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Pulso indio

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Diario de un viaje en solitario, que incluye un mes en Kathmandú y dos meses recorriendo India
Autor: Albertomunnoz  Fecha creación:  Puntos: 5 (1 Votos)
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Katmandú

Katmandú


Localización: India India Fecha creación: 25/11/2014 09:48 Puntos: 0 (0 Votos)
DIARIO DE VIAJE
18-9-14 al 18-12-14
Kathmandú
Acabo de cumplir 60 años. Para celebrar mi jubilación anticipada, tenía planificado un viaje de tres meses en India. Mi interés por el país y su cultura, se incrementó especialmente a partir de la adopción que Yoli y yo hicimos en 2001 de nuestro queridísimo hijo Pánkaj. Me ilusionaba este viaje porque pensé que someterme a un cambio radical de las rutinas, en un país tan alejado geográficamente y culturalmente tan diferente, me podría venir bien para no estancarme en mi desarrollo personal, en la nueva etapa vital que comienzo.
Cuando le hablé a José Luis Gutiérrez de mi proyecto de viaje, me propuso que formara parte de su equipo, que estaría desarrollando un trabajo voluntario durante un mes en el orfanato de Bal Mandir en Kathmandú (Nepal). De inmediato pensé que podía muy bien adaptar mi proyecto de viaje, para incluir en él esta proposición. Por otra parte, al tener un hijo adoptado, me pareció que dedicar un poco de mi tiempo de ocio, ahora ilimitado, al trabajo en un orfanato era algo que me concernía especialmente.
Visto desde el aire de Katmandú, parece un lugar precioso. En las afueras los bloques de casas de 3 o 4 pisos suelen estar pintados en colores vivos y se ve mucha vegetación. El aeropuerto es humilde pero bonito, el funcionamiento es muy caótico. La policía deja pasar los controles, aunque piten las alarmas. Las cintas transportadoras son pequeñas y para recoger el equipaje hay más gente que espacio y cuesta mucho acercarse para ver si entre las maletas que van llegando está la tuya. El mecanismo se interrumpe cada poco tiempo por cortes de luz.
Al salir nos están esperando los amigos nepalíes Ram y Laxman que han venido también desde Madrid pero en un vuelo anterior y con ellos están otros muchos de los que ya me sonaban los nombres. Kalpana, que ya conocía, Sunita y Basantí entre las chicas y Jodish, Netra y Gajendra entre los chicos. Nos cuelgan del cuello un pañuelo y un collar de caléndulas a cada uno. Montamos en una furgoneta, en la que parece imposible que quepamos tantos y justo cuando ya estamos dentro, comienza una fuerte lluvia que nos dicen que es frecuente estos últimos días. Entramos en el jaleo del tráfico con las ventanillas empañadas y el trato muy amigable que nos brindan los nepalíes.
El apartamento donde nos alojamos es agradable. Pertenece a Mahen, su mujer se llama Rosaní, y viven con un hijo: Jiten. Los muchachos suben a José Luis con su silla hasta el quinto piso donde nos quedamos también Aurora, Laxman y yo. En el 2º quedan Carlos y su hija Laura. Este traslado a mano de J.L. con la silla, tendrá que hacerse todos los días, cada vez que J.L. tenga que salir. También nos suben los equipajes. Se muestran muy amables con nosotros.
Salimos a cenar a un restaurante cercano. Vamos caminando entre los charcos y el tráfico. Cuando vamos a cruzar, por un paso de cebra, una carretera llena de coches y motos tocando el claxon continuamente, nos vemos acosados por el tráfico. Gracias a la ayuda de los nepalíes logramos sortear los coches.
Carlos, Laura y yo salimos a comprar algo para el desayuno. Mahen nos dijo que todavía estaría cerrado, así que solamente dimos una vuelta por las cercanías de la pensión. Un mono cruzó la calle agarrado a los cables de la luz que forman una tremenda maraña por toda la ciudad. Muchachos de oficios desconocidos para nosotros voceaban su mercancía. Pasó una bici con miles de huevos en una increíble torre de hueveras. Finalmente llegamos hasta un estadio, donde se celebraba un maratón, muchos llevaban camisetas con una leyenda por el empoderamiento de la mujer.
Hoy he pasado un día muy intenso, pero ahora, que acabo de llegar a la pensión, me doy cuenta de que no tengo el móvil. Pienso que se me haya caído en el taxi en que vine hasta aquí, pero ya no podré encontrarle, así que le doy por perdido. En fin, tendré el máximo cuidado con mis cosas. Intentaré comprar otro móvil, para comunicarme con la familia por WhatsApp que tiene mucha inmediatez y es muy cómodo.
Conseguí hoy cambiar 100 € en rupias nepalís. Mañana iremos a Bal Mandir. Todavía no estarán los niños. José Luis y Aurora hablarán con el director, que parece que ahora quiere que el dinero de Ruta vaya directamente a él, que es quien permite que los niños salgan del orfanato. José Luis piensa en darle largas y que ya lo hablará con Ruta cuando tengan la próxima reunión, pero no se fía de él ni un pelo. Los demás, llevaremos material, miraremos un espacio que se quiere utilizar para las actividades con los niños. Especialmente miraremos a ver si podemos mejorar un poco su aspecto.
Hemos ido a visitar el colegio New Shrine, donde están internos los niños becados de Ruta 6, del orfanato de Bal Mandir. Los niños son muy fáciles de tratar, enseguida estaban tocándonos y preguntando. Hicieron unas cuantas actuaciones de canto y danza. Estábamos viéndolo en el exterior, bajo una carpa de tela. La lluvia empezó a arreciar y aunque no nos caía encima ni a los espectadores ni a los actores, el suelo de tierra, cubierto de tela de saco se iba inundando cada vez más. Unos cuidadores quitaban el agua como podían con escobas sin mango. El espectáculo se trasladó al interior y luego nos dieron allí mismo una comida. El siguiente objetivo era ir a casa de Kalpana, dónde viven también Ram y Laxman y Jodish, y tiene su sede la asociación Creative Nepal, que se dedica a recibir, gestionar las becas de estudio de los mayores. Hasta allí me llevó Gajendra en moto. Esto da más miedo que la montaña rusa, Katmandú tiene muchísima agua, grandes charcos, muchas calles son de tierra y estaban totalmente embarradas. Al final la moto se quedó atascada en el barro y los dos taxis también. Los nepalís bajaron a J.L. y le transportaron un buen tramo en volandas con la silla, hasta llegar a terreno firme. La casa de Kalpana es muy bonita. Ahí es donde se va a quedar Aurora, los dos próximos meses.
De ahí, fuimos a visitar un templo budista: Boudanath, que es el más conocido de Nepal. Es ese en que los fieles hacen girar unos molinillos de bronce.
Después fuimos a cenar a un restaurante muy bonito. La comida es muy rica, como en India. Y finalmente, de vuelta a casa, es cuando se me ha debido de caer el móvil en el taxi, Así que por el momento me comunicaré por e-mail.
Llegamos al Palacio de los niños, que es lo que significa Bal Mandir. El edificio es un auténtico antiguo palacio que perteneció al rey de Nepal. Una parte alberga una academia de bellas artes, que se ve de mejor aspecto y otra con el deterioro acumulado de muchísimos años es el orfanato. Al llegar, en un recibidor, escribimos en un libro de registro de entrada nuestros nombres. Las visitas de colaboradores han sido anuladas, desde que saltó a los medios el escándalo de una niña ciega violada en el orfanato y entró un nuevo director. J.L. tiene concertada una entrevista con la dirección a la que acude con Aurora y Jodish. El resto entramos al espacio de Dididai. Éste es un proyecto que financia Pablo, un médico español que vive en Londres, y consiste en atender las necesidades de los internos discapacitados, que antes estaban muy abandonados a su suerte. Hay una habitación bien pintada con moqueta en buen estado, alfombra y sillas especiales y un equipamiento muy interesante para la educación sensorial, hay un personal (enfermera, terapeuta, maestro, cuidadora) que cobran un salario muy pequeño pero hacen muy bien su trabajo. La enfermera Basantí, tiene un contrato de 24 horas diarias, todos los días del año. Pasamos en Dididai toda la mañana. Yo estuve un rato con cada niña. Son todas niñas, algunas con deformaciones corporales y discapacidades gravísimas. Me aprendí los nombres de todas (Asha, Lata, Usha, Upasana, Rasica, Puspha, Roji y Nimi), con expresiones mutuas de cariño, caricias, besos, palabras, sonrisas,... Luego el maestro dio la clase. Me encantó cómo lo hizo, porque aunque explicaba cosas claramente inasequibles a la mayoría, preguntaba y respondía él mismo, acompañado su respuesta de mucha expresión, sonidos, olores, aplausos, y en alguna medida todas recibirán algo de la estimulación y lo expresaban a su manera. Vi momentos de gran felicidad en las caras, la sonrisa o la actitud corporal. En la hora en que les dan de comer, me pusieron un tazón de puré en la mano y le di a una chica con parálisis cerebral, que casi no conseguía tragar nada, pero muy poco a poco, yo le hablaba, le metía en la boca una cucharilla del puré y se le caía casi todo por la barbilla.
