SOUTHLAND: LOS CATLINS, DE OWAKA A TE ANAU ✏️ Diarios de Viajes de Nueva Zelanda

Hoy, tal como se ve en el mapa, teníamos un día bastante apretado. Primero porque había muchas cosas que ver y segundo porque algunas de ellas dependían del estado de la marea, así que hay que ajustar visitas y horarios a la vez.

Para salir de Owaka hacia el sur hay que cruzar el río Catlins a través de una carretera llena de “farm stations” y ovejas.

La primera visita del día fueron las Purakaunui Falls, a las que se llega después de un paseo de 10 minutos por un bosque muy tupido en el que vimos nuestros primeros helechos gigantes.

Muy cerca de la bahía se encuentra el lago Wilkie, un mirror lake o lago espejo, en el que todo queda perfectamente reflejado los días que no hace aire. Hoy no era perfecto, pero el reflejo no estaba mal.

El siguiente destino programado, Cathedral Cove, a pesar de que el momento era el adecuado por la marea, tampoco lo hicimos: esta vez porque resulta que el día de Navidad es el único que cierran, así que no pudo ser, por lo que seguimos hasta Mclean Falls, las cascadas más altas del día, a las que también se accede después de un paseo por un espeso bosque, lleno de helechos. Estas sí son bastante espectaculares.

Por el camino seguíamos disfrutando de los paisajes de Nueva Zelanda y sus ovejas.

Como compensación a no haber podido ver Cathedral Cove, cuando pasamos por Curio Bay la marea aún seguía baja, por lo que pudimos ver el Bosque Petrificado (lo que no teníamos previsto). Lo que sucedió fue que hubo una erupción volcánica que llenó de ceniza el aire, llovió y ese agua arrastró las cenizas, ricas en sílice, que se filtraron en el suelo y fueron absorbidas por las raíces, lo que hizo que los árboles se convirtieran en piedra en cuestión de meses. Con el tiempo cayeron y aquí siguen.

Desde aquí nos fuimos a Porpoise Bay, famosa porque en verano hay delfines Héctor, que paren cerca de la bahía y a los que se puede uno acercar metiéndose en el agua. Hacía bastante frío, así que lo de bañarnos lo descartamos enseguida, pero tampoco vimos ningún delfín con los prismáticos. Eso sí, el sitio es precioso y aprovechamos para comer unos bocatas aquí, ya que no había nada abierto.

Mientras, no nos cansábamos de los verdes paisajes de esta zona.

Así llegamos hasta Slope Point, que es el punto más al sur de la isla sur, y prácticamente equidista del ecuador y del polo sur. Es una zona tremendamente ventosa, que deja a los pobres árboles así.

Desde donde está el cartel, un acantilado bastante alto se ve la roca más al sur de la isla Sur de Nueva Zelanda y también focas.

Para llegar aquí hay que conducir por un tramo de carretera sin asfaltar y lo mismo para llegar a nuestro siguiente destino: Waipapa Point, una playa preciosa que termina en una zona rocosa con un faro. En las rocas había una foca descansando.

Pero lo que más nos gustó fue que en la playa había un enorme león marino, al que nos acercamos bastante.

Desde aquí, ya sin paradas fuimos hasta Te Anau. Nuestro hotel fue el Kingstone Te Anau, que no estaba mal, con la habitación bastante grande. El día nos resultó agotador, ya que dentro del coche hacía un calor horrible y el aire acondicionado del coche no funcionaba, por lo que teníamos que ir con las ventanillas bajadas y con un ruido espantoso. Tanto es así, que habíamos reservado una cena de Navidad en el hotel y la cancelamos porque no nos apetecía nada. Salimos a dar una vuelta y comer algo y a la cama a reponernos. No pongo el sitio porque no fue nada mencionable, de hecho no lo recuerdo.