![]() ![]() Corea del Sur, historia y kimchi ✏️ Blogs de Corea Sur
Viaje de 20 días al país del kimchi y la dinastía Joseon, entre el 20 marzo de 2025 y el 10 abril 2025.Autor: Highlands_2003 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (5 Votos) Índice del Diario: Corea del Sur, historia y kimchi
01: Preparación del viaje
02: Llegada a Corea del Sur y visita a Suwon
03: Jeonju, Jeolla del Norte
04: Templo de Unjusa y traslado a la isla de Jeju
05: Isla de Jeju (I)
06: Isla de Jeju (II)
07: Isla de Jeju (III) y vuelta en ferry al continente
08: Museo del té, Templos Songgwangsa y Seonamsa. Traslado a Busan
09: Busan (I)
10: Busan (II)
11: Busan (III)
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Etapas 7 a 9, total 21
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Si el día anterior habíamos madrugado un poco más habitual para visitar el templo de Sanbangsan Bomunsa, hoy lo hacíamos un poco más porque era nuestro último día en Jeju y antes de marchar, queríamos hacer uno de los trails más populares que se pueden hacer en Jeju, el Yeongsil trail dentro del Parque Nacional Hallasan.
Habíamos leído que los dos parkings (de pago) que hay al comienzo del sendero, se suelen llenar bastante rápido y si eso ocurre, te hacen aparcar en otro parking que está a unos 2 km carretera abajo, por lo que, en cuanto nos aseamos y recogimos todo el equipaje, nos pusimos en marcha. El desayuno, como nosotros decimos, lo tomamos en ruta. A las 8h15 llegamos al parking y, aunque había ya coches, nos tuvimos problemas para aparcar. Como hemos comentado antes, el parking es de pago por uso. Lo primero que nos llamó la atención, ya cuando nos acercábamos, es que había nieve en los bordes de la carretera y como podéis ver, también en el aparcamiento. Al comienzo del sendero hay varios carteles con información sobre el trail Yeongsil y otros que se pueden hacer en el parque. Dos cosas muy importantes: una, el horario. En marzo, por ejemplo, la entrada está prohibida a partir de las 12h. Y la segunda es que, desde el parking hasta el refugio (que está a 3,7 km), no hay baños. ![]() ![]() Aunque nosotros somos muy de zapatillas de trecking en nuestros viajes, tenemos que reconocer que este, todavía no nos las habíamos puesto. Vista la nieve, pensamos que si había algún momento para ponérselas, era hoy. Y menos mal, porque la nieve que había en el aparcamiento no era nada, comparada con la que nos encontramos en algunos tramos del trail.
![]() ![]() A medida que fuimos subiendo las vistas se hacían más espectaculares, sobre todo cuando nos dábamos la vuelta y veíamos los cráteres de varios volcanes. Una pena que la “calima” del horizonte no desapareció en toda la mañana.
![]() Después de subir un buen tramo de escaleras, llegamos a una especie de falso llano donde nos volvimos a encontrar con bastante nieve. Tanto es así, que tanto Anna como yo acabamos hundidos hasta las rodillas en alguna ocasión.
![]() ![]() Sobre las 11h30 llegamos al refugio de Witse Oreum donde acababa el trail y desde salen otras caminatas más difíciles que, por cierto, estaban cerradas por causa del mal tiempo.
Aprovechamos la idílica estampa del paisaje totalmente nevado, para descansar un rato y reponer fuerzas. Aunque el trail se puede hacer sin problema, teniendo un mínimo de forma física, la verdad es que, entre subir escaleras y andar por la nieve, estábamos cansados. Como se ve en las fotos, el cielo (aparte de la calima del horizonte) estaba totalmente y la temperatura llegaba a unos, más que agradables, 19°C. ![]() En cuanto recuperamos un poco el aliento, nos pusimos en marcha y volvimos al comienzo del sendero por el mismo camino, pero con menos paradas, jejeje A las 13h30 dimos por finalizada la caminata. Nuestro veredicto es que méreme mucho la pena para los amantes de la naturaleza. Por lo que hemos leído, en otoño debe estar también por los colores propios de esa época.
