![]() ![]() De viaje por Francia: diarios, viajes y excursiones en coche. ✏️ Blogs de Francia
Recopilación de todas las etapas que he publicado en el foro de nuestros viajes por Francia y que hasta ahora estaban desperdigadas en varios diarios, tanto de Francia como del norte de España. Las etapas escritas en mayúsculas corresponden al inicio de un viaje completo, seguido por sus etapas numeradas. Las etapas sin numerar son escapadas sueltas.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Índice del Diario: De viaje por Francia: diarios, viajes y excursiones en coche.
01: Intención del diario y forma de utilizarlo (09/02/2024).
02: POR LOS CASTILLOS DEL LOIRA, NORMANDÍA, BRETAÑA Y AQUITANIA. (1) Introducción.
03: 2. Duna de Pilat, Arcachón, Marais Pointevin, Clisson, Nantes.
04: 3. Nantes, Champtoceaux, Saumur, Chinon.
05: 4. Chinon, Ussé, Azay-Le-Rideau, Langeais, Villandry, Amboise.
06: 5. Amboise, Loches, Montresor, Chenonceau.
07: 6. Amboise, Cheverny, Chambord, Chartres.
08: 7. Chartres, Les Andelys, Etretat.
09: 8. Fecamp, Honfleur, Playas del Desembarco, Villedieu-Les-Poeles.
10: 9. Villedieu-Les-Poeles, Fougeres, Vitre, Dinan, Le Mont Saint Michel.
11: 10. Le Mont Saint Michel, Cancale, Saint Malo, Costa Granito Rosa (Ploumanach).
12: 11. Costa Granito Rosa, Cap Frehel, Fort La Latte, Josselin.
13: 12.Josselin, Auray, Carnac, Vannes, Malestroit, Rochefort-en-Terre, La Rochelle.
14: 13. La Rochelle, Saint Emillion, Castets.
15: 14. Castets y Biarritz.
16: Ainhoa, St.Jean Pied Port, Puente Holtzarte, Cueva La Verna, Gargantas Kakueta.
17: SUR DE FRANCIA EN DOS SEMANAS. (1) Itinerario.
18: 2. Foix. La Fontaine de Fontestorbes. Castillo de Montsegur. Mirepoix.
19: 3. Carcasona (Carcasonne). Castillo de Lastours. Castres.
20: 4. Cordes-Sur-Ciel. Najac. Cueva de Pech Merle. Domme.
21: 5. Beynac-et-Cazenac. La Roque Gageac. Jardines de Marqueyssac.
22: 6, Sarlat-la-Caneda. Turenne. Collonges-la-Rouge. Carennac. Loubressac. Autoire.
23: 7. Rocamadur. Gouffre de Padirac. Cabrerets. Saint-Cirq-Lapopie.
24: 8. Cahors. Saint-Antonin-Noble-Val. Penne. Castelnau de Montmiral.
25: 9. Albi. Ambialet. Brousse-le-Chateau.
26: 10. Saint Rome-de-Tarn. Peyre le Rozier. Montpellier-le-Vieux. Aven Armand.
27: 11. Las Gargantas del Tarn (Gorges du Tarn).
28: 12. Remoulins. Puente del Gard (Pont-du-Gard). Aviñón (Avignon).
29: 13. Saint-Remy-de-Provence. Ruinas de Glanum. Les-Baux-de-Provence. Arles.
30: 1. Narbona. Cucugnan. Castillos Queribus y Peyrepertuse. Gargantas Galamus.
31: 15. Collioure. Resumen del viaje y comentarios.
32: AUVERNIA, PIRINEOS Y AVEYRON. (1) Itinerario.
33: 2. Viaje de ida: altos Pirineos franceses: Cauterets.
34: 3. Altos Pirineos: Lac Gaube, Circo Oulettes, Pont D'Espagne, Col Tourmalet
35: 4. Aveyron: Bozouls, Conques.
36: 5. Auvernia: Gargantas de la Jordanne, Puy Mary.
37: 6. Auvernia: Le Puy-en-Velay, Gargantas de L'Allier en tren turístico.
38: 7. Auvernia: Saint Nectaire, Pic Sancy, Col Guery, Puy Pariu, Puy de Dome.
39: 8. Auvernia: Clermont-Ferrnad, Montpeyroux, Issoire, Boudes (Vallée des Saints).
40: 9. Auvernia: Besse-et-Saint-Anastaise, Lac Pavin, Murol, Chateau de Val.
41: 10, Auvernia: Salers, Tournemire.
42: 11. Altos Pirineos: Luz Saint-Saveur y ruta a pie a la Brecha de Rolando.
43: 12. Altos Pirineos: Circo de Gavarnie (ruta a pie). Gedre.
44: 13. Altos Pirineos: Pic du Midi de Bigorre. Lourdes.
45: 14. Altos Pirineos: Saint Savin. Fin del viaje. Resumen y comentarios.
46: Pirineos: Excursión a Villafranca de Conflent (Patrimonio Mundial).
47: Pirineos: excursión a las espectaculares Gargantas (Gorges) del Carança.
48: Pirineos orientales. Cerdaña francesa: Cueva (Grotte) de Fontrabiouse,
49: Pirineos orientales. Cerdaña Francesa: Lagos de Bollosa (Lacs des Bouillouses),
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Etapas 22 a 24, total 49
Día 6.
Recorrido: Sarlat-la-Caneda - Turenne - Carennac - Loubressac - Autoire - Rocamadour. Distancia: 129 kilómetros. Tiempo en el coche: 2 horas 29 minutos. Perfil en google-maps: ![]() Este día puede parecer un tanto cargado, pero los cinco últimos pueblecitos están bastante cerca entre sí y no requieren demasiado tiempo. Además, decidimos comer de bocadillo para ir sin demasiadas prisas.
SARLAT-LA-CANEDA Nos alojamos en el Hotel Compostelle, de tres estrellas, situado en el número 66 de la Avenue des Selves. Su situación me pareció perfecta porque está a menos de 10 minutos caminando del centro histórico de Sarlat, pero lejos del bullicio y con zona de aparcamiento gratuito en una calle perpendicular. A primera vista, al verlo por el lateral, no me gustó demasiado ya que parecía un edificio bastante viejo. Sin embargo, por la parte delantera y en el interior la cosa cambia completamente. Está reformado y la habitación era amplia y muy cómoda, incluso con aire acondicionado. Precio 95 euros.