Fuimos andando hasta un restaurante cercano. J.L. nos contó lo que habían hablado en la entrevista con el director. A éste no le gusta que los niños del orfanato salgan a un colegio y queden allí internos, pudiendo tener acomodo en Bal Mandir. Dice que ese colegio es muy caro, que aceptaría donaciones de ropa, que los niños podrían a un colegio mejor y más barato en su opinión. J.L. le dijo que le escuchaba pero que él no podía decidir, que habrá que plantearlo en Ruta; así que de momento por este año nos dejarán entrar (aunque sólo a una parte: patios y lo que llaman Dance Room y ya se verá que pasa.
Después de comer volvimos al orfanato. Montones de niños y niñas venían, entusiasmados por la visita, a saludarnos y estaban felices de reconocer a J.L., Aurora y Carlos, y les daban abrazos y besos y les preguntaban quiénes éramos Laura y yo. Muchos niños querían tocarme los pelos de los brazos que les debían parecer asombrosos, (esto también pasó por la mañana) y hacían piruetas, saltos, el pino y demostraban sus habilidades. Hay que tener prudencia con lo que haces con ellos, porque a veces si coges a uno en brazos, quiere que lo repitas una y otra vez. Fui apuntando nombres en mi libreta y les encantaba que les reconociese. El Dance Room tiene goteras, las paredes y todo está muy sucio. Carlos y yo proponemos blanquear y quitar la moqueta. Debajo es suelo de cemento. Los compañeros de Nepal no comparten para nada la idea de quitar la maloliente moqueta y para pintar hará falta un permiso del director del orfanato y comprar el material, antes de poder ponernos manos a la obra. Ese será el espacio de que disponemos, además del exterior, para realizar las actividades.
Anda vagando por ahí un niño autista de unos 12 que es muy rechazado por todos los niños e incluso las cuidadoras. Se llama Madu. Está traspasando con botellas aguas fecales, tiene muchas cicatrices, está muy sucio y nadie le reconduce el comportamiento cuando molesta, sólo le muestran rechazo.
De vuelta en casa, nos han invitado a cenar los dueños de la pensión.
Una vez conseguido el permiso para pintar el Dance Room, fui con Carlos, de profesión pintor, y Jodish, a comprar la pintura y los materiales necesarios. Costó bastante hacerse entender entre inglés y nepalí. Ellos dicen siempre que sí. -Se limpia esta pintura con agua. –Sí. -Se limpia con disolvente. -Sí. Primero hubo que lavar las paredes (enjabonar, frotar y aclarar) que fue un trabajo más duro que pintar. Estuvimos colaborando Aurora, Carlos, Laura y yo con todos los nepalís del grupo. Además trabajó Kamala. En un descanso que me tomé, J.L. me llamó para contarme la historia de Kamala. Dice que se madre sufría grave maltrato y después de una paliza, encontró al marido borracho, le rocío con gasóleo y le prendió fuego. Inmediatamente se presentó a la policía para declararse culpable del asesinato. Fue a prisión y a las dos hijas las internaron en Siphol, un orfanato para hijos de presos. Parece increíble que, ahora con 20 años, después de haber vivido esas experiencias, pueda tener un carácter tas apacible y agradable.
A la comida en el restaurante cercano nos acompañó Kamala, así como en la continuación del trabajo por la tarde. Ha quedado completada la primera mano de pintura, en dos bandas de blanco y naranja.
Los voluntarios nepalíes son todos ellos ex Bal Mandir. Están siendo becados por Ruta para poder seguir estudiando.
Al volver, hay que conseguir dos taxis, los nepalís acuerdan el precio, una vez que se consigue poner en pie a José Luis hay que ayudarle para que logre sentarse en el asiento, lo que suelen hacer Ram y Laxman, después plegar y subir la silla a la baca de uno de los coches. J.L. se duerme en cuanto está montado y al llegar a la pensión, sacarle del coche, sentarle en la silla y subirle por las escaleras cinco pisos. Yo suelo ayudar tirando de los posa pies, lo que requiere menos fuerza y uno de los gemelos se turna con Carlos en la parte más dura. En algún giro hay que levantar la silla literalmente en volandas para poder avanzar.
Me he ido a dar una vuelta yo sólo por los alrededores, visité un templo precioso, luego en la calle, el humo de la contaminación es difícil de soportar.
Hicimos la cena en la cocina del apartamento, vamos tornando los trabajos domésticos. Y, ahora he pasado un rato aprendiendo a hacer las pulseras con gomitas. El grupo sigue trabajando en modelos más complicados. Yo, aprendí el básico y me he venido a escribir.
Terminamos de pintar el Dance Room por la mañana y por la tarde ya lo estaban usando para enseñar bailes. Laura, Kamala, Ram y Laxman bailan como profesionales y hoy estaban compartiendo movimientos y preparando coreografía. A mí me parecía dificilísimo. J.L me decía al final que ha sido suficiente de demostrar lo bien que bailan y que hay que empezar ya con los niños. Después hemos ido al patio central, J.L. propuso organizar un juego del pañuelo y han participado unos pocos. Mañana creo que iniciaremos a enseñarles a hacer pulseras. Sigo anotando nombres de niños y edades en mi libreta y ya voy aprendiendo bastantes.
Conocí a Devi, de 18 años. Dice J.L., que escribe historias y que canta de maravilla, ella se mostró muy educada. Luego me contó J.L. que tiene una degeneración progresiva de la vista y quedará ciega.
Cuando al principio propuse pintar el Dance Room, Carlos me explicó que a J.L. no le gustaba mucho emplear tiempo en ninguna otra cosa que las actividades con los niños. Además de su preocupación de no gastar en cosas que no repercutan directamente en los niños. Así, que trate el tema con toda la habilidad diplomática sorteando las negativas. Y, una vez hecho, yo creo que él se da cuenta de lo importante que es disponer ahora de ese espacio tan mejorado. También el primer día pensé en lo bueno que sería reparar el tejado de la Room contigua que tenía grandes agujeros y se ha inundado tremendamente estos días de lluvia. También aquí hubo bastantes negativas, incluso Carlos alegaba el peligro de subir al tejado y que se rompiera alguna vigueta y ocurriera algún accidente. Al llegar hoy por la mañana me subí a una escalera para ver el tejado desde arriba, pensé que con una pieza del material ondulado de metal o plástico, lo que fuese más barato, se podría reparar. Incluso pensé una forma de colocar la pieza sin subirse. Con todo el argumento bien preparado convencí a J.L. y fueron Carlos y Jodish a comprar algo. Carlos proponía un toldo de plástico como solución alternativa y quedamos en que comprasen lo que fuese más barato. Para la seguridad de Carlos, que es más manitas y quería subir, preparamos dos bancos atados uno encima de otro y encima de ellos una escalera apoyada contra la pared. Luego subió Jodish en un pispás. Lo hizo con tal destreza que no habría necesitado ni escalera. Nos contó que el subía ahí de niño y luego saltaba hasta el resbaladizo desde unos 3 metros de altura.
Habíamos pensado en poner ladrillos como peso sobre el plástico. Vimos por ahí arriba enredando a un mono y entonces pensamos que cuantos más ladrillos mejor.
