QUIERO MI CUBA LIBRE ✏️ Blogs de Cuba

Me desperté para repetir la experiencia del amanecer.
*** Imagen borrada de Tinypic ***

Nos encontramos con los uruguayos sobre las 8 y partimos hacia el Nicho. La carretera para llegar es preciosa; el bosque verde y frondoso, los riachuelos, las montañas…
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Pagamos los 4 dólares de entrada para el Nicho e hicimos el agradable recorrido por el bosque hasta las cascadas.
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Antes de llegar a la gran cascada hay unas pozas de agua muy bonitas, aunque el agua está congelada!
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La cascada principal es espectacular y tiene una fuerza torrencial.
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En esa cascada no te puedes bañar. Seguimos montaña arriba hasta un mirador y luego volvimos a bajar hasta una cascada intermedia donde sí te puedes bañar e incluso te puedes meter dentro de una cueva que hay detrás de las cascadas.
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Ya activados y refrescados, continuamos nuestro camino a Trinidad.

A Paula le habían recomendado un paladar muy frecuentado por locales para comer antes de llegar a Trinidad. Pasamos un buen rato buscándolo, metiéndonos por caminos de terracería y por terrenos privados, preguntando a los locales, y finalmente, lo encontramos. Unos chicos nos dijeron que el lugar estaba cerrado, que pasáramos a su restaurante. No los creí, entré a ver y efectivamente, estaba abierto. No hay que bajar la guardia! El lugar es muy agradable, con terracita, patio, y lo más curioso, estaban agrupados unos 20 cubanos viendo un DVD tipo Tiburón…disfrutando del gran evento de cine de tarde. Me imagino que no muchos tendrían tele, y menos tendrían DVD… Comimos como cosacos (arroz, frijoles, ensalada, platanitos, cerdo, milanesas) y la comida estaba super buena. Creo que nos costó unos 2 euros por persona. Fue una gran aportación de Paula.

Comidos, decidimos adelantar la excursión a Playa Ancón que teníamos pensado hacerla la mañana siguiente en bici desde Trinidad ya que dicen que el snorkel es mejor en la mañana pero vista la carretera tan recta, sin sombras y el sol y calorazo de espanto, no parecía buena idea y ahora nos entraba muchísimo. Paula y yo llenamos las botellas de agua con cerveza dispensada y al agua! No vimos peces, pero el mar estaba muy tranquilo y calentito y pasamos un rato muy agradable. La playa es bonita, muy larga, pero tampoco nada del otro mundo.
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Playa Ancón está ubicada en una península y la carretera para llegar es muy bonita. Mientras los demás iban a hacer la siesta decidí correr un rato por la playa y ver hasta donde llegaba de la península, a ver si había algún trozo más bonito que el que estábamos. Después de 20 minutos corriendo y viendo que cada vez que llegaba a la curva, la playa se veía igual, di media vuelta. En cuanto llegué, bien sudada, los compañeros estaban de los nervios porque unos bichitos pequeñitos se los estaban comiendo. Esperaron a que me refrescara, y nos fuimos al pueblo.
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En Trinidad teníamos reserva en casa de Marilu y Nelson. Los uruguayos fueron a buscar casa. Marilu y su marido son encantadores y muy atentos. La casa está muy bien, con habitaciones grandes y aire acondicionado pero estaban remodelando la cocina y había bastante jaleo por las obras y los paletas.
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La terracita, que era uno de los motivos por los que reservé la casa, estaba patas arriba pero eso no impidió que nos tomáramos el jugo de mango allí viendo el atardecer acompañados por el hijo de 20 años de Marilu.
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Mantuvimos una charla muy agradable con él sobre la teoría del fin del mundo, las culturas prehispánicas, las diferencias entre diversas culturas.. El chico estudia medicina y estaba curando a su pit bull que tenía una infección en el ojo. Marilu estaba cocinando para unos suecos y sus hijos que llevaban unas 2 semanas en su casa…iban en plan muuy relax. Marilu nos dejó probar los camarones que les estaba preparando…deliciosos! Le encargamos camarones para mañana en la noche.