Descansamos un rato y salimos a pasear por Sarlat, la capital del Perigord Negro. Dicen que esta población es la que reúne más monumentos protegidos por metro cuadrado en Francia (65 en 1 Km2) dejando aparte las grandes ciudades. Y lo cierto es que mires donde mires, encuentras una bella estampa medieval, que te da la sensación de haber retrocedido en el tiempo. Sarlat surgió al abrigo de una abadía benedictina fundada en el siglo VII. Durante los siglos XIII y XIV conoció una gran prosperidad debido al comercio, pero la Guerra de los 100 años la dejó devastada. Fue reconstruida a partir de la segunda mitad del siglo XV con casas y palacios que se conservan en la actualidad, en buena parte gracias a la ley promulgada en 1962 por el entonces Ministro de Cultura André Malraux, sobre la restauración de edificios y bienes protegidos. Esta ley, llamada Ley Malraux, fue aplicada por primera vez en Francia a Sarlat y sirvió de modelo para otras rehabilitaciones en territorio galo.
![]() La Rue de la Republique divide en dos la ciudadela medieval. En la parte este están los edificios más conocidos y la mayor parte de las tiendas y restaurantes, por lo cual es donde se aglomera el grueso de los visitantes. La zona oeste resulta mucho más discreta y tranquila, pero igualmente atractiva. Yo le encontré mucho encanto y se pueden sacar bonitas fotos sin nadie de por medio.
Rue de la Republique.
![]() Al otro lado de la Rue de la Republique, la zona menos visitada de la ciudadela.
![]() Era domingo y el centro de estaba lleno de gente, con lo cual decidimos cenar temprano. Vimos una mesa libre en uno de los numerosos restaurantes del casco antiguo, L’Instant Delice, 5 Rue des Consuls. Tomamos un menú degustación, con bloque de pato y oca, quesos y otras delicatessen. El precio rondó los 40 euros (con postre y copas de vino. Todo estuvo bien, aunque sin destacar. Cenamos dentro del restaurante porque la terraza estaba llena y pasamos calor. Los camareros fueron muy amables, indicándonos con qué tipo de pan tomar los patés, perdón, el “foie gras”, y los quesos, y en qué orden.
Cuando acabamos, recorrimos la ciudad mientras caía la tarde. Es bonito ver atardecer en Sarlat, contemplando como los edificios góticos de color ocre y tejados de pizarra van cambiando según la luz, mientras docenas de personas caminaban, tomaban un refresco en las terrazas, se arremolinaban para ver las actuaciones de todo tipo de artistas callejeros o compraban productos típicos en las innumerables tiendas. Quizás había demasiada gente, pero eso le otorgaba una animación a la noche inexistente en otros lugares de Francia.
![]() Tranquilamente fuimos viendo como se hacía de noche y la luz artificial iluminaba las casonas y los palacios. Al otro lado de la Rue de la Republica, las callejuelas estaban casi desiertas.
![]() Sobre las once regresamos al hotel para descansar y todavía quedaba bastante gente disfrutando de la noche en Sarlat. Una hora récord para esta zona de Francia.
A la mañana siguiente, madrugué nuevamente para dar una vuelta antes de que llegase la avalancha de visitantes. Me encontré con la sorpresa de que estaba lloviendo, una lluvia suave y tranquila, pero que me obligó a coger chubasquero y paraguas.
Algo que no he comentado todavía y que me gustaría señalar es el respetuoso recuerdo que los franceses expresan por sus caídos en las dos Guerras Mundiales, al menos en toda la zona que visitamos durante este viaje. Aun en el pueblo más pequeño, no faltaba un monumento, enorme o humilde, dedicado a ellos, con sus nombres, apellidos y edad. Producía cierto escalofrío leer apellidos iguales, referidos seguramente a padres, hijos o hermanos, la mayoría muy jóvenes. Un tributo enorme en vidas, que impresiona sobre todo en pueblos diminutos, poco más que aldeas. Sarlat-la-Caneda, como no podía ser menos, también ha erigido sendos monumentos a sus caídos, a la entrada al centro histórico.
![]() Volví a pasear por los rincones que habíamos visto la noche anterior y por otros nuevos, ahora a la luz del día y sin casi nadie alrededor. Este Sarlat solitario y un poco brumoso resultaba igualmente atractivo, quizás más por el aspecto misterioso que adquirían sus edificios de piedra ocre. Pronto dejó de llover y me pude dedicar a disfrutar del entorno.
Interior de la Catedral de Saint Saveur.
![]() Un rato después me reuní con mi marido y fuimos a desayunar. Rápidamente encontramos varios sitos para tomar café con todo tipo de bollos, sandwiches y demás, a precios muy razonables: entre 6 y 10 euros, dos desayunos completos con zumo incluido. Compramos también unos bocadillos para almorzar ya que íbamos a tener un día cargadito y no queríamos perder tiempo buscando restaurantes.
Después, nuevo paseo por la ciudad, ya que más que visitar su lista de monumentos, lo mejor de Sarlat-la-Caneda es perderse por sus calles. También visitamos alguna tienda, compramos un surtido de foiegras y otros derivados de pato y oca y visitamos el mercado, que no habíamos encontrado la noche anterior pese a llevar un detallado mapa. Se nos pasó porque ocupa la antigua iglesia de Santa María y, como estaba cerrado, no lo identificamos como tal. En realidad, no es un mercado de abastos ya que solamente ofrece productos típicos de la ciudad, principalmente para los turistas. El Mercado.
![]() Otra de las cosas en las que no puedes dejar de fijarte es la relación de Sarlat-la-Caneda con los gansos, las ocas, el confit de canard y el foie gras. Están por todas partes, aparecen en las plazas, en los escaparates de las tiendas y hasta colgadas de las ventanas de las casas (muñecos, claro). A las pobres se las representa muy felices, pero no creo que les guste mucho nacer cerca de aquí, pues ya se sabe cómo van a acabar
![]() Plaza del Mercado de los Gansos y alrededores.