Me fui con un montón de niños recolectar ladrillos macizos por los patios y prados que rodean el orfanato, sin salir del recinto. Preparamos un caldero atado una cuerda para subir ladrillos. Y al ver los nepalíes lo que debió de parecerles absurdo, comenzaron Netra y Laxman a lanzar hacia el tejado los nada ligeros ladrillos y arriba Jodish los iba recogiendo en el aire, era como si se pasasen un balón y en unos segundos estaban todos los ladrillos arriba. Creo que ha quedado muy bien, y también se ha limpiado el espacio por dentro. Pintarlo quedará para otro año. Mañana veremos si no ha habido goteras, porque es casi seguro que esta noche como todas lloverá.
Sin duda los monos han sido los culpables de estas roturas, porque hay muchos por todo Katmandú y hacen grandes saltos en las ramas de los árboles. Así que es difícil pensar que para el año próximo aún durará el arreglo. Pero si duras los días que estemos aquí ya ha merecido la pena hacerlo.
Por la tarde ya estaba seco el suelo del nuevo espacio que llamaré Drawing Room, allí hemos dibujado y enseñado a hacer pulseras. En el Dance Room bailaban y en los descansos, niños de 8 a 12 años hacían piruetas, pinos, volteretas, gestos de luchadores de película y lo hemos grabado en vídeo.
Al finalizar casi todos los niños tenían su pulsera. Hay en el orfanato unos 100 niños, pero faltan los veintitantos becados que todavía no tienen las vacaciones del Dashain.
Madu es el niño autista y muy rechazado por todos porque siempre anda en lo más sucio y trasvasando agua, la lleva de los charcos o de los canalillos de desagüe a donde ve un poco de hoyo y va creando nuevos charcos; al verter el agua de la botella, lo hace escurrir entre sus dedos, siempre va descalzo y con la ropa rota. Cuando ya habíamos terminado me fijé que Madu miraba y se había dado cuenta de que los niños tenían pulseras. Y vagaba a cierta distancia. Le llamé para regalarle la que yo llevaba puesta y me esquivaba, se iba andando y yo detrás, le nombraba y le ofrecía. En un momento se volvió y estiró la mano y le puse la pulsera y me retiré de su lado. Me acerqué a J.L. que estaba con un pequeño grupo de niños sentados en una escalera. Madu dio unas vueltas acercándose y de pronto se sentó en un hueco con el grupo justo en frente de J.L. Al poco sonrió, se rio y aplaudió. Tenía una cara de felicidad que nadie le había nunca visto, ni tampoco que estuviese integrado en un grupo. Yo me quedé con una sensación muy bonita.
Mañana sábado no vamos a Bal Mandir, es día de descanso. Hoy saldremos a cenar y mañana haré algo de turismo por la ciudad, solo o con el grupo. Hubo algo de tensión entre Aurora y Carlos en la comida. El grupo lo formábamos 12, y Carlos mostraba en su portátil a Jodish, que suele tomar vídeos con la cámara, cómo quería ciertos planos, que se utilizarán para proyectar a los niños. Aurora, yo no me di cuenta por mí mismo, sino que me lo contó él, le dijo que no le parecía bien que utilizase el ordenador en la comida. Ya había reñido ayer a Ram y a Laxman por utilizar el móvil. Todos la llaman máma y Carlos dice que de vez en cuando toma el liderazgo del grupo. Estaba bastante contrariado. Carlos es alguien que lo da todo por el proyecto y por los niños y nunca escatima el trabajo. Luego estuvieron hablando un buen rato y me pareció que se había suavizado la tensión.
El asunto de los bailes funciona muy bien. Los niños no se cohíben y se lo pasan bomba. Los que no bailan suelen venir conmigo a dibujar o decorar el otro espacio o hacen pulseras con Carlos. Los nepalíes ayudan mucho en todo.
Hay unos cuantos niños que están muy receptivos conmigo, al cariño y a cualquier cosa que proponga. Kushal y Divas me siguen siempre y yo voy inventando que hacer. Llevé a una de las chicas del Dididai (de necesidades especiales) hasta la sala de baile. Es Pushpa, le cuesta muchísimo andar por la deformación que tiene en las piernas, así que avanza a gatas. Cuando la saludé, me dio la mano y se puso en pie y la llevé al lado de J.L. que estaba cerca y luego hasta el Dance Room. Estuve bailando con ella, agarrándola de las dos manos, y movía la mitad superior del cuerpo muy bien. Tiene también discapacidad mental, pero se da cuenta de la comunicación afectiva.
En el Drawing Room, estaba concentrado preparando materiales para una actividad, con 4 o 5 niños. De pronto cayó una estantería grande con botes de pintura y mariales. El color negro, el más pringoso se derramó por el suelo. Fue un atentado de Madu que salió huyendo a toda velocidad
Parece que la actividad principal va a ser la danza. Tenemos 4 buenísimos bailarines (Laxman, Ram, Kamala y Laura) y a los niños y niñas les encanta. Esto sería impensable en un instituto de España, todos se ponen a bailar sin el menor pudor y con mucha expresividad. Carlos y Jodish van realizando vídeos en los que los niños son los actores, he visto algunas tomas y están muy bien. En el espectáculo final se presentará alguna proyección, además de actuaciones en directo. Yo me encargo de las artes plásticas, vamos haciendo un poco de todo: dibujo, pintura, escultura. Las esculturas combinan un material encontrado por el suelo del patio, con algún plástico sobrante de la confección de disfraces para los espectáculos. Para la pintura, ya que el espacio Drawing Room tiene las paredes sucias y no lo vamos a pintar como hicimos con el Dance Room, he pensado aprovechar las manchas de las paredes para potenciar con colores las formas que sugieren. Así ha nacido un cocodrilo y un ave, en cuya realización han participado unos cuantos. Para el dibujo les di un folio y lápiz, luego acuarelas, y se pusieron a producir dibujos como locos, cada poco me pedían un nuevo papel para seguir y seguir. Yo los iba poniendo en la pared con un trozo der cinta de carrocero.
Hemos fijado a la pared como hemos podido la estantería que tiró al suelo dos veces Madu. Creo que ahora ya no será tan fácil volcarla.
Hoy han llegado a Bal Mandir los niños becados que estaban en el colegio internos, entre ellos Sudip. Él (16 años) y el grupo de niños varones mayores, no se pueden quedar a dormir en Bal Mandir por razón de su edad y fueron con Netra al internado para hijos de presos Siphol, donde se alojan.
Aunque estaba previsto descansar el sábado y acudir el domingo, como suele hacerse, esta vez lo hemos cambiado, así que mañana tenemos día libre.
He hablado bastante con Sudip. Tiene 16 años. Él es el chico que viene siendo becado por el instituto Valle del Saja. Los becados estudian internos en el colegio New Shrine. Durante las vacaciones, como ahora, vienen durante el día a Bal Mandir y se lo pasan muy bien y participan gustosos en las actividades del proyecto. Sudip y otros 3 de su edad no pueden quedarse a dormir. Ya desde los 12 años, les envían a otro orfanato, que está situado bastante lejos. José Luis consiguió que les dejen alojarse en Siphol, que es un internado para hijos de presos. Suena fuerte, pero por lo que voy oyendo es un lugar mucho mejor que donde estaban y muy cerca de Bal Mandir. De hecho, van andando. Netra, un ex Bal Mandir de 21 años, que es uno de los becados mayores, también se aloja allí. Es un chico majísimo y colabora ya los últimos años con el proyecto. Ayer fue el primer día que se quedaban en Siphol y fueron con Netra que se hace responsable de ellos en el trayecto, y, aunque no oficialmente, se hace un poco cargo de ellos. Lo que realmente es dramático es que estos chicos y chicas, cuando llegan a 18 años, les dan una paga única de 6000 rupias y quedan en la calle. Estos últimos años una mujer, creo que danesa, se ocupaba de ayudar a estas niñas, ya que muchas de ellas no encontraban más salida vital que la prostitución. Lamentablemente, este año ha desaparecido esa ayuda.
He encontrado bien a Sudip, creo que en el colegio está siendo ayudado y bastante comprendido, teniendo en cuenta las peculiaridades culturales del país. Lo bueno es que fuese escogido para ser becado. La decisión de qué niños van siendo becados, corre a cargo de Kalpana, que pone buena intención. Carlos habló con ella hace unos años, para que no primase a los varones y quizás José Luis, para que no sean sólo los que más pueden destacar en los estudios.

