Otro día más y otro alojamiento del que despedirse, esta vez sin haber llegado ni siquiera a encariñarse.
La verdad es que a estas alturas del viaje ya empezábamos a entristecernos pensando en lo poquito que quedaba y en lo bien que los estábamos pasando, esto es como nosotros decimos "envenenarse" antes de tiempo.
Hoy nos tocaba ir hasta Field, donde teníamos alojamiento en una casa particular por dos noches. Para ello íbamos a recorrer de nuevo la Icefield Parkway, con la suerte que a diferencia del primer día, hoy el tiempo era estupendo, así podríamos ver la carretera y las monañas que la rodean en pleno explendor.
Una vez más pasamos la caseta de control despacio, una chica con una sonrisa de oreja a oreja nos indicó que podíamos pasar levantando el pulgar y comenzamos el camino. Nuestra primera parada de verdad era el cañón de Beauty Creek, el cual no pudimos visitar el primer día por falta de tiempo, pero de camino aprovechamos para parar en tres o cuatro miradores, hicimos paradas breves en la que casi no apagamos el motor, un par de fotos y listo, es que si no, no íbamos a llegar nunca.
El cañón de Beauty Creek es famoso entre la gente de la zona aficionada al senderismo pero está muy mal indicado por lo que en él se ven pocos turistas. En el plano de la carretera sí que aparece, justo después del Beauty Creek Hostel y ya cerca de llegar al Athabasca glacier, sin embargo en la carretera no hay ningún indicador. Una vez que se pasa el Beauty Creek Hostel hay que seguir durante dos kilómetros y al final de una recta, a mano izquierda llendo de Jasper a Lake Louise, justo cuando la carretera gira ligeramente hacia la derecha hay como una especie de apeadero o aparcamiento sin nada indicado, pues aunque parezca raro ese es el lugar.
Nada más aparcar ya vimos una señal de ruta, aunque aquí no hay panel indicador con la duración y demás. El recorrido nos llevó unos metros por entre un pequeño bosque y en seguida llegamos a un camino paralelo a la carretera, aquí se puede ir a la izquierda o a la derecha y no hay ninguna indicación, el camino a escoger es hacia la derecha. Este camino entre el bosque y la carretera transcurre en línea recta junto a un riachuelo durante un buen rato, calculo que como unos 250 metros, hasta que llegado un punto hay que girar a mano izquierda, a parte de que el camino está muy marcado, en este lugar ya se empieza a oir el sonido del río así que no tiene mucha pérdida.
Desde aquí ya sólo queda caminar junto al cada vez más profundo cañón durante menos de un kilómetros. La verdad es que el cañón es muy bonito y poco tiene que envidiar a otros de las rocosas, es una pena que no esté bien indicado porque mucha gente pasa de visitarlo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Los saltos de agua y pequeñas cataratas no tardan en aparecer y en todo el recorrido debe haber como 6, hasta llegar a la catarata final.
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No nos cruzamos con nadie en todo el recorrido, sólo cuando ya estábamos llegando vimos a una chica sóla que iba dando palmadas para asustar a los osos y que según nos contó después pretendía llegar a la cima de la montaña pero dio la vuelta porque tenía miedo de encontrarse con algún oso.
Nosotros llegamos a la última catarata y como vimos que en ese momento el cañón se convertía en río dimos la vuelta.
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Si se sigue por este camino durante un par de kilómetros más este recorrido se une con el Wilcox Pass pero entonces tienes el problema de cómo volver al coche. Nuestra siguiente parada era precisamente el trail de Wilcox Pass así que volvimos al coche para continuar el camino.
El trail de Wilcox Pass tiene unos 4 kilómetros, aunque se puede alargar todo lo que queráis puesto que cuando se llega al teórico fin el sendero continua en busca de mejores vistas, y se trata sin ninguna duda del recorrido más famoso y visitado de la Icefield Parkway.
Como teníamos tiempo y ganas, y teniendo en cuenta las críticas que habíamos leído decidimos hacerlo. Como casi todos los recorridos que hicimos en las rocosas, el primer tramo transcurría por un bosque pero enseguida se sale a zona abierta en la cual el sol picaba de lo lindo.
El camino no deja de subir puesto que en teoría se superan unos 500 metros de desnivel, aunque la verdad no se me hicieron muy duros. En cuanto desaparecen los árboles en seguida comienza a verse la carretera y a asomar la lengua del glaciar Athabasca.
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En torno al kilómetro dos supuestamente hay un mirador, es cierto que vimos esta especie de miradores pero ojo porque no están indicados como tal. Desde este punto las vistas del glaciar y las montañas de alrededor empiezan a ser dignas de mención.
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Sin embargo, para mi la mejores vistas están como unos 500 metros más adelante, no es necesario llegar a la cima.