![]() El Pensador:
Hay que ir por detrás de la Catedral para llegar a la Linterna de los Muertos. Desde allí también se tiene una bonita perspectiva de las casas medievales y de la propia Catedral.
![]() Por cierto que los sábados hay mercado en las calles de Sarlat. Lo comento porque tiene bastante fama y a mucha gente le gustan. Nosotros, sin embargo, preferimos evitarlo porque ya hemos visto muchos mercados medievales y tampoco difieren demasiado unos de otros; además, una ciudad como ésa, en verano, fin de semana y con mercado se debe poner imposible para moverse.
![]() Dejamos Sarlat y emprendimos un sugerente recorrido por cinco de los “pueblos más bellos de Francia”. Sí, sí: todos seguidos y en una tarde. ¿Quién da más? TURENNE 54,2 Km. desde Sarlat-la-Caneda. Aproximadamente, una hora en coche. En principio no teníamos este pueblo en nuestro itinerario, pero nos pillaba de paso hacia Collonges-la-Rouge y como vimos que era uno de los catalogados como “más bellos de Francia” paramos a hacer una corta visita. Dejamos el coche en un parking gratuito fuera del pueblo y fuimos caminando hacia el castillo, que se encuentra (¡cómo no!) coronando una colina. De paso vimos las bonitas callejuelas medievales impecables y sus casonas señoriales adornadas con flores. Todo de postal. Para llegar al castillo, del que sólo se conserva la Torre César y el torreón, hay que subir una buena cuesta y pasar un arco. Sin necesidad de entrar a sus torreones, ofrece unas buenas vistas de los parajes circundantes desde uno de los miradores exteriores. No aconsejaría desviarse para visitar esta población porque no le vi nada especialmente llamativo, pero está bien si se pasa cerca y se va con tiempo suficiente.
![]() ![]() COLLONGES-LA-ROUGE A 10 Km. de Turenne. Unos 10 minutos en coche. Reconozco que llegar hasta Collonges-la-Rouge fue un capricho mío un tanto discutible, ya que nos hacía desviarnos unos cuantos kilómetros en nuestra ruta hacia Rocamadour, pero como sarna con gusto no pica y había buena carretera, pues… allá que fuimos.
Cartel con plano turístico de Collonges-la-Rouge, a la entrada del pequeño pueblo
Este pueblo sí que tiene algo especial que lo distingue de los demás y es que está construido íntegramente con piedra de arenisca roja procedente del macizo de Habitarelle. Aquí nació en 1981 la asociación de los pueblos más bellos de Francia y realmente responde a su título: es precioso, un auténtico lugar de cuento, que quizás no nos dejó disfrutar de toda su magia por la ingente cantidad de personas que se apretujaban en sus callejuelas.
![]() Así que mucho mejor si se puede visitar por la tarde o a primera hora de la mañana. Como habíamos comprado comida en Sarlat, no nos quedamos a almorzar, aunque no parecía un mal sitio pese a ser muy turístico, porque, además de los típicos restaurantes con menús (formules), vimos mucha oferta de venta de bocadillos, merenderos y zonas para pic-nic.
![]() CARENNAC A 24 Km. de Collonges-la-Rouge. Una media hora en coche. De vuelta al valle del Dordoña, otro de los pueblos más bellos de Francia, en la zona de Alto Quercy. Y en esta ocasión, la realidad confirma el título: es bonito, muy bonito. Y por si fuera poco, en un entorno natural realmente idílico.
Imprescindible darse una vuelta pausada por sus calles, cruzar el puente de las flores, asomarse al río, entrar en el recinto fortificado del silgo XVI y ver la iglesia románica de Saint Pierre, con su bello pórtico esculpido.
![]() ![]() El pueblo está junto a la carretera, por lo cual no hay que desviarse si se va de paso, es pequeñito y se puede visitar en poco tiempo, aunque es cierto que merecería más atención de la que le pudimos dedicar.
![]() LOUBRESSAC A 11 Km. de Carennac. Trayecto de unos 10 minutos. Muy cerca de Carennac, pero al contrario que éste, hay que subir una empinada carretera para llegar hasta él, con lo cual se pierde más tiempo si se va simplemente de paso. Por el camino, en la distancia se divisa un hermoso castillo, colgado de un risco, dominando los valles del Dordoña, del Bave y del Cère. Bonita estampa con el ganado pastando en sus laderas verdes.
![]() Nada más llegar, contemplamos unas vistas preciosas sobre el valle. Para deleitarnos con el panorama, decidimos tomar un refresco en la terraza-mirador del bar que está junto a una zona de aparcamiento gratuito. Pero mira por donde, nuestro supuesto momento de relajación se convirtió en un calvario por la aparición de varias decenas de avispas que pretendían compartir nuestras bebidas. Nos cambiamos varias veces de sitio, hasta que los molestos insectos terminaron por echarnos definitivamente. Así que fuimos a dar una vueltecita por el pueblo (otro de los “más bellos de Francia”). Muy atractivo visualmente, con sus casas de piedra con rematadas con teja marrón.
![]() ![]() AUTOIRE A unos 5 Km. de Loubressac, entre 8 y 10 minutos en coche, dependiendo de la carretera que se tome, ya que hay varias opciones.
Y llegamos a nuestro quinto “pueblo más bello de Francia” del día. Éste tiene una ubicación privilegiada ya que se encuentra a la entrada de un cañón natural, formado por altos acantilados calcáreos. Cuenta con un pequeño pero pintoresco castillo, que luce mucho más al recortarse su silueta contra la montaña. Por lo demás, en la línea de los pueblos anteriores: bonitas casas medievales de piedra, la típica iglesia de estos lares que siempre da una bonita foto y callejuelas muy cuidadas, adornadas con macetas y flores.