Los templos en Katmandú son espectaculares. Hoy visité el templo de los monos, llamado Swayambhunath y un pueblo medieval: Patan. En ambos sitios combinan tres tipos de construcción, las pagodas chinas, las estupas (con forma de cúpula que son budistas) y los templos hinduistas que se elevan verticales. En todos, los rituales son exteriores. Suponen un gran volumen construido, pero sin espacio interior. Hay centenares de estatuas de divinidades hindúes y la gente les hace gestos rituales, les pone colores, flores, arroz y muchas velas. Los templos budistas se rodean haciendo girar los molinillos que hay alrededor, se superponen cánticos (mantras), olores,... todos los sentidos se estimulan.
Para llegar al templo de los monos hay que subir 365 escalones, creo que son los mismos que uno que visitamos Pánkaj, Yoli y yo en Hampi (India), quizás, ese número, coincidente con los días del año, sea el que dictan las normas de construcción de estas escaleras de acceso por alguna razón y por ello, la altura de cada escalón puede variar mucho, siempre que el total sea ése.
En el orfanato hoy estuve trabajando en fabricar ropajes para los bailes. Los que yo he hecho son disfraces de guerreros del espacio, hechos con una especie de goma-espuma fina y con tela. Están quedando muy bien. Ahora son aquí las fiestas del Dashain. En muchos sitios ponen un columpio gigante hecho con cañas gruesas de bambú y una soga gorda. Los ponen para las fiestas y luego los quitan. Yo pensaba que los deberían de dejar puestos todo el año. Pero me han dicho que así les hace más ilusión montarse en él. Se ven muchas cabras por la calles. Las llevan atadas y las van a sacrificar uno de estos días para alimentarse con su carne. En Bal Mandir han instalado el columpio y los niños se van turnando, como la cuerda es muy larga con el balanceo se llega muy alto y los niños disfrutan mucho, también querían que nos montásemos los mayores y todos lo hicimos, menos José Luis, claro. Alguien ha traído dos cabras de regalo para el orfanato. Da pena de ellas porque las ves tan simpáticas, pero van a durar poco con vida.
Carlos es una persona excepcional. Por un lado es como David, que sabe hacer muchas cosas y todas muy bien: herramientas, electricidad, construcción, diseño, fotografía y vídeo, incluyendo edición,... Se sabe arreglar con lo que hay, tiene muchas habilidades. Pero, además, se le da muy bien el trato con los niños, organizarlos, jugar, e interesarse por ellos. Tiene capacidad de liderazgo, que viene muy bien para organizarnos, a mí y a los demás voluntarios. Entre ellos su hija de 18 años, Laura, a la que sabe animar cuando lo hace bien y reconducir con tacto, algún rasgo de inmadurez propio de la edad. Éste es el tercer año que Carlos participa y ya no quiere repetir. Será casi imposible que J.L. y Aurora encuentren a alguien con sus cualidades y que además quiera y pueda participar. Sin embargo, me da la impresión de que ellos no le valoran tanto como se merece. Cuando empezaba a contarle a J.L. lo que me parece Carlos, dijo: sí, vale por dos voluntarios, y yo pensé: aunque dijeses que vale más que 10, no sería nada para evaluar lo especialísimo que es para este proyecto.
Escribimos Happy Dashain en la pared, pegando palitos de médico. Dashain es un festival, durante el cual los niños que están internos en el colegio o en Siphol (el de niños mayores) vuelven a Bal Mandir. Ya no están las cabras. Las mataron hoy, nosotros no lo vimos, pero los niños sí y luego comieron mucha carne, como aprovechando una oportunidad de ingerir proteínas. Yo no llevaría niños a ver ese espectáculo, pero recuerdo que en una ocasión, siendo maestro en un pueblo, creo recordar que los niños insistieron mucho en ir a verlo y finalmente los llevé.
En Bal Mandir, los niños no tienen prácticamente ninguna norma, pueden subirse a los árboles, hacer hogueras, comer porquería,…
Mañana es el día en que vienen a ponerles la mancha roja en la frente, que llaman Tika, les dan una comida especial en el patio central. Es la fiesta principal del año en Nepal, como para nosotros el día de Navidad.
Bueno, aquí todo es al aire libre. Para la ducha tienen unos grifos exteriores, llenan un caldero pequeño, que al volcarlo lo insertan en la cabeza y no se cae el agua y cuando lo levantan un poco, cae todo el agua de repente. Hoy vimos que a Madu le estaban lavando unas niñas y tenía las piernas atadas, porque siempre intenta escapar.
Cruzar la calle es una tarea dificilísima. Cuando vamos en grupo, nos ayudan los nepalíes. Ni las motos, ni los coches ceden el paso a nadie, ni a la silla de ruedas, ni siquiera en un paso cebra. Cuando salgo solo a dar un paseo, yo no me atrevo a meterme en medio como ellos y tardo mucho en lograrlo. Cuando ya has empezado a cruzar tienes que resolverlo lo antes posible, estás en medio de un peligro de atropello inminente.
Nadie se pone el cinturón en los coches. El primer día, que yo me lo puse en un taxi, el chofer me miró como si estuviera loco. El casco en las motos solo se lo pone el que va conduciendo, el de atrás muchas veces lleva una carga asombrosa.
Un chico nepalí que ejerce de maestro para las niñas de Dididai, ha tenido ayer un accidente de moto y creo que tiene un hueso roto. Está en el hospital.
He pasado el día en una ciudad cercana, llamada Bhaktapur, de más de 70.000
habitantes. Me he ido yo solo, que ya me hacía falta algún rato de
independencia del grupo y he disfrutado mucho el estar a mi aire. Bhaktapur
está llena de templos por todas partes y es una maravilla por cualquier
parte. Como he dispuesto de mucho tiempo, me he metido por muchas callejas
hasta los lugares donde no hay turistas. El turismo es nepalí y japonés
principalmente.
Para entrar a las casas hay que meterse por un pasillo de techo muy bajo
que da a un patio, en el que muchas veces hay un templo pequeño y un pozo,
basura y vegetación.