Quedamos con los uruguayos de encontrarnos en la plaza de la casa de la música en la noche. Pedimos unas hamburguesas y unos mojitos en las mesas de la plaza mientras observábamos boquiabiertos el contoneo de los cubanos bailando salsa. La orquestra era bastante buena y también había bailarines profesionales.
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Seguimos pidiendo cervezas y mojitos en las escaleras de la plaza hasta la 1 que acabó la música en directo. Paula y yo nos hicimos amigas de 2 cubanos, un militar y otro, que nos hablaron de la situación en Cuba sin pelos en la lengua. Muy críticos, muy decepcionados, muy enfadados…nos comentaron que en Cuba no tienen posibilidades, que viven escañados por el gobierno, la falta de libertad.. El militar nos dijo que el servicio es obligatorio y le dan un dólar al mes. Se alegró y sorprendió mucho cuando yo también criticaba el gobierno. Dice que hay muchos turistas que tienen idealizado el sistema comunista y no tienen ni idea por lo que están pasando. Tuvimos un rato un poco tenso cuando Paula, defensora del comunismo, les quiso convencer de que el sistema era muy bueno y que ellos vivían muy bien y tenían que estar agradecidos, ya que Uruguay era peor… “Pero en Uruguay tienes más posibilidades, libertades y derechos. Vas a un centro comercial y puedes encontrar de todo, en Cuba no. Si ni podemos tener internet, ni manifestarnos, ni criticar al gobierno ya que se nos caería el pelo…fuera de las dictaduras esto no pasa”. Los Cubanos hablaban bajito e intentaban no acercarse mucho a nosotras no sea que la policía los detuviera por acoso al turista… Fue un debate bastante encendido e intenso. Le dije que iba a hacer un blog bastante cañero y daría a conocer la situación. Me lo agradeció y me preguntó el nombre que le pondría…Quiero mi Cuba libre…se me ocurrió enseguida. Roger y Martin estuvieron hablando de futbol con una pareja de argentinos, se perdieron una charla muy interesante.

Nos encontramos a los españoles con los que compartimos excursión en la cueva de Viñales. Nos dijeron que en España estaban comentando que Fidel tenía una parálisis cerebral. Como es de suponer, en Cuba no se decía nada de eso. “La salud de Fidel es secreto de estado”, nos dijo nuestro amigo militar.

Quisimos ir a por una botella de ron pero los supers estaban cerrados. Un vendedor ambulante nos dijo que él podía conseguir un alcohol que era casi ron…Pasamos y decidimos ir a dormir para poder levantarnos prontito al día siguiente para recorrer bien Trinidad. Quedamos con los uruguashos; mismo lugar, misma hora, pero esta noche, con botella de ron en mano y a beber en las escaleras como lo hacían los locales. Allá donde fueres, haz lo que vieres…

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Desayunamos en casa y a medida que iban pasando las horas, a Roger se le empezó a revolver el estómago. Creemos que fue el yogur. El se lo comió y yo no…soy algo maniática con ciertos lácteos..si huele a granja, no me entran.
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Pasamos el día disfrutando de Trinidad.
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Hacía mucho calor, el sol era tremendo y no teníamos protector solar. A mí enseguida me da alergia por largas exposiciones al sol y como ya habíamos estado unos días en la playa, me empezó a picar la piel. No tuvimos más remedio que comprar bloqueador solar…18 dólares el tubo de factor 30. Como es un artículo de consumo para turistas abusan muchísimo del precio. Al medio día, nos pedimos unas pizzas de 5 pesos, unas cervecitas y fuimos a comer y descansar un rato al hotel.

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Cuando el sol bajó un poco salimos de nuevo a dar una vuelta.
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Subimos al cerro para el atardecer.
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Cenamos en casa de Marilu una deliciosa sopa y camarones con el acompañamiento típicamente abundante.
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Después de cenar, nos dirigimos a la plaza y, ya con los amigos, fuimos a por una botella grande de ron y pasamos la noche en las escaleras disfrutando del espectáculo de movimientos cubanos. Roger fue a casa a por puros y cuando regresó me dijo que su estómago estaba de fiesta. Cuando acabó el concierto, fuimos a la discoteca que había junto a la plaza y estuvimos un ratillo bailando música discotequera, un poco más fácil de bailar para nosotros que la salsa.
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Paula iba bastante entonada y en cuanto cerró la discoteca, la llevé del brazo para llevarla derecha hasta unas escaleras donde nos tomamos las últimas cervezas juntos. Nos teníamos cariño… Ahora sí nos despedimos de nuestros compañeros de viaje. Unos abrazos y palabras emotivas, y para casa. Mañana ya partíamos a Santa Clara. Quien diría que buscar a alguien para compartir taxi diera estos frutos.