![]() Sin embargo, lo que más nos atraía de este lugar era su cascada, de 33 metros de altura. Desde el pueblo, hay una pequeña caminata de aproximadamente una hora entre ida y vuelta. Dejamos el coche en el primer aparcamiento que vimos (gratuito) y que resultó ser el que más lejos quedaba del comienzo del sendero hasta la cascada, que está junto a la iglesia. Así que tuvimos que subir un buen trecho, que luego tendríamos que bajar a la vuelta. En fin, así, de paso, vimos el pueblo al completo, que es muy chiquitito. El camino no tiene mayor problema y resulta muy agradable. Solamente al final, cuando se alcanza el bosque, hay una pequeña subida entre rocas. Pese a lo avanzado del verano, la cascada mantenía un caudal aceptable y lucía muy bonita. Estuvimos un ratito, sentados en las grandes piedras, descansando y disfrutando del rumor del agua.
![]() De vuelta al pueblo, recogimos el coche y seguimos la misma carretera que traíamos. Un par de kilómetros más adelante nos encontramos con un pequeño aparcamiento y varios automóviles. Resulta que hay una entrada propia para ir a la cascada, desde la que se pueden tomar varios senderos: uno de ellos conduce en apenas diez minutos al pie de la cascada (donde nosotros habíamos estado antes sin saber que existía este otro acceso mucho más corto); otro con un balcón natural desde donde se aprecia (no muy bien) la caída del agua; y un tercero que conduce casi a la cima del acantilado, hasta unos miradores que proporcionan una vistas extraordinarias con la cascada y la población de Autoire aposentada en un valle de postal.
Aunque no se quiera hacer la caminata completa desde el pueblo hasta la cascada, aconsejo no pasar por alto estos miradores. Hay algunas escaleras y es conveniente ponerse un calzado cerrado, que no resbale, pero son senderos cortos y asequibles, que ofrecen unos panoramas preciosos.
![]() Desde Autoire, continuamos hacia el último destino del día. Tardamos una media hora en hacer los 24 kilómetros hasta L’Hospitalet, a un par de kilómetros de Rocamadour, donde nos alojamos esa noche. Etapas 22 a 24, total 49
DÍA 7.
Este es uno de los pocos días en que el recorrido compelto coincide con la etapa del diario. Recorrido: Rocamadour – Goufre de Padirac – Cabrerets – Saint Cirq Lapopie. Distancia: 82 Km. Tiempo en coche: 1 hora y 36 minutos. Perfil en Google-maps: ![]() ROCAMADOUR. Según las estadísticas, es el tercer lugar más visitado de Francia, después de París y Le Mont Saint Michel. El motivo de este éxito hay que buscarlo en una mezcla de factores. Por un lado, su pintoresca ubicación, ya que se haya literalmente colgado en un acantilado, sobre un estrecho valle abierto por el río Alzue en la montaña caliza del Causse, y la particular arquitectura de sus edificios, muchos de ellos encastrados en las rocas. Por otra parte, está el componente religioso. Ya desde el siglo X existía aquí un santuario dedicado a la Virgen María, con la imagen de Virgen Negra. Pero fue en 1166, con la aparición del cuerpo incorrupto de San Amador (Saint Amadour), cuando se convirtió en un importante centro de peregrinación. Según las teorías más creíbles, el nombre de Rocamadour deriva precisamente de este santo. Pero independientemente de la cuestión religiosa, lo cierto es que Rocamadour se ha convertido en un fenómeno turístico de primer orden, con lo que eso implica a nivel económico.
En vez de alojarnos en el mismo Rocamadour (muy complicado por el aparcamiento, y carísimo), decidimos quedarnos en el vecino L’Hospitalet. En realidad, había oído comentar que la mejor vista de Rocamadour se obtiene desde la terraza del hotel Logis Belvedere de esta localidad, a un par de kilómetros del pueblo-santuario. Consultando los datos del hotel, me di cuenta de que tenía un precio razonable: 72 euros, una noche en habitación doble superior (muy cuca, por cierto) con vistas a Rocamadour, aparcamiento incluido. El hotel tiene dos estrellas y tampoco es nada del otro mundo, aunque cuenta con piscina que no nos dio tiempo de utilizar. Lo mejor es que se encuentra a unos quince minutos andando de Rocamadour.
Confieso que me llevé una sorpresa al contemplar Rocamadour por primera vez. No sé por qué me había hecho a la idea de que me encontraría frente a un pueblo colgado de una alta montaña y, por tanto, necesitaría levantar la mirada para verlo. Por eso, mientras íbamos en el coche, no entendía que estuviésemos llegando a L´Hospitalet sin ver ninguna elevación del terreno por ninguna parte, sino todo plano alrededor. Cuando estuvimos frente al hotel, me quedé pasmada al ver Rocamadour hacia abajo en vez de hacia arriba. El caso es que, aunque la vista resultaba igualmente espectacular, se me cayeron un tanto los esquemas y ya no volvieron a ponerse en su sitio.
Vista de Rocamadour desde L’Hospitalet.
Aunque todavía era temprano, como habíamos comido de bocata y la marchita hasta la cascada de Autoire nos había dado hambre, nos quedamos a cenar en el hotel. Dados los horarios franceses y el gentío que debía haber, Rocamadour no parecía el lugar más aconsejable para buscar restaurante con prisas. Así que cenamos en la terraza del hotel, contemplando como caía la tarde sobre el pueblo. El restaurante, con aspiraciones de “fisneza”, resultaba romántico por las vistas y el ambiente. Sin embargo, el exagerado deseo de agradar de los camareros no nos evitó un buen rato de espera entre plato y plato. Servicio amable, pero lento. La comida, buena sin más. El cordero, tierno, jugoso y bien presentado, pero el magret de pato que me pusieron en Le Roger Comte de Carcasona le daba mil vueltas al de aquí. La verdad es que no recuerdo lo que nos costó la cena (un entrante, dos platos principales y un postre, con copas de vino) (quizás unos 50 euros), pero aunque no fue barata aunque tampoco recuerdo que fuese un “sablazo”.
Cae la tarde sobre Rocamadour:
Terminada la cena, fuimos caminando por la pequeña carretera que lleva a Rocamadour. Son un par de kilómetros que se hacen en unos quince minutos ya que todo el recorrido es hacia abajo, con una cuesta muy pronunciada. Lo malo era que a la vuelta habría que subir lo que estábamos bajando. Hay un trenecito lleva hasta allí, pero no sabíamos los horarios. Hicimos varias fotos resultonas. Cuando llegamos aún se veía bastante gente; por la mañana y a primera hora de la tarde aquello debió ser un hervidero..
