Este día, como fue habitual durante todo el viaje, nos levantamos muy prontito, y es que era un sábado y nos imaginamos que en Kamakura igual podía haber multitud de turistas japos, y queríamos evitar las multitudes al máximo.
Nos fuimos a la estación de Tokyo y pillamos el tren con dirección a Kamakura, era un tren un poco más cutre de lo normal, ya que parece ser que era un tren de cercanías, pero aun así era bastante cómodo, además el viaje solo duró unos tres cuartos de hora.
Aprovechamos el viaje para planear bien el itinerario, ya que sólo queríamos gastar medio día en Kamakura a poder ser, para así aprovechar la tarde en ver otra cosa, mucha gente pasa la tarde de este día en Yokohama, pero era nuestro penúltimo día en la zona de Tokyo, y la verdad es que como nos estaba encantando y aun quedaban bastantes cosas por ver, decidimos llegar a Tokyo a mediodía, comer y ver alguna zona de las que aun no habíamos visto.
Gracias a los consejos de este foro decidimos ver en primer lugar, bien tempranito, el templo de Hase Dera y el gran buda, para evitar aglomeraciones.
Al llegar a la estación cogimos una especie de tranvía que nos dejo bastante cerca del templo de Hase Dera y así aprovechamos para dar un pequeño paseo por el pueblo, ver sus calles con casitas bajas de madera y comprar algo para desayunar. Conforme íbamos andando hacia el templo había muchas indicaciones para otros templos, pero nuestro itinerario era más o menos estricto y no nos desviamos de nuestra ruta.
Una cosa que era común a todos los templos de Kamakura es que están muy integrados en la naturaleza, eran muy verdes, con paisajes preciosos, pero también eso quiere decir que están en una montaña y que hay muuuuuchas cuestas y escaleras, prepararos para cansaros!!!!
Lo más característico de el templo Hase Dera es que, además de la estatua de Kannon, tienen un ejercito de estatuas muy pequeñas representando el alma de niños muertos, y les ponen distintos tipos de ropa, bufandas, abriguitos, etc para que no pasen frío. Es una cosa muy curiosa.
Los empleados de este templo también eran muy amables, un viejecillo que barría la puerta de uno de los edificios nos paró y nos preguntó que de donde éramos, cuando le dijimos que éramos españoles se puso muy contento, y nos contó un viaje que había hecho por el norte, a la zona de Hokkaido, estuvimos un buen rato hablando con él, y tomamos buena nota, para añadir Hokkaido como destino en un futuro viaje.
También nos gusto bastante de este templo unas cuevas por las que te metes y hay estatuas, no se deciros exactamente de que xq allí no había indicación alguna, y en otra sala hay más estatuas en miniatura representando niños. Las cuevas son un poco claustrofóbicas pero el ambiente merece la pena.
Cuando salimos de este templo ya hacia un sol considerable, y muchaaaa humedad, creo que es el día que más calor pasamos, nos pegamos una buena caminata y sudamos un montón, o sea que teníamos que parar frecuentemente a comprar bebida en las maquinas que había por la calle.
El pase hacia el gran buda fue relativamente corto, alrededor de 15 minutos, y toda la calle estaba llena de tiendecitas de souvenirs, por lo que echamos un vistazo rápido, pero no vimos nada que nos gustara especialmente.
Llegamos al recinto del gran buda, el cual parecía ser un gran parque, entramos y la verdad es que fue lo que más nos gusto de Kamakura, los otros templos estaban muy bien, pero creo que llega un momento que te saturas de templos, y la verdad es que a lo largo del viaje vimos unos pocos. Al entrar empiezas a andar por unas sendas rodeado de vegetación, y llega un momento en el que el camino se abre a una gran plaza y te encuentras al Gran Buda delante de ti, es impresionante. La sensación de ir por un camino estrechito y luego encontrarte una estatua gigante delante de ti es única. Es el segundo buda más grande de Japón pero a mi me gustó más este que el de Nara.
La estatua en si está hecha en varias piezas, aunque el acabado fue tan perfecto que casi no se nota donde están unidas. Estuvimos un buen rato admirándolo, dándole vueltas y haciendo fotos, y por último entramos en el interior, había una puerta bastante estrecha y después de bajar por unas escaleras, estrechas y empinadas, estabas dentro de buda. Es un habitáculo pequeñito, no cabían muchas personas y si cabe más húmedo que el exterior, con gotas cayendo desde el techo. Aquí se apreciaba un poco más la construcción por bloques.
Dejamos ya el parque del Daibutsu, y entramos en otra tienda de souvenirs ya que nos encantó el buda y queríamos llevarnos algo de recuerdo, pero la verdad es que lo que había no era muy bonito, y al final compramos una muñeca japonesa de madera muy chula y una cuerda con una campana y un cascabel para el jardín.De aquí pillamos un bus para volver a la estación, ya que el resto de templos que queríamos ver estaban justo al otro lado de donde nos encontrábamos nosotros.
Los autobuses de Japón son muy curiosos, entras por la parte trasera y no pagas nada, mientras vas andando en un marcador se van encendiendo los distintos precios, en función de la distancia recorrida, y cuando te bajas depositas el dinero en una especie de urna situada al lado del conductor, si quieres cambio introduces el billete en uno de los lados de la urna y te devuelve el cambio en monedas de varios tipos, muy curioso.
