Tanzania - Gombe NP, Mafia y safaris del norte ✏️ Blogs de Tanzania

A las 6:30 me levanté de la cama. No servían el desayuno hasta más tarde. Me bajé a la calle, cogí un tuk tuk y me llevó a la lonja. En realidad me dejó cerca de allí porque justo en ese momento salía la presidenta del país del palacio presidencial que se encuentra muy próximo a la lonja, y estaban todas las calles cortadas por lo que acabé antes haciendo el último tramo andando.

La lonja es un espectáculo de colores, gente y sobretodo olores. Tiene diferentes secciones, en unas limpian el pescado, en otras cocinan, en otras lo subastan...



Fue a esta última donde me dirigí. Obviamente era el único muzungu en toda la lonja.
Todo el mundo me miraba, incluso me preguntaban si quería pujar, a lo que yo les respondía que no. Estuve paseando una media hora por allí, intentando soportar el olor. Agradecí no haber desayunado nada.


Llegué al hotel y desayuné. Era buffet libre. No estaba mal del todo, pero tampoco era el mejor del mundo. Cuando acabé, bajé a la calle a ponerme más datos en la tarjeta SIM, me estaba quedando sin, cambié 100€ al mismo cambio que la vez anterior, y me subí a la habitación a ducharme.
Poco tiempo después me recogió el conductor de Bolt que me había recogido el día anterior, con el que había quedado nuevamente.

Me llevó al aeropuerto, facturé, esperé en la sala de embarqué, y finalmente cogí el vuelo a Arusha con parada en Zanzibar. El precio era de 54 €.
Al llegar a Arusha había un conductor que me había enviado Joshua que me llevó al Mambo Arusha Hostel (a unos 40 minutos del aeropuerto). Me cobró 20000 TZS. Llegué sobre las 16h al hotel, pero hasta las 17:15h no me dieron la habitación. Justo ese día estaban instalando las mosquiteras en la cama, y como habían hecho un check out tardío en mi habitación, no les dio tiempo a tenerla lista antes.
La verdad es que no me importó pues la recepción era muy agradable y tenía buena conexión.
Descansé un poco y cené allí. No había nada por la zona para hacer ni cenar.
El hotel costaba 21 USD la noche y la cena 5 USD. Estaba muy bien, muy tranquilo y la anfitriona Nam, es muy atenta y te ayuda en todo lo que puede.
Tampoco tardé en dormirme pues al día siguiente me tenía que levantar a las 7.
Me recogían para empezar los safaris.

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Hoy empezaban los safaris.
En un principio iba a visitar Tarangire, Serengeti y Ngorongoro. Comentar varias cosas. Mi amigo Joshua me había pasado un planning con lo que se haría cada día.
¡IMPORTANTE! Muchas agencias turísticas venden dos días en Serengeti pero la mayoría de veces se trata en realidad de 24 horas distribuidas en dos días. Se suele llegar sobre las 14/15h, y se abandona el parque el día siguiente, sobre esa misma hora. Las entradas en los parques van por días, por lo que si se están 25h habrá que pagar dos días de parque. Así, las agencias “engañan” a muchos turistas y luego vienen las sorpresas y desilusiones. Así mismo, en Ngorongoro, para bajar al cráter tenía contratado un día y tan solo 6h.

A las 8 de la mañana me recogió puntualmente un guía (cuyo nombre no recuerdo), y me llevó a un centro comercial, donde otro conductor me recogería y me llevaría a Tarangire a unas 2:30h. En el camino, me comentó que el plan había cambiado, ya no visitaría Tarangire sino el lago Manyara. En un primer lugar me pareció hasta mejor, pues vería algo diferente, ya tendría tiempo de ver las llanuras de Serengeti, que tenía entendido que era parecido a Tarangire.

También me dijeron que compartiría el coche con otras tres personas, cosa que si que me había advertido Joshua. Lógicamente tenía que compartir pues los precios para una persona sola son desorbitados.

Tras más de dos horas llegué a la entrada de Manyara, y esperé unos 15 minutos hasta que un coche de safari salió del parque y me recogió.
Me uní así al grupo formado por Gemma y Simon, una pareja de una chica española y un chico inglés, y Valerie, una chica francoespañola. Los cuatro hicimos muy buenas migas y sin duda la buena relación marcaría el safari. Un grupo con gente que no sea nada afín puede resultar en una mala experiencia de safari.

Nuestro guía se llamaba Abdul, y era también muy simpático y profesional.
Comenzamos a adentrarnos en el parque natural, donde ellos ya habían estado explorando un par de horas. Abdul nos comentó que debido a las lluvias del año anterior, el nivel del lago había crecido demasiado, y no había dado tiempo en esa estación seca a que bajase a su nivel habitual (nos estábamos adentrando ya en el comienzo de la estación húmeda, por lo que no puedo imaginarme qué iba a pasar en el lago ese año). Debido al incremento del nivel del agua, muchas zonas estaban inundadas, muchos caminos estaban cerrados, y muchos animales no había migrado al lago Manyara ese año. Me sentí un poco engañado, pues en un principio mi safari debía haber sido Tarangire, el cual me habían comentado los chicos que habían ido el día anterior, y había sido increíble.
Vimos al poco tiempo un elefante aislado y unas jirafas. Era verdad que no había muchos animales, aunque si gran variedad de pájaros. Paramos a comer tras ver un búfalo en avanzado estado de descomposición.