Las puertas de Rocamadour: Figuier, Salmon y la ultima un arco, que no sé si tiene nombre.
![]() Rocamadour está construido hacia arriba, como en tres niveles. La parte baja es una única calle con una puerta en cada extremo y otra en el centro, donde se encuentra el polo mundano del pueblo: tiendas, restaurantes, cafeterías… En cualquier caso, esta parte baja solo importa a nivel de comercio, porque inevitablemente todas las cabezas se levantan para ver lo que hay encima.
![]() El segundo nivel, el religioso, donde se encuentran las iglesias y santuarios (siete en total), está unido al primero por una empinada escalinata, que recibe el nombre de “Gran escalera de los peregrinos”. Aunque hay quien se asusta al verla y prefiere tomar el ascensor (hay ascensores para llegar a cada nivel), lo cierto es que tampoco es para tanto. No es necesario subirla de un tirón, si te cansas, te paras un par de minutos a contemplar el panorama y continúas después. Sin duda ésta zona es la más imponente. No sabes si encaras edificios eclesiásticos o fortificaciones, especialmente frente al antiguo palacio episcopal. Se iba haciendo de noche y la tenue luz artificial le sentaba bien al entorno.
![]() Entramos en la Basílica de Saint Saveur (encendieron el interior mientras estábamos allí para una visita nocturna guiada), y en la capilla de Notre Damme, con la milagrosa imagen de la Virgen Negra, una talla de madera del siglo XII. En el exterior de esta Capilla, clavada en la roca, hay una espada que, según la leyenda, es Durandal, la que Rolando arrojó desde Roncesvalles. Nos ofrecieron unirnos a la visita nocturna guiada (gratuita), pero la verdad es que estábamos un tanto cansados para semejante trote. Así que la dejamos pasar y seguimos tranquilamente, paseando por nuestra cuenta.
![]() L’Hospitalet visto desde Rocamadour, que no siempre va a ser al revés, y calle comercial.
![]() En el tercer nivel, se asienta el fuerte o castillo, que no se puede visitar, pero cuyo entorno ofrece muy buenas vistas. Esta foto corresponde a la mañana siguiente.
El regreso por la empinada carretera, esta vez los dos kilómetros cuesta arriba, fue agotador. De golpe, se nos vino encima el cansancio de una jornada muy intensa. ![]() Vista exterior de la capilla de L'Hospitalet.
A la mañana siguiente, regresamos a Rocamadour, esta vez en el coche. Aunque era temprano, empezaba a llegar mucha gente y ya resultaba difícil aparcar. Dimos otra vuelta por el pueblo y valoramos hacer el camino de las estaciones de la Cruz (se tarda sobre una hora y media, según nos dijeron), pero la verdad es que en ese momento no nos atraía demasiado la idea y decidimos continuar nuestro viaje.
Necesitábamos repostar urgentemente y paramos en una gasolinera de las que no son de centro comercial, en las que nos dieron el consiguiente sablazo, a razón de 1,62 euros el litro de gasolina 95. La habíamos estado poniendo entre 1,45 y 1,52 en las gasolineras de los supermercados. Aprovechamos para desayunar allí también. Pedimos dos bocadillos, pero eran tan enormes que dejamos la mitad de cada uno para almorzar. Nos costaron 12 euros con cafés con leche y zumo incluido. La gasolina era cara, pero el desayuno nos lo compensó.
GOUFFRE DE PADIRAC. Esta visita no la hicimos cuando estaba planificada, lo que nos costó esperar una cola de más de una hora antes de entrar. En principio, teníamos que haber ido el día anterior por la tarde (en verano la gruta está abierta hasta las siete y a última hora va muy poca gente), pero lo cambiamos por la caminata a la cascada en Autoire. Hubiera sido mejor atenernos al plan inicial, yendo la tarde anterior al Gouffre y durante esta mañana a la cascada, donde no hay aglomeraciones. Este es uno de los pocos lugares del recorrido donde vimos colas semejantes, así que en verano, si es posible, madrugad mucho o id después las cinco de la tarde. Otra opción muy recomendable es reservar anticipadamente por internet, pero en este caso hay que tener muy clarito el día y la hora en que se va a ir, lo cual no siempre resulta posible determinar si se hace un viaje como el nuestro. La entrada de adultos cuesta 10,50 euros y la visita dura en torno a una hora y media.
En torno a este lugar hay todo un entramado de merenderos, tiendas, restaurante y demás. Se nota que es uno de los lugares más turísticos de la zona: la visita de una gruta en una sima, a 100 metros de profundidad, con paseo en barca por un lago subterráneo resulta de lo más atractivo para todo tipo de público Y, aunque sea verano, hay que acordarse de llevar una chaqueta o chubasquero, ya que hace fresquito dentro (unos 12ºC).
Lo primero que llama la atención es el enorme agujero en la tierra que conduce a la boca de la gruta. Da para entretenerse un rato mientras se espera. La verdad es que tanto desde fuera como desde dentro impresiona el "agujero".
![]() Se puede descender a patita o bien tomando hasta tres ascensores. Nosotros bajamos el primer tramo en el ascensor (el más largo) y los otros dos por las escaleras. Pese a los ascensores (que salvan la parte inicial de escaleras), hay que andar casi kilómetro y medio por una cueva, con escalones, subidas y bajadas.
![]() Ya dentro de la gruta, se camina un tramo por libre hasta el embarcadero, donde empieza la visita guiada, es decir, lo más interesante. En las barcas pueden ir hasta 8 personas (creo recordar) y los barqueros van dando explicaciones (en francés o inglés), pero no pasa nada si no los entiendes, porque el lugar se expresa por sí mismo: es realmente espectacular.
Llegamos a un segundo embarcadero, donde descendimos y nos unimos al grupo que estaba esperando para iniciar la visita guiada a pie por la gruta, también en francés. Igual que antes, no echamos en falta entender completamente los comentarios, teníamos bastante con contemplar el lago de la lluvia, el lago des Gours (vistas alta y baja), el Gran Domme, el Lago Superior, la estalactita de 60 metros…
![]() Todo impresionante, al menos diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en las cuevas, incluso de las que hemos visitado en barca, con río subterráneo. Supongo que también tienen la culpa los excelentes juegos de luces que preparan los franceses.