Además de trasvasar agua, una de las cosas que más le gusta hacer a Madu es ir correteando, mientras con un brazo da sacudidas a una cuerda en cuyo extremo tiene atado un palo. Su mirada se concentra en el traqueteo del palo sobre el suelo. Buscando una posibilidad de comunicación con él, hoy me fabrique un utensilio como el suyo, pero yo lo hice con una cuerda nueva y muy bien atado. Me puse a correr a su lado, haciendo lo mismo que él y después de un rato le ofrecí mi artefacto como regalo. Pasado un tiempo observé que ya no lo tenía y supuse que se lo habrían quitado.
Kushal es un chico de 14 años a quien beca sus estudios en el colegio New Shrine una familia de Cantabria. Es un chico sensible y delicado, se le dan bien los estudios y el baile. J.L. nos había comentado que le ve triste, estuvo hablando con él. Kushal desearía ser adoptado por esa familia o que le llevaran a España a estudiar. Dice que sede ha hecho cristiano. A J.L. le mostro un cuaderno donde ha escrito sus sentimientos. J.L. le ha explicado que la adopción no es posible y que para que le den una visa de estudiante, necesitaría tener una matrícula en alguna universidad española y pasar una prueba de español. En cualquier caso, aún le faltarían 4 años para ello. Carlos piensa hablar con la familia que le beca, para saber realmente cuál es su disposición, qué es lo que les gustaría hacer.
En el orfanato hoy cayó una espléndida granizada. Los niños en lugar de refugiarse, disfrutaron empapándose y jugando con los granizos.
Nada más salir al exterior, Javier encontró un conocido suyo nepalí y nos le presentó, diciendo que hablaba muy bien español. Él nos habló en español y Carlos le preguntó, dónde se podía estudiar español en Katmandú y cuanto costaba. El hombre dijo el nombre de una universidad pública y que para los nepalíes el precio es realmente barato. Kushal, junto con sus compañeros de Siphol, estaba con nosotros y cuando dejamos a este señor, J.L. le tradujo a Keshab lo que podría ser de su interés.
En el taxi, Carlos me habló, valorando la posibilidad de cambiar de colegio a los niños becados por Ruta 6, ya que la dirección del orfanato había opinado que quizá si se ahorrase en alojamiento, al quedarse los niños en Bal Mandir, se podría conseguir un mejor colegio, lo que parece un argumento razonable. Comentamos el caso de Anup, de unos 7 años, esponsorizado por un nepalí que va a un colegio cerca de Bal Mandir. En opinión de Kalpana el colegio es muy bueno, pero muy caro. Nos quedaría por saber el precio, para valorar si el cambio de escuela podría llevarse a cabo.
J.L. nos contó en la cena, que ya tuvieron en ese colegio una niña y que con Sudip también se intentó que entrase, pero hacen una prueba de ingreso y no la superó. Yo dije que, claro, el colegio tiene buenos resultados porque, ya de entrada, selecciona a los buenos estudiantes. Aurora no ve claro que vaya a resultar positivo un cambio de colegio que suponga que los niños sigan viviendo en Bal Mandir, dice que en el colegio al que van los becados, además de mejor alimentación, tienen un seguimiento y estímulo para estudiar y hacer las tareas, del que carecen totalmente en Bal Mandir. También recordamos lo que se habló en la reunión de Ruta sobre Creative Nepal, respecto a los gastos que estaban teniendo. Visto desde aquí, todos compartimos la idea de que la asignación es muy escasa para lo que se espera de ellos y quizás se pretende exigirles demasiado a cambio de haber sido financiados en sus estudios.
A partir de la canción Happy de Pharrel Willians surgió una moda de hacer vídeos en los que van apareciendo sucesivamente personas que se mueven y avanzan al ritmo de la música. Desde muchos lugares del mundo se ha hecho algo similar. Carlos pensó en hacerlo con los niños de Bal Mandir y todos los que han participado lo han hecho encantados. En el show final, además de las danzas (8 bailes que van preparando con Laura, Kamala, Ram y Laxman) se proyectarán una serie de videos, el de Happy es el único que está terminado. Hoy estuve ayudando en la filmación de un corto en el que participan 4 niños, tres guerreros luchan contra un demonio. Los ropajes, cascos y atributos de cada uno, ya los teníamos listos. Los hicimos con planchas de foam, un material más rígido que la goma espuma, moldeado y pegado con pistola termoplástica. (Fue dificilísimo encontrar aquí las barras de silicona para ella). Sobre el guion, tenía Carlos unos apuntes iniciales y pensaba elaborarlo mejor en unos días, pero todo se precipitó porque el lugar de filmación estaba disponible hoy pero no mañana ni los siguientes días. Carlos tiene software para añadir efectos especiales y va a incrustar bolas de fuego que se lanzan los personajes. Le gustan los audiovisuales y se le dan muy bien.
Estoy aprovechando el viaje e ilusionado con los dos meses de India. Yo creo que es una experiencia que me va a venir muy bien y era el momento ideal de vivirla, aprovechando la jubilación. La separación de Yoli y de Pankito, ya sé de antemano que se me va a hacer muy dura y a ellos dos también, pero de todas formas ese cambio total de todas las rutinas y hábitos de vida es algo de lo que busco en este viaje: verme sometido a la incomodidad de lo que no es conocido ni previsible y estar con los cinco sentidos atentos a todo lo que vaya ocurriendo a mi alrededor.

