Nos despertamos a una hora prudencial y nos dirigimos al salón de desayunos. Nos vamos acostumbrando al tipo de desayuno a la americo-canadiense, pero no por ello deja de sorprendernos la forma en la que lo tienen organizado, el hecho de que la vajilla sea de plástico, que no haya apenas servicio... Hoy como novedad tenemos una máquina que hace tortitas. La probamos pero...nada que ver con nuestros queridos gofres! El sirope de arce, muy rico. Dulce, dulce pero sin ser muy empalagoso.
Desde Kelowna a Vancouver hay casi 400 km (a las velocidades nacionales 4 horas y pico

El trayecto transcurre sin mayores problemas hasta unas dos horas antes de llegar a Vancouver que cae el segundo diluvio universa


Hasta el GPS se vuelve loco y quiere mandarnos a la frontera con EEUU. No le hago caso y sigo diligente los carteles que anuncian Vancouver. Quizás la pobre Columbia tiene razón, pero... habiendo un cartel claro que pone Vancouver, no tengo ganas de hacer experimentos y menos si llevan a la frontera estadounidense.
Con la que cae la velocidad del coche (ya bajita de normal por estos lares) ha descendido hasta lo impensable, así que las horas empleadas en realizar el trayecto aumentan también considerablemente. Pero vale más tarde que nunca y no tenemos ninguna prisa.
Poco antes de llegar a Vancouver deja de llover y esto es un gran alivio para mis ojos y para la tensión. Tenemos suerte pues no hay mucho tráfico y atravesamos la ciudad sin problemas.
Nuestro hotel es el Sunset inn and suites.
www.booking.com/ ..._confemail
Y como siempre, nuestro querido GPS nos lleva hasta la mismita puerta. No me cansaré de repetir que en general es un gran invento, pero para encontrar una dirección en una ciudad desconocida... NO TIENE PRECIOOOOOOOOOOOO!



Nos indican que la entrada al parking está por la calle de detrás y tras bajar las maletas nos disponemos a retirar el coche de la calle.
Nos han dado una habitación de mejor calidad que la que teníamos contratada, pues nos dicen que el dormitorio es más grande. Pues muchas gracias! La verdad es que está genial. Es como un miniapartamento con su saloncito, sofá, la cocina (totalmente equipada) y el baño. GENIAL!



En la habitación hay tamibén una carpeta con información sobre los restaurantes cercanos y la puntuación que le otorga el personal del hotel. Hay que reconocer que es un gran trabajo el que han hecho. Puntúan todo tipo de restaurantes: indios, griegos, thailandeses, chinos, etc hasta incluso panaderías en las que comer tartas


En el hotel disponen de paraguas para el cliente, así que nos agenciamos dos sendos "paralluvias" y salimos a la calle a descubrir la ciudad. Para variar también nos damos cuenta que nos encontramos alojados en la zona gay de la city

Tras escasos minutos llegamos a las calles comerciales Burrard y Howe. Parece que el sol quiere darnos la bienvenida y se asoma tímidamente entre los edificios. Por el Downtown llegamos hasta el Vancouver Convention Center y de ahí hasta la zona antigua conocida como Gastown en la que espera impasible el famoso reloj de vapor que aunque parezca una antigüedad, fue construido en 1977. Fundamentalmente en Water St. abundan los restaurantes, tiendas chic, cines, etc pero al poco de abandonar esa zona se hace visible una parte hasta ahora desconocida por nosotros en Canadá: la indigencia. Si hay algún lugar de Canadá en el que se palpa la absoluta pobreza y marginación, es sin duda en Vancouver.