Ya comentamos antes, que el parking es de pago. Nosotros, por al más de 5h de aparcamiento, pagamos 1.800 krw (1,18 €). Como hoy teníamos que coger el ferry de vuelta al continente y no sabíamos lo que nos iba a llevar la caminata, no habíamos programado ninguna actividad más. Aprovechando que íbamos bien de tiempo, decidimos desviarnos un poco y volver a pasar por la carretera de Noksan-ro para ver si había florecido ya o no, la colza. De camino, paramos en un GS25 a comer. Unos sándwiches, refrescos y café por 20.000 krw (13,05 €) ![]() Como se puede ver en las fotos, la colza no estaba, ni se la esperaba. Una pena, porque en el programa de “el peludo y el glotón” pasan por esta carretera y el paisaje es espectacular.
![]() Para hacer un poco de tiempo hasta la hora de ir a la terminal del ferry, pasamos por el Daiso de Jocheon-ri, echamos gasolina, 68.000 krw (44,36 €) y visitamos un templo budista moderno que había junto a la carretera. Aunque estaba cerrado, estuvimos viéndolo por fuera porque era realmente bonito.
![]() A las 17h30 aprox. nos fuimos acercando a la terminal de ferry. Pasamos por el mostrador de la compañía y tras enseñarle los papeles que nos habían preparado en Wando, nos los canjearon por los billetes de vuelta para el coche y para nosotros. Al contrario que en la ida, Anna sí que pudo venir conmigo para embarcar el coche.
![]() Una vez de vuelta en la terminal de pasajeros, los extranjeros (que no éramos muchos, por cierto) tuvimos que pasar un control de inmigración. No pasó de una comprobación del pasaporte.
Se había acabado la aventura en la isla de Jeju, pero tenemos que decir que estamos muy contentos de haber decidido visitar la isla porque lo hemos pasado muy bien y todas las cosas que hemos visto y hecho, nos han gustado mucho. ![]() Antes de montar en el ferry, compramos unos cafés y unos bollos - 10.800 krw (7,05 €) - a modo de cena porque la hora de llegada a Wando era sobre las 22h15 y no nos iba a apetecer buscar un sitio para cenar a esas horas. También aproveché para tomarme la biodramina, aunque no creo que la hubiera necesitado porque, al igual que la ida, el viaje de vuelta fue muy tranquilo.
Cuando llegamos a Wando, ya era noche cerrada, pero como el hotel estaba en una de las calles principales, no tuvimos problema para encontrarlo. Siguiendo las instrucciones de nuestro anfitrión, accedimos al edificio (a esas horas ya no había nadie) y subimos a nuestra habitación, que estaba en la 5º planta. Por los comentarios que habíamos leído sobre el alojamiento, ya sabíamos que no tenía ascensor, pero cuando llegó el momento de subir las dos maletas cinco pisos, bajaron todos los santos del cielo, uno por uno, jejeje ![]() ![]() ![]() Aunque la habitación era muy sencilla, estaba muy limpia y tenía todo lo necesario para pasar una noche, así que por 34 €, no nos importó en exceso que no tuviera ascensor. Además, estaba muy cerca del ferry, que para nosotros, era importante.
*** final del día 6 ***
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El día amaneció en Wando totalmente nublado y con niebla baja. Igual, igual que muchos días en el norte de España. La temperatura, 14°C. Como cerca del hotel había un GS25, aprovechamos para comprar el desayuno que comimos mientras dimos un mini-paseo por el puerto.
![]() ![]() El destino final de la etapa de hoy, era Busan, la segunda ciudad más importante de Corea del Sur, después de Seúl, pero antes queríamos visitar un par de sitios, así que, en cuanto estuvimos listos, cogimos el coche y le dijimos a “maripuri” que nos llevara a nuestro primer destino del día, el museo y los campos de té, en Boseong.
![]() Cuando llegamos a Boseong, sobre las 10h, prácticamente no había nadie. Los comercios estaban cerrados y lo único que vimos fue una ladera (podeís ver la foto más abajo) donde se podía ver los setos de la planta de té. No os lo vamos a negar, nos defraudaron bastante ya que estaban bastante “ralos”.