![]() Respecto al tema de las fotos, todas las que pongo aquí están hechas por mi. Había leído que estaba prohibido hacer fotos en toda la visita con guía. El barquero dijo que no se podía fotografiar ni grabar, pero durante recorrido guiado a pie por la gruta, la gente se puso a hacer fotos delante del guía (era uno diferente) con toda tranquilidad y sin que éste dijese nada en contra. No pude entender si él comentó algo al respecto, pero como “donde fueres haz lo que vieres”, saqué mi cámara y, como es lógico, la utilicé igual que los demás. Ignoro si es siempre así o si estaban especialmente permisivos ese día, pero pudimos hacer todas las fotos que quisimos excepto en la barca.
Edito para poner lo siguiente: como consecuencia de mi párrafo anterior, el Gouffre publicó un comentario en el foro, aclarando que ya se permite hacer fotos sin flash durante todo el recorrido a pie (guiado y no guiado), pero que como había sido poco antes, todavía no habían tenido tiempo de anunciarlo en indicadores e internet. Hoy (17/10/2015) lo he mirado en su web y ya lo pone. Sin embargo, ya se sabe que esto siempre puede cambiar. ![]() En cualquier caso, con o sin fotos (que no responden ni mucho menos a lo que se ve allí), la visita es totalmente recomendable. Creo que gustará a todo el mundo.
![]() Compramos bebidas y tomamos los bocadillos que llevábamos en uno de los merenderos del Gouffre.
CABRERETS Hay 54 Kilómetros desde el Gouffre de Padirac hasta Cabrerets, que se hacen en una hora. Como ya venía siendo costumbre, nuestro navegador nos llevó por un buen surtido de carreteras estrechas y pintorescas, disfrutando de hermosos bosques y “maravillosas” curvas, en las que, salvo en algunos tramos, apenas se llega a circular a 40 kilómetros por hora. Habíamos pasado por Cabrerets anteriormente, cuando fuimos a ver la cueva de Pech Merlé, pero ahora queríamos conocer la zona un poquito mejor. Lo primero que nos llamó la atención fueron las hojas marrones de muchos de los árboles, que concedían al paisaje el tinte de un otoño anticipado.
Paramos a descansar un poco en este pueblo, a orillas del río Celé, afluente del Lot. Estando allí vimos que se podía ir hasta la Grotte de Pech Merlé caminando por un sendero de 1 Km. Lástima no haberlo sabido cuando la visitamos. Hacía un día estupendo, que muchos aprovechaban para darse un baño o hacer un recorrido en canoa. Este pequeño pueblo tiene rincones muy bonitos y está junto al río y al borde de la carretera, así que nos pareció un buen sitio para quedarse unos días y visitar esta preciosa zona del Celé y la del Lot. Lo tendremos presente para una próxima ocasión.
[ ![]() ![]() Cabrerets también cuenta con molinos de agua, un castillo muy aparente y pintorescas casas trogloditas, entre las más vistosas está uno de los llamados “castillos ingleses”, apenas a un kilómetro caminando.
SAINT-CIRQ-LAPOPIE. Desde Cabrerets hay unos 10 Km hasta Saint-Cirq-Lapopie, se tarda un cuarto de hora más o menos, dependiendo de la carretera por la que se vaya, pues hay un par de opciones. Pasamos por el mirador, que está junto a la carretera, en todo lo alto. Allí hay un aparcamiento muy grande, "payant" naturalmente, ya que no hay ni que decir que en el pueblo es prácticamente imposible aparcar en fechas muy turísticas.
Vista de Saint-Cirq-Lapopie desde la carretera.
Vistas panorámicas desde el mirador.
Seguimos hasta el Camping de la Plage, junto al puente que cruza el Lot, hacia Saint-Cirq. Allí hay una playa fluvial, que estaba muy concurrida ese día, y también se encuentra el embarcadero que utilizan los barcos que recorren el río. Se puede alquilar un barco para navegación particular sin necesidad de ninguna licencia o también hacer un mini-crucero.
Zona en torno al puente y "la playa".
![]() Caminata: Chemin de Halage o Camino de Sirga. En la página web de la oficina de turismo habíamos visto la posibilidad de hacer una caminata de unos 15 kilómetros y 3 horas de duración total, ida y vuelta, que va desde el embarcadero de Saint-Cirq-Lapopie hasta la población de Bouzies. Resulta interesante porque se trata de un sendero paralelo al río y en la zona más cercana a Bouzies enlaza con el llamado “Camino de Sirga” o “Chemin de Halage”. Se trata de un camino excavado en la roca, que se construyó a mediados del siglo XIX para que los caballos o incluso las personas pudieran remolcar río arriba los barcos que transportaban las mercancías (principalmente el vino de Cahors) hasta Burdeos. Posteriormente, la llegada del ferrocarril y la mejora en las carreteras hizo que en 1926 se cerrase la navegación en el Lot, hasta que en 1989 se habilitó nuevamente para barcos de recreo.
Mirando en internet, descubrí que había una forma combinada de hacer la caminata, en la que se hacía en barco el camino de ida y andando el de vuelta. En verano hay dos salidas diarias, a las 10:00 desde Bouzies y a las 17:30 desde el embarcadero de Saint-Cirq, que se encuentra a un par de kilómetros del propio pueblo. Pensé que podía ser agradable la combinación de mini-crucero y senderismo e hice la reserva por internet, ya que no hay que hacer ningún desembolso previo y guardan la reserva hasta 15 minutos antes de la salida. Y menos mal, porque no quedaba ni una plaza libre cuando llegamos. Cuesta 11 euros (adulto) con audio guía en el idioma de cada cual, ya que las explicaciones en el barco las dan en francés. Comentar que el trayecto en barco es prescindible, resulta agradable y ahorra el tramo de ida (o de vuelta) a pie, pero no añade nada esencial, ya que va paralelo al sendero. .
Imágenes del crucero por el río.
