Dos novatos y quince días en la India ✏️ Blogs de India

El día de hoy lo íbamos a dedicar por entero a ver Delhi, sobre todo la zona sur de la ciudad, para lo que contrataríamos un rickshaw para todo el día.

Para empezar me ocurrió una pequeña desgracia, y es que tuve un pequeño incidente con el movil, y es que lo moje, por lo que practicamente lo jodí (Así que lo deje apagado y a que se secara, para intentar recuperarlo), menos mal que a los dos días lo recuperé. No lo iba a usar, pero prefiero tenerlo y no usarlo, que no tenerlo y tener que necesitarlo. Por lo que lo primero que hice fue meterme en internet y mandar mails a la gente informando del incidente y de mi posible incomunicación.

Una vez hecho esto hicimos el check out, dejándo las maletas en recepción ya que por la noche tomaríamos nuestro primer tren nocturno, en esta ocasión destino Jodphur. De ahí salimos a la calle a por un Rickshaw para toda la mañana, y ver las cosas más importantes de la zona sur o de la nueva Delhi. Total 500 INR para toda la mañana. Ni nos molestamos en regatear.

Nuestra primera parada era el templo de Birla Mandir, donde pudimos respirar un poco de paz, y como no, volver a descalzarnos. Lo mejor, e increible, es que era gratis entrar. De ahí pasamos a la zona más residencial de la ciudad con una pequeña parada en la India Gate y un pequeño acercamiento a los alrededores del parlamento. Sinceramente, pues ya que estamos allí, pues se ve, pero si no es de interés ninguno.

Una vez visto esto nos dirigimos a Safdarjang Tomb, que nos agradó mucho, debido a que no había mucha gente y era muy tranquila. El precio son 100 INR, y se respira tranquilidad y calma. No es de las tumbas más impresionantes, pero fue la primera y una de las más bonitas que vimos.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Tras acercarnos de manera fugaz a Lodi Gardens, nos dirigimos a uno de los sitios que más nos impresionó en todo el viaje. La tumba, patrimonio de la humanidad de Humayun y la de Isa Khan. La mayor de todas, Humayun, se da un aire al Taj Mahal, pero sin su perfección, pero es algo impresionante estar allí, con menos turistas de los que se merece el lugar. El precio, 250 INR, y la botella de agua que nos tomamos en su jardín, mientras nos divertiamos viendo a las ardillas, no tiene precio.

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Visto esto finalizamos el recorrido en Jantar Mantar que costo 100 INR, pero no es gran cosa. Quizá para pasar un buen rato tirado en el cesped. En este lugar, decidimos volver a hablar con nuestro conductor, un señor muy majo, para ver cuanto nos cobraba para pasar todo el día que nos restaba con el. Nada, 200 INR y nos enseñaria lo que mas me interesaba a mi de Delhi.

Nos llevó a comer a un sitio muy barato, donde por 330 INR, los dos nos pusimos las botas. He de decir, que todavía no controlábamos las medidas y comimos como cerdos, pero es que sobró comida para alimentar a unos pocos como nosotros. jejeje, sorry. Al salir, el del Rickshaw, nos intentar llevar a una agencia gubernamental, para contratar un tour, pero pasamos, lo cual significó la bronca para el conducto, y menos propina al final del viaje. Pero por fin, nos dirigíamos a mi lugar más deseado. El lotus temple. No se por que, pero quería disfrutar del atardecer de esta maravilla, y el sitio no me defraudó. Está algo apartado del resto de cosas, pero merece la pena, ir cuando el sol está callendoo. Encima, es gratis entrar, y ni siquiera te cobrán por dejar las botas. Increible, esto no me volvería a pasar. Así que entramos, asistimos a una pequeña "misa", y nos fuimos derechitos al hotel. Delhi se terminaba, y nos dirigíamos a la estación a por nuestro primer tren. La aventura empezaba.

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Una vez recogidas las maletas, nos volvimos a montar en el rickshaw, directos a Old Delhi. Me esperaba algo más dramático en la estación, después de todo lo que te dice la gente, pero no hubo mucho problema. Esperamos, vimos nuestros nombres en las famosas listas que cuelgan cerca del tren, comimos algo en la estación, y en cuanto este apareció, nos metimos a coger nuestro sitio. Al principio, no sabíamos donde, pero un chico nos ayudó amablemente y no tuvimos problema para encontrar nuestro vagon, donde nos acomodamos. Era un two tier AC, por lo que era el vagón común, pero con cortinas para aislarte un poco del resto. La verdad se descansa bien, pero jooooder, ocn el aire acondicionado. Menos mal, que iba tapadillo y con los tapones, para posibles molestias.