![]() ![]() Antes de continuar, vamos a hacer un inciso para enseñaros una cosa que vimos aquí, pero que luego hemos visto en muchos más sitios. En los baños de mujeres, tienen instalado un sistema de alarma, para que si tienen algún problema, puedan alertar a la policía rápidamente. También lo pueden utilizar los niñ@s pequeños.
![]() ![]() Volviendo al tema del té, vimos que había una especie de punto de información y fuimos a preguntar. La persona que nos atendió, nos dijo que esta zona, por decirlo de alguna manera, era la zona pública y gratuita y que para ver los campos “más famosos” teníamos que seguir la carretera un poco más y que para entrar, había que pagar.
Como habíamos venido hasta aquí para ver los campos de té, nos montamos en el coche y seguimos las indicaciones que nos habían dado y en nada, llegamos a otro aparcamiento (gratuito) donde vimos que ya estaba todo un poco más organizado para las visitas. La historia del té en Corea viene de muy lejos, remontándose a la era Silla (57 a. C. y 935 d.C). Aunque su cultivo fue inicialmente era exclusivo de templos budistas y la corte real, durante la dinastía Goryeo, en la época Joseon las plantas de té comenzaron a crecer de forma silvestre en las regiones de Gyeongsang-do y Jeolla-do. Las condiciones ideales para un té de calidad imperial son muy exigentes: suelos aireados y bien drenados, un clima fresco con marcadas diferencias térmicas diarias, alta humedad y más de 1.500 mm de lluvia al año. La provincia de Boseong, en la costa sur de Corea del Sur, cumple con todos estos requisitos. ![]() ![]() Los campos de Té Daehan, fueron fundados en 1939, en un extenso terreno que fue devastado durante la Guerra de Corea. Chang Young-seop, compró las tierras y fundó Daehan Daeop Co., Ltd.. No solo revivió el cultivo del té, sino que transformó el lugar en un verdadero santuario botánico, plantando millones de árboles ornamentales —cedros, camelias, bambúes, cerezos, magnolias y más— con el propósito de crear una barrera natural contra el viento y promover la biodiversidad.
Actualmente, el jardín alberga más de 5,8 millones de plantas de té distribuidas en un aprox. 1,65 millones de m2). Es una de las pocas fincas del país reconocidas como granja turística, desde 1994, y se ha convertido en un ecosistema vivo: ardillas coreanas, sapos, ciervos, jabalíes, aves silvestres y una rica variedad de insectos comparten espacio con una flora abundante y diversa. Lo primero que pudimos ver una vez dentro del recinto, fue un pequeño bosque de bambú que, salvando las distancias, nos recordó al de Arashiyama, en Japón, aunque aquí apenas había un par de pasarelas de madera de unos pocos metros, donde poder obervar y sacar alguna foto. Os dejamos unas fotos para que os hagáis una idea de lo que se puede ver. La verdad es que, como aperitivo de lo que nos esperaba, no estuvo nada mal. ![]() ![]() Aunque no hay obligación de hacer el recorrido en un sentido o en otro, nosotros seguimos los puntos marcados en el mapa que nos dieron al comprar las entradas y lo hicimos en sentido contrario a las agujas del reloj.
Uno de sus símbolos más icónicos es la avenida de cedros plantados como cortavientos, tan imponente como poética, que ha sido declarada “la calle más hermosa de Corea”. La imagen de las hileras de té ondeando como olas verdes hacen que sea un lugar turístico para locales y extranjeros. ![]() Desde 2005, el cultivo de té verde en Daehan ha sido oficialmente reconocido como orgánico, adoptando técnicas agrícolas sostenibles que protegen tanto la tierra como el sabor. El resultado es un té de altísima calidad, producido en una extensión de plantaciones que parece una alfombra esmeralda desplegada a lo largo de las laderas.
En cuanto el sendero empezó a ponerse un poco cuesta arriba y cogimos un poco de perspectiva, el paisaje que se abrió ante nosotros fue totalmente increíble. Y como una imagen (en este caso dos), valen más que mil palabras, aquí os dejamos una muestra. ![]() ![]() Aunque se puede acortar el recorrido, más o menos por la mitad de la ladera, nosotros hicimos el recorrido entero y creo que acertamos porque a la bajada encontramos rincones muy interesantes (fotográficamente hablando).