Hoy conocí a una pareja que van a adoptar una niña de Bal Mandir. J.L. y el resto del grupo estaban convencidos de que se había cortado la posibilidad de adopción en Nepal, a partir de un documental francés, que descubría que había niños en los orfanatos nepalís que habían sido robados para ofrecerlos en adopción, como una forma de corrupción en la que estaba implicado algún orfanato. Dice J.L que hay más de 700 orfanatos en un país de 28 millones de habitantes. Me acerque un momento a la familia, les pregunté de dónde eran y me dijeron que de Austria; así que supongo que con algunos países Nepal mantiene acuerdos que posibilitan la adopción. Me dijeron que el viernes se llevan ya a la niña que estaba con ellos, de unos 3 años. Yo recordé el encuentro con Pánkaj en el Holly Cross, les conté que tengo un hijo indio y les dediqué mi mejor sonrisa de complicidad.
A Ritik, de 9 años, le felicité hace poco por lo bien que volaba su cometa. Corre descalzo, a toda velocidad, dando vueltas al patio y consigue elevarla muy alto. Por cierto, con mi cinta de carrocero siempre en el bolsillo, soy el reparador oficial de cometas. Otros niños me piden un poco de cinta para hacerse pulseras, máscaras, imitar tiritas que tapan supuestas heridas,... En este último caso, yo hago el papel de que me intereso mucho por sus lesiones.
Hoy Ritik cazó una libélula, la ató por el abdomen un hilo y la estuvo amaestrando. Luego me contó que la soltó y ella levanto el vuelo.
En esta ocasión, el taxi de vuelta a casa estaba sorprendentemente limpio y decorado con adhesivos de colores y tiestos con flores artificiales, también el taxista tenía un estilo que mezclaba con gracia lo distinguido y lo kitch.
Pashupatinath es el templo hindú mas antiguo de Kathmandú (año 400). Esta situado a orillas de un río donde se encienden diariamente piras funerarias. Alrededor hay cientos de templos pequeños y subiendo muchas escaleras se llega a un parque de árboles enormes, entre los que se ven muchos más templos. Junto a unos cuantos turistas extranjeros, acuden a la zona peregrinos hinduistas. Pasé un buen rato observando las piras desde el lado opuesto del río. Después de la primera impresión dramática de ver cadáveres ardiendo, parece que uno se va reconciliando con la muerte. No observé llantos ni expresiones de dolor. Me parece que la cultura y la religión hindú integran la muerte en sus vidas con más naturalidad.
Se han incorporado Tania (fotógrafa de viajes) y Eva, su amiga. Llegaron juntas en un coche lujoso. Parece ser que Tania, de unos 50 años, es bastante rica. Eva, de 40, es muy dinámica y ha contactado muy bien con los niños, incorporándose a los juegos y a las charlas, mientras Tania hacía fotografías. Por la mañana, enseguida todos los niños desaparecieron y estábamos extrañados. Pronto averiguamos que algún político u organización había venido a dar bolsas de ropa y golosinas a todos los niños. Estaban en el espléndido salón de actos (donde haremos el jueves el show final) y había cámaras de televisión. Al ver el jaleo de la pantomima, seguramente montada para lavar la mala imagen de los orfanatos nepalíes, nos escabullimos a la habitación de las niñas con problemas: Dididai. Kalpana dio la clase, ya que el maestro sigue ausente después del accidente de moto que sufrió. Estuvimos todo el grupo intercalado con las niñas dándolas cariño y las dos mujeres nuevas también.
Las dos parecen muy majas y creo que estarán a gusto en la situación. Tania traía una cámara buena de regalo para Jodish y él quedó alucinado y está aprendiendo a usarla. En mi opinión, habría sido más acertado regalársela a Creative Nepal en vez de a una sola persona.
Tania tiene una web con sus fotografías de viaje en Bután, Nepal, India Marruecos y más países. He estado ahora mirándolas y son bonitas, aunque muestran una realidad siempre amable. Si escribís en Google: Tania Abitbol, podréis echar una ojeada a la página.
A Tania, yo le he dicho que muy bien sus fotos, pero mi opinión es que al centrarse solo en la cara amable de los países por los que viaja, la realidad queda muy edulcorada. No aparecen ancianos, mendigos, mutilados, caos, suciedad, sufrimiento,.. Entiendo que es su opción estética, pero prefiero mil veces las fotos de Isabel Muñoz que también se adentra en lugares y culturas remotas. Vi una exposición suya con Paloma en Madrid con fotos y vídeos de prácticas religiosas de alguna secta musulmana que eran muy dramáticas.
Hoy hicimos el show final y salió todo muy bien. Vinieron a verlo niños de otro orfanato cercano Siphol. Ellos casualmente también habían hecho un vídeo Happy de Siphol. Cómo nos habíamos enterado hicimos una parodia como que en un supuesto certamen internacional de vídeos musicales habían quedado dos finalistas: Siphol y Balmandir y hoy un jurado decidiría el ganador. La cuestión se resolvió otorgando dos primeros premios. Gracias a la genialidad de Carlos con los vídeos hubo imágenes muy impactantes. Comenzamos con imágenes de un telediario nepalí, tal como es en realidad aquí, y cuando aparece el locutor es uno de los niños y luego otro, hablando en nepalí de lo que va a poder verse en el show. Estas grabaciones se hicieron ayer con una tela verde por detrás, sobre la que, luego en la edición, se coloca sobre el color verde, cualquier imagen; en este caso, imágenes de las noticias. Es una técnica de vídeo llamada croma-key. Otro vídeo, incluye al principio imágenes sacadas de Google Earth, se ve el planeta girando y el acercamiento vertical hasta llegar a Nepal, Kathmandú y Bal Mandir, hasta se ve el patio central. Este3 plano enlaza con un plano cenital, tomado con esa cámara que se activa desde un móvil, la Go Pro, suspendida del cielo.
Bailes y vídeos se sucedieron con agilidad, hasta que se cortó la luz, cuando se estaba proyectando el vídeo Happy de Bal Mandir, que era el último. Finalmente con un generador, se consiguió proyectarlo hasta el final. Los niños de ambos orfanatos disfrutaron de lo lindo.
A la comida vinieron los gerifaltes del orfanato y volvieron con su insistencia de que el dinero de las becas se entregue a la dirección, se abandone ese colegio y los becados sigan residiendo en Bal Mandir. J.L. decía una y otra vez lo mismo, que no depende de él la decisión sino de Ruta.
Como la comida la pagó el proyecto, el director nos ha invitado mañana a cenar en el orfanato con los niños.
Hoy antes de la cena, estuvimos como invitados en una reunión de Creative Nepal. Jodish presentó las cuentas, explicaron sus gastos y presentaron la idea de que sean ellos quienes gestionen también las becas de los menores. Queda abierta la posibilidad de que los becados vayan a otro colegio sin ser internos, si es que las condiciones de higiene, comida y atención mejoran en Bal Mandir, tal y como dice proponerse la nueva dirección que afirma que va a llevar a cabo esta mejora. Si se mantienen en el colegio al que van ahora, Creative piensa que pueden negociar mejores condiciones y si no podrían escoger otro colegio. Desde luego, ellos dan más confianza que la directora del colegio o que la dirección del orfanato, así que a todos los españoles nos pareció bien la idea. Ya veremos qué opina Ruta 6.
En la cena de despedida hemos estado con los niños, primero el director del orfanato dijo unas palabras de agradecimiento al grupo en inglés y nos puso la tika en la frente, luego habló Javier en nepalí y los niños aplaudían mucho. Hemos comido sentados con ellos, su misma comida (que hoy era especial) y hasta bebí un traguito de agua. La única diferencia era que nuestra bandeja metálica tenía tenedor y ellos comían con los dedos. De postre la tarta que habíamos traído. Los niños estaban muy excitados con las despedidas queriendo hacerse fotos con nosotros y con cada uno. Con los besos finales muchos lloraban. Me pedían que volviese el próximo año. Cuando salimos afuera, quedaban las despedidas de los mayores, como éramos tantos se hacían interminables. Aunque ha sido todo muy emotivo, estoy con un gran agotamiento emocional.
Tengo que agradecer a J.L. y Aurora que me hayan proporcionado la oportunidad de vivir esta experiencia que estoy seguro de que marcara un antes y un después en mi vida.
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Varanasi