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Tras diez horas en el tren, por fin llegamos a nuestro destino, si no demasiado retraso.
Seguimos a todo el mundo hasta llegar a la salida, ya que era la última parada del tren, en busca de nuestro hostel, ya que en teoría venían a buscarnos.
Con la poca paciencia que tengo, al ver que allí no había nadie, cogímos un rickshaw y por 50 INR nos llevo hasta la guest house sin problemas donde nos recibieron de manera muy agradable, y donde nos dijeron, que si que habían ido a por nosotros, que como que estabámos allí. Jejeje, eso por impaciente.
Tras llegar, nos enseñaron las cuatro plantas del edificio, con muy pocas habitaciones y baños compartidos, pero se respiraba un aire muy agradable. Era como estar en casa de unos parientes. Vimos la planta superior de Amar Niwas, y desde ahí contemplamos a los primeros monos que veríamos en el viaje, tirados a la bartola, a la sombra de las casas. De fono, emergía el impresionante fuerte al que subiríamos en escasas horas.
Nos sentamos un rato en una mesa que había al lado de la habitación, cuando apareció un catalán muy majo, con el que desayunamos y descrubimos los bananas lassi, un auténtico lujo para nosotros, y que empezamos a pedir durante todo nuestro viaje. Con ello una tortilla de queso para mi, y para Sonia una Spanish omelette. Si, si, una tortilla española, aunque no se parecía en nada, estaba deliciosa. Tras intercambiar unas palabras con el catalán, perdón, pero no me acuerdo de su nombre y con el dueño de la guest house, un hombre super amable, que nos presentó a si hijo, que se hacía llamar Spiderman, decidimos hacer una visita al impresionante fuerte.

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Al llegar y empezar la empinada cuesta, por que nos alojabámos a escasos cinco minutos del fuerte, pero eso si, en cuesta, nos empapamos de las impresionantes vistas de la ciudad. Aquí si que se podía comprobar por que lo llamabán la ciudad azul. El coste de la entrada fueron 300 INR, algo caro, sí, pero con la audiguía y el permiso de las camaras. Así que como buenos alumnos de colegio, fuimos con nuestra audioguía siguiendo los puntos, uno por uno del fuerte. El sitio es muy interesante, pero sin duda alguna, como decía lo mejor son las vistas desde la parte de arriba, y esa parte del fuerte, que en algo te recuerda a las casas colgadas de Cuenca, pero a lo Mogol. (Si ya se que la comparación no ha lugar, pero recuerda).

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Tras el largo paseo, el calor que hacía y el cansancio, nos fuimos de nuevo a la Guest house para tomar algo fresco, y darnos una vuelta por el entramado de calles por la ciudad.
Fue aquí en Jodphur donde descubrimos, gracias al catalán, como se pueden hacer llamadas desde la India. Como no había cabinas, ni locutorios, no teníamos ni idea, pero resulta, que se trata de cualquier sitio que tenga unos carteles amarillos, pintados o dibujados, con letras en negro que ponen STD o ITD o algo así. Ya lo vereis.
Tras hacer la llamada de rigor (Padre, Madre, si, se que llegué hace tres días a la India, pero es ahora cuando os digo que todavía estoy sano, jejeje) nos fuimos a la zona de la torre del reloj a ver el mercado. Un bullicio de gente sin orden ni protocolo, con polvo y vacas por todas partes. Un lugar lleno de vida y algarabia, donde hicimos nuestros primeros contactos mercantiles, para hacernos ideas de los precios de las cosas. Finalmente solo compramos un poco de te, y por que no se decir que NO y me tome una tortilla en un puesto callejero. Bueniiiiiiisima.......

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La noche fue callendo, y decidimos volver al albergue a cenar algo ya que los dueños eran muy majos y a que nos explicarán la excursión del día siguiente, por que habíamos solicitado una visita al desierto de Thar, donde pasar la noche bajo las estrellas para el día siguiente. El viaje daría un pequeño giro que contaré en la siguiente etapa. Cenamos, nos duchamos, y a la cama (que calor pase esa noche, no dormi nada y es que algo en mi se estaba alterando y yo me estaba poniendo enfermo).