Cuando llegamos al punto más alto del recorrido y nos asomamos al mirador, lo que vimos, fue… nada absolutamente. Y es que la niebla, que en la zona baja hacía que las fotos tuvieran un aire enigmático, hizo que desde arriba, todo de viera blanco. En este caso nos importó mucho porque las fotos “buenas” ya las teníamos. ![]() Cuando empezamos a bajar (siguiendo el recorrido), nos encontramos con un pasillo de árboles, que dejaban colarse a partes iguales rayos de sol y niebla, creando un ambiente mágico.
![]() ![]() Aunque en el mapa aparecía una cascada, como nos habíamos entretenido más de la cuenta y todavía queríamos ver un par de sitios más, antes de salir hacia Busan, decidimos saltárnosla y acabar el recorrido en el pequeño pabellón recubierto de musgo.
![]() Para acabar la visita, parada obligatoria en la tienda. También aprovechamos para degustar unos ricos helados de té verde 8.000 krw (5,23 €).
![]() ![]() Nuestra siguiente actividad del día era visitar el templo de Songgwangsa, uno de los más famosos de Corea del Sur y que se encuentra en Suncheon (provincia de Jeolla del Sur) dentro de los límites del Jogyesan Provincial Park.
![]() ![]() La historia del templo Songgwangsa está profundamente ligada a la evolución del budismo en Corea y a la tradición Seon (Zen), una escuela que pone énfasis en la meditación directa y la experiencia vivencial.
Songgwangsa fue fundado en el siglo XII (año 1190) durante la dinastía Goryeo por el gran maestro Jinul (conocido también como Bojo Guksa). Jinul fue una figura revolucionaria en el budismo coreano, ya que buscó reformarlo desde dentro unificando el estudio doctrinal y la práctica meditativa. De hecho, estableció en Songgwangsa la comunidad monástica ideal que él mismo soñaba: una hermandad de monjes comprometidos tanto con el conocimiento como con la introspección. ![]() ![]() A lo largo de los años, Songgwangsa se ha consolidado como el templo del Sangha (la comunidad de practicantes), y ha formado a numerosos maestros budistas que han sido líderes espirituales en todo el país.
Durante siglos, el templo ha sufrido numerosos incendios y reconstrucciones, sobre todo durante las invasiones japonesas del siglo XVI y la Guerra de Corea. Sin embargo, siempre ha sido restaurado con devoción, conservando su esencia espiritual y arquitectónica. Songgwangsa es uno de los tres templos más importantes de Corea, junto con Haeinsa (representa las enseñanzas, Dharma) y Tongdosa (representa a Buda). Lo que hace único a Songgwangsa es su énfasis en la vida monástica activa, el estudio continuo y la disciplina contemplativa. A lo largo de los siglos, más de 16 patriarcas del budismo coreano han salido de sus pasillos. ![]() ![]() La imagen más icónica del templo Songgwangsa es la que os enseñamos a continuación donde se pueden ver varios “pabellones” regados por un riachuelo que corre a lo largo del recinto del templo. ![]() Tenemos que reconocer que tuvimos mucha suerte en esta visita y es que había muy poquita gente y, además, el cielo nublado colaboró para que pudiéramos sacar unas buenas fotos. Esperamos que os gusten.
![]() ![]() También tuvimos la suerte de poder fotografiar por dentro uno de los pabellones donde había tres Budas sentados, flanqueados por otros cuatro de pie. Todos ellos, de un precioso color dorado. Simplemente, impresionante.
![]() Cuando acabamos la visita, sobre las 14h30, pasamos por una de las tiendas que vimos de camino al aparcamiento y compramos un par de camisetas con la foto más famosa del templo. Nos costaron 30.000 krw (19,62€). Aquí tuvimos una anécdota muy graciosa con la “señora” de la tienda y es que, cuando le dijimos las tallas que queríamos, nos dijo que eran muy pequeñas. Aunque le insistimos, ella insistió más y consiguió que compraramos las tallas que ella decía. Incluso hizo un gesto hacia mi tripa como queriendo decir que, en la talla que había elegido, no iba a entrar. Ahhh y todo esto por gestos, porque la señora de inglés… como que no, jejeje. Menos mal que le hicimos caso, porque cuando estrenamos las camisetas, nos quedaban perfectas.