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Y aquí una con zoom, donde hasta se ven los buses que recorren el glaciar:
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Todavía queda subir un poco más para llegar al final del recorrido, aunque en el último tramo la pendiente suaviza bastante, eso sí, a pesar del buen tiempo el tiempro sopla muy fuerte con lo cual recomiendo llevar un buen forro o similar.
En el final del trail no hay más indicación que un palo con algo amarillo, por eso supusimos que era el final, por eso, por el tiempo caminado y el espacio recorrido, sin embargo el caminito sigue, por eso os decía que se puede alargar.
Dimos un paseo por la zona buscando buenas fotos y después buscamos un sitio donde comer, eso sí, cerca de las rocas para resguardarnos del fuerte y gélido viento.
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Después de comer hicimos el recorrido a la inversa, como siempre parando para hacer fotos, cuesta abajo siempre es más fácil disfrutar del paisaje

Entre paradas y todo creo que tardaríamos unas dos horas, este día habíamos decidido tomarlo con tranquilidad para descansar de tute de los días previos.
Continuamos por la Icefield haciendo fotos en las distintas paradas. Uno de los lugares donde no paramos a la ida y aprovechamos ahora fue el río Saskachewan, hay que mal aparcar en las proximidades de un puente pero el arcén es amplio así que no tiene mayor peligro.
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Otra parada que hicimos, ya cerca de Lake Louise fue en el Hector Lake, la verdad es que está bastante alejado del mirador correspondiente:
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La diferencia con el día que hicimos el recorrido a la inversa era enorme, mirad por ejemplo uno de los lagos Waterfowl, con el sol tenía un color precioso:
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Este el el glaciar Crowfoot que tampoco vimos el primer día:
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Para terminar, antes de llegar al entronque con Lake Louise, volvimos a parar en el Lago Peyto para ver cómo cambiaba con la iluminación:
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A la altura de Lake Louise cogimos el desvío en dirección sur ya que teníamos alojamiento en el pueblecito de Field, situado a tan sólo unos 20 minutos.
De camino nos adentramos de nuevo en British Columbia, aunque esta zona comparte la hora con Alberta. También hicimos una breve parada en el Tunnel View Point, donde tuvimos la suerte de ver pasar un tren, en otro caso, los árboles impiden la visión de los túneles. Siento no poder poner una foto de este punto pero es que no me salieron demasiado bien.
Entre Lake Louise y Field tan sólo se tardan unos 15 minutos y aunque hay obras lo cierto es que no se forman grandes retenciones, al menos mientras estuvimos nosotros.
Enseguida llegamos al tranquilo pueblo de Field, la verdad es que es un sitio de lo más pintoresco, supertranquilo, formado por pequeñas casitas de madera y rodeado de inmensas montañas en una llanera. Nada más desviarse os encontrais el centro de información turística, una tienda de recuerdos y una gasolinera. Para llegar al pueblo hay que cruzar un paso a nivel sin barreras. Por aquí pasan bastantes trenes de mercancías y si os coincide encontraros alguno podéis apagar el motor, ya que son larguísimos y van super despacio, así que paciencia y aprovechad para sacar fotos, que tanto el paisaje como los propios trenes lo merecen.
El alojamiento reservado en Field se llama Edgemount Guesthouse y es una casita de lo más recomendable, está bien ubicada, se arregló en 2010 y la lleva una pareja joven muy maja. La suite ocupa todo el piso de arriba de la casa y es tipo loft. Nada más llegar en la puerta había una pizarra con mi nombre escrito dándonos la bienvenida e invitándonos a entrar.
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Nada más entrar te encuentras con las escaleras que suben a la suite y hasta un hueco para guardar los zapatos, arriba la casa es muy luminosa ya que tiene muchas ventanas. Hay una cocina completa, una zona de comedor, la zona de cama y el baño. Está todo nuevísimo, super cuidado y se ve muy Ikea. También teníamos chimenea, ventilador, calefacción en la habitación y en el suelo del baño, toallas, condimentos, harina, café, te, azúcar, etc, incluso había film transparente y papel albal. Hay una puerta que da acceso al balcón, donde también hay una mesa y sillas, además de una parrilla enorme.
El precio fue de 125 CAD la noche e incluye wifi y parking, el único pero es que no hay televisión pero tampoco se echa de menos. Os pongo unas fotos:
Aquí la bañera:
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Nos contó la dueña de la casa que la obra de la casa la hicieron ellos y que una de las cosas que más les costó fue precísamente colocar los azulejos.
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La zona de estar y comedor:
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Habitación:
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Cocina:
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Balcón:
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Para terminar el día decidimos ir un rato al pueblo de Lake Louise. La verdad es que no se trata de un pueblo normal sino de un conjunto de tiendas y un par de hoteles, supongo que primero la zona se hizo turística y después surgió el pueblo.
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Volvimos al anochecer, nos hicimos la cena y a descansar para el día siguiente.