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Roger amaneció débil y bastante mal del estómago. Hoy tocaba madrugar para llegar a Santa Clara después de hacer la excursión al salto del Caburní que, por lo que nos habían contado, era bastante dura ya que el desnivel para llegar a la cascada era muy fuerte y el camino estaba bastante mal. Así que decidimos cancelar la excursión y descansar un rato.

Le pregunté a Marilu por farmacias y me dijo que en las farmacias para cubanos no les venden a turistas y la de turistas estaba un poco lejos. Me preguntó qué necesitaba, le dije que un Fortasec, y sacó una caja con medicamentos que le habían regalado los turistas. El Fortasec llevaba casi un año caducado y Marilu dijo que quizás no le serviría, pero lo acepté sabiendo que la fecha de caducidad de los medicamentos es bastante relativa. Quizás no hace efecto tan rápido pero servirá. Nos dio unas 4 pastillas. Roger se tomó una y se quedó en la cama mientras desayuné.

Fui a conectarme a un ciber para dejar un mensajito a la familia, comprobar que teníamos la reserva del hotel en Cayo Santa María confirmada y de paso curiosear para ver qué filtros de seguridad tenía el internet en Cuba. Pude abrir facebook pero, al mandar el texto a la familia, me apareció un mensaje que decía algo así como que el mensaje será revisado por el régimen de Fidel Castro! Busqué su nombre y me aparecieron algunas noticias sobre la reciente información de su estado de salud y posible parálisis cerebral pero ya se me acababa el tiempo de Internet, que se paga a precio de oro, y ya no pude curiosear más. La reserva de Cayo estaba confirmada y decía que debíamos imprimir esa confirmación y entregarla en el hotel, pero en el ciber no tenían impresora y me dijo que encontrar un lugar con impresora sería complicado.

Cuando volví a casa, acabé de hacer las maletas, pagamos y nos despedimos de la familia. Marilu me regaló un bolsito que ella había tejido. Nos acercamos con el coche al Valle de los Ingenios, al ingenio de Manaca Iznaga, un campanario enorme que servía para juntar a los esclavos que labraban el campo de azúcar.
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Fuimos a Santa Clara por los topes de Collantes. Los primeros 1000km del viaje.*** Imagen borrada de Tinypic ***

La carretera es preciosa, con bastante curva, pero bien asfaltada*** Imagen borrada de Tinypic ***

Hay un mirador a medio camino con excelentes vistas.
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Hay un trozo que estaba sin asfaltar de unos pocos kilómetros (3 o 4km) que sí hay que ir despacio, pero el resto está bien.
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Llegamos a Santa Clara, pueblo del Che.
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Le preguntamos por el museo del tren blindado a un señor que nos dijo que iba en esa dirección por lo que lo subimos al coche. Se tiene que pagar por ver el museo, que es bastante justito, pero por la historia que tiene, es casi obligatorio.
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Luego nos dirigimos a la casa donde teníamos reserva, “la autentica pérgola”. Resulta que habían ocupado la habitación con otros huéspedes. Bastante feo por su parte, la verdad. Nos recomendó otra casa y la señora de la otra casa nos vino a buscar. La casa no era tan bonita. Además llovía y nos pasamos la tarde en el hotel por lo que hubiera sido mucho más agradable estar en la otra. Pero como dicen en Mexico…ni modo… Roger se pasó la tarde durmiendo y yo empecé a escribir la intro de este blog.

Por la noche, cuando se calmó un poco la lluvia salimos a dar una vuelta. Hay un bulevard comercial principal y la plaza central. Paramos a comprar algo en el super y para que os hagáis una idea de la oferta, así son los de mejor categoría. En la primera foto vemos 200 piezas de un mismo producto, en total, 16 diferentes productos en 7 metros lineales. Al menos aquí iban surtidos de inventario. En la segunda foto, un escaparate del centro comercial de artículos varios; las bebidas junto a las lámparas…un popurrí expuesto con muy poca gracia…
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Nos pareció un poco decadente el ambiente y vimos bastante borrachin. La plaza es bonita pero nada del otro mundo.

Paramos a cenar en un restaurante de hamburguesas baratas. 20 burguers salían por 1 euro, para que os hagáis la idea.

Y a una hora decente, nos fuimos a la cama.

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