Entre “pitos y flautas” casí nos dieron las 15h y no habíamos comida, así pusimos rumbo a nuestro siguiente destino y en cuanto vimos una tienda de conveniencia, paramos y compramos algo de comer. Menú de “vamos tarde y dame lo que quede”. Fueron unos sándwiches, un par de refrescos y café. Todo por 11.200 krw (7,32 €). A las 16h, llegamos a nuestra siguiente parada. Seonamsa es un templo situado en la falda del monte Chogye. Existen dos versiones sobre su fundación: una atribuye el origen al gran monje Adohwasang durante el periodo de Baekje, y la otra al monje Doseonguksa en la época de la Silla Unificada. Según los vestigios actuales, se considera más probable que fuera fundado en la época de la Silla Unificada. ![]() ![]() Durante la dinastía Goryeo, el gran maestro budista Daegakguksa Eeucheon amplió considerablemente las instalaciones del templo. Llegó a contar con 13 edificios que albergaban estatuas de Buda, 12 templos, 26 salas y 19 ermitas. Sin embargo, en el año 1597, durante la invasión japonesa conocida como Jeongyujaeran, el templo fue saqueado y varios de sus edificios fueron incendiados. ¡Vivan las guerras!
![]() ![]() Tras la liberación de Corea en 1945, el templo volvió a sufrir daños por eventos históricos como la rebelión de Yosun en 1948 y la Guerra de Corea en 1950. También perdió algunos edificios por conflictos internos entre monjes célibes y monjes casados. A pesar de ello, hoy en día la mayoría de sus estructuras han sido restauradas.
![]() Al igual que en Songgwangsa, apenas había gente mientras duró la visita, por lo que también disfrutamos mucho recorriendo el complejo del templo, fotografiando los rincones más interesantes. El cielo pasó de estar nublado, a estar “nublado oscuro” y la verdad es que parecía que, en cualquier momento, se podía poner a llover.
Afortunadamente, y gracias a Hwanung, pudimos disfrutar de la visita sin mojarnos. ![]() ![]() Cuando volvíamos al coche, vimos este curioso “limpiador de calzado”. La traducción vendría a decir algo como: “Dispositivo para quitar el polvo de los pies/zapatos Este dispositivo ha sido instalado para mejorar la comodidad de los visitantes. Por favor, use el aire comprimido con cuidado y colóquelo de nuevo en su sitio”.
![]() Al final, acabamos la visita pasadas las 17h15 y teníamos todavía casi 3 horas de viaje hasta Busan. En nuestra planificación teníamos prevista también la visita al templo de Ssanggyesa, pero al final, lo descartamos, por que aunque no lo hemos comentado todavía, mientras hemos estado en Corea del sur, el país ha sufrido una sequía muy severa y esto ha hecho que, en algunas partes, se hayan proliferado incendios, alguno de los cuales, estaba demasiado cerca del templo, así que preferimos ser responsables y no acercarnos.
Después de comprar la merienda, 8.000 krw (5,23 €), cogimos la Namhae ExpressWay 10 y nos pusimos en camino hacia Busan. A la altura de Gusan-ri, empezó a llover (a ratos con bastante fuerza) y la temperatura, que había estado rozando los 20 °C durante todo el día, bajó hasta los 17 °C. Aunque a nadie le gusta la lluvia cuando está de vacaciones, la verdad es que nosotros nos alegramos para ver si así, se conseguían controlar los incendios que estaban recorriendo el país. ![]() Cuando llegamos a Busan, eran las 20h15 y había parado de llover. Gracias a “maripuri” no tuvimos problemas para encontrar el hotel. Al hacer el check-in, la persona que nos atendió, nos dijo que el parking estaba completo, pero que no había problema por dejar el coche aparcado junto al hotel.
![]() ![]() ![]() Aunque sólo fuera por estirar un poco las piernas tras el viaje (no me gusta nada conducir lloviendo y menos, de noche), salimos a dar un paseo y de paso, cenar, si encontrábamos algún sitio que nos gustara.
