Hoy nos dedicaríamos a recorrer el espacio que hay entre las calles 34 a la 14 aproximadamente. Recordad que en Manhattan las calles van en horizontal, lo cual nos sirve un poco para delimitar los espacios que queremos visitar sin llegar a hacer distancias muy brutales. En mi opinión creo que es la mejor manera de organizar las visitas. Delimitas un espacio entre calles y dentro de dicho espacio intentas seguir un orden más o menos lógico de visitas para no perder tiempo ni gastar energías a lo tonto, y más si se está en verano que es cuando el sol calienta y el calor de dicho sol combinado con el asfalto, los coches y la multitud de gentes que pululan por las calles de la Gran Manzana, crea una sensación brutal.
Como de costumbre, madrugar y desayunar en algún garito de Lexington Aveneu.
De ahí, nuestra primera parada, visitar, eso sí, por fuera, el mítico Empire State Building con el objeto de sacarle alguna foto decente de cuerpo entero.

A continuación nos trasladamos al no menos mítico Madison Square Garden, sede de los New York Knicks y lugar donde se celebran innumerables eventos de todo tipo. La idea era visitarlo por el interior, pero una vez más, mi gozo en un pozo. Estaba todo en obras y no vimos manera alguna de acceder a su interior. Habría que conformarse con verlo por fuera y la verdad, no es una construcción que agrade mucho la vista. Decir que enfrente del Madison esta el Hotel Pennsylvania, lugar donde han acontecido grandes hitos históricos como la primera convención de trekkis, se han escrito novelas y hasta un suicidio de un agente de la CIA.


El siguiente objetivo era dar un paseo por el parque de moda en Nueva York. Me estoy refiriendo al High Line, un parque montado encima de las vías elevadas del tren y que transcurre a lo largo de varios metros hasta el Meatpacking Distric, otro de nuestros destinos. Pero no adelantemos acontecimientos.


El High Line, esta de moda pero he de decir que no es cosa de otro mundo. Lo que más nos puede llamar la atención son sus tumbonas montadas sobre los railes del tren y para de contar, aunque no está de más pasear por el con destino al Chelsea Market y poder observar desde lo alto el mítico mural del beso del marinero a su novia.

Una vez llegados al Chelsea Market descendimos del High Line para hacer una visita a su interior. Está montado en una gran nave industrial ahora reutilizada como mercado y tiene una parte para el Artist and Fleas, una suerte de mercado bohemio en el que la gente expone sus creaciones textiles, de zapatos, cuadros, camisetas y demás que no debéis de dejar ver y que tiene su máximo exponente en el barrio de Williamsburg, el lugar más bohemio de Nueva York y del cual hablaré más adelante cuando toque su visita.


Siguiendo con el Chelsea Market, podéis encontrar de todo en temas culinarios y de moda en un espacio muy acogedor y distinto a lo que puedas ver en otras partes de la Gran Manzana.


Del barrio de Chelsea y su mercado nos fuimos a dar una vuelta por el Meatpacking District, un barrio antaño dedicado a naves industriales relacionadas con la sector cárnico y que hoy en día está muy de moda debido a su progresiva recuperación con agradables locales de moda donde perder el tiempo los newyorkinos.


La siguiente parada seria la tienda de ropa vintage Beacon's Closet en la calle 13 cerca de la 5ª Avenida. Como digo, es una tienda de ropa vintage y usada en la que te puedes encontrar de todo a precios muy buenos y con un aire muy hipster. Mi mujer adquirió aquí varias prendas :).
De aquí nos vamos a ver el mítico edificio Flatiron que podéis ver en las imágenes y a comer a Eataly, una suerte de mercado de productos italianos a lo gigante y que también tiene un restaurante petadísimo de gente, muy caro y lo peor de todo, muy mal organizado en el que los camareros parecen no enterarse de nada. Conclusión, guapo para visitar, pero no lo recomendaría para comer, ya no por su precio o la calidad de la comida (sabía bien lo que comimos), sino más bien por su desorganización total que hace que acabe con la paciencia del más tranquilo.


Tras comer, nos fuimos a la última parada del día, Union Square. Objetivo: visitar la plaza y sus famosos outlets además de la tienda friki Forbidden Planet que se encuentra en sus inmediaciones.
Llegados a Union Square lo primero que nos llama la atención es un chico muy joven ofreciendo abrazos gratis (cosas que te puedes encontrar en Nueva York, jeje). De seguido, y segunda cosa que nos llama la atención es gente, casi toda de color, jugando al ajedrez con sus mesas allí montadas en ocasiones contra brokers trajeados y recién salidos de la oficina. Desconozco si se juega por pasta aunque es de suponer que así sea.

En lo referente a los outlets mejor ni hablar, yo creo que no merecen la pena, ni por precios ni por la calidad de los artículos expuestos.

En Union Square también puedes encontrar el Whole Food Market, un mercado grandísimo y todo lleno de comida orgánica, un tipo de comida muy popular en estos días en Nueva York y que la gente consume a todas horas. Se nota que les han dando caña con el tema del engorde y demás xD.
Todo esto que estoy nombrado está en la misma Union Square, alrededor de la plaza.
Para acabar el día, visita friki a la tienda no menos friki de Forbidden Planet (igual que la película del mismo nombre que aquí se llamo Planeta Prohibido). La tienda en cuestión está en una de las calles que parten de Union Square, concretamente en Broadway Avenue, pero muy cerca de la mencionada plaza. Forbidden Planet es una tienda en la que puedes encontrar desde comics hasta todo tipo de merchandising de películas de culto o serie b y aunque no te interese el tema está bien que le eches un ojo sólo por la frikada, encontrarás artículos de lo más variopinto.
El día se agota y debemos de regresar a nuestra zona para cenar e ir a descansar al hotel. Aunque no lo parezca, hoy hemos caminado mucho y el descanso es más que merecido para prepararnos para el día siguiente en el que tendríamos más visitas firkis como podréis comprobar en la siguiente entrega de este diario.