Estuvimos debatiendo porque el resto del grupo prefería salir del parque y realizar otras actividades, como visitar un campamento masai. Yo era una actividad que tenía contratada para mi último día por lo que no quería pagarla otra vez. Era partidario de seguir un poco más en el parque. No era el primer safari que hacía y sabía que en la naturaleza a veces los animales se hacen esperar, y cuesta verlos, no es un zoológico.

Abdul nos dijo, tras casi media hora parados en el coche, que seguiríamos con el plan establecido, que el confiaba en que viésemos animales.
Fue al cabo de un rato, cuando volvimos por la senda donde estaba el búfalo muerto y Simon divisó una manada de leones que estaban a la sombra. Habían estado comiendo del búfalo pero debido al calor estaban a la sombra descansando.


Digamos que ese avistamiento salvó el día, y abandonamos el parque camino al camping medianamente satisfechos.
Dormimos en un camping público con bastante buenas instalaciones. El cocinero que nos acompañaba, Bonge, cocinaba realmente bien y en abundancia.
Me dí una ducha de agua templada (no salía caliente), y fui a unirme a mis compañeros a beber cervezas hasta que estuviese la cena lista.La verdad es que fue una tarde muy muy agradable conversando de nuestras vidas.
Tras la cena, los jóvenes que cuidaban del camping dieron un espectáculo de baile y acrobacias. Finalmente nos fuimos a dormir sobre las 23h. Al día siguiente se unían a nuestro grupo dos nuevas integrantes, por lo que teníamos que esperar alrededor de las 8 de la mañana que sería cuando viniesen. Tras eso iríamos a Serengeti, a unas 4h.

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Salimos sobre las ocho y media del albergue de Manyara.
Habían llegado ya las dos nuevas integrantes del grupo, e íbamos más apretados en el coche. Tuvimos que dejar las maletas y coger tan solo una bolsa pequeña con lo esencial para los siguientes días. Metí la ropa de abrigo que había cogido para la noche en el Simba Campsite de Ngorongoro. El camping se encuentra a una altitud aproximada de 2900 m.s.n.m, por lo que de noche refresca. Aún con la ropa de abrigo, no fue un problema hacer una mochila ligera.

Comenzamos la ruta de 4h hasta la entrada de Serengeti. Sin embargo al poco tiempo se entra en la reserva de Ngorongoro (hay que atravesarlo si se va desde Arusha) y se paga ya la primera vez (no sé la cantidad exacta que se paga porque como he contado antes le pagué a Joshua por todo el tour).
Contar como curiosidad que si se decide coger el bus que va desde Arusha al lago Victoria, hay que pagar igualmente la tasa de entrada aunque uno no se detenga en el parque nacional.
Continuando la ruta pasamos por algunos paisajes realmente bonitos. Es común encontrar durante todo el trayecto masais con los rebaños. Pueden estar en la reserva pero no en los parques. De hecho, paramos un momento porque había un niño pidiendo en la carretera comida.
Gema le dio unas galletas que llevaba, y el niño se fue a la siguiente ventanilla a pedir más. Estábamos hablando y de pronto le cogió el teléfono móvil a través de la ventana a Valerie y salió corriendo. Simon y yo reaccionamos rápido y nos bajamos del coche y echamos a correr detrás de el. El niño cuando nos vio detrás lanzó el móvil y siguió corriendo. Lo recogimos y volvimos al coche.
No creo que estos comportamientos sean normales, en Tanzania se cuida mucho al turista, pero siempre hay quien no lo hace. Por eso es recomendable estar siempre alerta y no dejar cosas de valor a la vista.
Tras el susto completamos el camino y llegamos a la entrada del Serengeti, donde nos paramos para comer antes de entrar al parque. Mientras tanto Abdul volvió a pagar nuevos permisos.

Entramos sobre las 15h a Serengeti


No tardamos en ver a nuestros primeros leones comiendo de un búfalo.


Tras estar un buen rato haciendo fotos, seguimos con el safari. Abdul nos llevó a una zona donde dijo que solía haber leopardos, y efectivamente, no pasaron ni cinco minutos cuando vimos al primero del viaje.


Camuflado entre las ramas y con una presa debajo, veíamos al cuarto de los big 5 (llevábamos búfalos, elefante y leones en Manyara, y ahora leopardo).
Los big 5 suelen ser los animales que todo el mundo quiere ver. El origen del nombre es porque eran los animales más difíciles de cazar a pie. Sin embargo, en mi opinión, no son los más increíbles de ver. Al día siguiente descubriría el por qué.

Comenzaba a caer la noche, habíamos entrado a las 15h y sobre las 18h se hacía de noche.
Nos dirigimos al campamento, teníamos que montar las tiendas todavía.
El cielo al llegar era increíble, de esos atardeceres que siempre se recordarán.


Tras montar las tiendas, nos fuimos a duchar. Las instalaciones de Serengeti se pueden calificar de decentes. Agua templada a ratos, baños no muy sucios, y buen lugar para cenar.

Decidimos que el plan al día siguiente serían tomar una bebida como desayuno para no demorar la salida y salir a las seis, que es lo más pronto que dejan, para ver animales. El amanecer y atardecer, cuando las temperaturas son más bajas, son los momentos de mayor actividad y es más probable ver animales.

Comentar que se duerme literalmente en medio de la nada, hay construidos algunos baños y un par de refugios para comer pero no hay ninguna protección que te separe de los animales, por lo que pueden acercarse a las tiendas por la noche.
No suelen hacerlo pero es recomendable no salir de la tienda por la noche y si no hay más remedio, hacerlo con una luz.

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