Goodbye Disney ✏️ Travel Journeys of USA

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Martes 29 Noviembre 2011

Todo lo bueno se acaba y esa mañana nos tocó preparar todo el equipaje. Aún nos quedaba una noche en Miami, así que pusimos en la maleta de mano lo imprescindible para pasar el día, y el resto lo dejamos ya en las grandes, con la intención de no abrirlas hasta nuestro regreso a España.

Como no teníamos prisa, nos lo tomamos con calma y a las 11:00 (hora del check out) pasamos por recepción a devolver las llaves y a ver si quedaba algo que pagar. Todo estaba correcto, así que no tardamos mucho en tomar la Turnpike en dirección Miami.

A diferencia de la ida, en esta ocasión sí que queríamos hacer una parada a mitad de camino para descansar, comer algo y poner gasolina. En todo el viaje nos habíamos gastado tan solo 36 dólares en combustible, que llenaron el depósito (con eso en España no lleno ni el mío que es un Ibiza…), y tan sólo pensábamos poner 20 más que serían suficientes para llegar.

La parada la hicimos en West Palm Beach Service Plaza sobre la una y algo de la tarde. Primero pasamos por la gasolinera para repostar, y posteriormente nos dirigimos a la zona de restaurantes. Había un sitio de hamburguesas, uno de pizzas pero que la base era un crepe, un Dunkin Donuts y un Chicken Kitchen, de pollo frito.

Optamos por el último, y la experiencia fue desastrosa. Había tres personas trabajando. Una, que parecía la encargada, y dos que parecía que les habíamos pillado en su primer día de trabajo, y andaban los pobrecillos más perdidos que el barco del arroz.

Tardaron lo más grande entre atendernos y darnos el pedido (que llegó frío), pero no dijimos nada, porque bastante tenían ya encima.

Antes de salir nuevamente a la carretera, llamé por teléfono a un amigo que vive en Miami para quedar con él esa noche, y luego nos tomamos unos cafés con donuts para irnos de allí con buen sabor de boca.

Fuimos siguiendo las indicaciones del GPS, pero no acabamos en la puerta del hotel como esperábamos. Estábamos en una especie de polígono. De pronto recordé que al meter la dirección, no reconocía el número exacto (5000 y pico) y lo más cercano era el 10000 y algo. El caso es que en la anterior visita a Miami nos habíamos quedado en ese mismo hotel, y habíamos llegado allí con el mismo GPS sin ningún problema.

Dentro del coche había un pequeño mapa de la ciudad, pero tampoco era muy detallado, y faltaban muchas calles. No fue hasta después de un rato circulando por aquella zona, cuando me di cuenta que lo que había tenido que hacer en la anterior ocasión, fue señalar manualmente el punto exacto en el mapa del GPS.

Conseguimos meter un lugar aproximado en el navegador, y cruzamos los dedos para que fuese el sitio correcto. Al final todo salió perfecto, y aquella dirección metida un poco “al azar”, nos dejó en la puerta del motel.

Éste era un sitio con pocos lujos, pero su principal ventaja era su proximidad al aeropuerto. Bueno, eso y su precio.

Prácticamente llegamos, dejamos las cosas y salimos disparados a casa de mi amigo, ya que necesitaba nuestro coche para ir a buscar a su hija al cole (el suyo estaba en el taller).

De regreso a su casa, para en un sitio llamado Graziano (creo), donde según nos dijo él se compra carne argentina de buena calidad, y esa noche dimos cuenta de ella en una barbacoa que montamos en la terraza de su casa.

A las 00:30 tuvimos que echar el freno y volver al motel, porque si no, todavía seguíamos allí de cachondeo.

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