El trayecto en autobús fueron otros 20 minutos, lo que nos permitió pegarle otra buena ojeada al pueblo, al bajar decidimos ir al templo de Tsurugaoka Hachiman-gu pasando por una calle comercial llena de tiendas pequeñitas que vendían principalmente artesanía y ropa.
Al salir de aquí tomamos la carretera y seguimos andando ya que había tres templos más que queríamos ver y se situaban a los lados de la carretera que pasaba por la estación de Kita-Kamakura, esto si fue una larga caminata, sin contar la visita a los templos estuvimos andando por esa carretera alrededor de una hora, bajo un sol arrasador, con el calor y la caminata cada vez tenias menos fuerzas. De camino a el siguiente templo de nuestra ruta nos encontramos con un restaurante que se llamaba Café Restaurant Valencia, como nos hizo gracia porque nosotros somos de Valencia entramos a curiosear, pero como es lógico no hablaban ni papa de Castellano.
Seguimos nuestro camino y entramos en el templo de Enno-ji, un templo muy pequeñito, pero que tiene estatuas que representan a los jueces del infierno, la verdad es que las estatuas están bastante bien y como el templo pilla de paso y no te quita mucho tiempo merece la pena la visita.
Seguimos nuestro camino y bastante más hacia delante estaba el templo de Kencho-ji, es una estructura de templos enorme, que abarca una parte de la montaña bastante impresionante, te dan un mapa a la entrada para que no te pierdas. Es tan grande que a los lados de los caminos de su interior hay casas e incluso un colegio. La mayoría de los edificios son de madera, lo que le da un aspecto de ser muy antiguo.
También destaca un jardín bastante bonito que tiene un mirador donde te puedes sentar a descansar ( que a estas alturas ya hacia falta) y a disfrutar del paisaje.
Siguiendo el plano que nos habían dado queríamos llegar arriba del todo, pero era una caminata muy larga, con gran cantidad de escaleras.
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Mi mujer se quedo a medio camino y yo seguí durante un rato más, no se si llegue arriba del todo o no, pero encontré una ladera de la montaña llena de unas estatuas que eran una mezcla de ángeles y demonios y un edificio en el que parecía que se acababa el camino.
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Salimos ya de este templo y continuamos durante un rato por la carretera y ya llegando a la estación de tren de Kita Kamakura encontramos el ultimo templo que queríamos visitar, el templo de Engaku-ji en el que se encuentra la campana mas grande de Kamakura, tallada alrededor del año 1300. Mi mujer ya estaba reventada o sea q me esperó fuera. Como en el templo anterior me dieron un mapa, pero este no estaba muy logrado y antes de dar con la campana me tuve que recorrer todo el templo, por suerte no era tan amplio ni escarpado como el anterior.
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Ya después de esto fuimos a la estación y cogimos el tren para Tokio, durante el camino decidimos que iríamos a la zona de Ginza, ya que llegaríamos ya entrada la tarde y como Ginza nos pillaba cerca de donde llegábamos aprovecharíamos más el tiempo q yendo a una zona más alejada. Al llegar ya eran alrededor de las 15:30 de la tarde lo cual nos dio un pequeño quebradero de cabeza porque en todos los restaurantes que entrábamos a comer nos decían que estaban cerrando. Al final acabamos en un restaurante tipo burger king pero estilo japonés que se llamaba Wendy´s .
Después de comer nos dimos una vuelta por Ginza, que debe ser una de las zonas con las tiendas más pijas de Tokio, no faltaba ni una de las marcas más conocidas, Channel, Armani , Adolfo Domínguez, Bulgari, Cartier, yo la verdad es que no entiendo mucho de esto, pero mi mujer estaba asombrada, había un Zara que parecía que fuera de lujo, con un empleado limpiando constantemente los cristales para que estuviera reluciente.
Después de estar un rato paseando nos fuimos a buscar unas tiendas concretas que yo quería ver, primero fuimos al Apple Store, por dentro era un tienda de Apple a lo grande pero por fuera el edificio era precioso, todo como con planchas de aluminio y con el emblema de la manzana iluminado.
Por último visitamos el edificio Sony, era inmenso con varias plantas de exposición de productos, tiendas, etc. Aquí nos pasó algo curioso y es que nos encontramos con unos amigos de Burgos que sabíamos que iban a estar en Japón por esas fechas pero con los que no habíamos conseguido quedar. Es algo increíble que una ciudad como Tokio te encuentres a alguien conocido por casualidad. Estuvimos un rato charlando y quedamos para el día siguiente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como era nuestro penúltimo día en Tokio y el del domingo ya estaba muy planificado y apretado, aprovechamos que por la puerta del Kabuki-za pasaba el metro y nos dejaba en Asakusa para ir a esa zona. Si os acordáis hicimos ya una breve parada un día pero como llegamos muy tarde lo dejamos a medias.
Aprovechamos que el mercadillo de Nakamise estaba abierto para estar un rato ya hacer compras que nos dejamos pendientes la última vez. Estuvimos viendo tiendas hasta que cerraron, había algunas muy curiosas como esta en la que vendían kimonos para perros con pelucas y todo.