Y qué experiencia más coreana, que cenar en la calle, debajo de un toldo. Comimos unas giozas y unas brochetas de pastel de pescado. Como no podía ser de otra manera, la comida estuvo muy rica. ¿Y si os decimos que lo que veis en las fotos, nos costó menos de 4 € (6.000 krw)? ![]() ![]() En comparación, el postre y los cafés que comparamos en la tienda de conveniencia, nos salieron más caros. 8.000 krw (5,75 €).
Sobre las 22h volvimos al hotel y al poner la tv, no paraban de los incendios que estaban asolando algunas partes del país. Uno de los incendios más importantes estaba en la zona de Andong (donde íbamos a pasar una noche y donde teníamos planificado visitar Hahoe, una aldea tradicional coreana de la dinastía Joseon, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2010. Como aún quedaban algunos días para llegar allí, decidimos estar un poco atentos a las noticias para ver la evolución del incendio de esa zona. ![]() *** final del día 7 ***
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Para las 7h ya estábamos despiertos. La temperatura en la calle era de 10 °C (algo más fresco de lo que veníamos teniendo) y amenazaba lluvia, aunque según los pronósticos, si llovía, lo haría en poca cantidad. En cuantos estuvimos preparados, bajamos a desayunar al comedor. Hoy se cumplía la primera semana del viaje. ¡Cómo pasa el tiempo!
![]() ![]() Nuestra primera parada del día era el templo Seokbulsa, uno de los “rincones secretos” que tiene la ciudad de Busan y no porque no sea conocido, sino porque no es sencillo de llegar en transporte público y eso hace que no lo visite mucha gente. En coche tampoco es fácil, pero ahora os contamos los detalles.
Seokbulsa (석불사), significa literalmente “Templo del Buda de Piedra”, y see encuentra al pie del acantilado Byeongpungam, enclavado entre las montañas Geumjeongsan y Baegyangsan, como si fuera un enorme biombo natural (de ahí su otro nombre: Templo Byeongpungsa), ya que byeongpung en coreano significa “biombo”. Fue construido hacia 1930 por el monje budista Jo Il-hyeon. Durante su tiempo como abad, encargó la talla de una serie de imágenes budistas directamente sobre la roca. Como os decíamos, llegar hasta Seokbulsa no es fácil. Habíamos leído que el tramo final era muy empinado y el aparcamiento, bastante pequeño. Así todo, nuestra intención era llegar lo más cerca posible en coche. Una vez pasamos el primer parking, nos dimos cuenta de que no iba a ser tan sencillo ya que la carretera, de repente, empezó a ponerse difícil. Curvas muy cerradas y mucha… pero que mucha cuesta. ![]() En una de estas curvas, redujimos tanto la velocidad que, al reanudar la marcha, el coche empezó a patinar (el suelo estaba un poco mojado todavía por el rocío mañanero). Tras un par de intentos sin éxito, decidimos que no merecía la pena arriesgarse y volvimos al parking que habíamos visto más abajo.
Dejamos el coche en el parking, respiramos hondo y nos pusimos en marcha. ¿Es para tanto? Pues hombre, son 800 mt de cuesta arriba constante, aunque sin prisa, se puede hacer tranquilamente. La foto que ponemos a continuación es del parking donde queríamos haber llegado. ![]() A las 10h llegamos a la entrada del templo y ya, desde lejos, supimos que lo que nos esperaba dentro, nos iba a gustar mucho y que había valido la pena el esfuerzo de subir hasta aquí andando.
![]() ![]() ![]() En la parte frontal del acantilado se alza tallada una imagen de pie del Bodhisattva Avalokitesvara de Once Rostros, con la figura sedente del Buda Maitreya justo encima. A la derecha se hallan las imágenes de Bhaisajyaguru (el Buda de la Medicina) y de los Cuatro Reyes Guardianes; a la izquierda, aparecen de nuevo los Reyes Guardianes y el Buda Vairocana. En total, hay 29 imágenes budistas talladas en la roca natural que rodea el templo.