![]() La travesía en barco dura 1 hora y 10 minutos, pasa junto a molinos de agua y proporciona una vista muy chula de Saint-Cirq-Lapopie, desde el mismo pie del acantilado sobre el que se aposenta el pueblo. Lo malo fue que nos daba el sol de cara, lo que molestaba bastante. Hay que sortear dos esclusas y permite ver casi todo el tiempo el sendero por el que luego deberíamos volver, y el camino excavado en la roca. En Bouzies, cruzamos por debajo del puente y llegamos hasta donde se encuentra el llamado “chateau des anglais”, con su pintoresca fachada esculpida en una enorme roca, por entre la cual se ha perforado un túnel por donde pasa la carretera.
![]() Ya a pie, seguimos el “Chemin de Halage”, donde también se pueden ver unas figuras esculpidas en la roca por Daniel Monnier. El sendero sigue paralelo al río, por el campo, con un bonito paisaje entre maizales, las rocas y el agua.
![]() ![]() Llegamos a una bifurcación y escogimos la más corta, pero también la más dura, ya que iba a Saint-Cirq-Lapopie por un sendero que trepaba por las laderas rocosas, en el bosque. Fueron 900 metros de dura subida (o eso nos pareció), que nos condujo a lo que se conoce como “La Roca de Saint-Cirq”, en lo alto de la cual existe un mirador con vistas espectaculares de todo el entorno, el curso del río Lot, el valle y el propio pueblo, coronado por su iglesia fortificada
Luego visitamos el pueblo, que es realmente encantador, uno de los más bonitos que hemos visto en estas vacaciones sin duda alguna, por su trazado, su bella arquitectura medieval y su emplazamiento parece la guinda del pastel de un entorno precioso.
![]() Pensamos en quedarnos a cenar, pero al final desistimos porque los restaurantes ofrecían lo de siempre, y ya estábamos un tanto hartos de tanto “pato”. Así que fuimos hasta la zona de la playa fluvial, donde teníamos aparcado el coche, y entramos en un restaurante italiano. Tomamos una pizza enorme, espagueti boloñesa y dos refrescos por 18 euros.
![]() Ya de noche, fuimos hasta nuestro alojamiento de la jornada, el Hotel Saint-Cirq. Pese a su nombre y a las preciosas vistas que ofrece del pueblo, está a más de 3 kilómetros, que de noche y por esa carretera nos parecieron muchos más, con lo cual no nos quedaron ganas de volver a coger el coche para ir a ver el pueblo iluminado. El emplazamiento es muy bonito, entre viñedos, las habitaciones se encuentran en casitas y tienen una decoración diferente cada una, de cuidado estilo rústico y un gran cuarto de baño de diseño. El personal que nos atendió, muy amable. Sin embargo, me equivoqué al elegirlo porque no era lo que hubiésemos necesitado simplemente para pasar una noche y fue muy caro, 120 euros. Y no digo que no lo valga, pero está en medio del campo y alejado de todo. Es un buen lugar para olvidarse del mundanal ruido y relajarse, ya que no hay ni televisión, ni wifi, por lo tanto, con descanso garantizado; sin embargo, ése no era nuestro tipo de viaje. Claro que en las proximidades de Saint-Cirq no había demasiada oferta de alojamiento.
Detalle de la habitación y vistas desde el hotel. ![]() Etapas 22 a 24, total 49
Día 8.
Recorrido: Tour de Faure/Cahors/Saint-Antonin-Noble-Val/Penne/Castelnau de Montmiral/Albi Distancia: 150 Km. Tiempo en coche: 2 horas y 41 minutos, aproximadamente. Perfil en GoogleMaps: ![]() Al mirar por la ventana, vi Saint-Cirq-Lapopie emborronado, por una tenue neblina y una lluvia ligera, pero persistente. No nos quedamos a desayunar en el hotel porque era muy caro. Así que proseguimos viaje hacia nuestro próximo destino: Cahors. La carretera D-662 tiene un recorrido muy bonito, casi encastrada en las rocas y con vistas al río Lot, aunque la mañana lluviosa lo desluciese un poco. Paramos a desayunar en Saint-Géry, uno más de los pequeños y bonitos pueblos de la zona. Como ya habíamos aprendido, compramos nuestras caracolas en la boulangerie/patisserie (riquísimas de nuevo, y baratas, 0,90€) y tomamos el café con leche en la cafetería, tal como mandan los cánones franceses,
![]() CAHORS. A 32 Km. de Tour de Faure (donde nos habíamos alojado la noche anterior, frente a Saint-Cirq-Lapopie). Unos 40 minutos de viaje en coche.
Es una pequeña ciudad de poco más de 20.000 habitantes, en la Región del Mediodía-Pirineos y Departamento del Lot, muy conocida por sus vinos. Se encuentra un tanto encajonada en un itsmo formado por el río, lo que la hace parecer más grande y, quizás, más incómoda para moverse de lo que en realidad es. Tenía pocas expectativas en relación con este lugar, ya que los comentarios que había leído no eran muy buenos. Sin embargo, y probablemente por eso, me pareció mejor de lo que me esperaba.
Es cierto que viniendo de pueblos encantadores, situados en enclaves idílicos, donde hasta las flores están escogidas para que cuadren en la postal, Cahors se queda un poco fuera de juego. Por eso hay que cambiar de chip inmediatamente, si no será mejor pasar de largo.
El primer problema con el que nos encontramos (ya lo sabíamos) fue el del aparcamiento, realmente muy complicado y más aún siendo día de mercado. Así que no nos lo pensamos más y, como solemos hacer en casos similares, fuimos directamente a un parking subterráneo en la Plaza Gambeta, el lugar más céntrico de Cahors, desde donde se puede llegar caminando a cualquier sitio en unos pocos minutos. Allí mismo se encuentra la Oficina de Turismo y no viene mal hacerse con un folleto y un plano, pues de lo contrario es posible perderse algunas de las cosas más interesantes de la ciudad.
Hay dos visitas imprescindibles en Cahors: el puente Valentré, el más famoso de los cuatro que cruzan el Lot en la ciudad y las sensacionales vistas que se contemplan desde el Mont Saint-Cyr, sin olvidarse de la Catedral de Saint Etienne (San Esteban). Primero, nos dirigimos al puente, bordeando el río Lot, en un paseo muy agradable pese a la lluvia, que nos ofreció bonitas y verdes vistas de los alrededores.