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El día empezaba muy pronto, a las 07:30 en pie. Teníamos que estar en la estación de autobuses a las 08.00 de la mañana. Pero antes, volvamos al día anterior.
Sonia y yo, contratamos una excursión para ir al desierto donde poder pasar una noche bajo las estrellas. La opción más económica. La verdad es que hicimos muy buenas migas con el dueño de la guest house, pero no esperaba que tanto. Resulta, que iban a empezar a vender estancias en el desierto pero en mejores categorías, y me ofrecía la experiencia Majarahá, al mismo precio a cambio de que le hiciera muchas fotos del camping. Dicho y hecho. Pero tendríamos que llegar por nuestro medio a el pueblo donde nos recogerían.
Total, que al llegar a la estación, buscamos el autobus con dirección Osian donde nos tendríamos que bajar en la segunda parada. Ahh, el tour nos costaba 900 INr y 150 INR más si dormiamos en el desierto. El autobús nos costó 29 INR y eran 70 Km lo que separaban Jodphur de Osian. En el trayecto viajan también dos chinas, que van a hacer algo similar, y somos los raros del bus por que quien narices iba a ir a Osian, por que el pueblo la verdad es que no tiene encanto ninguno. Basura mucha. Pero encanto ninguno.

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al llegar nos recoge Gopal, que se convertiría en nuestra sombra en su jeep, y nos lleva al campamento a escasos 5 minutos del puelbo. Como describirlo. Impresionante. Tiendas de campañas enormes, con sus mosquiteras, colchas y un baño propio muy limpio. De hecho aquí me tomaría mi primera ducha caliente del viaje (que no serían muchas). El sitio no era lujos, pero era muy agradable. Nos enseñan el huerto donde cogemos hortalizas que van a usar para nuestra comida, nos explican curiosidades de la zona, vamos que nos tratan genial y somos los únicos que estamos alojados allí. Nos tomamos un te en el porche de la tienda, y esperamos ala hora de la comida donde nos ofrecen un monto de platos, panes, lassi vamos, que me estaba empezando a sentir mal con tanta atención. A veces se pasaban con la atención. La comida estaba deliciosa, y nos pusimos como cerdos.
Nos dejaron reposar unos minutos, para tras ello llevarnos en camello por la zona. Bueno, dromedario. Los dos ibamos en el mismo. al principio no me gusto por que era dar un paseo algo estupido, pero luego como el pasiaje era precioso me deje llevar. Tras una hora de camello, aproximadamente, nos pararon en una "finca", donde nos querían presentar los dueños. Fue gracioso, estar allí, los dos, con una familia que solo habla rajasthani, y nuestro guía, que solo chapurreaba ingles. Como imbeciles viendonos las caras. Pero ahí no acabo, por que nos querían enseñar su casa, así que el patriarca me dio la mano, y me llevo a su casa (Así que un señor de 50 años y yo de 32 juntitos de la mano, paseando por el huerto, hasta su casa, jejejeje) donde vi a las mujeres atareadísimas y tapadísimas. Nos enseñaron la cocina, y las pinturas del suelo, tipicas de la zona, y luego nos sentamos fuera de la casa a tomar un chai. Lo que mas nos unió fue el tabaco, por que Sonia fuma tabaco de liar, y cuando lo vieron se extrañaron, por lo que les ofreció tabaco (que ellos llaman bidi a una cosa parecida que es una hoja liada) y la cosa se relajo. Fue muy gracioso. La experiencia me gusto. Tras un rato sentados, aprendiendo un par de palabras que luego olvidaríamos, retomamos nuestro dromedario destino a las dunas a ver las puesta de sol.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Por el camino, y estando hasta los huevos del camello, nuca mejor dicho por que era ahí, donde más me dolia, decido que se paren y me tiro del camello. Bueno, dromedario. Nunca lo hagais. No sabía que ese bicho era tan alto. Que ostia me pegue. No me hice daño, pero me clave todas las plantitas que había por el suelo, por lo que toda la mano llena de astillas. Cuando el guía me vio, que me lamentaba, un chico jovencito, vino corriendo a quitarme las astillas el mismo, con todo el amor del mundo. Hacia años que no me sentia tan extraño. Que un chico me coja la mano para quitarme las astillas. jejeje. Que majos, pero dejalo, ya me las quito yo.
Por el camino se nos unieron una bandada de chicos con un griterio importante, aunque cuando llegamos a las dunas, solo se quedo uno que nos acompañó hasta arriba, donde le pude hacer alguna foto. La puesta de sol fue magnífica, pero era el momento en que todo se iba a acabar, ya que tendríamos que volver a la tienda.
Al llegar, una ducha (caliente como decía), la cena, y pronto a la cama, no sin antes una pequeña conversación sobre religiones con Gopal. Ahh, y sobre las mujeres. Fue un día muy interesante y dormimos genial.

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