Según se puede leer en el cartel explicativo, “estas esculturas no solo muestran una gran maestría artística, sino que también son expresión de una profunda devoción al budismo”. Por ello, Seokbulsa es considerado un templo excepcional en Corea, ya que alberga la mayor cantidad de esculturas de este tipo en todo el país. ![]() Aunque tenemos la foto sin nadie, en esta ocasión creemos que las chicas rezando, le dan un toque especial a la foto. Cuando acabaron sus rezos, empezaron a sacarse fotos entre ellas y como sabemos que a la gente le gusta salir en las fotos y no siempre tienen una instantánea de todo el grupo junto, nos ofrecimos a sacarles una foto con el templo de fondo. Las chicas aceptaron muy agradecidas.
![]() ![]() Como apenas había gente (creo que no nos cruzamos ni con diez personas), disfrutamos de lo lindo de todos los rincones del templo. Simplemente, espectacular.
A las 10h45 dimos por finalizada la visita y camino abajo, regresamos al parking donde teníamos el coche. Aunque el “gimnasio” de la foto cuando subimos estaba vacío, al bajar, estaba a tope. No sé si lo hemos comentado antes, pero nos parece una muy buena idea, que haya tantos sitios donde la gente, la mayoría mayor, pueda ejercitarse. ![]() Aunque antes no lo hemos dicho, en el parking donde dejamos el coche había una pequeña tienda y una máquina de café. Mientras una sacaba los cafés, yo entablé una especie de conversación (la mayoría con gestos) con algunos lugareños. En el parking también había unas fuentes donde, por lo que pudimos ver, la gente iba a buscar agua.
Antes de marchar, nos asomamos a una especie de mirador que había en la carretera, donde pudimos disfrutar de unas espectaculares vistas de Busan. ![]() ![]() Cuando vinimos por la mañana, vimos al principio de la carretera que sube al templo que había un GS25, así que a la bajada, paramos y compramos el almuerzo. Unos cafés y unas galletas por 9.400 krw (6,15 €). Ya en ruta hacia nuestro siguiente destino, Anna se dedicó a documentar lo que nos íbamos encontrando por el camino.
![]() La anécdota “graciosa” del día es que hubo un momento que parecía que nos habíamos perdido dentro de los túneles de colores. El tema es que, como eran túneles largos, la señal del GPS se perdía y hacía que las indicaciones no fueran muy precisas. Tuvimos que hacer hasta tres intentos hasta que conseguimos salir por la salida correcta, jejeje
![]() ![]() El templo de Beomeosa fue fundado por el gran maestro Uisang (625–702 d.C.) en el año 678, durante el reinado del rey Munmu del reino de Silla, como uno de los diez templos Hwaeom de Corea. Su creación respondió al propósito de encarnar los ideales de esta tradición budista, centrada en llevar una vida de felicidad y generosidad.
Algunos de los grandes maestros budistas estudiaron y practicaron aquí. El maestro Dongsan fue una figura clave en el Movimiento de Purificación Budista (1954–1962), impulsando la modernización del budismo coreano. ![]() ![]() Según la información que se puede en su página web, Beomeosa es un templo basado en la meditación Seon (Zen), un espacio para calmar la mente y explorar el verdadero ser interior. A través de la práctica meditativa, se disuelven los pensamientos innecesarios, permitiendo que cada persona se conecte con su fuente interior y, así, reconozca su auténtica naturaleza búdica.
El templo alberga valiosos bienes culturales budistas y ha sido hogar de eminentes monjes. Tres de sus elementos han sido designados como Tesoros Nacionales: la Puerta de una Sola Columna, la Pagoda de Tres Pisos y el Salón Principal de Buda, este último construido en 1614 por el venerable Myojeon durante la dinastía Joseon. ![]() ![]() Como no había mucha gente (igual porque era entre semana), pudimos disfrutar de una visita muy tranquila. A continuación, os dejamos un resumen de lo que vimos. La tercera foto “mola mucho” porque pillamos a un monje, con su túnica color arcilla brillante, paseando por el templo.
![]() ![]() ![]() La visita la acabamos sobre las 14h15 y nuestra idea era volver al hotel para dejar el coche, ya que no lo íbamos a necesitar por la tarde. De camino, vimos un restaurante que nos gustó y paramos a comer. Por dentro, estaba muy bien ambientado.