Varanasi


Localización: India India Fecha creación: 25/11/2014 09:49 Puntos: 0 (0 Votos)
INDIA
Es la tercera vez que vengo a India. La primera vez vinimos Yoli y yo en 2001, para adoptar a nuestro hijo Pánkaj, que tenía entonces 7 años, en el orfanato Holly Cross de Delhi. Regresamos los tres juntos en 2008, e hicimos un viaje de 21 días pasando por Bombay, Goa, Hampi, Gokarna, Cochín y Trivandrum. En esta ocasión vengo yo sólo para una estancia de 2 meses. Después de haber pasado ya un mes en Nepal. Entro en el país volando de Kathmandú a Varanasi.
Varanasi
He llegado hace poco a Benarés. Cogí el taxi con prepago desde el aeropuerto. Se tarda bastante en llegar a la ciudad, pero se nota el calor y el pulso indio. Hay mucho bullicio, suenan los claxon de continuo. Sorteamos motos, bicis, ricksaws, vacas, búfalos y muchísima gente ocupada en miles de actividades por todos lados. El taxi me dejó un poco lejos de la pensión, pero la encontré enseguida. Es muy cutre. Primero me ofreció el dueño, la habitación que dijo que yo había reservado por 800 rupias, y luego me enseñó otra algo mejor, con ventana y baño por 1000 rupias, unos 13 euros. Me quedé en la mejor. La pensión está situada en una zona de callejas estrechas dónde no hay apenas tráfico así que comparando la zona con la calle donde me dejó el taxi es un oasis de tranquilidad. Al salir a conocer el entorno he visto un hotel con buen aspecto y pregunté el precio. 3000 rp. la noche, unos 40 €, el triple y me ha parecido demasiado sibarita para empezar. Estoy en una terraza y me acaba de llegar la cena, así que hasta pronto.
Voy aprendiendo que Varanasi, situada en la ribera del Ganges, tiene más de 4000 años de antigüedad, que aparece descrita en los textos sagrados. Quiero hoy, como le ocurrió a Brahma al llegar a esta ciudad que una de mis cuatro cabezas consiga el descanso. Llegan aquí millares de peregrinos, muchos de ellos enfermos y ancianos ya que, según la creencia, si se muere aquí, consigue uno liberarse del ciclo de las reencarnaciones.
He conocido a Babu, me atiende en el café y me ofrece un paseo en barca por el Ganges al amanecer. No es caro y el chico de 20 años me ha caído bien. Le pido consejo sobre dónde comprar un teléfono y se ofrece a acompañarme cuando yo quiera.
Todavía no sé dónde iré el viernes. Veo posibles ciudades con aeropuerto: Bhubaneshwar, Vishakhapatnam, Vijayawada. Tengo que investigar posibilidades y precios. Después de una de estas, ya iré hacia el sur por la costa este. Hacia Madrás y Auroville. El móvil me costó 4000 rupias. Cuando intento descargar la aplicación de Whatsap, me dice que no tiene espacio suficiente. Creo que el problema se arreglaría moviendo aplicaciones de la memoria interna a la tarjeta, pero no consigo hacerlo y el de la tienda tampoco.
He estado la mañana navegando por el Ganges con Babu, viendo amanecer desde una barca de remos. Es precioso.
José Luis me dio el número de teléfono de Álvaro Enterría, autor del libro La India por dentro, y le he llamado. Quedamos a las 4:00 en el Assi Ghat. Le dije que me reconocería por mi camiseta roja y el contesto que llevaría puesta su Kurta, su barba blanca y su calvicie. Nos encontramos y fuimos a tomar un café y charlamos animadamente de J.L., de mi viaje, de India, de él, de mí y de nuestras familias. Aunque yo le había contado que hoy había visto amanecer desde el río, él me propuso un paseo en barca. Dijo que seguro que me gustaría también ver el sol poniente. Ambos son momentos impresionantes. Se ve el sol como una gran bola de fuego, de rojo intenso que tiñe el cielo y el vibrante agua del ancho río. Es precioso. Cuando el sol estaba comenzando a desaparecer, Álvaro se quitó la ropa, se quedó en calzoncillos y se lanzó de cabeza al agua. Mientras yo me desvestía, la barca se mecía en medio del río. Quedaban unos 100 metros para alcanzar la otra orilla. No lo habría hecho de haber ido yo solo, pero al verle, no lo dudé e hice lo mismo, me lancé de cabeza. Me esperaba la sensación purificadora de sumergirme en las templadas aguas del río más sagrado. Fuimos nadando despacio hasta llegar a la otra orilla, -la playa, dijo él. En la barca quedó sólo el remero que se acercó también lentamente hasta encallar en el arena. Cogimos la ropa de la barca, aunque no era, de momento para vestirnos; Álvaro quería algo que extrajo de un bolsillo de su pantalón. Era paan que me enseñó a masticar despacio poniendo la mezcla de hojas con algo más duro en un carrillo. Me explicó que el hábito de algunos indios de masticar el paan y escupir algo rojo, se debe a que lo mezclan con tabaco, lo que nosotros no hicimos porque a él le gusta más así. Estuvimos sentados en la arena, mascando y mirando el majestuoso paisaje de la ciudad que se extiende en la otra orilla, mientras nuestros cuerpos se secaban con la suave brisa. Nos vestimos, yo dejé el calzoncillo húmedo en mi mochila y regresamos en la barca. Pagamos a medias al barquero. Álvaro me contó que el mejor paseo por la ciudad es siguiendo la ribera por los sucesivos ghats (unos 6 Km.). Aunque algunos están inundados de barro, por las riadas, siempre se consigue esquivar esas zonas de alguna manera. Fuimos andando y conversando de nuevo sobre India, España, política, cultura, religión. Es un gran conocedor de la cultura India en todas sus facetas. Por el camino respondía en hindi a quienes ofrecían algún servicio. Me dijo, que en su opinión, sería muy positivo para Pánkaj que aprendiera el hindi, que eso le abriría posibilidades si en el futuro quisiera venir a India. Me dijo que el siempre habló en español a sus dos hijos y ahora tienen las dos lenguas. Llegamos caminando al ghats principal donde se estaba celebrando una ceremonia en la que cinco o más muchachos movían unas figuras doradas que representan una serpiente sobre un cuenco con fuego. Suenan gongs y los cientos de peregrinos indios, que participan del ritual, corean mantras. Me explica Álvaro que si en occidente la serpiente es un símbolo maléfico, aquí, por el contrario simboliza la protección de lo sagrado.
He quedado con él el jueves por la tarde en su librería y editorial: Indika Books, donde él mismo realizará una puja.
Desde la terraza donde desayunaba, vi como montaban en fragilísimo andamio con ramas de bambú atadas con cuerda de cáñamo, que alcanzó una altura de cuatro pisos. La forma es como una escalera con dos piezas verticales larguísimas. Cada larguero se construyó atando varias ramas entre sí. Luego ataron unos pocos travesaños a los largueros, que servían de escalones pero muy distantes entre sí. Y ahí, poco a poco se encaramaron dos pintores con sus brochas y botes de pintura, sin casco y sin ataduras de seguridad.
Cómo no lograba sacar el billete para el vuelo a Bhubaneswar, porque al realizar el pago con mi tarjeta, me pedía un código de confirmación que habían enviado por SMS a mi móvil perdido, he ido a una agencia y me lo han sacado al mismo precio que yo había visto y sin comisión. Además me informo el chico de que para el tren que tengo planeado tomar el 27, hasta Chennai, no había plaza. Hay que reservar hasta con un mes de antelación. Pero, me dijo que si voy a la estación, seguramente encontraré allí billete.
Cuando contaba cómo era el andamio que había visto, no podía imaginar otro aún más endeble, pero el que he visto hoy sólo tiene los travesaños, unidos por cuerda. He recorrido todos los ghats. Un niño secaba sus ropas en una pira funeraria. Otros jugaban con sus cometas, intentando derribar alguna. Unos hombres colocaban montones de leña y otros iban cortando trozos con mazas y cuñas. Luego me metí por las callejas hasta perderme, pero es fácil volver a orientarse preguntando por el río. Las callejas son un mundo fascinante, donde no hay tiendas, solo vacas, cabras, gallinas y la gente haciendo su vida cotidiana y sus prácticas religiosas. Seguí caminando hasta donde me dijo Álvaro que está su librería. Es una zona comercial, llena de tiendas pequeñas, muchísima gente que intenta venderme algo y ricksaws que ofrecen sus servicios. Entré a la librería como un refugio del calor y del jaleo. Miré los libros que edita Indika, pero no compré ninguno a la espera de que Álvaro me recomiende alguno mañana. Le dije al librero que soy amigo de Álvaro y que volvería mañana. Le pregunté cuanto costaba un ricksaw hasta mi hostal. Me dijo que 40 rps. Al salir le pregunté a uno cuanto me cobraría, me pidió 150, le dije que pagaba 40 y aceptó. Disfruté del recorrido y al final de di 100.
Tomé una vista panorámica de 360º en video de mi habitación y descubrí, que comparto mi espacio con otro inquilino que apareció imprevisiblemente al final de la toma: un abejorro.
Álvaro me comentó que le gustaría encontrar algún modo de apoyar a una escuela sin medios, dedicada a enseñar el recitado védico. Me cuenta que la tradición oral de los Vedas, tenía un buen número de variantes en su forma ritual de recitación, de las cuales, en la actualidad se conservan sólo ocho dispersas geográficamente y que están en peligro de extinción. Esta escuela de Varanasi es la única en la que se enseñan las ocho formas. Los Vedas son textos sagrados compuestos mucho antes de ser escritos, que se dividen en 4 libros, e incluyen partes en verso y en prosa. Son himnos, ofrendas, plegarias, encantamientos, descripción de procesos rituales,…
Algunos mendigos, shadows y niños pequeños se acercan a veces con la mano extendida, y se retiran sin más a la primera negativa; quienes tienen barca, o ricksaw te preguntan si quieres sus servicios y como hay muchísima oferta la petición se hace insistente. Los más pesados son los chavales "buscavidas" que quieren llevarte a que visites una tienda donde supongo que tienen comisión. Por ser la fiesta del Diwali, hay mucha más gente y montones que duermen a la orilla del río. Para evitar ese acoso me fui a pasear por el río en la dirección opuesta a la habitual que te lleva por suelo de tierra fuera ya de la ciudad. Disfrute un poco de la tranquilidad. De vuelta me encontré a Shiva, de 27 años, que tiene una barca. Ya había hablado con él otro día. Tiene una expresión serena y un trato muy agradable. No intentó ofrecerme su barca; estuvimos hablando un buen rato y luego le pedí que me llevase a dar una vuelta por el río en la noche. Mientras remaba, estuvimos hablando de su familia, de cómo llegó a tener la barca y de su oficio de barquero. Me dejó remar un rato, pero enseguida le devolví los remos porque se estaba creando un atasco en la navegación fluvial.
He comprado en Indika 3 libros. Un diccionario inglés – hindi, una versión abreviada del Mahabarata y una colección de cuentos indios traducidos al español por Álvaro. Estuve tentado de comprar un libro titulado Varanasi, que contiene varios artículos sobre la ciudad, editado en español también por Indika, pero entonces pensé en el peso de los libros que estaba añadiendo a mi equipaje y abandoné la idea.
La librería de Álvaro en Assi Ghat, es un pasillo estrecho pero lleno de libros hasta el techo. Está especializada en ensayo sobre la India: lengua, cultura, religión, antropología... Los cientos que tratan sobre yoga y meditación tienen el aspecto de estudios serios y no se parecen a los conocidos libros de autoayuda orientalista. Por ejemplo, de Osho, aunque tiene algún libro, a Álvaro no le gusta su estilo, le parece un montaje para ganar dinero. Cuando estábamos hablando, se presentó un chico joven español, Josep Rodes, que vive en Alemania y dijo que había leído los libros de Álvaro. La editorial Indika Books, también edita libros de cómic sobre cuestiones indias. Este chico sacó su carpeta de dibujos para enseñarle a Álvaro y contó que va a estar bastante tiempo en Varanasi, dibujando y se ofrece a colaborar en cuestiones de cómic, o ilustraciones. La editorial tiene, por ejemplo, el Mahabarata en cómic en tres tomos. Muy maja pinta el chico y los dibujos también. Cuando le conté mi plan de viaje me recomendó, como ya lo había hecho Álvaro, que fuese a Madurai.
Hoy Álvaro, había hecho venir a un pandit para celebrar una puja en cada una de sus dos librerías. El Pandit (una especie de sacerdote) se sentó en el suelo en la entrada y Álvaro frente a él. Yo me quedé en pie detrás. El pandit, colocó estatuillas, cuencos con pigmentos, agua, hojas, hierbas, arroz, plátanos y dulces., Luego se los pasaba a Álvaro que tenía que recibir y volver a ubicar en determinados sitios. El Pandit recitó salmodias mientras movía el fuego. Puso la thika en la frente a Álvaro y luego a mí también. En un momento había que acercar las manos al fuego y luego mesarse los cabellos.
Antes de la segunda puja, Álvaro quería pasar por su casa y me invitó a pasar. Es una casa humilde, sin vistas, pero bonita, Me presentó a su mujer india que estaba en cama, con alguna dolencia y a sus dos hijos que jugaban a videojuegos. Por último me ofreció beber agua, dijo que filtrada, de un botijo, (el tiene familia en Potes) Pero hay que reconocer que tiene mérito haber conseguido llevar hasta allí un botijo. Después de un traguito, me despedí para no invadir excesivamente su intimidad y ya no fui a la segunda puja.
Le dije a Mr Mishra, quien está a cargo de la Isham Guest House donde me alojo, que escribía para Trip Advisor y, a partir de entonces, me ha tratado con más deferencia.
Algunos niños se acercan a decirme algo y en el momento de marcharse me piden 10 rupias. Les digo con gesto ceremonioso: -A Shiva no le gusta nada que pidas dinero; si lo vuelves a hacer la mala suerte caerá sobre ti. Y enseguida se alejan algo temerosos, aunque yo entonces les sonrío para que se les pase el miedo.
Poco antes de dejar Varanasi para dirigirme al aeropuerto, conocí a 4 chicas mejicanas, que disfrutan de una beca de estudios en Delhi durante 6 meses y van haciendo salidas de fin de semana para ir conociendo más lugares en India. Me uní a su mesa durante el desayuno y estuvimos charlando un rato.
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Bhubaneswar