![]() El Puente Valentré fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Fue construido entre 1308 y 1378, durante las guerras entre Francia e Inglaterra y constituye un raro y bello ejemplo de arquitectura militar medieval de puente fortificado. Tiene 138 metros de longitud y una forma curva escarpada, con cinco arcos góticos y tres torres almenadas de planta cuadrada. Existen varias leyendas relacionadas sobre la demora en los trabajos de construcción del puente, donde aparece como protagonista el diablo. Merece la pena venir a Cahors por ver este puente y su entorno, resulta bastante especial.
![]() Con la lluvia haciéndonos compañía, dimos una vuelta por la parte antigua de la ciudad, de acuerdo con un recorrido que proponer la Oficina de Turismo. Repito que me sorprendió porque esperaba mucho menos de Cahors. Tiene rincones interesantes y no le falta encanto, pese al aspecto algo desaliñado de muchas de sus calles y sus rincones. Desde luego no es una ciudad de postal, con todo pulcro y en su sitio, mas bien lo contrario: hay calles bastante descuidadas y las fachadas de muchas casas se encuentran viejas y desconchadas, pero eso no significa que a esos lugares les falte todo atractivo en su imagen decadente, con su añoranza de antiguos momentos de esplendor. Reconozco que me gustó el contraste con los pueblecitos inmaculados que estábamos acostumbrados a ver durante todo nuestro viaje, donde ni una piedrecita del camino se encontraba fuera de lugar. Desde luego, se trata de una opinión personal, que sé que no comparten muchos de los que han visitado Cahors.
![]() ![]() Jardines Secretos:
![]() Para almorzar, preferimos dejar a un lado las zonas más turísticas y fuimos a un pequeño restaurante que habíamos visto yendo hacia el Puente Valentré. Se llama Mephisto y está en el 10 de la Avenue Jean Jaurès. Es un restaurante de barrio, con su pequeña terraza en la acera y su menú del día que incluye una jarra de vino (no sé si de Cahors, porque éste es bastante caro), todo por 15 euros. La comida no es extraordinaria, pero está buena y vale lo que se paga por ella. Además, el camarero (creo que también es el dueño) es un personaje realmente peculiar, que nos hizo reír de muy buena gana, simpático sobre todas las cosas. No hablaba bien el castellano, pero intentaba agradarnos, expresándose hasta con mímica; quería ser amable y lo consiguió. Luego leímos citas en páginas de opiniones de restaurantes y al citar éste todo el mundo menciona el talante de este hombre. Pasamos un buen rato en aquella terraza. Además, había dejado de llover.
Catedral de San Esteban:
![]() Siguiendo todas las recomendaciones, no nos fuimos de Cahors sin subir al Mont Saint-Cyr para ver las vistas. Hay recorridos a pie, que nos hubiera gustado hacer, pero como no teníamos tiempo, tuvimos que llevar el coche hasta el mismo mirador. Aunque está indicado, hay que ir atentos para no perderse. Las vistas son inigualables. Desde allí se ve la ciudad al completo, abrazada por el río Lot.
SAINT ANTONIN-NOBLE-VAL. A 56 Km. de Cahors. Aproximadamente, 1 hora en coche. En nuestro camino hacia el río Tarn, paramos para ver esta pequeña villa medieval, situada en la entrada de las Gorges de L'Aveyron, en la confluencia de los ríos Aveyron y Bonnette. La verdad es que el enorme tajo resultaba impresionante visto desde la carretera, conforme se desciende hacia el pueblo. Sin embargo, no conseguimos encontrar ningún sitio para detenernos a echar un vistazo con un mínimo de seguridad.
Esta localidad tiene su origen en un monasterio fundado en el siglo VIII en honor de Saint Antonin, cuyo cuerpo martirizado en Pamiers apareció en un barco impulsado por dos águilas blancas según cuenta la leyenda. Merece la pena detenerse al menos un rato, pasear por sus callejuelas medievales y acercarse al río y cruzar el puente para ver las vistas de sus casas sobre la orilla desde el paseo de los monjes.
![]() Además, puede ser un buen sitio para hacer una base de unos pocos días de vacaciones, porque vimos bastante animación en su plaza, junto al mercado, donde se conserva su ayuntamiento o "Maison Romane", rematado por un llamativo campanario y que es uno de los edificios civiles más antiguos de Francia, ![]() ![]() PENNE. Desde Saint-Antonin-Noble-Val hay 15 Km. hasta Penne, un cuarto de hora en coche. Fuimos hasta este pequeño pueblo, cuyo principal atractivo turístico es su castillo en ruinas que, no obstante, ofrece unas vistas fantásticas sobre las gargantas de Aveyron. O eso se comenta, porque ver, la verdad es que no vimos nada.
Cuando llegamos, las calles del pueblo estaban completamente vacías. El cielo se había vuelto negro y arreciaba el viento. Sin embargo, aparcamos el coche, dispuestos a subir al castillo o, al menos, a dar un paseo. En tres minutos el panorama empeoró hasta el punto de tener que desistir. Llovía a cántaros y no se veía a un metro. Así que tuvimos que conformarnos con esta tenebrosa estampa del castillo desde la carretera. El panorama sobre las gargantas... ése quedó pendiente para otra visita.
Seguimos nuestro camino y llegamos a otro de los pueblos catalogados como "más bellos", Bruniquel. Incluso subimos la empinada carretera y aparcamos a sus puertas. De nuevo fue imposible abandonar siquiera el coche. El viento y la lluvia volvieron a hacernos desistir del intento.
CASTELNAU DE MONTMIRAL. Desde Penne, 22 Km, una media hora en coche. Este era el siguiente pueblo "más bello" en la lista. Por fortuna, nada más llegar ante su puerta, paró la lluvia y pudimos dar un paseo por sus calles y callejones, impolutos y floridos. Me gustó bastante, muy cuidado y bonito, como todos los que forman parte de este catálogo. Sin embargo, lo más destacado es su Plaza del Ayuntamiento (Place des Arcades), con arcadas y casas de piedra y entramado de madera. Merece la pena llegar hasta aquí para verla.
![]() ![]() Etapas 22 a 24, total 49
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