Aunque en las fotos igual no se aprecia bien, las raciones eran bastante grandes. Una tortilla de vegetales (Buchimgae) y una especie de risotto con verduras. Junto con la bebida, nos costó 35.000 krw (22,85 €). ![]() ![]() ![]() Tras dejar el coche en el hotel, y aprovechando que no estaba muy lejos, fuimos dando un paseo hasta el parque Yongdusan donde se encuentra la torre de Busan. Cuando os dijimos al principio del diario que las “reinas de la carretera” son las furgonetas, era por algo. Sirven para todo. Tan pronto te montan un mitin, como un puesto callejero de fruta, jejeje. ![]() ![]() De camino al parque, entramos en un pequeño templo que nos llamó la atención por tener un Buda tumbado que se veía desde el exterior.
El templo Daegaksa fue fundado en 1877 como una sucursal del templo japonés Dongbonwonsa, en el contexto de la apertura del puerto de Busan tras el Tratado de 1876 entre Corea y Japón. Durante la ocupación japonesa, sirvió como centro de actividades culturales y religiosas japonesas. Tras la independencia de Corea en 1945, el templo fue transferido al gobierno coreano y más tarde renombrado como Daegaksa. Durante la Guerra de Corea, se convirtió en refugio para desplazados y sede de importantes instituciones budistas. También fue un punto clave durante el Movimiento Democrático de junio de 1987. ![]() ![]() Con intención de ver el atardecer, subimos a la torre de Busan sobre las 17h30. La entrada para los dos, nos costó 24.000 krw (15,75 €). La torre fue inaugurada en 1973, aunque se restauró completamente en 2021 y mide 120 mt. Se supone que la parte alta, está en la pagoda Dabotap del templo Bulguksa, un ícono del arte budista coreano.
A diferencia de muchas torres similares, no tiene funciones de transmisión; se utiliza exclusivamente como atracción turística, con mirador panorámico, cafetería y tiendas de recuerdos. ![]() ![]() Aunque no pudimos disfrutar del atardecer (estaba demasiado nublado), las vistas de la ciudad desde lo alto de la torre, hicieron que mereciera la pena haber subido. Una de las cristaleras apuntaba hacia Jagalchi, la zona donde estábamos alojados.
![]() ![]() ![]() Antes de que se fuera la luz, acabamos la visita e hicimos unas últimas fotos en la zona de la estatua del almirante Yi Sun-sin, uno de los héroes más venerados de la historia coreana. Fue un estratega naval legendario que defendió a Corea contra las invasiones japonesas en el siglo XVI, especialmente conocido por sus victorias con los famosos barcos tortuga.
![]() De vuelta al hotel, pasamos por la calle donde se celebra el famoso Festival de cine de Busan y como había puestos de comida callejera, aprovechamos para cenar unos pinchos de patata frita y unas brochetas de pollo, 12.000 krw (7,84 €).
Cerca ya del hotel, vimos una tienda de discos y Anna no se pudo resistir a entrar y ver si tenían el disco de un cantante que le gusta mucho, Do Kyung-soo. Yo le llamo “el palomitas”. Sólo tenéis que ver este vídeo para saber por qué. Por cierto, en la tienda sí que tenían el disco, así que se vino con nosotros para España, 18.300 krw (12 €).
![]() ![]() Y como Anna hizo una última parada antes de llegar al hotel en una tienda de cosméticos, yo la esperé fuera (típico de los chicos) y me dediqué a sacar fotos a lo que me llamó la atención. En este caso, unas estelas de coches en movimiento y una furgoneta convertida en un puesto de pollos asados.
![]() Al llegar al hotel, el móvil decía que había una temperatura de 9°C aunque la sensación térmica era de tan sólo 3°C, pero por lo menos, no había llovido en todo el día.
Mientras veíamos la televisión antes de acostarnos, vimos que, en los programas de noticias, no dejaban de hablar de los incendios. Uno de los fuegos más importantes seguía siendo el que estaba arrasando la zona de Andong y pudimos entender que por seguridad, habían cerrado el acceso a la famosa aldea y que estaban sacando todo lo valioso por miedo a que el fuego lo quemara. Nada más acabar el informativo, decidimos cancelar la noche que teníamos reservada en Andong y añadimos una noche adicional en Gyeongju. Por suerte, el hotel que teníamos reservado, estaba disponible. *** final del día 8 ***
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