Bhubaneswar


Localización: India India Fecha creación: 25/11/2014 10:27 Puntos: 0 (0 Votos)
Bhuvaneswar
El vuelo de Varanasi a Delhi salió con 1 hora de retraso, así que al llegar fui a la carrera para tomar el vuelo a Bhubaneswar, pero no hubo problema porque éste también se había retrasado. Llegué sobre las 10 de la noche al hotel en que había reservado por teléfono. Rellené la ficha, di un vistazo rápido a la habitación que no me gustó nada y pagué pensando que me quedaría sólo una noche. Dejé las mochilas, la habitación estaba llena de mosquitos y al otear el baño, lo vi sucísimo. Salí para visitar un hotel cercano con buena pinta. Era el hotel Pushpak y me gustó, me inscribí para el día siguiente. Al volver a mi pocilga le dije al jefe que me iba, que me conformaba con que me devolviera 400 rps de las 450 que le había pagado. Me ofreció una habitación mejor, sin mosquitos, un poco más grande. Me la enseñó y me insistió tanto en que me quedara que así lo hice. Me acosté en mi sábana y mi toalla, para no tocar ninguna superficie.
A las 8:00 de la mañana estaba ya en el Pushpak desayunando. Es un hotel agradable, he pagado 2900 rps por dos noches. La señal wifi es fuerte, la atención buena y tengo habitación y baño limpio, sillón y mesa, tv. En fin perfecto.
Cogí un autoricksaw hasta la estación de tren. Aquí los chóferes no hablan inglés, pero te dicen que sí y luego paran para que yo le explique a otro adonde quiero ir. En la estación saqué billete con litera para el 27 de octubre, sale a las 21:25 de la tarde y llega a Chennai a las 17:15, lo que hace un total de 20 horas.
Al salir he tomado otro autoricksaw y le he pedido que me llevara a hacer un recorrido visitando templos, que están muy dispersos por la ciudad. En todo el recorrido no he visto ni un solo extranjero, los pocos visitantes que había en los templos eran indios. Mi chófer se llama Pradeep. Me he enterado porque se lo he preguntado en hindi. –Tumara nam kia eh?, ya que no sabe nada de inglés y en hindi también le he dicho mi nombre. –Mera nam Alberto eh. Él no me entendía los nombres de los templos que yo decía porque los había visto en mi guía, y yo no le entendía a él lo que me decía, pero siempre le contesté que sí. He disfrutado del frescor del viento en el ricksaw y he sufrido el calor de la mañana india mientras veíamos los templos. Son templos hinduistas, de piedra tallada, llena de estatuillas y arabescos de forma que no queda ni un centímetro cuadrado sin motivo. He visto tantos que ya estaba saturado, pero el último conjunto me encantó, son cuevas excavadas en la piedra, como las iglesias rupestres de Valderredible, y con un estilo indio más sencillo. En un puesto callejero pedí plátanos con un billete de 10 rps. en la mano y me dieron 5 pequeños. Luego le pedí que me llevará a un restaurante, con gestos de comer. La verdad es que no había visto ninguno en todo el recorrido que fue muy largo. Él no me entendió porque me llevó a la estación de tren de donde habíamos salido. Y ya ahí le pedí que me llevara hasta mi hotel, donde tienen restaurante. Había buffet libre y me serví un poco de todo, algunas cosas eran picantes pero todo estaba muy rico.
Como casi nadie hable inglés, hice un dibujo de un autobús y una flecha con el nombre de Puri y me sirvió para que me fueran indicando el camino hasta la parada del bus para Puri y cogí uno bueno, con A/C (aire acondicionado) por 100 rps. La distancia a recorrer solo son 58 km pero se tardan más de 2 horas, sobre todo en los atascos de entrada y salida de las dos ciudades. Puri tiene unos 130.000 habitantes, pero es grande. Empecé a caminar desde donde me dejó el autobús, e iba preguntando por la playa. Finalmente tome un ricksaw hasta avistar la costa. Iba con dudas de que me hubiera entendido.
Puri tiene una larguísima playa con un paseo lleno de puestos de cocos y comida. Tanto el mar como la playa como el paseo estaban llenos de gente india. En la playa había camellos engalanados que ofrecían para pasear. El fuerte oleaje despertaba gritos de susto y admiración pero no intimidaba a los bañistas. Al otro lado de la calle, muy transitada, hay hoteles y casas de veraneo. Estuve paseando un rato hasta que el calor hizo que aumentase mi tentación de darme un baño de mar. Tenía miedo de dejar mi mochila, mis gafas y mi ropa abandonadas en la arena durante el baño, así que le pedí a un hombre que me las cuidara mientras me metía al agua. El agua estaba buenísima, limpia y con oleaje. Al salir del agua el señor entró en conversación conmigo. No quería pedirme nada, sólo charlar. (Esto es algo que me suele pasar a menudo). Me dio indicaciones para coger el autobús de vuelta. Seguí paseando hasta el final de la calle, aunque la playa debe seguir interminablemente.
Entré en un re3staurante que ponía A/C en la puerta. Lo que tenía eran ventiladores. Pedí una botella de agua, que me trajeron abierta, pero tenía tanta sed que me bebí un buen vaso. Después de comer y disfrutar de beber un lassi, cogí un autoricksaw hasta un autobús que salía y paró justo para cogerme. No era A/C lo que no importa porque con las ventanas abiertas y la marcha se va bien fresco. Este me costó sólo 45 rupias.
He reservado por teléfono tres noches, los días 28, 29 y 30 en la YWCA Guest House de Chennai que vio Yoli recomendada en un foro de viajeros.
Mi último día en Bhubaneswas lo pasé ya sin habitación de hotel. Salí a pasear, lo que se hace muy difícil en estas calles pues la acera, a veces, está muy ocupada y otras no existe y andar por la calzada es peligroso por el continuo tráfico. De vez en cuando, me desviaba por callejas casi sin tráfico, pero con mucha vida. En una peluquería entré en conversación con quien estaba siendo afeitado a mi lado. Como casi todos los indios que se acercan a hablarme, se presenta y quiere saber de dónde soy, a qué me dedico y me comenta algo del fútbol español. Aquí, no se por qué, los partidos del R. Madrid – Barca, aparecen en los periódicos. Muy amable conmigo, se despide deseándome buena suerte en mi viaje.
A la pregunta por mi oficio contesto siempre que soy maestro, porque aquí nadie entiende lo de estar retirado. También preguntan por la religión que profeso, pero no esperan la respuesta, enseguida quieren hacerte ver que ya saben que eres cristiano, por supuesto. Si intento explicar algo distinto, el desconcierto es tal, que enseguida me vuelvo atrás y me convierto de nuevo. Encontré por la calle a un joven con quien ya había hablado en el restaurante del hotel y charlamos un rato.
Llegué hasta la puerta de un museo, pero estaba cerrado. Allí conocí a un holandés de mi edad que también viaja sólo. Pasará dos meses en el estado de Orisha. Le pregunto por algún sitio parta tomar un café porque no he visto ninguno en la ciudad, pero él tampoco.
Me aventuro a alejarme más de las proximidades de mi hotel y descubro una zona mucho más tranquila de edificios institucionales, universidades, colleges, un campo grande donde unos chicos juegan al cricket. Un grupo de chicas uniformadas han salido de un colegio y se apiñan alrededor de un puesto ambulante de mercería. Veo edificios en construcción que están ocupados por gente que vive en ellos, sus enseres y su ropa tendida. He podido hacer una caminata larga y sin impedimentos.
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Mercurio  mercurio  08/12/2014 21:22
Enhorabuena Alberto por tu larguísimo relato. Intuyo que todavia estás por India y el diario continuará hasta el final. Gracias por compartir tu experiencia. Si te animaras un poco más, unas cuentas fotos seria el complemento perfecto. Tus informaciones son útiles para futuros viajeros por la zona.
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Abdelkrim
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Fecha: Sab Abr 06, 2024 08:15 am    Título: Re: Viajar a India: Dudas, Consultas generales

Es una buena pregunta. Yo siempre viajé sin nada reservado pero con tiempo de sobra, para estar seguro de poder alcanzar determinados objetivos aún en el caso de que las circunstancias me retrasaran. Lo que pasa es que de eso ya hace demasiado tiempo, y las condiciones han cambiado. Supongo que ahora es bastante conveniente reservar con antelación los billetes de tren, o los vuelos internos si preferimos volar. Pero el tema de los alojamientos es diferente, yo creo que lo ideal es verlos personalmente antes de cogerlos, porque los indios pueden llegar a ser muy marrulleros a la hora de no...  Leer más ...
DelfínAguilas
DelfínAguilas
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16-03-2023
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Fecha: Dom Abr 07, 2024 08:29 am    Título: Re: Viajar a India: Dudas, Consultas generales

Muchas gracias. Me alegra que las temperaturas bajen por la noche, he viajado por varios países asiáticos pero siempre en verano. Es la primera vez que me decido hacer el viaje en invierno y si hace frío mucho mejor que el calorazo que he pasado muchos veranos...Lo de ver los alojamientos antes también es buena idea. En cuanto a reservar o no me preocupa que me quede lejos de las zonas de interés, de modo que espero opiniones sobre reservar o no sobre la marcha. Gracias.
Abdelkrim
Abdelkrim
Dr. Livingstone
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03-04-2008
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Fecha: Dom Abr 07, 2024 08:40 am    Título: Re: Viajar a India: Dudas, Consultas generales

Si no son muchas las ciudades que vas a visitar, quizá aquí en el foro encuentres para cada una referencias de alojamientos fiables y céntricos. En mis tiempos, ir sin referencias a los sitios era arriesgado; muchas veces tuve que peregrinar por varios alojamientos hasta encontrar uno en el que me quisiera quedar ya que encontrarlos sucios y descuidados era casi la norma, incluso muchos que no eran exactamente baratos en las ciudades más grandes. Las excepciones también existían, hoteles familiares escrupulosamente limpios y bien atendidos, pero eso era siempre en ciudades pequeñas. Y...  Leer más ...
DelfínAguilas
DelfínAguilas
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16-03-2023
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Fecha: Lun Abr 08, 2024 09:52 am    Título: Re: Viajar a India: Dudas, Consultas generales

Sí, quiero mirar alojamientos por aquí también, pero la pregunta es si es posible encontrar buenos alojamientos en febrero buscándolos sobre la marcha o por el contrario merece la pena reservar con antelación...
spainsun
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29-09-2002
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Fecha: Sab Abr 20, 2024 11:48 am    Título: Re: Viajar a India: Dudas, Consultas generales

Estos días estamos viendo los videos de las elecciones que acaban de iniciarse en India y una de las cosas que me ha llamado la atención es que sacan mucho un video de unos funcionarios transportado las urnas y cruzando un río descalzos. Si bien esa imagen es cierta, es un hecho anecdótico y tergiversa la imagen que podemos sacar sobre la realidad del país. India está conectado por ferrocarriles y carreteras. La autopista que une Delhi y Agra tiene 240km con tres carriles en ambos sentidos. Pero eso no vende como noticia. Si quereis podeis echa una ojeada a este video con bastantes...  Leer más ...
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