención.
Continuamos la navegación hasta la isla Bartolomé, donde una iguana marina nos da la bienvenida en el pequeño muelle.
Ascendemos por un sendero marcado en todo momento, para disfrutar de una de las mejores panorámicas de Galápagos, la del pináculo.
Fausto nos explica el origen de las Islas, y de repente grita big manta! Toma ya, vemos una manta gigante muy cerca del muelle donde acabamos de desembarcar. Pueden llegar a medir 7 metros de ancho, y esta andará cerca de los 5, impresionante!
Arriba las vistas son increíbles. El contraste de las diferentes tonalidades de agua, con los colores de la zona volcánica que tenemos en frente...normal que sea la estampa más conocida de Galápagos.
Realizamos el snorkel cerca del pináculo y además de los peces habituales de coral, vemos un pingüino enano, las colas de unas tintoreras escondidas en las rocas, peces globo que se hinchan como defensa, y hasta un enorme león marino macho que se le cruza a mi pareja que se había quedado rezagada. Fausto ya nos había avisado que tuviesemos cuidado con los machos, porque son muy territoriales, pero que no había problema con las hembras y pequeños. Llegamos hasta Playa Dorada, donde descansamos un rato en la arena, disfrutando de las vista del pináculo.
Después de comer, volvemos rumbo a Santa Cruz, y vemos varias mantas gigantes hasta que de repente Fausto, con su toque aventurero, manda detener el catamarán. Nos mira, y nos dice: ¿qué nos tiramos al agua? Algunos del grupo no dudamos un instante y nos ponemos los equipos de snorkel a toda prisa para acercamos a ella en la lancha. Uno, dos, tres, al agua...aunque la intentamos seguir se asustan con facilidad y la perdemos de vista, pero tirarse al agua en medio del oceano ha sido excitante!
Al atardecer, tras pasar por el hostal, vamos al muelle a ver de nuevo a las pequeñas tintoreras, rayas y pelícanos. Hoy cenamos una langosta a la plancha y un ceviche mixto en el Sol y Luna (28$ los dos) y la langosta ha sido la que más nos ha gustado. El ceviche también delicioso y muy abundante.
Tomamos unos mohitos, 3x10$, pero se notaba que no era ron, y además no veas como subía eso jaja! Marcelo nos comentó a la noche en el hostal, que el alcohol en Galápagos es carísimo y que utilizan para los cócteles una bebida que llaman “caña”. Después vimos que una botella de Vodka Absolut valía 90$.
Hemos tenido una suerte increíble con el mar, está muy calmado y la navegación es una gozada. Además al tratarse de un catamarán grande, las vistas desde más arriba son increíbles y podemos avistar mejor a las mantas gigantes.
Pasamos entre las islas Daphne Mayor y Menor, parando la marcha para avistar fragatas con el pecho rojo hinchado. Todo un espectáculo ver como la hembra, con el pecho blanco, planea en busca del mejor macho, el más fuerte y el que mejor tiene situado el nido, mientras el macho hincha su buché para llamar su atención.
Continuamos la navegación hasta la isla Bartolomé, donde una iguana marina nos da la bienvenida en el pequeño muelle.
Ascendemos por un sendero marcado en todo momento, para disfrutar de una de las mejores panorámicas de Galápagos, la del pináculo.
Fausto nos explica el origen de las Islas, y de repente grita big manta! Toma ya, vemos una manta gigante muy cerca del muelle donde acabamos de desembarcar. Pueden llegar a medir 7 metros de ancho, y esta andará cerca de los 5, impresionante!
Arriba las vistas son increíbles. El contraste de las diferentes tonalidades de agua, con los colores de la zona volcánica que tenemos en frente...normal que sea la estampa más conocida de Galápagos.
Realizamos el snorkel cerca del pináculo y además de los peces habituales de coral, vemos un pingüino enano, las colas de unas tintoreras escondidas en las rocas, peces globo que se hinchan como defensa, y hasta un enorme león marino macho que se le cruza a mi pareja que se había quedado rezagada. Fausto ya nos había avisado que tuviesemos cuidado con los machos, porque son muy territoriales, pero que no había problema con las hembras y pequeños. Llegamos hasta Playa Dorada, donde descansamos un rato en la arena, disfrutando de las vista del pináculo.
Después de comer, volvemos rumbo a Santa Cruz, y vemos varias mantas gigantes hasta que de repente Fausto, con su toque aventurero, manda detener el catamarán. Nos mira, y nos dice: ¿qué nos tiramos al agua? Algunos del grupo no dudamos un instante y nos ponemos los equipos de snorkel a toda prisa para acercamos a ella en la lancha. Uno, dos, tres, al agua...aunque la intentamos seguir se asustan con facilidad y la perdemos de vista, pero tirarse al agua en medio del oceano ha sido excitante!
Al atardecer, tras pasar por el hostal, vamos al muelle a ver de nuevo a las pequeñas tintoreras, rayas y pelícanos. Hoy cenamos una langosta a la plancha y un ceviche mixto en el Sol y Luna (28$ los dos) y la langosta ha sido la que más nos ha gustado. El ceviche también delicioso y muy abundante.
Tomamos unos mohitos, 3x10$, pero se notaba que no era ron, y además no veas como subía eso jaja! Marcelo nos comentó a la noche en el hostal, que el alcohol en Galápagos es carísimo y que utilizan para los cócteles una bebida que llaman “caña”. Después vimos que una botella de Vodka Absolut valía 90$.